P.D. James: “Se me hacía más agradable meditar sobre el primer libro que empezar a escribirlo realmente”.
–Mira. Por allí viene el príncipe. Distraído, como siempre. ¿Qué es lo que dice?
–Ser o no ser.
–Va de cráneo.
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Platón no quería salir de caverna; Epicuro, de la taberna.
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“How did it go with Pete?”
“Horrible. I asked him the Moon and he began to croon Fly to the Moon”.
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Los peripatéticos pensaban que sus rivales eran unos antiguos que no querían salir de la caverna.
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Aquel planeta no le gustaba nada. Y allí debería permanecer exiliado durante cinco periodos. Durante el primero se mantuvo oculto. Fue aburrido. Al poco de comenzar el segundo, adoptó una forma humana, se hizo llamar Jean-Paul Gaultier y se convirtió en diseñador de moda.
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Fue un reencuentro triste para él, pero alegre para mí. Visitó mi tumba, pero la próstata le jugó una mala pasada y no puso orinar en ella.
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Fotógrafa de bodas era cuando le conocí. Me quedé encantada con él hasta el punto de que perdí la cabeza. El reportaje fue un desastre. De la novia saqué diez fotos; del novio, ochocientas.
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–Comandante Armstrong, ¿a qué espera? ¿Va a salir o no?
–Es que no sé dónde dejé el papel donde llevo apuntado lo que debo decir.
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Aquel ATS era tan torpe que ahora trabaja en la cárcel poniendo inyección letal.
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Prohibido escribirle cartas a Papá Noel. Mantiene en régimen de semiesclavitud a los elfos.
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–Paris, ¿por qué tuviste que decir que Afrodita era la más guapa?
–Porque Eneas es amigo mío.
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¿En las playas nudistas hay que llevar mascarillas?
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Entre el amor y la razón, Ann Darrow eligió lo segundo, porque lo primero, sin duda, le mataría.
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Cuando llegó a la habitación, se puso el bañador, salió al balcón y saltó. Sólo entonces recordó que Matt le había dicho que aquel hotel era diez libras más barato porque no tenía piscina.
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–Voy a resetear.
–¿A resetear?
–Sí, así que guarda en lugar seguro, Noé, todo lo que quieras que no se pierda.
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En el retiro zen tuvo un irritante reencuentro consigo mismo. Había olvidado que era insoportable.
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–Así pues, la Compañía del Anillo estará formada por nueve miembros: Frodo, Sam, Gandalf…
–Pero es muy poco diversa. ¿No deberíamos incluir a alguna mujer?
–Sí, ahora que lo dices. Podría ir Arwen.
–¿Y alguien procedente de Harad?
–Y de Rhûn también, ¿no?
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Ayer las cámaras captaron a una rubia entrando en el despacho del juez Nirenstein. Esta mañana ha comprado tinte para el pelo. Por la tarde asistirá al velatorio de Nirenstein una bella pelirroja.
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ARMARIO/TAL PARA CUAL
Mamá, bienvenida a casa. Deja que te la enseñe. Este es el dormitorio de Sara y mío. Aquí duerme Diego. La cocina. El lavadero. Y, lo mejor, la terraza. Sí, ya sé que no es muy grande, pero eso no justifica que no me visitaras ni una sola vez cuando estabas viva. Me tenías olvidada. Ah, por cierto, aquí es donde te voy a dejar, en el armario del que no querías que saliera.
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La profesora de Lengua le ha suspendido porque le faltan modales.
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–¿Venderán chalecos antibalas en Amazon?
–No lo sé. Pero ¿para qué quieres un chaleco antibalas?
–Mi mujer es de armas tomar.
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CUERNOS
Mis peores temores se hicieron realidad cuando la comadrona me mostró al recién nacido. En un instante decidí lo que le contaría a mi marido. Le diría que sucedió durante las fiestas de la catapsia. Bebí mucho, era noche cerrada, creí que era él quien me estaba poseyendo. Minos no tenía por qué saber que, durante meses, me había acostado con el toro de Creta.
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Me casé con una mujer tan inteligente que no sabe planchar.
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EL HOMBRE MÁS AFORTUNADO DEL MUNDO
Le he pedido a mi padre que me suba la paga semanal. Estoy de acuerdo con él que no se puede malgastar el dinero, que hay que ahorrar, que debería conseguir un trabajo. Sin embargo, no creo que por un euro más se vaya a arruinar. Sería el hombre más afortunado del mundo si, cuando le pago una Fanta a Marisa, yo pudiera tomarme otra.
