lunes, 10 de octubre de 2022

Papelera

 V. S. Naipaul: “Cada día superarás nuevos obstáculos mientras escribes. A lo largo del camino harás nuevos descubrimientos. Cuando termines te sorprenderá ver hasta dónde has llegado”.

Era feliz, absolutamente feliz, tan feliz que sabía que aquello no podía durar.
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Europa es muy pequeña, diminuta, pero Mercator sabe que, para los cartógrafos, algo así tiene arreglo.
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Suetonio dice que Nerón era corto de vista, así que, cuando ordenó incendiar Roma para hacerse una idea de cómo había sido el incendio de Troya, la verdad, no vio nada.
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Twitter parece mi abuela: no para de preguntar qué está pasando.
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Gracias a su habilidad, Houdini no gastaba nada en hoteles. Siempre desaparecía a la hora de pagar.
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EL COLMO
En las clases de Matemáticas, que le resultaban aburridas, resolvía sudokus.
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MANDAMIENTO DE GRANJA ANIMAL    
Vamos a crujir a impuestos a los que tengan coche… eléctrico.
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UN DIPUTADO
Votaré lo que mi partido me ha ordenado que vote, siempre que quede claro que lo que mi partido me ha ordenado que vote no es lo que a mí me gustaría votar.
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CENTAUROS DEL DESIERTO (1956)
Como a lomos de caballo, en ningún sitio.
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–Él es lo mejor para mí.
–Pero ¿es bueno?
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Envejeció de golpe cuando le llegó aquella carta del banco exigiéndole un certificado de fe de vida.
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DEMOCRACIA
Sistema de gobierno que permite a un individuo viajar en avión privado a la boda de su cuñado a un individuo que ha sido votado por el pueblo.
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–Señor Freud, ¿por qué ha venido a Gran Bretaña?
–He interpretado los sueños de Hitler.
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El torero salió a la plaza bien afeitado; el toro, también.
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AGGIORNAMENTO
La Iglesia católica, con el Concilio Vaticano II, abandonó definitivamente el siglo XVI y saltó al siglo XVIII.
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Izan es un alumno muy llamativo: todos los sábados de madrugada me llama al porterillo.
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Quincio Sabino, secretario del emperador Constancio, se confesó antes de fallecer. Murió, pues, cristianamente. Y no tardó en darse cuenta de su error, cuando Caronte le pidió un óbolo para cruzar el Aqueronte.
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–Pero, Pinocho, ¿por qué sueltas esas mentiras tan burdas?
–Es que tengo la cabeza llena de serrín.
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–¿Ya has venido del médico?
–Sí.
–¿Qué te ha dicho? ¿Qué es lo que te causa ese dolor?
–Tengo un tumor.
–Bueno, habiéndotelo pillado a tiempo…
–Es inoperable.
–Ah, vaya. Pero, bueno, por lo menos ya estás tranquilo, ¿no? Sabes de lo que se trata.
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Este año, en la optativa de Literatura Universal, se han matriculado 32 alumnos. Creen que les voy a dar aprobado general. Pues no. Y, además, voy a poner como lecturas obligatorias el Ulises, de Joyce, El hombre sin atributos, de Musil, y El ruido y la furia, de Faulkner.
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Gran Bretaña, durante las guerras revolucionarias y napoleónicas, conquistó Ceilán, Malta, la Colonia del Cabo, Mauricio, Trinidad y Tobago, Ascensión, la Guayana Británica, Nueva Zelanda y Heligoland.
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–¿Qué tal te va con el chico ese que conociste en el taller literario?
–Le dejé. Era muy obtuso.
–¿Muy obtuso?
–Se empeñaba en seguir escribiendo sus narraciones en presente.
–¡Madre mía!
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UN DIPUTADO
Votaré con el bolsillo, no con el corazón. Soy humano.
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CONSUMO LOCAL
El conde tiene conciencia ecológica: sólo muerde a aldeanos que vivan en las proximidades de su castillo.
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EL COLMO
Recrearon la batalla de Bailén. Ganaron los franceses.
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El loco comienza a dar saltos de alegría. Ha encontrado un tornillo en el suelo. ¡Está curado!
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Estoy cansado de que me tires besos. ¿Por qué no me los das con más suavidad?
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La peluquera se quedó de piedra cuando vio aparecer a Medusa con aquellos pelos.
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–¿Tú no serás uno de esos que dice que Cuba es una dictadura?
