viernes, 15 de mayo de 2020

Papelera

Carlos Vitale: “Si mereces lo que tienes, ten lo que mereces”.

¿Sobran bombas nucleares? ¿Por qué no lanzar una sobre Jaén? ¿Sobre Jaén? ¡Qué tontería! Mejor lanzarla en el desierto del Sahara.
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–Venía a hacerle una encuesta.
–Ah, muy bien.
–¿A quién votó en las últimas elecciones?
–A UPyD.
–Pero si UPyD no se presentó.
–Ah, ¿no? Pues entonces supongo que mi voto fue nulo.
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–Me levanté ese martes y reventé la báscula.
–¿Tanto habías subido de peso?
–Una barbaridad, tía. Trescientos gramos. ¿Te lo puedes creer?
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El profesor de Historia lee con sumo interés La Vanguardia del 29 de junio de 1914.
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NATURAL
El carnosaurio mató al cronoturista a sangre fría.
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Chizuko Koizumi, que cree que en el amor no hay imposibles, no para de mirarlo, toquetearlo, acariciarlo, besarlo incluso. Está enamorada de su iPhone 12.
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–Presidente, ¿qué es lo que le motiva, el poder, el dinero?
–Nah. Lo que me motiva es la posibilidad de fastidiar a los ciudadanos.
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“La presencia del enemigo no acibaró su postrer aliento.”
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Está claro cuáles son las motivaciones de don Quijote, de Sancho, de Dulcinea, pero cuáles son las de Rocinante.
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Le pregunté por qué motivos se había suicidado. No me respondió.
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–¿Tú no pescas?
–Ya pesqué hace dos años el pez que me correspondía por cuota. Ahora miro.
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El ministro de Propaganda informa al resto de miembros del Consejo de Ministros de que los ciudadanos han desarrollado credulidad de rebaño.
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–¿Tienes ganas de que acabe el confinamiento y poder visitar un museo?
–Pues no. No he visitado un museo en toda mi vida y no voy a empezar ahora.
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–No te acerques a esa cotorra en un radio de veinte metros.
–¿Distancia social?
–Distancia sonora.
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La economía sumergida está ahogada.
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Voy a su tumba a llevarle flores. La echo de menos. Añoro nuestras discusiones.
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–Me regaló un Onopordum acanthium.
–A ver.
–Mira.
–Pero si es…
–Sí. Un cardo borriquero.
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He perdido veinticinco kilos. Ahora podré ir a ver a Laura y pedirle una cita.
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–Teul, ¿qué es lo que os ha motivado a venir a nuestra tierra, el oro, vuestro extraño dios, el ansia de conquista?
–Huir de nuestras mujeres. Son insoportables.
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Llamé a la radio para pedir el teléfono de Elena Francis. Me enviaron a la policía.
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La enfermera tuvo un día agotador. Aquel día fue madre, hermana, hija, sobrina, nieta, novia.
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El artillero Bob Morris empieza a perder la paciencia. ¿Cuándo vendrán a rescatarle? Bob es el único tripulante vivo del Belle Orleans, fortaleza flotante que se estrelló en el desierto libio en abril de 1944.
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EPITAFIO
Viví mal acompañada y morí sola.
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–¿Qué tienes que decir en tu defensa?
–La infidelidad es contagiosa.
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Repentinamente, el locutor de la radio calló. Así supimos que los marcianos habían vencido.
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–¿Qué es lo que te motiva a leer libros de autoayuda?
–Leí un libro de autoayuda.
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Siempre estoy motivado para no escribir.
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El traumatólogo me dijo que necesitaba una radio. Me compré una portátil.
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Gandalf le decía que Sauron había descubierto dónde estaba el anillo. Tenía que abandonar la Comarca inmediatamente. Frodo se acercó a la chimenea y, sin pensarlo dos veces, quemó aquella carta.
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–Tú trabajabas en el bufete Ramos-Nájera, ¿no?
–Sí, pero me despidieron cuando el oculista me diagnóstico presbicia.
–Pues no lo entiendo.
–Es que me ocupaba de revisar la letra pequeña de los contratos.
