lunes, 21 de abril de 2025

Papelera

 Milena Busquets: “A la mayoría de los escritores las palabras se nos acaban a diario y nos vamos a la cama cada noche sin saber si habrá más, como un enamorado cualquiera, ansioso por saber si al día siguiente su amada le seguirá queriendo”.


En caso de guerra, hay que ser optimistas. Quizá todo se resuelva en un duelo. ¿Quién apagará mejor un incendio forestal? El ejército español seguro que ganaría al marroquí.

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–¿Qué haces mirando el suelo?

–Tengo el ánimo caído.

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NO RESULTA FÁCIL

Ella finge dormir, así que sigo esperando. Por fin, a las doce de la noche, empiezo a escuchar sus ronquidos. Despacio, muy despacio salgo de debajo de la cama. Me pregunto qué haré hoy. ¿Esconderle un zapato? ¿Apagar el calefactor? ¿Tirar el libro que su madre le ha estado leyendo al suelo? No. No. No. ¿Despertarla? Claro que no. La verdad, es que me estoy quedando sin ideas. A diferencia de lo que mucha gente piensa, no resulta fácil ser el monstruo de debajo de la cama.

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–No puedo ver a todos esos mendigos.

–Pues tápese los ojos.

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ESTAFA PIRAMIDAL

A Keops, los sacerdotes le prometieron la vida eterna.

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Él finge que no le importa. Así que sigo. Cojo la sierra y empiezo a cortar. Al cabo de media hora, agotado, tengo que tomarme un descanso. Voy a la cantina y pido un café. Allí tirado, el periódico. No suelo leer el periódico, pero por una vez le echo un vistazo a los titulares. Mencionan que se está contraatacando en Bielorrusia y que los americanos están contra las cuerdas en Normandía. Lo arrojo enfadado y regreso a la celda. Enciendo un cigarrillo. Se lo quité a un

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Sesgo de supervivencia.

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Su hijo H me dice que no puede hacer las actividades porque X le ha cogido el estuche. Un poco más tarde me dice que puede que no haya sido X, sino Y el que le haya cogido el estuche. Sin embargo, X y Z me aseguran que no le han cogido nada a H. Al rato, Z me dice que H le ha cogido algo. Visto lo visto, ¿sería posible que H dedicara las tardes (por lo menos una tarde) a jugar un poco y no perder el tiempo jugando en las clases?

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TOUR DE FORCE

Su Historia de la Dictadura Franquista estaba escrita en pretérito perfecto.

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Sucedió lo inevitable: tuvo que cerrar, por falta de ventas, la fábrica de leche de fórmula.

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–¿Qué? ¿Cómo estás?

–Me estoy volviendo sordo. Pero eso está bien.

–¿Bien?

–Sí. Dejaré de escuchar la voz de la conciencia.

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Soy humano por casualidad y andaluz por desgracia.

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–¿Y esa manía de ir a despedir a tu marido al aeropuerto?

–Quiero asegurarme de que no ha perdido el avión, cari.

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No te marches cuando regreses.

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BABS

El primer día tuvieron cincuenta mil bajas. El segundo, Eisenhower ordenó el reembarque, dejando atrás a veinte mil prisioneros. Cuando Lily supo lo ocurrido, apenas si pudo disimular su alegría: los alemanes habían sido capaces de descubrir la verdad. Por fin había conseguido vengar a su pobre Babs.

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Patton acabó llamando al soldado navajo Harry Tso que rezara a su dios, quienquiera que fuera, para que se despejaran las malditas nubes. 

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J. D., ¿los curas católicos sueltan estos sermones?

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Eh, J. D., que me preguntaba yo: ¿los curas católicos sueltan estos sermones?

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Poco antes de llegar al suelo pensó que vaya mierda si finalmente existieran el cielo y el infierno.

