miércoles, 15 de julio de 2020

Papelera

P.D. James: “Se me hacía más agradable meditar sobre el primer libro que empezar a escribirlo realmente”.

–¿Quién es Ulises?
–Nadie.
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Hice novillos. Fui al cine. Vi una de Rohmer. El cole no era tan aburrido.
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Quería suicidarme. Fui a una tienda de armas, pero no quisieron venderme una pistola. En la ferretería me dijeron que no había cuerdas. La farmacéutica me miró raro cuando le pedí una píldora de cianuro. Los sábados no hay trenes. Cansado, lo dejé para otro día.
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La tarde duró cinco litros de agua.
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–Yayo, ¿cómo estás?
–No conservo un solo diente sano. Estoy medio sordo. Sólo veo manchas. Me cuesta andar. Me paso la vida en el baño. Dime. ¿Cómo crees que estoy?
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¿La Ley de Sturgeon también se aplica al BOE?
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–¿Por qué quiere alistarse en la Legión Extranjera?
–Creería que no iban a preguntarme mis motivos.
–Simple interés personal.
–Quiero que me maten.
–Ah, usted es un suicida, ¿no?
–Digamos que sí.
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¿Que qué le ocurrió a Ambrose Bierce? Acompañaba a Pancho Villa en una de sus correrías cuando le dio dolor de cabeza. Le preguntó al bandolero si tenía una aspirina. Villa tenía un revólver.
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Ejemplo de oxímoron: ciencia cristiana.
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–¿Sabes? Me lié la manta a la cabeza.
–¿Y te fue bien?
–Me sobraba manta por todos lados.
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INEVITABLE
Causa del fallecimiento del acróbata: triple salto mortal.
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El semáforo se puso ámbar. Aceleré. Aceleré. Pasaría. Pasaría. No pasé. Choqué con un Mégane blanco, que se llevó por delante un Golf rojo. Salí del Audi negro de Rubén. Se iba a enfadar: su coche tenía el morro como un acordeón. Pensé que sería una buena idea ponerme a bailar. El policía que me detuvo pensaba de otro modo.
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Olisqueó la exótica flor. Desde entonces, de su nariz sale un extraño susurrido.
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Cuando murió, se dio cuenta de que su vida había sido tan aburrida que sólo daba para un cortometraje.
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La dinastía Qing sustituyó a la Ming. Por lo demás, todo sigue igual.
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Hamlet va de cráneo.
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Apenas comenzó la dinastía Qin, el emperador ordenó a los cronistas que reescribieran la historia antigua. Así, quedó fijado que el primer monarca Qin había reinado hacía 2.800 años. Antes de él, no había Reino Medio, sólo tribus.
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JAÉN
Fue a la estación de tren y se subió al autobús que iba a Madrid.
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Jesús se levantó de su tumba. Se quitó el sudario. Se dirigió a la puerta. Empujó la piedra que cubría la entrada. Demasiado pesada. Pulgada a pulgada, consiguió moverla. Ya casi lo había conseguido cuando llegó María Magdalena.
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Dios no celebra el Juicio Universal porque teme que la humanidad le recuse.
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Había una escalera apoyada en el muro. Me subí a ella. Vislumbré un jardín. Cuando oí gritar: ¡Otro fisgón!, fui rápido: salté al suelo. Justo a tiempo. Escuché varios disparos y recogí mi sombrero del suelo. Agujereado. Por poco.
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JAÉN
Fue a la estación de tren y se subió en el autobús que iba a Madrid.
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Pionero de la alimentación humana, François Kaboneka fue el inventor del puré de mantis, de la papilla de termitas y, sobre todo, del batido de cigarras, el famoso sustituto lácteo.
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El guía nos esperaba cuando bajamos del avión.
–Vamos –dijo.
El autobús en el que nos subimos nos dejó en la falda de la montaña.
–Cámbiense de ropa. Vamos.
En cinco minutos iniciamos la escalada.
–Vamos. No esperamos a nadie –dijo el guía.
Y no era una mentira. Un japonés, dos chinos y tres españoles no llegaron al campo uno. El segundo día cayeron otros cinco. El tercer día (el último de escalada), salimos temprano. Llegamos a la cumbre del Everest al mediodía. Apenas si pudimos permanecer allí un instante.