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La astronauta puso el grito en el cielo cuando le dijeron que iban a enviarla a Júpiter. Dijo que a Ceres o a ningún sitio.
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POR UN EURO
Apenas terminada la carrera, entró a trabajar en Chase Manhattan Bank. Las grandes entidades comenzaron pronto a rifárselo: Goldman Sachs, Santander. En JP Morgan consiguió éxito tras éxito: responsable de banca corporativa, vicepresidente adjunto. Pensamos que era el único que podría salvar nuestro banco. No podíamos imaginar que cuatro meses después lo vendería por un euro.
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–No me gusta el actor que hace de malo en tu película. ¿Por qué lo elegiste?
–Pensé que era perfecto. En la prueba que le hice, me atacó con un cuchillo.
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Se subió encima de un coche policial y dio un discurso incendiario. Fue encarcelado. Cuando salió de la prisión, lanzó una arenga subido a una tarima. Había aprendido la lección.
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Y PERDIÓ LA RAZÓN
Entre el amor y la razón, eligió el amor.
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SU ARWEN, SU KHALEESI
Lo que Nuria no soporta es que Daniel, su novio, viva en un extraño mundo de fantasía situado entre La Comarca e Invernalia, habitado por enanos y Dothraki y lleno de peligrosos dragones y orcos salvajes. Lo que le gusta de él es que la llame su Arwen, su Khaleesi.
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–Voy a prepararme, querido –le dije.
Me lanzó un gruñido y se sentó en la cama con un vaso de vino en la mano.
Me retoqué el maquillaje y me puse un ligero vestido de lino. Cuando regresé al dormitorio, él estaba roncando. Me cabreó tanto que Holofernes se hubiera quedado dormido que cogí una espada y le corté la cabeza.
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¡ES TAN BUENO Y CARIÑOSO!
Amo a mi marido. Llevamos juntos más de veinte años. Durante todo ese tiempo, he llegado a conocer todos sus secretos, incluso el más oculto y terrible que, por cierto, tardé sólo dos años en descubrir. Cuando lo hice, me enfurecí, desde luego. Sin embargo, le perdoné. ¡Es tan bueno y cariñoso! Sé que empezó a hacerlo mucho antes de que nos casáramos. Lo que me preocupa es que cada vez es más descuidado. El otro día tuve que limpiarle unas gotas de sangre que tenía en los zapatos.
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–Eo, qué calor.
–No hay quien aguante, eo.
–Eo, vamos a tomar algo.
–Una cerveza, eo.
–Eo, a La Abadía.
–¿No quieres que vayamos a La Estacion, eo?
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Le duele la cara de ser tan guapo. Se la partí.
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SANGUISUGA
Aquella noche aciaga, mi vida dio un giro inesperado. Antes, era una mujer normal que tenía un trabajo, un marido, dos hijos a los que extraño. Les sigo queriendo tanto que he resistido la tentación de ir a visitarles. ¿Qué será de ellos? Espero que no les haya pasado nada.
Ahora vivo en otra ciudad, completamente sola. Todas las noches, cuando me despierto y trato de mirarme en el espejo, tomo conciencia de lo que soy. ¡Cuánto echo de menos ver mi reflejo!
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–Te están esperando.
–¿Esperando? ¿Quién?
–Los enanos. Recuerda que anoche te comprometiste a acompañarles.
–Así que no fue un sueño... Pues no pienso ir con ellos. Soy un hobbit decente al que no le gustan las aventuras. De modo que sigue tu camino, Gandalf, que tengo mucho que limpiar.
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OBSOLESCENCIA PROGRAMADA
La rebelión de los robots acabó bruscamente tres años después de haberse iniciado.
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CASA TOMADA
La segunda o tercera vez que vino a casa, dejó un cepillo de los dientes. Más tarde, aduciendo que no le gustaba el mío, trajo un dentífrico. Pronto llenó el baño de peines, lociones, cremas. Un día metió una muda en la mesita de noche. Sin consultármelo. Un par de semanas después me dijo que iba a traer cuatro cosas en la maleta.
Ayer salí de mi casa, que ya no era mía.
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Le envié un ramo de flores a la juez. Me parecía una luminosa mujer, tan enérgica. Antes de leer el veredicto, nuestras miradas se cruzaron durante un instante eterno. El corazón se me puso a cien. Se me paró cuando oí que me condenaba a diez años de prisión.
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–Espejito, espejito, ¿quién es la más guapa del reino?