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MATRIMONIO MORGANÁTICO

Causó admiración la boda del príncipe con esa plebeya a la que había conocido de una manera tan extraña: en la gran fiesta anual, estuvieron bailando juntos hasta que ella, de repente, salió del palacio tan rápidamente que acabó perdiendo uno de sus zapatos. 

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Judas dijo que estaba probando el ayuno intermitente y que no comería nada.

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TRATADO DE POTSDAM

Clemenceau se adelanta. Les lanza una mirada de desprecio a los cancilleres de Alemania y Austria. Luego, empieza a hojear el infame tratado, deteniéndose a leer el artículo 231, la cláusula que declara Francia responsable. Clemenceau mueve desaprobatoriamente la cabeza.

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Fue un cazador de mamuts prehistórico. Fue un hoplita griego que luchó contra los persas y un soldado de Alejandro Magno durante el asedio de Tiro. Fue Aníbal de Cartago. Fue  un legionario romano que sirvió en la Guerra de las Galias. Fue un caballero inglés durante la Guerra de los Cien Años. Fue un mariscal de Francia bajo el mando de Napoleón y el general estadounidense que derrotó a Rommel en Túnez y lideró la conquista de Sicilia. Fue un mercenario en el África poscolonial y un miliciano talibán.

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DANTE

Cuando murió, regresó al noveno círculo del infierno.

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Quizá el último sea el único que ha ganado, porque se ha vencido a sí mismo.

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Cuando el flautista amenazó con llevarse a todos los niños, al burgomaestre estuvo a punto de darle un ataque de risa: el último nacimiento en Hamelín se había producido en 2027.

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Craso ha conquistado Ctesifonte. Aunque Orodes, el rey parto, haya muerto, la guerra no ha acabado: varios sátrapas resisten. Además, sigue ambicionando llegar a la India. Entonces le llega un mensaje urgente: diez legiones de César han sido diezmadas en un lugar llamado Alesia.

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Craso ha conquistado Ctesifonte. Orodes, el rey parto, yace cargado de cadenas en una mazmorra. Pero la guerra no ha acabado: varios sátrapas caspios aún resisten. Además, sigue ambicionando llegar a la India. Entonces le llega un mensaje urgente: diez legiones de César han sido diezmadas en un lugar llamado Alesia.

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La estufa se apagaba sola. Llamé a un especialista en fantasmas, que no encontró nada. Acabé leyendo las instrucciones y descubriendo la función de temporalización.

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¿Y si el pecado original fue la zoofilia?

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Así pues, está bien que los maoríes les arrebaten su tierra a los moas, pero está mal que los británicos se la quiten a los maoríes.

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Gustavo siempre fue muy enamoradizo. Ahora siempre está rondando la funeraria; quedó prendado de la embalsamadora. 

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Le regaló un niño a su perro.

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Fueron los mejores Reyes del mundo: no le regalaron nada. 

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TALIÓN

Marduk perdió la fe en los hombres. Los hombres perdieron la fe en Marduk. 

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–¿Cuál es tu signo del zodiaco?

–No tengo.

–¿Cómo que no? En alguna fecha habrás nacido…

–Te digo que no tengo signo del zodiaco.

–Menudo temperamento. Apuesto a que eres Aries.

–Déjame en paz.

–Me equivoqué. Tienes la mala leche típica de los Escorpio.

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Lo curioso es que dos inútiles pueden hacer cosas útiles.

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–Cuando no sepas de qué escribir, lee; cuando te canses de leer, escribe.

–¿Y qué hago cuando no tenga tiempo ni de leer ni de escribir?

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–¿Quieres bañarte conmigo?

–Contigo quiero hacer otras cosas.

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Si llorar sirviera de algo, ¿lloraría?

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–David, dime que fue la Primera Guerra Mundial.

–A ver, entiendo que fue una guerra… mundial. La primera.

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A Erzsébet le costó mucho averiguarlo hasta que, después de muchos años en que no dejó de sentirse siempre sucia, acabó descubriendo que la sangre únicamente puede limpiarse con sangre. 