–Ah, no. Yo opino que Cuba es una democracia pluralista, con separación de poderes, en la que se protege el derecho de propiedad y hay libertad de expresión y de prensa.
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–Pero estas condiciones de trabajo son horrorosas.
–¿Qué quiere que le diga? Vaya a casa y consúltelo con la almohada –me aconsejó.
Pero yo no tengo casa y mi única almohada es mi propia mano.
–No hace falta. Acepto –dije.
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Los leones sólo tenían que apostarse junto a los pasos de cebra, así que tuvieron que quitarlos.
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Le maté cuando me dijo que no podía amarme más.
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–Esta novela es muy gorda. Así no podemos publicarla.
–¿Por qué no le ponemos una faja?
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Cuando iba en su canoa, en medio del océano, Akamu encontró una extraña vasija transparente, con una boca minúscula, que tenía algo dentro, doblado. La abrió y observó preocupado los extraños signos dibujados en lo que le recordó la corteza del paru. Lo arrojó al agua. La vasija transparente la guardó para regalársela a Manua.
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–Pero ¿qué es esa música?
–El Fary.
–¿Y qué haces escuchándola?
–Me han dicho que así no seré un blandengue.
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–Doctor, tengo gases.
–Pues enhorabuena, hombre. ¿Se lo pagan bien?
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El payaso se tomaba su trabajo en serio.
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Año 10456 de la Tierra Media. La Comarca, donde habían encontrado petróleo, parecía Mordor.
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Empachado, muy de mañana, antes de que amaneciera, el conde fue a hacer una donación de sangre.
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Águila Gris ha decidido tomar el sendero de la guerra, pero hace tanto tiempo desde la última vez que ahora no puede encontrarlo.
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–¿No le preocupa que su Manual del buen suicida no se venda por haberle prohibido la publicidad en prensa?
–Confío en el boca a boca.
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HAY MÉTODOS Y MÉTODOS
En la España de la Edad Moderna los no católicos eran crujidos en el potro. En la Inglaterra de la Edad Moderna los no anglicanos eran crujidos a impuestos.
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–¿Sigues mensajeándote con el tipo ese?
–He bloqueado su número.
–Pero ¿por qué?
–Fue muy grosero conmigo.
–¿Grosero?
–Le pedí que me enviara una fotografía.
–¿Y?
–Él me pidió una radiografía.
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–Putin se ha pasado. Mira que dinamitar el Nord Stream.
–Eso es lo que quieres que creas. Han sido los argelinos.
–¿Los argelinos?
–¿Cui prodest?
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–¿Cómo tengo que reaccionar si me encuentro con un jabalí montando en bicicleta?
–Deja el alcohol.
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–Ay, Zeus, me has engañado tantas veces.
–Podría haber sido peor, Hera.
–¿Peor?
–Imagina que estuvieras casada con el rey Juan Carlos.
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–¿Y qué le ponemos de postre?
–Macedonia.
–Pero ¿del norte o del sur?
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–¿Sabes qué? Jim Morton ha matado a Wild Bill Hickok.
–¿Qué? Imposible.
–Le descerrajó un balazo que le entró entre los dos omóplatos.
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Beber te hace vivir y te mata.
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–¿Qué te parece, Adán?
–¿No podías haberla hecho con más tetas?
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–Papá, ¿puedo preguntarte algo?
–Claro, Mikola.
–Hay pone que ese señor de la estatua murió hace setenta años, en 2022, durante la Guerra de Putin. ¿Quién es ese Putin?
–Pero, Mikola, ¿qué os enseñan ahora en el colegio?
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EL COLMO
Náufrago en Manhattan, una isla superpoblada.
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–¿Por qué nunca me haces reír?
–Pero ¿no eras tú la que querías una relación seria?
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JACOBO I
Londres bien merece una madre.
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Lo deja cuando ha escrito el primer capítulo de la segunda parte de Don Belianís de Grecia. Porque ¿a quién le interesan todavía este tipo de novelas? Dejándose llevar, empieza a escribir: En un lugar de la Mancha…
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EL COLMO
Al antitaurino le gustaba usar muletillas.
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Invité a mi mujer a un crucero alrededor del mundo. Así descansaré de ella tres meses.
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Te burlas de los astrólogos, pero te fías de los analistas económicos.
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Tuvo un hijo, que fue al colegio, donde le cargaban de deberes. Y él, que daba clases en la ESO, nunca volvió a pedírselos a sus alumnos.