–No preguntéis tonterías, majestad. La más guapa del reino sois vos, por supuesto. Habéis ordenado matar al resto de mujeres.
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ABUELO ROJO
Cuando le vio vestido así, se puso rojo de ira. Le contó a su nieto historias de la clandestinidad y de la cárcel. De cachiporrazos. De miedo. Le habló de la gente que se lo había hecho. De personas que, como él, llevaban el jersey por los hombros y brillantina en el pelo.
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Colesterol, trombosis, leucemia, VIH, talasemia, hemocromatosis, hemofilia, anemia… Y luego se extrañan de que los vampiros nos estemos extinguiendo.
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Los aqueos estaban tan concentrados construyendo un caballo de madera –a saber para qué lo querían– que el ataque de las tropas de Príamo les pilló por sorpresa. La victoria de los troyanos fue total.
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–¿Fotógrafa? –le preguntó.
Era casi una niña y llevaba una aparatosa cámara colgada al cuello.
–¿Cuánto cada foto?
–Un rial –respondió la niña.
–Si te vas ahora mismo a la escuela, te daré ochocientos.
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LOOK EQUIVOCADO
Su currículo era impresionante: una licenciatura, dos másteres, tres idiomas. Sin embargo, no logró destacar en el partido hasta que no comenzó a llevar brillantina en el pelo.
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LOOPHOLE
Impugnó la multa. Sí llevaba mascarilla. En el codo.
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–El león comía de mi mano.
–¿Por eso eres manco?
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Tiraron la bomba atómica en el contenedor verde.
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Elohim, Lilit, Caín, las plagas, el arca, David y Goliat… La Biblia tiene demasiados agujeros de guión.
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–Tú nunca me harás feliz.
–¿No? ¿Qué te juegas?
–Lo que sea.
–Te voy a hacer feliz ahorita mismo.
–¿Sí? ¿Qué vas a hacer?
–Irme y no volver más.
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–Eo, ¿cómo puedes llamar amor a la malquerencia?
–Soy alguien positivo.
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PARADOJA
Se dedica a arreglar ascensores y siempre tiene que utilizar la escalera.
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–Brindaremos con tu sangre en nuestro cumpleaños –me dijeron.
Je, je. ¡Qué chasco se van a llevar! No les dije que en mi última analítica me salió un nivel anormalmente bajo de glóbulos rojos.
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DROGA RECREATIVA
La viagra le hacía feliz.
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–Mi marido se tiró desde un cuarto piso.
–¡Qué tragedia?
–Sí que lo fue: no se mató.
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Tuve un reencuentro con mi asesino. Casi se muere del susto.
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–Ábrete, Sésamo –dijo.
La piedra siguió en su sitio.
–Sésamo, ábrete –probó.
Ni un solo movimiento.
–Ábrete.
Nada.
Reflexionó durante un instante y por fin dijo:
–Uno, dos, tres, cuatro.
Muy, muy lentamente, la piedra que tapaba la entrada de la cueva comenzó a desplazarse.
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El cobarde se coloca la máscara de valiente. El gruñón se disfraza de amable. El listo hace de tonto. El seductor se finge tímido. El cínico se queda como está.
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Tiraron la bomba atómica en el contenedor rojo.
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Querida, te llamaba para decirte que esta mañana te has ido con tanta prisa que has dejado olvidado un cuchillo en mi espalda.
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En la cárcel el violador tuvo que asistir a talleres de masturbación.
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Mi marido me pidió que le incinerara, pero en ningún momento, señoría, me especificó que cuando se muriera.
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EL POBRE
Mi clon es un auténtico fracasado.
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Desperté. Tenía una estaca clavada en el pecho. ¡Maldito Van Helsing! ¡No se entera! Me ha vuelto a estropear una buena camisa.
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Los alienígenas vinieron en son de paz, y todo fue bien hasta que alguien descubrió que cocidos en su salsa eran boccato di cardinale.
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Las águilas tardaron dos días en llevarles de Rivendel al Monte del Destino. Cuando llegaron, Frodo arrojó el anillo a la lava ardiente.
Fin
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Siete años después, Alejandro pudo deshacer el nudo gordiano. Para entonces, su ejército se había disgregado, su hermano Filipo reinaba en Macedonia, Darío III preparaba una expedición para conquistar las ciudades jonias.
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PROVERBIOS 30, 18
Hay tres cosas difíciles y una imposible: que mi suegra no se queje de la comida, que uno de los sobrinos de mi mujer no llore, que el otro no tire comida al suelo y que mi cuñado no deje sus dedos marcados en el cristal de la puerta de entrada.
