–Su ejecución ha sido fijada para el día 24.
–Bien.
–Deberá abonar cinco euros.
–¿Cinco euros? ¿Para qué?
–Es el precio de la bala.
–Una bala no cuesta más de un euro veinticinco.
–El precio en el economato es de cinco euros.
–No los tengo. A ver, tengo… noventa y cinco céntimos.
–Pues tendrá que pedir prestado.
–¿Y quién me va a prestar dinero sabiendo que no se lo voy a devolver?
–¿No tiene a alguien que le odie?