sábado, 19 de octubre de 2019

Papelera

Charles Bukowski: “Maldita sea España,/ no la soporto”.

Lo estuve persiguiendo toda la noche, pero fracasé. No conseguí pillar el sueño.
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Perdí el avión. Fui a casa. Laura estaba con Mauricio. Perdí a mi mujer.
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Mi profesor de taller literario me ha dicho que tengo un talento natural para no escribir microcuentos.
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El pergamino no estaba hecho de piel humana. Las letras estaban escritas con una pésima caligrafía. Había sustituido la sangre por tinta roja. Había falsificado mi firma en el contrato. El diablo, furioso, me advirtió que me esperaba un negro futuro.
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–Mira. Ese es Verginio Lanato. Es un pobre hombre.
–¿Por qué lo dices?
–Sólo tiene un vigésimo de talento.
–Por Zeus, menos de trescientos denarios. Eso no es pobreza, sino indigencia.
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Dios organizó una sequía universal. Ordenó a Noé que construyera un aljibe.
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–¿Me amará o no?
–Ponte siempre en lo peor.
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¡Qué bárbaros estos teules! Pues no le han echado una cosa llamada azúcar al cacao y lo han llamado chocolate.
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Me paso la vida volando. Mi ex le tiene pánico al avión.
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Verginio Lanato es un pobre hombre: sólo tiene un vigésimo de talento, es decir, poco más de doscientos denarios.
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Cuenta la leyenda que protagonizó diez películas, se casó con un hombre guapo y rico, tuvo dos hijos preciosos, fue elegida alcaldesa de su pueblo, escribió una gran novela, recibió el Nobel de Literatura y tuvo que entregar su alma al diablo cuando murió.
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Retiró la cara y le di un beso a la brisa. La caricia se quedó en intención. Me evita. Su amor por mí llegó al ocaso, está claro. Sospecho que vuelve a preferir a su marido.
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El presidente le pidió al ministro de Hacienda que no sonriera más.
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Después de veinte años en el ejército, Verginio Lanato regresó con un solo talento.
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–¿En qué momento se jodió el Perú, Zavalita?
–Cuando murió Ninan Cuyuchi.
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–¿En qué momento se jodió el Perú, Zavalita?
–Cuando llegó la viruela.
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–¿En qué momento se jodió el Perú, Zavalita?
–Cuando los orejones cometieron el error de nombrar sapa inca a Huáscar.
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Van Helsing echó cuentas y advirtió que algo no iba bien del todo: llevaba más de trescientos años persiguiendo a Drácula.
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León de Trípoli se dejó las garras en Lemnos.
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Devoré kilos de tartas, pero no conseguí llenar el vacío que me dejó su marcha.
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Dianne Felton siempre fue una niña rebelde. Escupía en los buzones, jugaba con chicos de dudoso origen, fumaba, discutía con los profesores. Todo lo soportaron sus padres, pero todo tuvo su límite. El día en que Dianne llevó un chico judío a su habitación, ya no pudieron más. La encerraron en el sótano, tapiaron puertas y ventanas y la dejaron encerrada dentro. Dijeron a su familia y conocidos que la habían llevado a un internado en Pensilvania. Luego contaron que estudiaba en Bryn Mawr, que trabajaba en un despacho de abogados de Pittsburgh, que se había casado con un famoso cirujano. Los Felton pasaban los veranos en Catskill con su hija, su yerno y sus nietos, de los que estaban orgullosos. Todos les envidiaban.
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CONTRAFACTUAL
José murió en el pozo. El faraón, sin sus consejos, no pudo salvar Egipto, que se hundió. También desaparecieron los hebreos.
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Tenía sonrisa de psicópata. En los carteles electorales tuvieron que ponerle con el rostro serio.
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Había demasiados temas. Heraclio dejó que los árabes se quedaran con la mitad.
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Todo era verde. Por ningún lado se veía nieve. Hacía calor, un agradable calor. Comenzó a quitarse la ropa. Toda. Se quedó desnudo. Seguía teniendo calor. Nukappi Pilutaq sintió que aquel paraíso era diferente. Era delicioso.
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Sí, Goliat perdió un ojo, pero mató a aquel mocoso judío.
