miércoles, 8 de abril de 2020

Papelera

Lucia Berlin: “Escribir no es una competición. Sólo consiste en que lo que haces sea cada vez un poco mejor”.

Cuando Chuang Tzu despertó, el entomólogo todavía estaba allí.
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EL COLMO
La Biblia tiene fe de erratas.
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El papel que encontró dentro de la galleta de la suerte decía: Te partirán el corazón, pero no tendrás más problemas. Le clavaron un puñal en el metro de Londres.
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Los marcianos pensaban utilizarlos como esclavos, pero todos los terrícolas murieron por culpa de aquel virus extraterrestre que trajeron desde Marte.
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La alerta cunde. A todas las mariposas les llega el aviso: ¡Quedaos en casa! La amenaza acecha. Nabokov ha salido al campo con la red.
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Sé que la Muerte me ganará al ajedrez, pero ganaré tiempo: mientras estemos jugando nadie morirá.
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Cuando Gregorio Samsa se despertó una mañana después de un sueño intranquilo, se encontró convertido en un Volkswagen Tipo 1.
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Chuang Tzu no recuerda lo que ha soñado, ni tampoco se explica por qué está en un mariposario.
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PARADOJA
El crudivegano conducía un Jaguar.
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Robé a un chino despistado una galleta de la fortuna en el metro de Londres. Tuve mala suerte: la cámara me pilló.
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Le preguntaron si tenía hábito de comer hamburguesas y pizzas. Como dijo que sí, no lo ingresaron en la uci.
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Le preguntaron si leía a Stephen King. Como dijo que sí, no lo ingresaron en la uci.
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Le preguntaron si era forofo del Atleti. Como dijo que sí, no lo ingresaron en la uci.
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Le preguntaron si le gustaba Camela. Como dijo que sí, no lo ingresaron en la uci.
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El famoso presentador de televisión pide un expreso político. No saben si llevarle un café del Club 31 o a Nicolás Sartorius.
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Fernanda Luria era una mujer muy compleja. No podía ser la protagonista de un microcuento.
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Chupa, chupa. Hace menos de diez meses tu padre también chupaba.
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TOC TOC TOC
El último ser humano en la estación espacial internacional está sentado solo en el área de descanso. De pronto alguien golpea la escotilla.
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HUM
Corre por la cuesta de Santo Domingo. Pasa por delante del Ayuntamiento. Atraviesa rápidamente la calle Mercaderes. Acelera el paso. Entra en la calle Estafeta cuando una voz le llama la atención.
–Oiga, usted. ¡Pare! ¿Qué hace? Ah, ya veo. Ha ido a comprar el periódico, ¿no?
–Sí.
–A ver, deme. Qué doblado lo tiene. Hum. Los embalses de Navarra se recuperan por el noviembre más lluvioso en 140 años. Este periódico es de hace cuatro meses.
–En realidad había salido a pasear al perro.
–¿Qué perro? Yo no veo ningún perro.
–Ha echado a correr. Se me ha escapado.
–¿No es su perro?
–No, es de una vecina. La pobre está en el hospital, ya sabe.
–Así que ha salido a pasear al perro de la vecina. Hum. ¿No lleva bolsas ni una botella para el orín?
–Se me han caído, con las prisas.
–Hum. ¿Y por qué va de blanco y rojo?
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–¿Tienes fuego?
–Desde que te vi.
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Noveletas, narracioncillas, enanuchos…
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¿Cómo dejó Zeus embarazada a Alcmena, a Sémele, a Leda? ¿Cómo dejó Anquises embarazada a Afrodita? ¿Cómo dejó Dios embarazada a María?
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–Lo siento. No se permiten elefantes.
–Yo no soy un elefante.
–Con ese tamaño, esa trompa, esos colmillos, esas orejas… ¿Qué es?
–¿No ha visto las plumas? Soy un gallifante.
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–No se permiten gallifantes en el arca.
–Ah, no. ¿Y si me arranco las plumas?
–Si se arranca las plumas, será un gallifante sin plumas.
–No, seré un… elefante.
–¿Un elefante?
–Sí, un elefante. ¿Están permitidos los elefantes en el arca?
–A ver. El elefante no aparece en la lista de los animales prohibidos. Adelante. Bienvenido.
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Espectadores no hubo, ni testigos. Nadie lo vio. La policía no encontró pruebas del delito ni al delincuente. Ni siquiera supo que se había cometido. El crimen perfecto no dejó rastro.
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–Tengo mariposas en el estómago.
–Pobrecillas. Déjame que vaya a por el bisturí. Vamos a sacarlas.
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–Es una fuente muy vulgar.
–No será para tanto.
–Muy muy vulgar. Es Arial.
–Pues entonces sí.
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MARIE-ANTOINETTE D'AUTRICHE
Nunca me quisieron. Sin embargo, yo les amaba, tanto que ahora no me importa perder la cabeza por ellos.
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El viento le subió la falda a Claretta y yo descendí a los infiernos.
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–Durante el confinamiento me he hecho marxista.
–¿Seguidor de Groucho Marx?
–¿Qué? No.
–Ah, claro, de Karl Marx.
–¿De quién? No, no. Me he hecho seguidor de Thierry Marx, el cocinero.
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–¿Qué vamos cenar esta noche, doctor Lecter?
–Bueno, yo voy a cenar criadillas.
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Aquella mañana, en el aeropuerto, tomé un avión turco. La policía me obligó a devolverlo.
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Usted será un buen pintor, pero es feo, mal hablado, sucio, y, desde luego, no voy a dejar que me toque con sus manos de pintura.
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Hay ocasiones en que la muralla protege a los chinos del resto del mundo. Hay ocasiones en que la muralla protege al resto del mundo de los chinos.
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Burocracia imperial. El barbero de Constancio mantenía a veinte criados y veinte caballos.
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El grifo no goteaba. Babeaba.
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El hombre de gris me abordó un martes. Me puso negro con su cháchara.
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–El hombre de gris me abordó un martes.
–Eso te pasa por no hacer caso de los refranes y embarcarte.
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El hombre de gris me abordó un martes. Era tal su tristeza que, conmovido, le di varias pinceladas de color.
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El buitre me devora. Pobrecito. No sabe que soy tóxico.
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–¿Por qué le has disparado?
–Quería ser un piel roja.
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Los animalistas han conseguido que nadie coma carne. Bueno, todavía quedan unos pocos recalcitrantes: los leones, los tigres, los jaguares, los tiburones…
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DRAGONES Y MAZMORRAS
Acusado de dragonicidio, podéis imaginar dónde acabó.
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En el futuro volverán a florecer, tal vez, la esperanza, el amor, la solidaridad. Ahora, no. Ahora sólo importa conservar la vida. Hoy en día reinan la decepción, el odio y la indiferencia.
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–¿Cómo puedes bailar en momentos como estos?
–¿Cómo puedes rendirte en momentos como estos?
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Cuando la mujer de Chuang Tzu despertó, la mariposa todavía seguía allí.
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EL NOMBRE QUE DIOS SE DABA A SÍ MISMO

