viernes, 11 de octubre de 2019

Papelera

Aloé Azid: “Monté una yegua y tuvimos un centauro”.

Aladino vertió aceite en la lámpara. El genio murió ahogado.
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POBRE MAMÁ
A seguir viendo la tele me castiga mi madre si me sorprende haciendo los deberes del cole. Le enfada que le diga que quiero estudiar.
–Deja de perder el tiempo –me dice.
Todas las tardes me obliga a ver un programa de citas, uno de telerrealidad y, para terminar, un magacín del corazón.
–Pronto conseguiremos que salgas en la tele –me asegura convencida–. Triunfarás.
Yo finjo tuitear comentarios. En realidad leo libros de Margaret Atwood o de Naomi Alderman que tengo descargados en el móvil mientras pienso: Pobre mamá.
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–Veo muy pensativo al chef.
–Está dándole vueltas a la nueva receta: tarta de atún y chocolate.
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Cultivaba flores por afición. Ganó varios concursos. Le sugirieron abrir una floristería. No quiso. Habría tenido que buscarse otra afición.
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OLA DE CALOR
Hoy Sonia me ha sonreído.
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Año 56 antes de Cristo. La ardilla comenzó a saltar de árbol en árbol. Quería recorrer Hispania. Partió de las Columnas de Hércules. Cerca de Corduba, no vio al búho.
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Ejército contra ejército, siempre vencía, pero cara a cara, por mucho que intentara no caer en sus provocaciones, Napoleón acababa siendo derrotado por Metternich.
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HISTORIA
–¿Qué llevas en la bolsa? –le preguntó el guardia
–Maquinillas de afeitar, una loción, objetos de aseo para mi defendido –respondió el abogado.
–Adelante.
Cuando llegó a la celda, él ya estaba esperando.
–¿Alguna noticia de la apelación?
–Nada.
–¡Cómo voy a disfrutar cuando me absuelvan!
El abogado fingió buscar unos papeles en su cartera. Era escalofriante lo alejado de la realidad que estaba el condenado.
–¿Y qué me puedes decir de mi mujer?
–Está bien.
–Tiene que estar pasándolo mal. La pobre es tan sensible.
El abogado no pudo dejar de sentirse a aliviado cuando un guardia le avisó de que la visita había acabado.
–¿Quiere que le visite el abate Fermont?
–¿Para qué?
Salió de la celda. Mientras recorría el pasillo, se dio cuenta que había olvidado informarle al rey de que la sentencia se ejecutaría al día siguiente. Dentro de dos días, Luis XVI sería historia.
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El pensador le da vueltas a la cabeza: ¿por qué no echarle atún a la ensaladilla rusa?
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Franco levantó la cabeza. Su mujer le dijo que se volviera a acostar.
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Si no puedo hacer que me teman, haré que me amen. Y entonces les romperé el corazón.
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Un franchute, Paul Bonnard, le ganó la apuesta a Jim Smiley. Fue capaz de comerse las ancas de la célebre rana saltarina del condado de Calaveras.
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Carmen Polo trató de levantar la cabeza. No pudo. Los collares pesaban demasiado.
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DEMOCRACIA. Gobierno elegido por masoquistas, también llamados electores.
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Quince años de guerra le habían agotado. Por eso, cuando hizo que asesinaran a su sosias, Julio César se retiró a una villa en Campania.
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CAFETERÍA PLANET, 5 DE OCTUBRE
Da igual. Me ponga donde me ponga, toda la gente querrá pasar por ahí, donde yo esté.
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El pensador está dándole vueltas a un problema muy peliagudo: ¿podrá seguir llamándose ensalada césar si le echa atún?
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Su amor daba miedo.
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Era posesivo, controlador, victimista, violento. Su amor daba miedo.
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–Comisario, no sé qué fuente utilizar.
–No se caliente la cabeza, García. Utilice Times New Roman.
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Cuando el doctor me dijo que me quedaban dos meses de vida, no sospechaba que a él le quedaban dos minutos.
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Cuando Stalin conoció a su sosias le encontró bastante desagradable.
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Me convencieron de que eran aterradores. Me vencieron.
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No me llames zángano. No te atrevas. No sabes el trabajo que cuesta vivir sin trabajar.
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Aquel asesino era un auténtico payaso. Mataba de risa a sus víctimas.