–Vamos –nos dijo el guía.
Teníamos apenas unas horas para descender y llegar al avión. Al día siguiente estaba programada la visita al Taj Mahal. No podíamos llegar tarde.
–Vamos, vamos –nos repetía el guía.
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PARADOJA
La Unidad Militar de Emergencia no es una unidad militar.
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Cuando me jubilé, me regalaron un bolígrafo bañado en oro. Ahora que no lo necesito.
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Los salvajes yurchen invadieron el Reino Medio, que se convirtió en el Medio Reino.
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Durante la guerra, los expertos camuflaron la ciudad para que no fuera bombardeada. Lo hicieron tan bien que ahora no sabemos dónde está.
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–¿Quiénes son los que gritan en ese salón?
–Son izquierdistas y derechistas.
–Ah, discuten sobre política.
–No, no, amigo mío. Discuten sobre la cojera de Byron. Unos dicen que tenía deforme el pie izquierdo; otros, que el derecho.
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Naces, te da un cáncer, sobrevives y mueres.
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Proletarios de todo el mundo, aguantaos.
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El profesor de Lengua le ha suspendido porque no tiene modales.
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–No sé qué significa esa expresión.
–¿Qué expresión?
–Se ha dormido en los laureles.
–Esa expresión significa que mucha gente se ha dormido en los laureles.
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Don Juan ha hecho las cuentas del Gran Capitán.
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Cuando era niño, visitó el Museo de la Corrupción. Hoy, cuarenta años después, está orgulloso porque le han dedicado una sala.
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Van Gogh pintaba muy bien, pero se suicidaba muy mal.
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No pudo evitar el contagio. Él también acabó escribiendo microcuentos.
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Se casó con él un martes, lector. Y ese mismo día se embarcó en un crucero ¿Lo entiendes? Se burló las supersticiones. ¿Cómo iba a salir bien?
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–¿Por qué dejó la rana que el escorpión que la acabaría picando se subiera encima?
–Porque era su naturaleza de estúpida.
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–Fue detenido por violencia de género.
–¿Qué hizo?
–Atacó a su pareja con humor ácido.
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Nerón logró escapar, dejando para que el populacho lo ultrajase el cuerpo de un esclavo que se le parecía. El emperador huyó a Arcadia y se hizo pastor. Les cantaba a las ovejas los poemas que componía. El consejo de ancianos tuvo que amonestarle por crueldad animal.
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Descorchó la botella de champán y me llenó la copa. Brindamos. Aquel brebaje estaba asqueroso. No valía lo que me hizo pagar por él: las caricias y los dos besos.
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En Groenlandia, vikingos y esquimales no pudieron romper el hielo.
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El profesor de Lengua pidió una tónica.
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El famoso pirata Roberts perdió una oreja en Veracruz, una pierna en Jamaica, una mano en Maracaibo, un ojo en Portobelo y el cuello en La Habana.
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–¿Cómo prefiere morir el acusado?
–¿Qué opciones hay?
–Ahorcado, descoyuntado o desmembrado.
–Pues no sé. Voy a pedir el comodín del público.
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La recepcionista de la consulta le dice al médico que le duele el codo. Le cuesta doblarlo. No puede moverlo. El médico le indica que eso no es nada y añade:
–Que pase el primero.
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Nikola Tesla inventó un criogenizador. Fue el primero en utilizarlo. Funcionaba con electricidad. Lamentablemente, la proporcionaba la Edison Light Company.
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Se casó con él un martes, lector. Me pilló por sorpresa. Pero me sobrepuse pronto. No estaba dispuesto a renunciar a ella. El viernes ya era viuda.
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Yo: Una mujer ha apuñalado en la espalda a su pareja. Alega que fue en defensa propia.
Mi mujer: Puede ser.
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Perla japonesa y una onza de plata peruana es lo que me costó esta prótesis.
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–¿Cómo te fue con Pedro?
–Mal, chica. Le pedí la Luna y se puso a canturrear Fly to the Moon.