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Decreto 45/2027, de Solidaridad. Siendo la fortuna media del país de 35.000 euros, todos los ciudadanos deberán tener esa cantidad en sus cuentas de ahorro.
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Lo de las bodas de Caná no fue un milagro. Jesús recomendó que se rellenara de agua las vasijas en las que quedaba un culillo de vino. Los invitados estaban tan achispados que no se dieron cuenta de lo que bebían.
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–¿Qué estás leyendo ahora?
–Un libro de Chester Himes. Me gusta mucho.
–¿Por qué?
–Porque Chester Himes escribía novelas negras negras.
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Los animalistas consiguieron que cerrara el circo de pulgas.
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Los españoles se sintieron despreciados por Putin: no les lanzó ni una sola bomba nuclear.
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Es seguidor de Marx: le pone los cuernos a su mujer.
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RECORDATORIO
Soportas esto por los tres meses de vacaciones.
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AVERRORES
Filósofo musulmán que se equivocó en su interpretación de Aristóteles.
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–Los de la editorial me han rechazado el manuscrito.
–¿Te han dicho por qué?
–Decían que no entendían mi letra.
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Inspector, le contaré cómo se me ocurrió la idea. Después de matar a la zorra de mi mujer y a su amante, subí al coche y empecé a conducir. No paraba de pensar en cómo deshacerme de los cuerpos. Me entró hambre. Y entré en un restaurante donde servían unos sabrosos emparedados.
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–Lo que más me gusta de él es que es muy detallista.
–Ah, qué bien.
–Sí, muy detallista. No sólo lleva teñido el pelo, sino también la barba.
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EL COLMO
Méndez Núñez es famoso por lo que dijo en la batalla del Callao.
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El encargado de admisión, que antes trabajaba en la Delegación del Gobierno, tiene los hábitos tan adquiridos que han necesitado recordarle que no les diga a los pacientes que vuelvan mañana.
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–Me gusta el cine de los 80.
–A mí también. Mi actor favorito es Andrew McCarthy.
–Pues no le conozco. A mí me gusta Michael Dudikoff.
–¿Quién?
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A veces es bueno hacerse la tonta, pero a Caperucita no le sirvió de nada.
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El mundo va mejorando a peor.
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No soportaba ir perdiendo la vista poco a poco. Quería ver las estrellas una última vez. Se subió al edificio más alto de la ciudad. Y se lanzó al vacío.
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Todas las mañanas, cuando me pongo delante del espejo de baño, veo a alguien de aspecto cansado que necesitaría otro rato en la cama.
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Decreto 377/2024. Los ataúdes deberán ser de cartón. Los cadáveres tendrán que llevar ropa orgánica, sin botones ni cremalleras. Las prótesis metálicas, incluidas las coronas de oro, deberán ser retiradas antes de la inhumación.
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El mago incapaz de sacar un conejo de la chistera desapareció.
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Las funerarias le han pedido ayudas al Gobierno. Por alguna razón, su cifra de negocio ha bajado desde 2020.
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–Me gustan la música y los animales.
–A mí también. No puedo separarme de mis perros.
–Yo no soporto a los perros. Tengo una gata.
–Ah. ¿Y qué música te gusta? Yo estoy enganchada a Rosalía.
–¡Puf! Rosalía me parece una choni con pretensiones. Prefiero a Adele.
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Para un abogado, treinta y cinco minutos son una hora.
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–¿Qué tal, José? Todo bien, ¿no?  ¿Y Trini?
–Le dio un ictus hace dos años. No lo superó.
–Ah, caramba. ¿Y tú hijo? ¿Cómo se llamaba?
–Luis José. Hace tres meses resbaló en la calle, se golpeó la cabeza y murió.
–Vaya. Pero a ti se te ve estupendo. Mejor que nunca.
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EL COLMO
La i latina es también griega.
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–¿Y qué anticonceptivo utilizas tú?
–Un trabajo a media jornada y mal pagado.
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Padre nuestro, que estás en el cielo, ¿vas a seguir ahí con la que nos está cayendo?
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DETERMINANTE
El juez le preguntó al niño quién le ayudaba a hacer los deberes, su padre o su madre.
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Sección de cultura. El jefe de sección habla con uno de los redactores.
JEFE DE SECCIÓN.— Esta semana vamos a hacer un especial sobre Juan Rulfo. ¿Sabes quién es?
