El presidente estampó su firma en la Orden Ejecutiva 13.814: todos los inmigrantes y descendientes de inmigrantes tenían que salir del país. Se comenzó con los inmigrantes centroamericanos y asiáticos. A continuación fueron expulsados el resto de expatriados: europeos, africanos, canadienses: abandonó el país la primera dama. Los hijos de inmigrantes, a pesar de que tenían la nacionalidad, también fueron expulsados. Se siguió con los descendientes de inmigrantes centroeuropeos, judíos e italianos: el propio presidente dejó el país. Tuvieron que salir todos los afroamericanos. Se continuó con los descendientes de irlandeses y escoceses: esta vez le tocó al vicepresidente ser expulsado. Llegó el turno de todos aquellos de origen británico. Las varias decenas de descendientes directos de los colonos del Mayflower fueron los últimos en ser expulsados. Entonces comenzó el desalojo de los amerindios: iroqueses, navajos, cheroquis, apaches, yaquis, lakotas, esquimales, utes… El país quedó completamente vacío. La Orden Ejecutiva se había cumplido.