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Yo soy Paulo Cid Ramiro. No han oído hablar de mí, seguro, pero me faltó poco para ser famoso. Estuve a punto de matar a mi madre, como Orestes. Elegí otro camino: me fui a vivir a otra provincia. Ahora añoro la mía y, la verdad, también a mi madre.
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–Conquistó la Galia y llenó Roma de oro y esclavos. Castigó a los asesinos de su rival. Respetó la vida de los senadores, de sus oponentes. Hizo todo eso para engañarnos, para tratar de ganar nuestros corazones.
–No insistas, Bruto. Predicas entre creyentes. Todos sabemos que César es un sanguinario tirano que merece la muerte.
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La mujer de Chuang Tzu entra en el mariposario.
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NÚMEROS PRIMOS
El director general y su chófer, que también era su primo, se repartieron cinco millones. El director general se llevó tres millones; su primo, dos.
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–No, no puedes matarme. Llegamos a un pacto, ¿recuerdas? Atacaríamos galeones cargados de oro y nos repartiríamos el botín. Tenemos riquezas para vivir diez vidas.
–Yo no viviré diez vidas, y sé por propia experiencia que no hay que fiarse de un pirata.
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Un virus acabó con todos los dinosaurios herbívoros. Los carnívoros no sobrevivieron mucho tiempo más.
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Chikatilo tuvo una erección. Lástima no haberlo descubierto antes.
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Homero: “Recibió la púrpura de la muerte y murió”.
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PALABRAS INSPIRADAS POR MI MUSA

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–Usted es económicamente vulnerable, ¿no?
–No, yo soy pobre, más pobre que una rata.
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–¿Qué me estáis haciendo?
–El mos teutonicus, sire.
–Pero es que estoy vivo.
–¿Seguro?
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Eva, aaaggg… ¿Qué estás haciendo con esa serpiente?
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El doctor Freud estaba desesperado. Interpretar los extraños sueños de aquel paciente se había convertido en una auténtica pesadilla.
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El hombre gris me abordó un martes. Estaba inconsolable. Picasso le había abandonado por un saltimbanqui.
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Condenado a muerte, Robespierre deja de fingir mesura y frugalidad. Como última cena pide una langosta Termidor.
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Los marcianos aprendieron la lección: no volverán a intentar invadir la Tierra. Demasiados virus.
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–Señor, le llamábamos para recordarle la recomendación del Gobierno.
–¿Qué recomendación?
–Quédate en casa.
–¿No puedo salir de casa?
–No, señor.
–¿Ni siquiera de noche?
–No, señor. Nosotros podemos enviarle todo lo que necesite.
–Pues estoy hambriento. Necesitaría algún B+.
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El hombre gris me abordó un martes.
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Hace tres semanas que su madre no se echa a llorar cuando le lleva comida, ni le pide que salga de la habitación. El hikikomori empieza a pensar que pasa algo extraño.
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–Es mirífico, cuervo, observarte devorar esa exquisita y sápida vianda. ¡Qué buen diente tienes!
–¡Y qué buen pico tienes tú, zorro!
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–¿Cómo pudiste librarte del coronavirus?
–Quité la tele.
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–A nadie le amarga un dulce.
–A un diabético.
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RESPUESTA DEL EDITOR