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–Tienes una vida difícil, ¿no?

–Ya te digo.

–¿Y cómo lo soportas? ¿Cómo consigues llegar a final de mes?

–Escribiendo microcuentos.

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Resulta aterrador que venga alguien. Me horroriza que nadie venga.

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Según un estudio de los expertos, la forma más fácil de conseguir un buen trabajo es irse a San Petersburgo, entrar en una cafetería, sentarse, pedir un café con leche, abrir el periódico y leer las ofertas de trabajo.

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Me aterra que regrese. Me horroriza que no vuelva.

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–Tengo frío.

–Pero si los aceituneros van en manga corta.

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¿Llovía a cántaros en el Neolítico, antes de que apareciera la cerámica?

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No quiero que me quiera.

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Cansado de la indiferencia del público, el hombre bala cargó el cañón con metralla.

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Hay dos tipos de personas que tienen perros: los que necesitan dar cariño, pero no tienen hijos, y los que tienen hijos adolescentes y necesitan cariño.

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Al mediodía, se tomó un breve descanso. Únicamente entonces pensó que los dinosaurios podrían darle problemas, así que, antes de seguir, envió un gran peñasco para destruirlos. A continuación se dijo: “Creemos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza”.

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El problema es querer ser lo que puedo ser.

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No se trata de poder ser lo que quiero ser, sino querer ser lo que puedo ser.

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Los alumnos que Sócrates preparaba para la Selectividad únicamente sabían que no sabían nada.

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Aquel astronauta, que estaba un poco salido, estaba deseando llegar a la órbita de Saturno para atetizar.

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Ha ganado Trump, pero por lo menos a ella le queda su gato.

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Los humanos son muy simples. Todo lo resuelven reiniciándonos. 

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061224

Hoy estoy un poco resfriado. No voy a salir a caminar, así que, a pesar de David Goggins, no voy a salir a caminar.

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Yo puedo convivir con el burrito sabanero, con el reguetón, con la Patrulla Canina, con Isabel Coixet, con las noticias de Antena 3, con la cerveza Mahou, pero nunca podré convivir con los atentados islamistas.

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Estoy harto de los ucases ortográficos de la RAE.

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Me juré que nunca le abandonaría. Fue mi compromiso. ¿Lo entiende, señor comisario?

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PROFESOR.— ¿Puedes decirme cuáles son las características de la Constitución de 1845?

ALUMNO.— (Petitorio.) Profe, ¿no puedes preguntarme por Franco?

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Siempre fue el favorito de la profesora. En el examen final le preguntó si Venus tenía lunas y le permitió responder dos veces.

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EL ENFERMO 

Unas decimillas de fiebre al entrar al camerino no te preocupan. Te desvistes y te pones la ropa del personaje que vas a interpretar. Cuando te quedas en ropa interior, empiezas a temblar. Diablos, hace frío aquí; deberías pedir una estufa. Te colocas delante del espejo para maquillarte. Tienes la cara tan blanca que piensas que esta noche no es necesario echarte nada. Faltan unos minutos para salir. Bebes agua y haces gárgaras. Notas cierto malestar en la garganta. Pronuncias las primeras palabras. Tu voz no es tu voz. Te tocas la frente. Arde. ¿Estás enfermo o lo está Argán?

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DINOSAURIO

El prohibitivo tratamiento de mi nieto no se acaba nunca, pero al fin al cabo sigue siendo sangre de mi sangre. Yo siempre había querido tener un nieto y cuando mi única hija se compró un gato pensé: se acabó, nunca ocurrirá. Ahora, para operarle los brazos, vuelve a pasar por el quirófano. Cosas de la época. Los de nuestra edad no podemos decir nada: teníamos que aguantarnos y ser como habíamos nacido. Ya no. Ahora, algunos niños quieren ser niñas; algunas niñas quieren ser niños o niñes. En fin, yo debo aceptar que mi nieto quiera ser un tiranosaurio.

