jueves, 4 de junio de 2020

Papelera

Héctor Ranea: “Cualquier camino lleva a ningún lado”.

EL MICRORRELATO
Comienzo a escribir. La historia surge sola. Tiene lugar en un poblado africano castigado por la sequia. Dos traviesos niños, incapaces de controlar la magia, provocan un aguacero. Termino con un final extraño. Compruebo las palabras. Ciento sesenta y ocho. Tengo que dejarlo en ciento cincuenta. Quito adjetivos. Sustituyo una oración de relativo. Corto una frase. Ciento cuarenta y ocho. Perfecto. Releo las bases para enviarlo. El microrrelato debía ser de cien palabras. Resoplo. Refundo las dos primeras frases. Elimino un diálogo. Acabo con un personaje. Ciento diez palabras. Quito más adjetivos. Corto. Noventa y ocho palabras. Fin.
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PARAÍSO PERDIDO
Lo descubrieron los turistas.
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Fue al taller literario porque sus cuentos chirriaban en los finales.
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–Mis padres me robaron la infancia.
–¿Fue infeliz?
–No, no. Feliz. Y por eso la he olvidado.
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EL COLMO
La famosa soprano se contagió de malaria.
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–Presidente, ¿cuánto tiempo tengo que seguir ocultando muertos?
–¿Por qué quieres saberlo?
–Porque ya no se me ocurren sitios donde esconderlos.
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–Queremos remodelar el puerto de Bilbao, construir un teleférico en San Sebastián, desdoblar cien kilómetros de carretera en Álava y diez mil doncellas.
–¿Diez mil doncellas?
–Sí. ¿Algún problema?
–No, no. Ninguno. ¿Es todo?
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Se lo llevaron los demonios cuando fue sorprendido haciendo trampas en el juego.
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Jesús, gladiador.
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El informe del forense fue inequívoco: había muertos de sueños.
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¿No habría sido mejor que Dios hubiera hecho al hombre el primer día?
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–Me cago en diez.
–Pues sí que tienes mierda.
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Las islas Desfloradas.
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–¿Sabes qué? Ernesto ha fallecido.
–¿Qué? ¿Cómo ha sido?
–Comulgó con ruedas de molino y se atragantó.
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Sergio no callaba la boca. Venga hablar y hablar. Para que don Jacinto pudiera soltar sin interrupciones el último responso, tuvimos que volver a dispararle.
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Es muy ambicioso. Aspira a ser el gallo del corral de comedias.
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Mientras su marido, Bertrand de Pomponne, estaba en las cruzadas, Adèle tuvo muchos amantes. El primero de ellos fue Michel Brenier, cerrajero.
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Corregir y corregir era el lema de Juan García Cobo, profesor de instituto y escritor.
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Le gustaba coleccionar antigüedades. Poseía una mesa Luis XIV, un sillón Luis XV y una guillotina Luis XVI.
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ÚLTIMA CENA
Comulgaron con ruedas de molino.
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–¿Qué sabe nadie?
–Que a los cíclopes les engaña cualquiera.
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–Usted, cuando entró en política, ¿a qué aspiraba, a ser diputado, ministro?
–A ser consejero delegado.
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Matungo y sucio. No te digo más, flaca. Así era Carlos Luis. Pasar dos meses de confinamiento con él ha sido una pesadilla. Y sabes qué. Lo peor fue que sólo le gustaba el sexo manual.
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–Su novia empina el codo.
–¿Bebe?
–¿Qué? No. Hace gimnasia artística.
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–¿Por qué gritas tanto, Polifemo?
–Un pirata griego me ha cegado.
–Hijo, te dije que mantuvieras los ojos abiertos.
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Junta letras porque se le acumulan las letras.
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¿Qué somos unos salvajes, Hernán? Nosotros nos comemos a nuestros enemigos y vosotros a vuestro dios.
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–Me encuentro mal.
–¿Y para qué te buscas?
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SI LE NEZ DE CLÉOPÂTRE…
–Pero, Cleo, ¿qué te has hecho en la nariz?
–Me la he operado.
–Te ha quedado horrible.
–Lo sé, Antonio. No quiero que te distraiga mi belleza.
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El robot se siente apagado. Necesita recargar las pilas.
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–Mi mujer me engaña.
–¿Y qué vas a hacer?
–Pues no sé si mirar hacia otro lado o hacer la vista gorda.
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–Se dedica a cortar y pegar.
–¿Es un plagiario?
–Es un pandillero.
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–Quítate, que me tapas el sol.
–¿Qué sol? Si está nublado.
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Seminarista: becario de Cristo.
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Somos más altos, más agiles. Su aspecto es grotesco, con su enorme nariz y su monstruosa frente. Sospecho que no son muy listos, pero son hábiles cazadores: no hay bisontes suficientes para ellos y para nosotros. Hermanos, tenemos que acabar con los neandertales.
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Les expulsé del Jardín del Edén por poner a todo volumen canciones de Manzanita.
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–¿Quién crees que ganará las elecciones?
–El que elija Soros.
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EL COLMO
El poeta metido a político fue acusado de malversación.