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Los fariseos comprendieron que habían hecho mella en Jesús: no había resucitado el sábado.
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–¿Qué os parece?
Sus amigas no se atreven a hablar. Por fin, Szabina dice:
–Es simpático, pero… tan feo.
–Pues teníais que haber visto a los dos amigos que iban con él.
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IN HOC SIGNO VINCES
Como es natural, Constantino no soñó con una cruz, sino con una espada.
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–La he liado.... La he liado.
–¿Qué pasa, Aladino?
–Creo que… que…
–Dime.
–He metido la pata.
–¿Qué has hecho?
–Le dije al genio: Quédate en casa, y ahora… ahora no hay forma de hacerle salir de la lámpara.
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Un microrrelato es un texto que, en pocas palabras, nos explica cómo una mariposa, después de un sueño intranquilo, puede despertar convertida en un sabio chino.
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–¿Tienes sentido del humor?
–Creo que sí.
–¿Me prestas un poco?
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Puedes haberte convertido en una cucaracha, Gregor, pero esa no es excusa para que andes desnudo.
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El Gobierno ha aprobado por decreto-ley que lo ha hecho muy bien.
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Es un pupas. Primero le mata el coronavirus. Luego se convierte en zombi.
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STALISNAVSKI
El famoso actor de método iba a interpretar a Hemingway. Bebió, fumó habanos, corrió los sanfermines, vivió en París, se compró una escopeta de dos cañones. No, no llegó a interpretar a Hemingway por culpa de un trágico accidente.
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Montag y el resto de bomberos se han quedado sin trabajo. Para destruir libros electrónicos sólo hace falta un informático.
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ES DE BIEN NACIDO…
El engendro dio las gracias a la comadrona. Y luego se la comió.
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Decidió cerrar ese capítulo fallido dejando que las llamas consumieran aquel maldito mundo. Mientras lo veía arder, pensó que no todo había sido malo: había ganado en experiencia. Cuando todo volvió a la nada, empezó de nuevo.
–Hágase la luz –dijo.
Y la luz se hizo.
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–¿Así vas a salir?
–No empecemos, mamá.
–Yo sólo digo que podrías ponerte algo más discreto, Caperucita. Con esa ropa te vas a meter en la boca del lobo.
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Jugábamos al ajedrez cuando sucedió una desgracia: la Muerte se comió un peón y se atragantó.
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CAUSALIDAD
–¿Y usted por qué es calvo?
–Por patriotismo. Porque Turquía requisó los respiradores comprados por España.
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¿Sabe? Yo soy calvo por patriotismo, porque Turquía requisó los respiradores comprados por España.
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–Ese marino ha perdido la gracia del mar.
–¿Y no ha comprobado si está en objetos perdidos?
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Cuando Gregorio Samsa se despertó una mañana después de un sueño intranquilo, se encontró sobre su cama convertido en un monstruoso hikikomori.
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Mami, ¿por qué estás tan triste? Para una vez que saco un positivo.
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–Presidente, los expertos dicen que los gatos pueden transmitir el coronavirus.
–Sacrifíquenlos.
–¿A los expertos o a los gatos?
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Me acerco a ella. Huele tan bien. Resulta irresistible. ¿Por dónde empezar? Indeciso, no paro de dar vueltas. Es tan hermosa. Por fin me decido. Empezaré por sus muslos. Me acercó. Están recubiertos de un leve y sensual bello. Me preparo. Lo hago tan suavemente que no se da cuenta. Empiezo a succionar la sangre.
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–¿Qué hacemos con esos circuncelinones?
–Matarlos dos veces.
–¿Dos veces?
–Por herejes y por ladrones.
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–Quédate en casa.
–¿En casa de quién?
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–¿Qué significa automóvil?
–Que se mueve solo.
–¿Y si se mueve solo por qué hay que echarle gasolina?
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Se odiaron a la luz de la luna.
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¿Qué fue antes, el político o la manipulación?
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¡Qué pesadilla más rara! Ha soñado que creaba un mundo y a una criatura a su imagen y semejanza, que se rebelaba contra él y que le daba muchos quebraderos de cabeza.
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PARADOJA
No diré que no.
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Mi mujer había invitado a sus amigas a cenar. A las cinco me dio un ataque al corazón. mi mujer me dijo que todavía le quedaba mucho por preparar. Tuve que ir solo al hospital.
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Clínica Tarpeya, especialista en planificación familiar.
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Sorprendido, exclamó:
–¡Que me parta un rayo!
Y un rayo partió a Aladino.
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El sueño de la razón produce guillotinas.
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La orden de las autoridades es categórica: Quédate en casa. Obedece, por supuesto. Se queda en su casa, el planeta Tierra.
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Muerte, dolor,
aburrimiento, furia.
Coronavirus.
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–¿Hay alguna ley que no haya violado?
–La ley de la gravedad.
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No puedo verte llorar. Me pondré las gafas.
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–Ya veo, ya veo la recuperación económica, María.
–Luis, no soy María, sino Ricardo.