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El juez me prohibió aproximarme a mi marido en un radio de 500 metros. Le di las gracias.
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Agradecí al juez que me prohibiera aproximarme a mi marido en un radio de 500 metros.
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Gracias, señor juez, por prohibirme aproximarme a mi marido en un radio de 500 metros.
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En un radio de 500 metros. Es lo que me prohibió el juez acercarme a mi marido. Se lo agradecí.
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–Aquel coach me desmotivó.
–¿No te gustaba lo que decía?
–No me gustaba lo que cobraba.
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Rodrigo aplastó a los musulmanes. Los visigodos conquistaron algunas plazas del norte de África para frenar posteriores ataques. En 788, el rey visigodo Totila derrotó a Carlomagno en Zaragoza…
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Creyeron ponérselo fácil al faquir preparándole una cama con un solo clavo.
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Del poco dormir y del mucho leer libros de caballerías, a Aldonza Lorenzo se le secó el cerebro, de manera que vino a perder el juicio y a creerse Oriana, hija del rey Lisuarte de Gran Bretaña, Carmesina, presumible y única heredera del Imperio bizantino, Polinarda, hija del emperador de Alemania.
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EL GOBIERNO PROMETIÓ
Pues sí, señor, yo antes era abogado. ¡Qué tiempos aquellos! Los echo de menos. Que un cliente te planteara un caso. El reto de sacarlo adelante. Noches y noches estudiando jurisprudencia y revisando sentencias. Los nervios del día del juicio. La incertidumbre antes de que saliera publicada la sentencia. El escalofrío cuando llegaba el mensaje del procurador. El triunfo o el fracaso. Todo eso acabó. Y lo entiendo. El clima había enloquecido. No se podía respirar en las ciudades. Los vertederos no admitían ni un solo residuo más. También nosotros debíamos aportar nuestro granito de arena. La huella de carbono del sumario más sencillo era intolerable. Yo estaba convencido. Voté a favor de la justicia sostenible. El Gobierno prometió que se ocuparía de nosotros, pero ya me ve. Por lo tanto, señor, entrégueme la cartera y el móvil o tendré que pincharle con esta navajita.
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Mi mujer me ha contagiado. Ahora me gusta Jamie Oliver.
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Hace siglos que los egipcios dejaron de adorarle, pero los crucigramistas siguen venerando a Ra.
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El hombre que amé se ha convertido en fantasma. Y ya ven: sigo planchándole las sábanas.
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Decidimos no ahorrar con el chocolate del loro, así que, sintiéndolo mucho, Lucía, sólo te puedo ofrecer un vaso de agua. ¿Te apetece?
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–En un lugar de la Mancha de cuyo nombre no quiero acordarme…
–Hum, recuerdos reprimidos. Interesante -dijo el psicoanalista.
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El omnipotente Shangdi le dijo a Nanzi:
–Ganarás el arroz con el sudor de tu frente.
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Los bonsáis no dejan ver el jardín.
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“Todo estribaría en el tesón de trescientos veteranos.”
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Carlos Martel es derrotado y muerto por los musulmanes. En la madraza de Cambridge se enseña álgebra; en la de Oxford, las obras completas de Abén Jaldún.
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DRAMATIS PERSONAE
Aharon, militar.
Asaf, guardia de seguridad.
Bezalel, militar.
Gila, periodista, amante de Tzipi.
Moshe Ploskov, ministro del Interior.
Sharren Kisch, ministra.
Shlomo Elkin, ministro de Asuntos Religiosos.
Steinitz, carcelero.
Tzipi, auxiliar de enfermería.
Yoav Arbel, ministro de Exteriores.
Yulia, cocinera.
Zeev Haskel, experto en seguridad.
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Señores amante de lo ajeno:
Les comunico que no hay nada interesante en este vehículo, excepto un CD de Dulce Pontes que dejó una antigua novia y que, la verdad, no me importaría que me robaran. Pero les informo también de que ayer mismo di positivo en coronavirus.
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Me levanté ese martes y reventé la báscula. Comprendí que tenía que moderarme. Esa mañana, para desayunar, sólo tomé cinco tortitas y un vaso mediano de leche con cereales.