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–¿Qué haces en el aeropuerto? ¿No le tenías pánico al avión?
–Le tengo más pánico a mi ex.
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PARADOJA
No pudo leer aquella leyenda en ningún sitio.
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Cuando el director le ordenó que sonriera mientras hacía la felación, la actriz le pidió que le mostrara cómo.
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El dentista consiguió arrancarme una sonrisa. Advertí que llevaba la bragueta abierta.
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–¿Construyes castillos en el aire?
–Sólo los diseño. No soy un loco. ¿Por quién me tomas?
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Yo le di clase a Stalin. No sé si dejó el instituto porque no le gustaba estudiar o porque regresó a Ecuador.
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–Que suceda lo que tenga que suceder, Señor –rezaron los padres.
El sacerdote, por su parte, musitó:
–Ten piedad de este niño, Señor. No permitas que muera. Él no tiene la culpa de que sus padres estén en contra de las vacunas.
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El sacerdote comenzó a rezar:
–Ten piedad de este niño, Señor. No permitas que muera. Él no tiene la culpa de que sus padres estén en contra de las vacunas.
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Mubarak y as-Sisi, distinto dictador pero mismo tinte para el pelo.
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Lo último que pensó el exonauta fue que tenía que haber hecho caso a sus padres y haberse quedado trabajando en el negocio familiar.
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El detective del seguro sospechaba que Agapito no podría resistirse a Paquito el Chocolatero.
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Los oscuros cuadros que bosquejaba después de las broncas que le daba su jefe tuvieron tanto éxito de ventas que habría podido dejar su trabajo si no se hubiera dado cuenta de que, precisamente sin esas broncas, no sería capaz de pintar nada.
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El ser humano es una criatura sumamente imperfecta. No sabe comunicarse por telepatía. No come metales. Cuando se le arranca un miembro, no le vuelve a crecer
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Después de hacer el amor, no pude evitar sonreír. Menos mal que él, que es muy susceptible, me malinterpretó.
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Tiene que mirarse en el espejo para salir de dudas. No, no es un saco de boxeo.
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Mi marido es insomne y tan tacaño que, para pillar el sueño, cuenta todo el dinero que se ahorra en somníferos.
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Pilló un berrinche porque no habían terminado de construir el muro en la frontera. Le dijeron al emperador que fuera paciente: tardarían aún unos doscientos o trescientos años.
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Cuando mi marido está desvelado, como es tan tacaño, para dormir cuenta todo el dinero que se ahorra en somníferos.
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Montag encendió la tele.
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Frédéric Crayonne fue el primero que sonrió en una foto. Fue retratado en el manicomio de la Salpêtrière.
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Sencillamente, don Quijote no comulga con ruedas de molino.
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Unos decían grande; otros, canijo. Unos querían que fuera fuerte; otros, enclenque. Unos proponían tres sexos; otros, dos. Los elohim no se ponían de acuerdo. El hombre acabó saliendo como salió: una calamidad.
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Cuando el señor Summers dijo su nombre, no pudo reprimir la alegría. Había ganado. Por fin. Empezaba a sospechar que nunca lo lograría. La gente hablaría de él entre compasiva y agradecida. Trató de no sonreír cuando la gente comenzó a lanzarle piedras.
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Escuché un susurro cuando estaba llegando a la puerta. No le hice caso. Continué caminando. Ella me esperaba allí.
–Lo has conseguido –dijo.
–Sí –respondí.
–No te lo digo a ti, sino a mi hermano –me replicó Ariadna.
Me di la vuelta y miré al Minotauro, que estaba detrás de mí. Advertí que mi espada sólo le había causado un rasguño superficial en el lomo. Los hermanos se fundieron en un abrazo.
Resignado, volví a entrar en el laberinto.
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Cuando vio la factura del odontólogo, olvidó que se había sometido a los implantes para sonreír.
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Su cuñao le aconsejó que se fuera a Alemania. Le aseguró que había billetes tiraos en los adoquines y que comería tos los días chorizos. Después de trabajar allí más que el mulo de la noria ha regresao tan pobre como se fue.
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–¿Por qué has roto con Lorena? ¿No te dije que fueras romántico?
