–¿Quién es la primera?
–Katharina Söder. 38 años.
–Un poco mayor.
–Pero mirad qué hermosos pechos.
–Sí. No están mal… ¿Qué haces? No se los toques.
–Perdón.
–La siguiente.
–Ulrike Gehring. 23 años.
–¿Qué le pasó?
–Cayó de un granero y se rompió el cuello.
–Otra.
–Sylvia Schorer. No estoy seguro de la edad. Unos 25, supongo. Era prostituta.
–¿La conocíais?
–Eh, no, no.
–¿Seguro? Bonitas manos. ¿De qué murió?
–La encontraron en la calle y la llevaron a la fosa. Nadie reclamó su cuerpo. La siguiente es Angelika Stierstorfer. 19 años.
–Muy guapa. ¿Qué le sucedió?
–Creo que fue seducida por un soldado polaco del emperador y…
–Ya veo. La siguiente.
–Petra Bussinger. 25 años.
–Magníficas piernas. Lástima que tenga esa fea cicatriz.
–Mirad qué brazos.
–No la quiero para sacudir las alfombras.
–Michèle Cordier. 31 años.
–¿Francesa?
–Sí. Estaba casada con un antiguo oficial de Napoleón que se puso al servicio del rey de Wurtemberg. Murió de fiebre puerperal.
–Tenía unos bonitos labios. Otra.
–La siguiente es Helga Kränzle. 26 años.
–Bonito pelo. ¿Qué le pasó?
–Trabajaba en una taberna y ya veis cómo tiene las piernas. Fue aplastada por una barrica de cerveza.
–Lástima.
–Sí. Era cerveza de Pilsen.
–Me refería a la tabernera. Otra.
–Margarethe Bause. 18 años.
–Esta podría servir para… ¿Estaba casada?
–A ver… Sí. Casada con…
–No me importa.
–Tiene unas bonitas piernas, doctor.
–¿Alguna soltera?
–Barbara Seehofer. 14 años.
–Parece mayor. ¿Quedan más?
–Renata Altenkamp. 43 años.
–No, no. Sólo tiene dos años menos que yo. Demasiado mayor.
–Christine Aschenberg. 32 años.
–Nadie lo diría. ¿A qué se dedicaba?
–Era institutriz.
–¿Soltera?
–Viuda. Tengo otra más, doctor: Ingrid Pahlmann. 25 años.
–Bastante gorda, me parece a mí.
–Era la mujer de un pastelero.
–¿Y de qué murió?
–No lo sé, doctor. Gula.
–En fin, tendré que trabajar con esto. Prepara el quirófano.
Relato publicado en la Revista Monociclo