No, la pandemia no me haría renunciar a mis vacaciones. Así que preparé la caravana. La limpié a conciencia. Llené de ropa los armarios y puse sábanas en las camas. Cargué las baterías. Comprobé los depósitos. Revisé las ruedas. Guardé comida y bebida en el frigo. Cogí varios libros por si me aburría. Todo listo. Era el momento de salir. Conduje el vehículo al otro lado del jardín. Lo dejé bien aparcado. Me quedaría allí durante una semana, disfrutando de la acampada.
Microrrelato para el Concurso de Historias de Viajes Zenda