–Y fui romántico. La invité a fresas con nata, pero resultó, por lo que me dijo enfadada, que las fresas eran de Egipto y la nata, al parecer, era un alimento ultraprocesado y megaazucarado.
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¡Qué criatura más horrible! Sólo posee dos ojos y dos brazos, no tiene antenas sensoriales y, además, berrea como un jojolote en celo.
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No menciones la teoría de cuerdas en casa del epistemólogo.
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Para burlarse de los terroristas que le habían disparado a la cara, les pidió a los médicos que le dejaran una sonrisa permanente.
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Cuando comenzó a sonar la canción, rejuveneció sesenta años. Cuando acabó, envejeció ochenta.
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Había tantas banderas. ¿Cuál elegir? Escogió la negra. Resultó ser una mala decisión. La gente ya no le veía como un inane renacuajo, sino como un grotesco sapo.
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Mi propuesta de buscar un chivo expiatorio hizo furor. Para agradecerme haber tenido la idea, me eligieron a mí.
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Moctezuma le ofrece una copa de chocolate. Cortés encuentra asqueroso el brebaje, pero le gusta la copa, que es de oro puro. Decide quedársela.
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Después del bótox, se le quedó un cuarto de sonrisa.
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Había tantas banderas. ¿Cuál elegir? Escogió la negra. Resultó ser una mala decisión. La gente ya no le veía como un inane renacuajo, sino como un grotesco sapo.
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Los anabates van armados con mazas de combate. No quieren matar a sus enemigos, sino reventarlos, molerlos, aplastarlos.
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Es un vampiro vegetariano. Sólo bebe sangre de drago.
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Para burlarse de los terroristas que le habían disparado a la cara, les pidió a los médicos que le dejaran una sonrisa permanente.
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Ha regresado de la guerra más bajo, con el pelo castaño, los ojos de color gris, con acento gallego e ignorando todo sobre el cuidado de los olivos, pero es mi marido y ya no estoy sola.
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Al gramático le enfurece leer que al principio fue el verbo. Al principio, sin duda, fue el sintagma nominal.
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¿PEREZA O EMERGENCIA CLIMÁTICA?
Hace dos años que la golondrina no migra en invierno a Sudáfrica.
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A Abdusalom Alimov le gusta navegar, sentir la brisa en la cara, contemplar el infinito horizonte marino. Como todas las mañanas se sube a su velero y piensa que es una lástima que el mar de Aral ya no tenga agua.
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¿Sancho Panza comulgaba con ruedas de molino?
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Me pidió que le escribiera un poema. Y se lo escribí. Uno de Benedetti.
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Instrucciones. Los necrocaballos no necesitan beber agua, pero hay que darles de comer carne fresca al menos una vez cada dos días. Prefieren la de elfo y rechazan la de trasgo. La humana puede bastar, pero les aporta pocos nutrientes.
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Polvo, sangre y plata. Los necrojinetes cabalgan.
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Le multaron por circular con una bicicleta de montaña en el paseo marítimo.
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Rodrigo de Jerez, el europeo que en 1493 fumó el primer cigarrillo, estuvo siete años encarcelado. Vladímir Tíjonov, el europeo que en 2056 fumó el último cigarrillo, estuvo siete años encarcelado.
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Previsor, cría cuervos sin pico.
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SECRETOS DE FAMILIA
Viajó en el tiempo. Mató a su padre. Siguió vivo.
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La propuesta de Sadu Farif hizo furor. Toda la gente comenzó a llevar su ropa.
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Mi propuesta de buscar un chivo expiatorio hizo furor. Para agradecerme haber tenido la idea, me eligieron a mí.
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Advirtió que se había dado tanta prisa en terminar que había hecho una chapuza. La mitad del año hacía un calor insoportable y la otra mitad, frío. Los animales morían o se comían unos a otros. Las hierbas se secaban en verano. Algunos árboles perdían las hojas en invierno. Sin embargo, ellas eran tan ingenuamente felices que no se habían dado cuenta. Aprovechando una excusa banal, antes de que se dieran cuenta de tanto despropósito, Yavé les expulso del paraíso.
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EN CASA DEL HERRERO…
El hijo adolescente de la delegada de Salud pesa 120 kilos.