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AL BORDE DEL ABISMO
Te amaré hasta que una caída nos separe.
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Pupila de doña Plácida fui durante un año. Sólo nos daba de comer al mediodía, si se puede llamar comida a aquello: todos los días había sopa o puré, y sanseacabó. Muchos días, famélica, tenía que escaparme para comprar una hamburguesa.
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El racismo y los prejuicios hundieron el Prince of Wales.
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–Buenos días tenga vuesa merced.
–Buenos días.
–¿Qué es lo que hace?
–Pues no lo ven. Estoy pintando un retrato de sus majestades.
–¿Y toda esta multitud? ¿Qué hacen aquí la infanta, sus meninas, los enanos, el aposentador? Que estamos en estado de alarma, hombre.
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Los profesores de la Sorbona están, a pesar de Carlos Martel, comentando el Corán.
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Me pusieron una multa de doscientos créditos. Tenía que haber echado el cuerpo de mi marido en el contenedor orgánico.
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¿Soy tan simple como el protagonista de un microcuento?
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Los israelitas sienten que, en ocasiones, Yavé se porta con ellos peor que un demonio.
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NO HAY MAL…
–Pero ¿qué te ha pasado en la cara?
–Me ha picado una avispa.
–Te habrá dolido mucho.
–No tanto. Así he tenido una excusa perfecta para no comer en casa de mi suegra.
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Fue un diluvio pasado por agua.
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Aquel hábito le estaba matando, así que dejó de fumar. Con el dinero ahorrado decidió hacer el tan anhelado viaje a Nepal. Murió en una avalancha.
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¿Qué mérito tiene hundir un sumergible?
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–¡Hágase la luz! –dijo.
–Pero ¿cuántas candelas? ¿Una, veinte, doscientas? –preguntó una voz.
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–He puesto una cara muy triste, ¿no? Supongo que el papel de Antígona es mío.
–Pues no. Lo siento. Has sobreactuado.
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Su amigo invisible le ayudaba a enfrentarse a sus enemigos visibles.
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–¿Puedo hacerte una pregunta?
–Adelante.
–¿Por qué haces lo que haces? ¿Qué es lo que te motiva?
–Creo, Adán, que no está bien que estés solo.
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El nuevo presidente del Gobierno sabe que el pasado era suyo.
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–El alcohol aletarga.
–¿Al virus?
–Al portador del virus.
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El hombre que odié se ha convertido en fantasma. Ahora también le temo.
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Veinte minutos después, la cajera dijo:
–Ya veo que se toma su tiempo.
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–Su próximo libro son unas memorias, ¿no?
–Sí, cierto.
–¿Usted ha sido pirata en Borneo, amante de Uma Thurman, astronauta?
–Bueno, memorias o autoficción, da lo mismo. Con mi libro he venido a colarme en el traje y la piel de todos los hombres que no seré.
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Llamó a los bomberos porque le ardía el estómago.
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EL COLMO
Yavé les dio por culo a los habitantes de Sodoma.
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¿Y si la Tierra fuera un planeta Potemkin?
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Siempre estamos pensando en ti. Pasamos el tiempo buscando formar de complacerte, de reverenciarte, de ensalzarte. En definitiva, te adoramos. Y, para una vez que damos un traspié, no dejas de echárnoslo en cara. Yavé, ¿sólo ves esa maldita manzana?
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El anfitrión me llamó aparte y me dijo:
–Plácido, esto…
–¿Qué pasa?
–Hubo un problema con las invitaciones. Envié once por equivocación. Y ahora tengo que pedirles a dos invitados que se vayan.
–¿Qué?
–Sí, lo sé. Es una faena.
–No te lo perdonaré jamás.
–Toma. Doscientas pesetas. Sal a tomar algo.
–Vale, vale… ¿Quién es el otro?
–¿Qué otro?
–El otro invitado que sobra.
–Donde caben nueve caben diez.
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Gané el Novel, pero me temo que nunca ganaré el Nobel.
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Los grises protagonizaron el último saqueo de Roma. Se llevaron todos los pinos.
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Calcio. Es lo que dice el médico que me falta. Y no puedo tomar leche porque soy intolerante a la lactosa. Así que no me trate de loco. Tengo que comerme la concha de los caracoles.