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Los sindicatos consiguieron que los funcionarios con hijos tuvieran horario flexible para llevar y recoger a sus hijos del colegio. También a sus sobrinos. E, incluso, a los hijos de los vecinos. Los sindicatos lograron que los funcionarios con padres mayores dispusieran de un permiso de varias horas para ocuparse de ellos. Aunque el funcionario viviera en Jaén y el padre en Almuñécar. Los sindicatos arrancaron a la administración el compromiso de conceder un permiso a los funcionarios para ocuparse de asuntos personales. Pero no resulta fácil conseguirlo, porque no queda ni un solo funcionario en la administración para manejar el papeleo.
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–¿Qué es este tocho, Anju?
–El libro de los muertos, majestad. Cuando resucitéis, tendréis que leerlo para guiaros en la otra vida.
Y el faraón, al que no le gusta leer, decidió no resucitar.
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Madre me enseñó a aprender a querer... a todos muertos.
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En la paella hay gato encerrado.
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CURRICULUN VITAE
Dejó de leer.
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–Helena, tendrás que reconocerme que Paris era un cobarde.
–Lo era, Menelao.
–Supongo que sería bueno en la cama, ¿no?
–En la cama era un desastre.
–Pues no lo entiendo.
–No me dejaba que tocara la plancha.
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Sigo yendo a mi psicoanalista porque siento que me necesita.
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No sé por qué se queja. ¿Qué quería, ir a Miami? La llevé al embalse del Encinarejo. Lo que me pidió. Sol y agua.
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Suspendieron la ejecución. Al condenado no le encontraron la vena.
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El penalti a favor del Madrid fue el desencadenante de la enésima pelea de VAR.
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–Te amo.
–Pues lo siento, pero yo no quiero ser tu objeto directo.
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Llevo a reciclar pilas y bombillas. Procuro no molestar en el pasillo. Si alguien lo bloquea, doy la vuelta por otro. Me pongo en la fila y guardo la distancia social. Me dirijo a la caja que me indican. No hay nadie. Me cuesta contenerme cuando el cajero que ve lo que ha pasado me dice que me atenderá, cuando atienda al que iba detrás de mí.
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Sansón se puso entre las dos columnas. Las empujó con todas sus fuerzas. El pesado arquitrabe le cayó encima de la cabeza y le mató. Los filisteos contemplaron toda la escena asombrados. La versión que luego contarían los hebreos de lo sucedido fue bastante distinta.
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–¿Por qué ganaron los atenienses la batalla de Maratón?
–Por piernas.
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Jean Etcheverry fue hecho prisionero en octubre de 1812. Su captor se lo llevó a su casa de campo, en la provincia de Tula. Mediante gestos, le hizo saber que le liberaría cuando enseñase a sus hijos francés. Diez años después, Jean es liberado. Regresa a Francia. En 1827, Vladímir y Mijaíl, los pupilos de Jean, visitan París. Nadie entiende lo que dicen. Están hablando en vasco…
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Magallanes quería llegar a las islas de las Especias. Todo le importaba un comino.
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El tiempo todo lo endura.
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Tarzán no soporta de China la monotonía.
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Joseph Goebbels era un Homo heidelbergensis.
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En el juicio de Paris hubo soborno.
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–Señor juez, soy inocente.
–No mató a Saviani.
–Sí, señor juez, yo disparé, pero de acuerdo a la severa educación calvinista que recibí, estaba predestinada a hacerlo.
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Cuando llego el inspector de Hacienda, se le acabaron las tonterías.
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–Espejito, espejito, ¿quién es la más guapa?
–La más guapa, no sé. La más loca, indudablemente tú, que hablas sola con un espejo.
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Cuando llegó julio tuvieron que suspender las representaciones de La Venus de las pieles.
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–¿Qué ha pasado con La fuente, de Richard Mutt?
–Se la llevó el fontanero.
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En prisión, Meursault leyó La ciudad del sol. Se volvió loco.
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Martes. Podemos quiere naturalizar los insultos.
Miércoles. Podemos quiere naturalizar a 600.000 inmigrantes ilegales.
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Los peripatéticos pensaban que sus rivales no habían salido de la caverna.
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Escribo para distraerme de ella.
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Paris secuestró a Clitemnestra, la mujer de Agamenón, que no quiso rescatarla.
–¡Menudas tragedias va a formar en Troya! –dijo.
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Cuando Hannibal Lecter vivía en Italia, le gustaba comer carabineros.
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Echaron a todos aquellos extranjeros vagos y perezosos. Los israelíes contaron una versión muy distorsionada de aquel hecho.