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Después de comer el fruto del árbol del conocimiento, Adán y Eva comenzaron a mantener interminables conversaciones teológicas. Se volvieron tan insoportables que Dios tuvo que expulsarles.
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Alcuino, su maestro de gramática, le ha puesto unas actividades muy difíciles. Prefiere mil veces ir a luchar contra los sajones. Carlomagno convoca a sus tropas.
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El orangután era tan tonto que le robó el reloj inteligente. Localizó la guarida.
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Y al tercer martes Mozart resucitó y se apareció a Salieri.
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Me miraban como un orangután. Tuve que comprarme un reloj inteligente.
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El etólogo le dio un reloj inteligente al orangután, que fue tan listo como para tirarlo en medio de la selva.
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Al tercer día le tocó actuar al hermano gemelo de Jesús.
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Alcuino, su maestro de gramática, le ha puesto unos deberes para casa muy difíciles. Prefiere mil veces ir a luchar contra los sajones. Carlomagno convoca a sus tropas.
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La Luna sigue en el cielo. El mar abraza con ternura la playa. El verso que te dediqué todavía está grabado en la pasarela. Todo continúa ahí. Menos tú.
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–Nadie me comprende.
–No te entiendo.
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Ahura Mazda creó a su sosias, que acabó resultándole insoportable. Para que no le confundieran con él, le llamó Arimán.
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Dios creó a su sosias, que acabó resultándole insoportable. Para que no le confundieran con él, le llamó Lucifer.
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Roswell, 1947. Los forenses comprendieron de pronto que estaban haciendo una vivisección.
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Y al tercer martes Mozart resucitó y Salieri fue encerrado en un manicomio.
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Mary Shelley despierta sobresaltada. Ha tenido otra pesadilla. Está harta de la literatura fantástica. Quizá debería hacerle caso a la señorita Austen y escribir novela realista.
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Mary Shelley despierta sobresaltada. Ha tenido otra pesadilla. Está harta de la literatura de terror. Quizá debería hacerle caso a la señorita Austen y escribir novela realista.
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220.000 dólares después, el jeque por fin pudo presumir de que su tercera esposa era la doble de Angelina Jolie.
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El cambio climático le hizo perder la sonrisa al muñeco de nieve.
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En la envoltura de los caramelos había premios extraordinarios. A Jaime le tocó un apartamento en Roquetas. Luis obtuvo un Maserati. Marina ganó un crucero por los fiordos noruegos. Marcelo sacó una grúa. Yo tuve menos suerte; sólo conseguí una caries.
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El antropólogo les pide a los caníbales que esperen al menos a que termine el borrador de su etnografía.
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Roxane admite que Cyrano, aunque no tiene la belleza de su añorado Christian, es su sosia lanzando galanterías.
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Y al tercer martes Mozart resucitó. Antes de morirse otra vez, decidió componer dos sinfonías y una ópera para comprar una tumba decente.
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Aquel público era muy cerrado. Sólo consiguió que alguien le enviara el emoticono de la sonrisa.
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Y al tercer martes Mozart resucitó. Al menos su risa.
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Y al tercer martes Mozart resucitó. No podía descansar tranquilo. Había dejado el Réquiem a medio componer.
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Su padre le contó a Rudolf de Ruritania que había visitado Inglaterra hacía treinta años. Decide no decírselo a Rudolf Rassendyll.
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Se han conocido en la Asamblea Mundial de Terraplanistas. Descubren que tienen muchas cosas en común. En uno de los descansos, van juntos a tomar café. Charlan.
–Yo vengo de Alemania –dice ella–. ¿Y tú? –le pregunta.
–¿Yo? Yo vengo de las antípodas.
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Al antropólogo no le importó que los waruta le confundieran con uno de sus dioses. Hasta que descubrió que eran teófagos.
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–¿Por qué quieres viajar a Java?
–Para actualizarme.
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Tenía veinte pares de deportivas. Todos los sábados los sacaba a pasear.
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No sé cómo interpretar su sonrisa. ¿Ha conseguido que el arroz no se le pase? ¿Ha descubierto algún alimento ultraprocesado en el súper? ¿Ha hecho el amor? No tengo ni idea.
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Sin gafas, aquel abogado de oficio podría pasar por su sosias. El condenado a muerte pensó que todavía le quedaba una oportunidad.