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Cultivando girasoles se lo pasa pipa.
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–¿Qué os parece partir el niño?
–A mí me parece bien, majestad, pero hay que pesar bien las dos mitades. No quiero que esa pécora se lleve ni un gramo más que yo.
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Democracia, representación política, participación ciudadana, justicia social, transparencia. Todas esas cosas muertas, tan bonitas pero muertas, son algo del pasado, Anselmi. Tuvimos que renunciar a ellas para derrotar al virus. Así que no vuelva a mencionarlas. Nunca.
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Me perseguía. Sin apresurarse, pero sin quedarse atrás. Al principio, caminaba sin miedo. Pensaba que, con tanta gente alrededor, no se atrevería a hacerme nada. Sin embargo, esa cierta tranquilidad acabó cuando comencé a caminar por un barrio desconocido. Sólo había unos pocos viandantes. Apresuré el paso. Nunca había recorrido esas calles. Cuando entré en aquel callejón, iba casi a la carrera. Sentí un escalofrío cuando me di cuenta de que no tenía salida. Me di la vuelta. Él sabía que me tenía atrapado.
–Ahora no puedes hacer nada –dijo con una sonrisa.
–Cierto –respondí.
Pero me equivocaba, porque entonces me desperté.
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–¿En qué se parece el tiempo al presidente del Gobierno?
–No sé.
–En que los dos siempre están volando.
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Héctor Abad Faciolince: “Yo de mi papá sólo conocí la ropa…”
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–Tome plomo, forastero.
–Mejor, no. Es contaminante.
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–A mí me gusta leer a George Eliot.
–Pues llámame lo que quieras, pero yo sólo leo a escritoras.
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Se fue el coronavirus y ha vuelto la boina de contaminación.
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Las encuestas del CIS son más falsas que las de La Razón.
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Las Comunidades Autónomas reportan varios fallecidos; el Ministerio, ninguno.
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–¿Eres partidaria del poliamor?
–¿Poliamor? ¡Quia! Soy partidaria del polifornicio.
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EL COLMO
El Gobierno asegura que me congela el sueldo para luchar contra el calentamiento global.
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–¿Sabes qué? Adela se ha dejado bigote y ya sólo se ducha una vez a la semana.
–¿Qué le ha pasado?
–Ahora lee El País.
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–¿Quién es aquel mono que está al lado de don Polizzi.
–Es Catalano, uno de sus gorilas.
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–¿Usted otra vez aquí? Le dije que no le puedo dejar entrar.
–Pues ya me puede decir dónde voy. Paulo VI ha cerrado el infierno.
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–Mi reino por un caballo –dijo.
–Acepto –repliqué.
Me engañó. Le entregué un robusto alazán de patas blancas, hermosísimo, a cambio de un reinecillo pobre y minúsculo, perdido entre montañas.
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A mí no me engañas, Caín. Esto es carne de asno.
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El director de la RAE reúne a los académicos.
–El presidente me ha propuesto una nueva definición de mentira.
–¿Cuál?
–Verdad a plazos.
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Nunca tuve una tristeza que una hora de porno no hubiera disipado.
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–He matado al dragón. Tienes que casarte conmigo.
–¡Bestia! Lo que voy a hacer es denunciarte por maltrato animal.
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Su despedida de soltero resultó tan salvaje que siguió siendo soltero.
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Quedamos a las seis. Llegué a menos cinco. Él, que ya estaba allí, me acusó de impuntualidad.
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Motín en la caja de juguetes. Fue mala idea meter entre los Geyperman una muñeca.
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Tuvieron que echar manos de los caballos para romper la huelga de peones.
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EN DEFINITIVA, MARAVILLOSAS
–¿Qué te parecieron las sirenas, Ulises?
–Cantan como los ángeles y en el lecho son demonios.
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Cuando expulsamos a los hebreos (esos parásitos), los egipcios empezamos una nueva vida.
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–Secretario general, el lanzamiento al espacio de la perra Laika ha sido todo un éxito.
–Me gustaría recibirla cuando vuelva.
–Se lo acabo de decir, secretario general: la hemos lanzado al espacio. Allí sigue.
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–Van Gogh, ¿por qué pinta usted girasoles?
–Porque me lo paso pipa, señor Gauguin.
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Pintando girasoles, Van Gogh se lo pasa pipa.
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–Y, para despistarle, doblé la esquina.
–Qué bruto.
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LA TORRE DE BABEL
El arquitecto presentó el proyecto a un rey que hablaba sumerio. Comenzó la obra cuando reinaba un general que hablaba acadio. Tuvo que rendir cuentas a reyes que hablaban asirio y persa. Terminó la obra cuando reinaba un monarca que hablaba griego.
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–¿Por qué no te das por vencido?
–Porque no quiero que me traten como ganado.
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Camino de prisa para que la gente crea que voy a algún sitio.
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Vivo en la duocentésima ciudad más importante de España y soy el duocentésimo microcuentista más importante del país. Curioso, ¿no?
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–¡Ser pobre es horrible! –suspiró Meg un martes.
–¿Por qué lo dices? –le pregunté.