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–¿Has conseguido que el detenido hable?
–Sí, Gruppenführer, pero he tenido que sacarle las palabras con un sacacorchos.
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Si cuando estás leyendo algo estás pensando en el libro que leerás a continuación, es porque el libro que estás leyendo no te gusta mucho.
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El lobo se disfrazó de abuelita, de Caperucita, de la mamá de Caperucita, de cazador, de tabernera, de comerciante de vinos, de prostituta, de conde, de condesa, de jardinero.
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Dice tantas tonterías que va para ministro.
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El presidente dice que el cambio climático es una tontería y que, en cualquier caso, a él le gusta el calor.
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HISTORIA DE DAVID Y GOLIAT
Moraleja: el casco salva vidas.
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Iglesias quería abrazar a Sánchez. Éste dijo que mejor guardar la distancia socialista.
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–Te daré la Luna.
–No digas tonterías. ¿Para qué quiero yo esa roca llena de agujeros? ¿Por qué no me regalas Júpiter?
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El chino y el pakistaní no se entendieron hablando.
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Ada Colau es equidistante: no es ni independentista ni constitucionalista, ni homosexual ni heterosexual, ni con estudios ni sin estudios, ni guapa ni fea.
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Cuando la vio con ese vestido lencero, se le disparó la imaginación.
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Me perdí un martes en el río. El sábado me encontraron en el mar.
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–Telegrama urgente, don Ramiro.
–¿Urgente? ¿Y lo traes subido en un asno, Paquito? Me parece imperdonable.
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Schrödinger pagó al gato por adelantado.
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Se casó con él un martes, lector. Fue el mejor de los maridos. Atento. Cariñoso. Adèle, durante tres días, pudo considerarse feliz. Pero Henri-Désiré tenía otra boda el domingo.
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Arrullado por el sonido del mar, después de hacer el amor durante toda la noche, el amanecer le sorprendió en la arena. La luz le provocó un doloroso despertar al conde.
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Me perdí un martes y tuve que pedir ayuda para encontrarme.
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–Seguro que guardas muchos cadáveres en tu armario.
–Vivo en un apartamento de 35 metros cuadrados. Sólo uno.
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–Trabajaba con Nikola Tesla, pero me despidió.
–¿Por qué?
–Tuvo una idea genial y, para halagarle, se me ocurrió decirle que se le había encendido la bombilla.
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No sale de su asombro. Está confinado.
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–Casio, ¿sabes qué?
–¿Qué, Yago?
–Desdémona no te ama. Sólo quiere darle celos a su marido.
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Felipe IV destituyó a Olivares. Lo consideraba inválido para el cargo.
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El cantonés engañó al pekinés como a un chino.
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–¿Quieres que visitemos la tumba de Huma?
–¿Huma ha muerto?
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ECONOMÍA SUMERGIDA
Las cartas del agua las entrega un cartero no registrado.
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–Le quité las tonterías con un libro.
–¿Lo leyó?
–Le golpeé con él.
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Me perdí un martes en una avalancha. El miércoles me encontraron en el hospital.
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Salvar al soldado Ryan. Moraleja: hay que ejecutar a los prisioneros.
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–Telegrama urgente, señor ministro. Del ministro en Inglaterra.
–¿Cómo sabía que estaba aquí?
–Todos saben que pasa con la señorita Puri las tardes de los jueves.
–¿Todos? ¿También mi mujer?
–También, señor ministro.
–Que nadie me lo haya dicho hasta ahora me parece imperdonable.
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LEY DE STURGEON
Me deshice del 90 % de los libros que mi tío me legó en su testamento.
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–Diga.
–¿Es la compañía tabacalera?
–Sí. ¿Qué quiere?
–Mire he leído en la cajetilla que el tabaco mata.
–Ya sabe. El Gobierno nos obliga a incluir esos avisos.
–Ya, ya. Sólo quería saber…
–Diga.
–Supongo que habrán hecho estudios, ¿no? Mire. Yo tengo 32 años. Mido 177 centímetros. Peso 95 kilos. El año pasado me hice análisis y me salió todo bien. Bueno, el colesterol rozando el límite. Fumo unos treinta cigarrillos diarios. Dígame. ¿Cuándo exactamente me matará el tabaco?