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–¿Nos concedes la independencia?
–No.
–Pues entonces tendremos pendencia.
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Era un escritor frustrado. No encontraba una hoja en blanco en la que escribir.
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Platero es pequeño, peludo, suave. Los reyes magos se quedan embelesados mirándole e ignoran al niño que berrea en un rincón.
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Los electores estaban confusos: los líderes del Partido Progresista y del Partido Conservador eran sosias.
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UNA MUDA Y UN NECESER
Me consideran un abogado de éxito. Es verdad si tenemos en cuenta la facturación trimestral. Sin embargo, no logro tantas victorias en los tribunales como alguno de mis colegas. Desde luego, el tipo de clientes que tengo, no ayuda: ladrones, falsificadores, narcotraficantes, homicidas. Por ejemplo, el último encausado al que defendí había matado a su cuñado. Todos son carne de prisión. No trato de quitarle hierro al asunto cuando vienen a contratarme; les digo que tienen difícil eludir la cárcel, pero les aseguro que su paso por ella será temporal. El secreto de mi éxito es el calor que doy a mis clientes; conmigo están arropados. Les convenzo de que no hay nada que hacer.
No todos se lo toman bien. A veces tengo que esconderme durante unas semanas. Es por eso que siempre llevo en el maletero de mi coche una muda y un neceser.
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–Te llamaré Vier…
Robinson Crusoe no pudo terminar: el salvaje le derribó de un golpe y le dijo:
–Mordi, Martuni.
Robinson se convirtió en criado del bárbaro. Tuvo que aprender su idioma. Así supo que martuni significaba esclavo en la lengua de los toroni.
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Los caníbales cuidan su dieta: siempre que pueden, procuran tomar carne blanca.
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Los electores estaban confusos: los líderes del Partido Progresista y del Partido Conservador eran sosias.
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Mientras don Francisco nos repartía el examen, tenía dibujada una amplia sonrisa en su rostro. Era un sádico.
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Poco después de su muerte, me llegó una caja. Dentro había un corazón. ¡Imbécil! ¿Acaso no sabía que yo soy vegetariana!
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Don Quijote no comulga con ruedas de molino.
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Tuvieron que quitar el reloj de sol por culpa de la contaminación.
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DESTRIPE
Mientras don Diego nos repartía el examen, tenía dibujada una amplia sonrisa en su rostro.
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El padre del surrealismo estaba en un dilema: le habían ofrecido publicarle un cuento realista.
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PARADOJA
Cree que alcanzará el paraíso gracias a la madre de Satán.
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La forma en que Salomón resolvió el dilema fue puro surrealismo: hizo partir a las dos mujeres por la mitad.
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–Toma. Mi regalo para ti.
–Pero… esta caja está vacía, papi.
–No, no está vacía. Está llena de tiempo. Te regalo mi tiempo. Todo el que quieras.
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Cinco años estudiando filosofía con Aristóteles permitieron que Alejandro pudiera hacer sombra a Diógenes.
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–Toma. Mi regalo para ti.
–Pero… esta caja está vacía, abu.
–No, no está vacía. Está llena de tiempo. Te regalo mi tiempo. Todo el que quieras.
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Enoch Soames es conocido por un cuento titulado Max Beerbohm.
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–Ya está otra vez ese pejiguera en la tele.
–¿A quién te refieres?
–¿A quién me voy a referir? Al presidente del gobierno.
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–Ya están otra vez esos pejigueras discutiendo en la tele?
–¿A quiénes te refieres?
–A los políticos.
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Cuando desperté, varias hormigas recorrían África. Una pena que no llegaran adonde quisiera que fueran. Cerré el atlas de golpe.
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–¿Ya no vas al psicoanalista?
–No. He descubierto que era un pejiguera.
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PARADOJA
Por culpa de la sequía, los olivareros están con el agua al cuello.
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–¿Estudias o trabajas?
–Depende.
–¿Depende? ¿Depende de qué?
–¿Qué haces tú?
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No la contrataron como animadora. No superó la prueba. Le pidieron que hiciera un baile delante de un cadáver, pero no le animó.
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–¿Sabes? He dejado a ese pejiguera.
–¿A quién te refieres?
–A mi psicoanalista, claro.
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El patito feo era una rara avis.