–He tenido que ponerme dos veces esta falda, tía.
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–¡Ser pobre es horrible! –suspiró Meg un martes, en el comedor social.
–Ya te digo –replicó Anna–. No nos han dicho las calorías que tiene esta plato que nos han dado.
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–¡Ser pobre es horrible! –suspiró Meg un martes.
Llevaba dos semanas sin ir a la peluquería.
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–¡Ser pobre es horrible! –suspiró Meg un martes.
–Sí, es verdad. He oído que han denunciado varios casos de canibalismo en la cola del rompenieves.
–Cambiemos de tema, chica. Estamos comiendo. ¿Qué vas a hacer esta noche?
–No sé. Quizá vaya al vagón piscina.
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–¡Ser pobre es horrible! –suspiró Meg un martes.
–¿Qué te pasa, hija?
–No me queda memoria en el móvil y no puedo bajarme una aplicación.
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Muchos años después, en la cola del banco de alimentos, Aureliano Buendía se acordó del mal día en que votó a…
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El diputado está muy callado. Teme la disciplina de partido.
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Suspendí el examen médico.
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–¿Quieres que nos acostemos juntos?
–Vale, muy bien, pero ¿podemos pasar por mi casa para coger el pijama, la bolsa de aseo y las pastillas para dormir?
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La obra fracasó. El apuntador se dejó distraer por las piernas de la primera actriz.
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El presidente dijo el sistema de pensiones había llegado a su límite. La ministra de Transición Ecológica le habló de Soylent Green.
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Los soldados alemanes son unos pájaros. Siempre están haciendo el paso de la oca.
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MALTRATO ANIMAL
Despertó a las ovejas en mitad de la noche para contarlas.
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Había sido tan malo en la escuela que sus padres se alegraron cuando les dijo que iba a hacer la mili en los regulares.
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Me dejó y ni siquiera me inspiró un poema.
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El gratis total no es de recibo.
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Cuando Lázaro resucitó, sus herederos empezaron una nueva vida.
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–Así que Angela cogió la puerta y se fue.
–La puerta, no. Cogió el frigorífico.
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Soy partidario del poliamor. Amo a Borges, Monterroso y Shua.
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La planta desaladora tuvo que cerrar. Ya no quedaban ángeles.
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SEXO TELEFÓNICO
–¿Puedes acariciarte los senos?
–Pues claro. Serían treinta euros.
–¿Y cuánto me cobrarías si te pidiera que te tocaras la entrepierna?
–Cincuenta euros.
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Políticamente, muchos se quedaron en 1848.
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El parkourista fue multado por saltarse un semáforo.
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Aquel desnudo integral le hizo perder calorías.
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LAS RAZONES DE JUDAS
Me tenía ojeriza desde que le dije que no se podía comer higos en enero.
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Teseo perdió el hilo.
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MICROCUENTO DE LAS MIL Y UNA NOCHES
Cuando despertó, el ave roc todavía estaba allí.
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Ya nadie me llamará serpiente. He cambiado de piel y comenzaré una nueva vida.
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Alumno que copia: mal menor.
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–¿Sabes qué?
–¿Qué?
–Sancho Panza ya no es gobernador de la ínsula Barataria. Ha dimitido.
–¡Qué raro!
–Ya te digo. Seguro que tiene sangre judía.
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Apacible era la vida de Abdullah ibn Hussain al Shamsi. Cuidaba el ganado. Recogía dátiles. Rezaba cinco veces al día. Soportaba el mal humor de sus dos mujeres. Una mañana, ya no pudo aguantar más. Abdullah se subió a su caballo y salió de razia.
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Gracias a la letra pequeña se venden muchas gafas.
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Mutilados de la literatura: Camoens, Cervantes.
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OH, SORPRESA
Pandora abrió la caja y salió el gato de Schrödinger.
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Después de luchar durante muchos años en la guerra, que por cierto acabó con la victoria de Canfria, el soldado regresa a casa y se encuentra que ahora su pueblo pertenece a Amanelia, el reino vencido, que, a cambio de entregar una enorme y próspera provincia en la frontera meridional, ha recibido una minúsculo territorio en el límite septentrional, que es precisamente donde vive el soldado, que ahora no sabe si ha ganado o perdido.
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PARADOJA
Después de que le mordiera aquel vampiro, empezó una nueva vida.
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El gratis total acaba pasando factura.
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PARADOJA
El eunuco que guarda el serrallo se pasa todo el día tocándose los huevos.
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Cuando Jonás fue tragado por la ballena, empezó una nueva vida.
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Después de la derrota de Lepanto, al sultán no le resultó difícil encontrar a un cabeza de turco.
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Con tal de salir de la Unión Europea, al Reino Unido no le importaría perder el norte.
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Después de elaborar sus primeros presupuestos generales del Estado, el ministro de Hacienda se da cuenta de que ahora hace sin esfuerzo el sudoku del periódico.
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Mundanal ruido: contaminación acústica.
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PUERTAS GIRATORIAS
Sancho Panza, antiguo escudero de don Quijote de la Mancha, ha sido nombrado gobernador de la ínsula Barataria.