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PROFESOR.— A ver, Vivancos. ¿Qué es lo que decía Ortega y Gasset que había que conllevar?

ALUMNO .— (Vacilante.) ¿Un apellido catalán?

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ÚTIL

Ser útil me hace feliz. No me gusta ser una carga. No soporto a esos hombres que se sientan en el sillón y lo único que hacen es ver la tele. Yo le sugiero a Teresa comidas que puede preparar. Todos los viernes por la tarde, cuando ella llega del trabajo, le recuerdo que tiene que poner la lavadora. Cuando veo que queda poca fruta o carne, le digo que tiene que ir al mercado. A mí siempre me ha gustado ayudar a mi mujer, e incluso lo hacía antes de quedarme en paro.

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JESSICA.— Si te gusta alguno de estos vestidos, te lo regalo.

AMIGA DE JESSICA.— Pero ¿quién te los compró?

JESSICA.— El ministro.

AMIGA DE JESSICA.— Te quería bien vestida, ¿no?

JESSICA.— No. Más bien me quería con el culo al aire.

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Te puedes hacer de oro, aseguraba el anuncio. Estaba por toda la ciudad. Lo veía todos los días, justo al lado del parque donde iba con los chicos a jugar al fútbol. Izan estaba convencido de que era una estafa. Dylan  aseguraba que un primo suyo había ido y había conseguido ganar mucho dinero, pero, claro, Dylan es un mentiroso. 

Aquel día estaba lloviendo. Cuando llegué al parque, no había nadie. Después de esperar un rato, decidí acudir a la dirección que aparecía en el anuncio. Era un instituto. 

–¿Qué quieres? –me preguntó una mujer vieja como mi abuela. 

–Esto, venía por lo del oro.

–¿Qué? Ah. Para matricularte en un ciclo formativo, ¿no?

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Leyó en su mano que la mataría si le decía la verdad. 

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EL ENÉSIMO 

–¿Puedo pedir otro deseo? –me preguntó. 

Sin duda no pude evitar un gesto de sorpresa, que adivinó.

–Te prometo que será el último –dijo.

Pero ¿es que no tenía suficiente? ¿Qué más iba a pedir? 

Pareció leerme la mente.

–No, no te preocupes. No será gran cosa –añadió con una sonrisa–. Es algo pequeño, un capricho. 

Entonces, por vez primera en todo ese tiempo, estuve a punto de levantarme e irme. Pero algo me detuvo.

–Un último deseo –dijo. 

De verdad, ¿todo lo anterior no había servido de nada?

Riendo añadió:

–Un último deseo… y te aprobaré los presupuestos.

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Desde entonces, no encontramos mano de obra. Tuvimos que dejar los campos sin cultivar. Eran unos campos feraces, que daban unas cosechas tremendas todos los años, tremendas. Todavía guardo los libros. Ganábamos un montón de dinero. Pero todo eso acabó. Padre nos contó que habían plantado la cosecha, pero que no pudo recogerla. Era una cosecha histórica, y se pudrió en los campos. Luego tuvimos que vender las tierras. Más tarde, la casa. Padre tuvo que ponerse a trabajar; menos mal que le ayudaron algunos amigos del partido. Todo por las malditas inspecciones de trabajo buscando inmigrantes ilegales.

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Desde entonces, no encontramos mano de obra. Hemos tenido que dejar los campos sin cultivar. Son unos campos feraces, que daban unas cosechas tremendas todos los años, tremendas. Todavía guardo los libros. Ganábamos un montón de dinero. Pero todo eso acabó. Padre nos contó que habían plantado la cosecha, pero que no pudo recogerla. Era una cosecha histórica, y se pudrió en los campos. Luego tuvimos que vender las tierras. Más tarde, la casa. Padre tuvo que ponerse a trabajar. Todo por la subida del salario mínimo.