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Están hartos de ser clavos. Se juntan y sobornan a un herrero para que los convierta en martillo.
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Se despertó. Luis no estaba en la cama. Intranquila, se asomó a la ventana. Vio a su marido orinando en sus flores.
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Tampoco hoy encontré trabajo. La entrevista, creo, se dio muy bien, pero cuando les mostré mi título de Medicina Integral Comunitaria por la Universidad Bolivariana de Venezuela torcieron el gesto.
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–¿Una tierra de leche y miel? Pero si esto es un secarral, Yavé.
–Precisamente, Abraham. Nadie disputará a tus descendientes un lugar tan poco acogedor.
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El Ser Supremo crea al hombre. Durante un tiempo lo pasa bien con él, pero le acaba cansando. Entonces crea a la mujer. Es mucho mejor. ¡Qué placer! Pero, de repente, la mujer le esquiva, le trata con brusquedad, prefiere al hombre. Cabreado, el Ser Supremo los expulsa del Edén.
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El demonio, después de analizar mi sangre, dio por no válido el pacto. Me dijo que yo no servía: tenía anemia.
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El demonio, después de analizar mi sangre, da por no válido el pacto. Dice que no sirvo: tengo anemia.
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MATEO 13, 45-46
Le ofrecieron una perla muy valiosa. Lo vendió todo para adquirirla. Ahora no puede evitar mirarla sin dolor. Aparte de para presumir de ella, ¿para qué le sirve ese guijarro?
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–¿Han visto a mi marido?
–¿A su marido? Aquí penan los lascivos, los impúdicos, los sátiros, los libidinosos.
–Entonces no está. ¿Podrían decirme dónde están los avaros y los usureros?
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Fui al taller literario. Al cabo de unos días me dijeron que mi prosa era imposible de arreglar. Me recomendaron que la cambiara por otra.
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Hice un pacto con el diablo: imaginaría un cuento inolvidable. Ahora, ni puedo escribirlo ni puedo sacármelo de la cabeza.
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Alá es previsor. Hace a los árabes invencibles pero, en el caso de que se dejen ganar por la molicie, llena de petróleo el subsuelo de Arabia.
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Hizo un pacto con el diablo, que, no queriendo admitir que sufría de presbicia, no leyó la letra pequeña.
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Le apasionaba la jardinería. Ya iba por su cuarta mujer florero.
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FEMME FATALE
Conocí a Lorena Cebrián en el turno de oficio. Cuando la vi sentada en un taburete de la comisaría, no pude creer que estuviera acusada de haber intentado matar a su pareja, un maleante al que sobraba lo de presunto, pues acumulaba varias condenas por robo. Resultó tan elocuente en el juicio que consiguió no sólo ser absuelta sino que su novio recibiera una orden de alejamiento; el juez le avisó de que su incumplimiento le llevaría a prisión. Gritó que, por su seguridad, no se acercaría a menos de cien kilómetros de ella.
Para celebrar la sentencia, Lorena me invitó a cenar. Tres días después se mudaba a mi piso.
Hace ahora seis meses que vivimos juntos, seis meses terroríficos, infernales. No para de reprocharme mi falta de ambición. He llegado a comprender a su ex novio. No paso ni un día sin lamentar no haberle defendido a él.
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Visita Hong Kong. Llueve. Prefiere mojarse.
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En Timor Oriental dejaron de actualizar Java.
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Se rieron del profesor cuando trató de escribir en la pizarra digital con el dedo.
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No le gusta meterse en política. Cuando visita Hong Kong, si llueve, prefiere mojarse.
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Su marido dependía tanto de Twitter que denunció su cuenta.
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Pacté con el diablo que Mónica se volviera loca por mí. Ahora voy todos los sábados a verla al manicomio.
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Mis respetos. Soy Íñigo Montoya, espadachín liliputiense; tú aplastaste a mi padre de un pisotón. Prepárate a morir.
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En la cabina de votación, el Gran Hermano te ve...
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SIMPA
Que Dios te lo pague.
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–Tengo que pediros que os vayáis. Os advertí que no tocarais nada.
–No hemos tocado nada.
–¿Seguro? Pues echo en falta una manzana.
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Somos incompatibles. Ella es muy salada y yo sufro de hipertensión.
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Son incompatibles. Ella es muy salada y él sufre de hipertensión.