martes, 7 de julio de 2020

Papelera

Antony Beevor: “Algunas patrullas eran lo bastante afortunadas como para tener un contador de historias que inventara modernos cuentos de hadas”.

–¿Por qué no lees a Kafka?
–Porque es absurdo.
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–Fueron felices y comieron perdices.
–Pero ¿todos los días o sólo de vez en cuando?
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MORALEJA
Aquiles murió por no bañarse bien.
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Todas las tardes me tiendo en el sofá y practico el yoga nidra.
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Los rusos les echan la culpa a los judíos de no haber conquistado Irán, la India, China. Si los cosacos no hubieran estado distraídos matando a los judíos, quemando aldeas judías, buscando modos de torturar a los judíos, habrían conquistado todos esos países.
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IDEA MASCADA
La idea se le ocurrió al asesor del asesor del asesor del presidente.
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Se cree Michael Jordan, pero su psiquiatra no le da bola.
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–¿Y tú por qué fuiste desahuciado, por no pagar el alquiler?
–¡Quia! Por una tontería. El dueño de la finca tenía un árbol y se me ocurrió coger una fruta.
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–Quiero bañarme en leche.
–Eres una pervertidilla, ¿eh?
–¿Una pervertidilla? ¿En qué estás pensando? Quiero bañarme en leche de burra, Marco Antonio.
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Quería suicidarme. Fui a una tienda de armas, pero no quisieron venderme una pistola. En la ferretería me dijeron que no podían venderme una cuerda de cáñamo. La farmacéutica se negó a venderme una píldora de cianuro. El tren se negó a atropellarme. Cansado, lo dejé para otro día.
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–Pasa, Paco.
–Danke dir.
–¿Qué quieres, que te expatríen a Alemania?
–Ojalá.
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–¿Nombre y apellidos?
–Izan Jiménez García.
–¿Edad?
–27 años.
–¿Casado o soltero?
–Vivo con mi novia.
–¿Hijos?
–No.
–Supongo que usted quiere cobrar el ingreso mínimo, ¿no?
–Bueno, ya puestos preferiría pasar directamente a la paga de jubilación.
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DE SERVO ARBITRIO
Lutero me dio un tortazo. Cuando le pedí explicaciones, me dijo:
–No he sido yo quien te ha dado el tortazo, sino Dios.
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A Adán y Eva les echaron de La Casa Fuerte por comerse una manzana a escondidas.
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La frutera me dio calabazas.
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Hay una ciénaga maldita más allá del gran río. Hay un bosque oscuro más allá de la ciénaga maldita. Hay un ruinoso castillo en medio del bosque oscuro. Hay una lóbrega mazmorra en el ruinoso castillo. Hay un desdichado preso en la lóbrega mazmorra. Eres tú.
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Busca en ella lo que encontró, hace veinticinco años, en su mujer. Busca en él lo que soñó, hace cinco años, durante su adolescencia.
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La vi en el cine, pero adiviné que nunca estaría conmigo. Me alegró que la mataran a mitad de la película.
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El niño estaba haciendo un castillo de arena. Llegaron los municipales y le preguntaron si tenía escritura de compraventa del terreno, si el proyecto estaba visado por el colegio de arquitectos, si había sacado permiso de obras, si disponía de un plan de prevención de riesgos laborales.
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Me hice mujer porque decías que eras lesbiana. Estaba loco, loca por ti. ¿Y ahora me sales con que eres bisexual?
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Mi mujer me ha pedido el divorcio. Debí sospechar cuando, hace dos meses, me dijo que en casa debíamos mantener la distancia social.
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El paranoico tuvo que dejar Twitter: le seguían muchos desconocidos.
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–Menos lobos, Caperucita.
–Vale, mamá. Lo admito. Sólo vi uno.
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Mi cuarto marido me decía que yo era más mala que un dolor. Pobrecillo. Me caló demasiado tarde.
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Hice novillos para ir al cine. Vi una película de Rohmer. El cole ya no me pareció tan aburrido.
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Tenía 99.999 puntos en la gasolinera. Ya sólo le faltaba uno. Uno para conseguir el magnífico regalo con el que llevaba años soñando. Y entonces el Gobierno prohibió el diésel.
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–¿Se dice “en lugar de” o “en vez de”?
–Yo utilizo “en lugar de” en vez de “en vez de” siempre.
–¿Siempre?
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Beber agua. Orinar. Beber agua. Orinar. Beber agua. Orinar. Dormir. Orinar. Beber agua. Orinar. Verano.
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–¿Quiero una venda?
–No, mejor después, cuando me fusilen.
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El Gobierno dio aprobado general. Fernando Simón resopló aliviado.
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Los sesos rebozados me salieron de cine. Parecían sacados de una película de Hannibal Lecter.
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MATEO 5, 30
Manuel, el cenobita, soñó con mujeres lujuriosas. Avergonzado, decidió no dormir. Antonio, el cenobita, pasó cuarenta y un años en el desierto sin dormir.
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–Dime cosa.
–Prefiero decírsela a tu cirujano plástico.
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–Eres un procrastinador.
–¿Un procrastinador? ¿Qué es eso?
–Búscalo en el diccionario.
–Mañana lo haré sin falta.
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Mortally anxious, the cat killed curiosity.
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–Te lo daré todo.
–Entonces te pediré algo más.