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El siniestro payaso comenzó un nuevo juego: se pusieron en círculo y comenzaron a contar chistes. A quien se le escapara una mueca, perdería la cabeza.
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Proverbio chino: “Las tumbas se abren a cada instante y se cierran para siempre”.
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ORTOMATRIARCADO
Mi novia le pidió mi mano a mi madre.
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Escuché mi primer audiolibro un martes, un cuento de Cortázar leído por él mismo. Me enamoré de él. ¡Qué piquito tienen estos argentinos!
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Escuché mi primer audiolibro un martes, en el coche. Me pareció muy interesante. Me salté la salida, un stop, un paso de peatones. Cuando salga de la cárcel terminaré de escucharlo.
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Escuché mi primer audiolibro un martes. En busca del tiempo perdido. ¡Qué largo me pareció!
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–Voy a dejar de respirar hasta que no saquen a Franco del Valle de los Caídos.
–Te vas a poner azul.
–¡Vaya! No había caído.
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Escribió artículos sobre Guy Montag, El club erótico de los martes, La vida son los miércoles, El hombre que fue Jueves, Viernes y Robinson Crusoe, Ernesto Sabato y Domingo Sarmiento.
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Dios se toma su tiempo para crear el universo. Después de todo, la humanidad no inventará los telescopios hasta dentro de varios miles de años.
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PARADOJA
La palabra hiato no es un hiato.
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Se enredó en la teoría de cuerdas.
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Me entregó su corazón. No me servía de nada. Era débil.
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Me regala diamantes en cada aniversario. Voy a lamentar su ausencia.
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¿Narciso se masturba frente al espejo?
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–Me has dejado el corazón destrozado.
–Exageras. No será para tanto.
–¿Que exagero? Toma: el diagnóstico del cardiólogo.
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–Te veo triste.
–¿Triste? Para no estarlo. Juanjo tiene una amante.
–¿Una amante? ¿Quién?
–Claudia, de contabilidad. Llevo tres años detrás de él y ahora me hace esto... ¿Sabes? Voy a escribirle un anónimo a su mujer para decírselo.
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–Voy a ser sincera contigo porque no quiero que te asustes cuando nos veamos. Soy un adefesio.
–No será para tanto.
–Tengo un solo ojo.
–Con uno basta.
–Y un rabo.
–Ja, ja. Yo también.
–Lo digo en serio. No bromeo. No tengo orejas.
–Mejor. Así no tendré que comprarte pendientes.
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–Mira. No tengo orejas.
–Mejor. Así no tendré que comprarte pendientes.
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–¿Género?
–No lo sé. Ya lo decidirá él o ella más adelante.
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–¿Ha sido niño o niña?
–Veremos.
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Elvira tocó Para Elisa para Elena.
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Más turbación le provocó sorprender a su marido en plena masturbación que descubrir que no tenía ninguna amante.
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–Te veo triste.
–¿Triste? Para no estarlo. Lucía tiene un amante.
–¿Una amante? ¿Quién?
–Marcelo, de contabilidad. Llevo tres años detrás de ella y ahora me hace esto... ¿Sabes? Voy a escribirle un anónimo a su marido para decírselo.
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Al final resultó que el patito feo no era un rara avis.
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Felipe II condenó a galeras al presidente de la Aemet.
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Felipe II descubrió los números rojos.
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Tenía complejo de Orestes con la madre patria.
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He decepcionado a mi mujer. Dice que soy un marido cactus.
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–Dios creó el mundo el día 18 de febrero del año 6357 antes de Cristo, a las 16:45 horas de París.
–¿Y sabes exactamente en qué segundo?
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El mimo se disfrazó de arbusto y se colocó en medio del parque. Lo hizo tan bien que nadie advirtió que estaba allí. Engañó a toda la gente, sí, pero no a la hambrienta garrapata que se escondía entre la hierba.
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Dios no juega a los dados. No le dejan porque siempre gana.
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VENTAJAS DEL CALENTAMIENTO GLOBAL
Ahora apetece salir más de noche.
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Siempre es verano.
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En Jaén hay playa.
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La ropa lavada se seca en un santiamén.
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Siberia es el paraíso.
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El cien por cien de la energía es solar.
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Los extraterrestres ya no están interesados en conquistar la Tierra.