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ESOS MALDITOS

Desde entonces, no encontramos mano de obra. Tuvimos que dejar los campos sin cultivar. Eran unos campos feraces, que daban unas cosechas tremendas todos los años, tremendas. Todavía guardo los libros. Ganábamos un montón de dinero. Pero todo eso acabó. Padre nos contó que habían plantado la cosecha, pero que no pudo recogerla. Era una cosecha histórica, y se pudrió en los campos. Luego tuvimos que vender las tierras. Más tarde, la casa. Padre tuvo que ponerse a trabajar; menos mal que le ayudaron algunos viejos amigos. Todo por esos malditos abolicionistas. Con lo bien que tratábamos a los esclavos.

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ACCIDENTE

Me esparce crema solar por el cogote, acariciándome sensualmente. 

–¿No te vas a quitar la camiseta? –me pregunta.

En fin, hemos llegado a un punto en que acabará enterándose antes o después. Resuelto, me saco la camiseta. Por un momento no pasa nada. Sigue echándome crema solar, pero acaba dándose cuenta. Comienza a leer:

–Te amaré siempre, Lau…

Hecha una furia, acerca su rostro a mi cara. 

–Esa Laura no será la puta que trabaja en Congelados, ¿no? 

Está realmente posesa. 

Reacciono rápido. 

–No, no. Es una prima mía que murió en un accidente de tráfico.

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VIRAL

Le dio la idea de embardunar con aceite los escalones tras ver un reto en TikTok. No podía fallar: la profe de mates siempre subía corriendo.

Esperó con el móvil listo. Cinco minutos después de que tocara el timbre, por fin apareció doña Adela. Iba cargada con los exámenes. El golpe fue espectacular. Los papeles volaron. Y también doña Adela. El vídeo, si hubiera llegado a subirlo, se habría convertido en viral. Menos mal que nadie reparó en que lo había grabado todo.

Más tarde, participó con dos euros en la corona que los del 3º C compraron.

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MIEDO

Manuel decidió saltarse la merienda y seguir jugando. Había encontrado un escondite genial junto a las ramas de la palmera que, el pasado verano, había sido atacada por el picudo. Y allí se metió. Guille no sería capaz de encontrarle. Manuel se partía de risa. Estuvo allí una eternidad, hasta que escuchó a su tito Martín pasar cerca gritando su nombre. Anocheció. Manuel recordó las historias que le contaba su abuela Ana, sobre lobos que, de noche, merodeaban en el parque. Todo iría bien mientras no se moviera. Pero Manuel tenía hambre. Y, cuando escuchó aquel ruido, miedo, mucho miedo.

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OUTLET

Adiós, mamá, adiós, dijo Pili antes de salir. Cuando llegó a la calle, ya le esperaba el taxi. Pili ignoró la cara torcida con la que le miró doña Aurora. Le indicó al taxista la dirección del centro comercial. Allí, entró en todas tiendas. Había ropa increíble. Y las dependientas eran tan amables. Se acabó comprando tres vestidos y un par de zapatos de tacón, como los que Clara llevó en Nochevieja. Agotada, antes de regresar, se tomó un café irlandés. 

He vuelto, mamá, dijo al entrar. El cuerpo estaba ya rígido. Aurora pensó que sería mejor llevarlo al dormitorio.

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DESAFIANTE

Él finge que no le importa. Observa al preso encadenado frente a él, la piel marcada por sesiones previas. Yaakov conoce su oficio: presión, pausas, dolor. Pero algo en los ojos del prisionero lo desarma.

–Dime lo que quiero saber –ordena, más por costumbre que por convicción.

El prisionero sonríe con una calma que perfora la coraza del interrogador.

Esa noche, Yaakov no duerme. Al amanecer, cuando regresa, le dicen que Nabil murió durante la noche. Hay otro preso en la celda. Tiene la mirada desafiante. Yaakov está cansado.