El pastor advierte que sólo tiene noventa y nueve ovejas; le falta una. Va a buscarla. Sube al monte donde el ganado estuvo pastando hace una semana. Recorre las riberas de los arroyos. Por fin la encuentra mordisqueando hierba junto a un camino. Siente una alegría inmensa. Cuando regresa, no encuentra el rebaño donde lo dejó. ¡Ha desaparecido! Los ladrones se han llevado algunos corderos; otros han sido devorados por los lobos o simplemente han huido. El pastor se lo toma con filosofía; al menos le queda una oveja. Por cierto, ¿dónde está? ¡Maldición! Se le ha vuelto a perder.
Microrrelato publicado en Microcuento.es