REDACTOR.— (Sorprendido.) Claro que sé quién es. De hecho, me gustan mucho sus cuentos.
JEFE DE SECCIÓN.— Excelente. Quiero que prepares un artículo recomendando sus cinco mejores libros.
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–No soporto mirarme en los espejos. Siempre me veo gordo.
–Plácido, tengo que decirte una cosa: eres gordo.
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Por si la volvíamos a ver volar, nos preparamos. Construimos un puesto de observación. Compramos la más moderna cámara fotográfica. Hicimos turnos de vigilancia. Sin embargo, la muy pájara no volvió a levantarse del suelo.
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Un día, el asesino a sueldo descubrió que su tapadera como vendedor de enciclopedias ya no servía.
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¡Qué guapo y educado era el vendedor! ¡Y soltero! Pero ¿a qué sobrinos iba ahora a regalar las dos enciclopedias que no necesitaba?
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Vino a venderme una aspiradora. ¡Qué labia la suya! Nos acabamos casando. Tristemente, nos divorciamos: él no quería dejar  de ser vendedor puerta a puerta.
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–¿Tú te lo cuestionas todo?
–No, no me cuestiono que tengo que cuestionármelo todo.
–Entonces, si no te cuestionas que tienes que cuestionártelo todo, no te lo cuestionas todo.
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Su novela sobre César tenía 600 páginas. La de Augusto, 550. Las dos se vendieron a 23 euros. Igual que la novela sobre Tiberio, que tenía 240 páginas.
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Me amó más de lo que me ama. Me ama más de lo que me amará. Sería tonto no disfrutarlo.
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Juan de Dios Heredia Montoya iba vendiendo puerta a puerta calcetines. No se le daba nada mal. Todos los que le abrían, le compraban.
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Quería venderme un seguro de vida. Espero que él tuviera uno.
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Su jefe le obligó a ir a trabajar, pero nadie le compró nada a Gregor Samsa.
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Cuando su tía Sonsoles murió, el comercial tuvo que buscar otro trabajo.
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Por si la volvíamos a ver volar, nos preparamos. Organizamos un tribunal eclesiástico. Construimos una cárcel. Levantamos un patíbulo. Se asustó, sin duda, porque no volvió a aparecer.
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Por si la volvíamos a ver volar, teníamos los móviles siempre listos. Pero la muy bruja no salió nunca más.
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–Era un aristócrata muy estrafalario. Tenía cierto atractivo, pero era muy estrafalario.
–¿Por qué lo dices?
–Me hizo la pregunta más rara que me han hecho en toda mi vida.
–¿Qué te preguntó?
–El conde me preguntó cuál era mi grupo sanguíneo.
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Un año después, cuando preguntaron por el telefonillo quién era y el volvió a responder que un comercial de placas solares, le abrieron.
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Ya no hay más galletas de chocolate en el envase y mi hijo no entiende eso de la reduflación.
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ARRIBA Y ABAJO
Al día siguiente hacíamos como si nada hubiera pasado. Cada uno se ocupaba de sus asuntos. Yo llevaba los platos al comedor, limpiaba la plata, hacía todo lo que el señor Thompson me ordenaba. Ella se pasaba el día en el jardín, si hacía buen tiempo, o en la biblioteca. Si por casualidad la encontraba sola porque había ido a llevarle un refresco, se limitaba a decir: “Gracias, Peter”. Por la noche, cuando se apagaban las luces y retumbaban los ronquidos del ama de llaves, bajaba al salón de té. Ella ya estaba allí, con el tablero de ajedrez dispuesto.
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ÚLTIMOS BUÑUELOS
Unos buñuelos de viento y un café es lo que le preparé. Él adoraba los buñuelos. Engulló cuatro y llegué a temer que no probara el café. Finalmente se echó un trago. Hizo un gesto raro, pero no dijo nada. Luego devoró otros dos buñuelos y bebió otro sorbo. Se comió un último buñuelo y me dijo:
–Estos buñuelos están riquísimos.
Fueron sus últimas palabras antes de desplomarse.
Sólo después de verter el café que quedaba por el retrete y de limpiar la taza llamé al 112.
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DAÑO
Unos buñuelos de viento, unas rosquillas de anís y los primeros mantecados del año, eso fue todo lo que me dejó. Bien podría haber traído una botella de coñac. Sí, ya sé que el alcohol es malo y que los médicos me dijeron que no debía probarlo. Pero ¿qué daño puede hacerme ya, que estoy muerto?