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–Matt, ¿cuál es la distancia más corta entre este bar y tu cama?
–La que pasa, señora Woodpecker, por un cajero en el que puedas sacar 500 euros.
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Después de la invasión de los salvajes yurchen, el Reino Medio se convirtió en el Medio Reino.
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Me encantan tus dientes. ¡Qué grandes que son! Te los has arreglado, ¿no? Abuelita, dime: ¿a qué dentista has ido?
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¿SEGURO?
La olvidé. Olvidé que el 12 de julio de 2009, en la cafetería Cástulo, me dijo que no se sentía atraída por mí. Y olvidé que llevaba un vestido verde y zapatillas de deporte.
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–No paras de criticar a Trump, pero en Estados Unidos hay menos paro y menos contagiados.
–Tampoco está tan claro.
–¿Y quiénes son los antitrumpistas? Se dedican a derribar estatuas y criticar valores que pusieron el país en pie.
–Bah.
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Estaba cansado de que discutieran. Me bebí medio vaso de agua y zanjé la cuestión.
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Woody Allen escribía cincuenta chistes al día. Paul McCartney componía una canción en tres horas. ¿Qué sé hacer yo? Tengo una habilidad increíble para perder el tiempo.
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–¿Ligirofobia y agorafobia? Hum… ¿Algo más?
–No.
–No, señor.
–No, señor.
–¿Y supongo que quiere que le declaremos inútil para el servicio?
–Sí, señor.
–¿Sabe, recluta? Creo que usted es perfecto para el cuerpo de submarinos.
–Pero sargento…
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Me desprecia, me odia, pero sigue viviendo en casa y continúa asistiendo conmigo a todos los actos sociales. Todos dicen que somos la pareja perfecta, pero constituimos una sociedad limitada. Confunden el amor con la malquerencia.
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–En aquel lugar se mascaba la tragedia.
–¿Y no tenían nada mejor que llevarse a la boca?
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Me dio un ataque al corazón. Tuve que aceptarlo.
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–Vale un ojo de la cara.
–¿Y aceptaría el del culo?
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–Así que, cuando estabas preso, empezaste a escribir, ¿no?
–Sí, así es.
–¿Y qué escribías?
–En ese momento, literatura de evasión.
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Poseidón está enfadado con Ulises, desde luego, pero más aún con Polifemo, su hijo, que, dejándose engañar, demostró que es un membrillo.
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Sumergidos en sus tragedias particulares, ni siquiera notaron aquella tragedia colectiva.
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A mí no me vengas con cuentos, Simbad. Te confíe diez mil dinares. A ver, ¿dónde están las especias que ibas a comprar en la India?
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Fotógrafa de moda me dijo que era. Me propuso hacerme un reportaje. Estoy esperando que me lo envíe. Me dijo que me haría famosa. Y, lo mejor de todo, no me cobró mucho. Aunque al principio me pidió mil euros, se acabó conformando con ochocientos.
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Proletarios de África y Sudamérica, migrad.
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Xavier se talló los ojos. ¿Le estaba saliendo fuego de las manos? No podía creérselo. El nahual tampoco. Asustado, comenzó a retroceder. Xavier dijo algo, pero por su boca sólo salió un ruido gutural, extraño, horrible. Decidió que nunca más probaría el mezcal.
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Hubo un reencuentro en el infierno.
–¿Por qué estás aquí?
–Por adúltera.
–Ojalá lo hubiera sabido antes.
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Batty golpeó a Deckard. Le partió varios dientes. Le lanzó contra una pared.
–Cuatro por ciento –dijo Deckard.
–¿Qué? –preguntó Batty.
–Te queda un cuatro por ciento de batería.
Furioso, el replicante estrujó el brazo del agente con intención de rompérselo.
–Uno por ciento –musitó Dekard.
El replicante aplastó los huesos del brazo del humano, que se partieron. Le cogió la cabeza entre las manos y comenzó a apretar. De repente, Batty se quedó completamente inmóvil.
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¿Cuántos productos diferentes hay en El Corte Inglés, mil, diez mil, treinta mil?
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–¿Cómo te fue con la profesora de Lengua?
–Mal. Me dijo que no estaba dispuesta a ser su objeto directo.
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Mantengo limpia la puerta de la calle, vacío el cubo de basura, llena la jarra de agua que está en el frigorífico, sin polvo el piso, pero no escribo nada.