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Me levanté ese martes y reventé la báscula. Ya estaba harto de que Raúl se pasara el día pesándose.
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El comité de expertos del Gobierno sólo aprobó la solicitud de un partido para presentarse a las elecciones.
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–El próximo favor se lo pido a Santa Rita que no me pedirá un interés del cinco por ciento.
–No creo que ella hubiera podido conseguirte cuarenta mil euros en veinticuatro horas.
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VIDAS PARALELAS
José y Calígula se casaron con mujeres embarazadas.
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Se fue cuando le dije que era un amante de lo breve.
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Aquella guerra empezó en verano y acabó en otoño. Duró cuatro años.
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Comprueba que la cera se ha secado. Pero debe tener cuidado: no puede acercarse al sol. Ha llegado la hora. Coloca su pie izquierdo sobre el estribo, se agarra a las riendas y con un impulso se sienta en la montura.
–Vuela, Rocinante, vuela.
Pero el alado jamelgo no se mueve.
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Sé que he escrito algunas líneas memorables, pero no las recuerdo.
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La primera nieve cayó al anochecer. Por la mañana, cuando nos despertamos, seguía nevando. En el apartamento no teníamos ninguna ropa de abrigo. Tuvimos que envolvernos en nuestras toallas para no congelarnos. El invierno había llegado en pleno agosto.
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Llamé a la radio para preguntar si las bacterias afectaban también a los maridos.
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ALQUIMIA
El chatarrero transforma la basura en oro.
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¿Lejos de ti? ¿Por qué? ¿Porque te regalé un cardo borriquero? Pero si es una flor.
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Sus padres no creían que existiera, pero el psiquiatra sí. Y le ayudó a enfrentarse a sus enemigos invisibles.
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No quiero que me vean en el ataúd arrugado, pálido, exangüe. Quiero morir rebosante de salud.
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Me invitó a su casa. La velada se me hizo larga. Pero me sentí obligado a invitarle a la mía. Qué aburrimiento. Volvió a invitarme. Volví a invitarle. Para acabar con aquel círculo tedioso, le propuse vivir juntos. Nuestro monótono matrimonio dura ya veinte años.
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El actor tuvo un ataque al corazón en el entreacto. Hizo mutis por el foro.
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Denunciaron al camarlengo por encender una estufa en la Capilla Sixtina.
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–Te doy un ultimátum. No iremos ningún domingo más a casa de tu madre a comer.
–Dejémoslo en penultimátum. Me dijo que este domingo haría migas.
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Mi mujer siempre va por un paso por delante. Por eso, ella, mientras que yo sigo en la fase 0, ya está en la 1.
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Creo que nunca podré escribir un cuento redondo: soy demasiado cuadriculado.
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–La suerte está echada.
–Esto, amo.
–Sí, Afisio.
–Este río es el Sernión. El Rubicón se encuentra tres millas más al sur.
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¿Y si los cristianos hubieran quemado Roma?
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EPITAFIO POLÍTICO
Pasé dos meses en el apartamento que me prestó un empresario.
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El psiquiatra no pudo resolver el problema del matemático.
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EMPÁTICO
Todos hablan del Titanic, pero nadie del pobre iceberg. ¿Qué fue de él?
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MUCHA MIERDA
El escenario estaba lleno de tomatazos.
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La invasión extraterrestre fracasó. Los dinosaurios la abortaron.
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La radio provocó la Segunda Guerra Mundial. La televisión evitó la Tercera.
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Sancho, aquel pegujalero, debía haberse vuelto loco: le pedía que fuera a visitarlo a la ínsula Barataria. Alonso Quijano se acercó a la chimenea y, sin pensarlo dos veces, quemó aquella carta.
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–¿Carne o pecado? –me preguntó el camarero.
–Pecado –respondí.
Y me sirvió carne de preso.
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El médico le diagnosticó a Romeo julietalgia.
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TENEMOS UN PROBLEMA
La nave alienígena, que era la vanguardia de la flota de invasión, chocó con un tornillo suelto del Apolo 13 y quedó a la deriva.