–¿Qué?
–Que te vayas.
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No es que él sea más alto, es que tú vives de rodillas.
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Murió de pulmonía, en pleno agosto, el hombre del que todo el mundo se había reído por intentar guardar sacos de frío ártico para el verano.
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Para sentirme guapa ya no me miro en el espejo, sino en los ojos de mi marido.
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–¿Por qué me ha dado un golpe en la oreja?
–Quería comprobar si era cierto que usted era duro de oído.
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–¿Tus padres te daban abrazos?
–No.
–Ah, naciste durante la pandemia.
–Ojalá.
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Felicidades, has pasado con nota la prueba de Anatomía. Se diría, Jack, que has estado practicando.
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–¿Aseguras que mataste un dragón?
–Sí, un dragón pavoroso, que escupía fuego. Sus garras eran afiladas como dagas.
–¿Y no podrías enseñarme una de esas garras?
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–Sancho, me duele una muela.
–¿No quiere vuesa merced que vayamos a un pueblo a visitar a un barbero?
–No. Lo mejor será buscar una nueva aventura. Con un poco de suerte me la saltarán a porrazos.
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Conozco el secreto de la inmortalidad, pero soy un patriota. Amo a mí país. No quiero hundir el sistema público de pensiones.
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No se confunda. Yo no soy un mirón, sino alguien interesado en la anatomía.
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Su mujer le moldeó. Así consiguió a su amante.
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–¿Así que abandonaste tu casa y saliste a buscar aventura?
–¿A buscar aventura? No, no. Mi mujer no paraba de decirme que arreglara la cisterna, que comprara tapajuntas, que pusiera una baldosa del baño que estaba suelta. No podía aguantar más. Salí de casa porque mi mujer no me dejaba estar tranquilo sentado ni cinco minutos.
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–¿Es que nunca vas a aceptar que te invite a un café?
–Sí, cuando los burros vuelen, los peces pesquen con caña, los pájaros troten y los políticos no prevariquen.
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Tuvo que dimitir porque le vieron en público con una FPP2.
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Versado en física de partículas, técnico del gran colisionador de hadrones, su mundo se vino abajo cuando, en el viejo caserón donde pasó las vacaciones de invierno, escuchó aquella terrorífica psicofonía.
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Así que ahora sí tienes sangre de un gran guerrero en tus manos. Aunque sea por fuera. Vaya que avanzaste hoy. Pero ahora te quedaste sin espada. ¿La quieres? La tengo aquí clavada. Cógela. Quizá consigas rematarme. Aunque no lo creo. Vamos. Deja de temblar. Prueba.
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Pues sí, Sulpicio, atravesaré el Istro y atacaré a los dacios. No creo que tardaré más de dos campañas en conquistarlos. Luego descansaré durante un año y atacaré al rey de los partos desde Armenia. En un par de meses ocuparé Ecbatana y Susa. Visitaré las ruinas de Persépolis. Llegaré al Oxo y al Indo y, antes de cinco años, regresaré a Roma. Ah, Bruto, acércate. Le estaba contando a Sulpicio que en unas pocas semanas estaré al otro lado del Istro. Pero ¿qué haces con ese puñal?
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CÓMO ESTÁS
Me faltan todos los dientes. Estoy medio sordo. Sólo veo manchas. Me cuesta andar. No puedo estar de pie más de diez minutos. Me paso la vida en el baño orinando. Por lo demás, me encuentro fenomenal.
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King Kong aceptó trabajar en aquella película con una condición: que le permitieran conocer a Chita.
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–Don Raimundo debió pasarlo mal en las cruzadas.
–¿Cómo lo sabes?
–Pierde los nervios cada vez que le hablo de trigo sarraceno.
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Aristóteles quedó muy turbado cuando Alejandro le confesó que estaba enamorado platónicamente de él.
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Después de expulsar a los otros fundadores del partido por desviación ideológica, comienza a pensar que quien se ha desviado ideológicamente es él.
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El meteorólogo no da ni una. Si dice que va llover, hace sol. Si predice una ola de frío, la temperatura no baja de 10º. Si espera ser despedido, le sorprende que le propongan un aumento de sueldo y convertirse en analista económico.
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–Desdémona te engaña.
–¡Bah!
–Ha coqueteado con varios miembros del Gran Consejo y con la mitad de los senadores.
–Me da igual.
–Ha tratado de seducir al dogo.
–Bueno, ¿y qué?
–A mí también me ha tirado los tejos.
–¿Qué quieres que te diga, Yago? Perdónala. Es tan casquivana.
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–¿Quiere el acusado añadir algo más?
–¿Algo más? ¿No le parecen suficientes el robo, el secuestro y el asesinato?
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–Sancho, amigo, te haré gobernador de la ínsula Barataria.
–¿Y no podría vuesa merced nombrarme consejero delegado de alguna empresa semipública?
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Me invitó al cine. Vimos una de Coixet. La bloqueé en el móvil.
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–¿Queréis derribar la Estatua de la Libertad?
–Nos conformamos con que se arrodille.
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Si estás triste, no te escondas. Sal a la calle. Muéstrate. Que te vean. Seguro que haces feliz a alguien.
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Red lives matter, Sheridan.
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–Vengo a hacerle una inspección de Hacienda.
–¿Y no puedo cambiarla por dos colonoscopias?
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Pierre Boucher, el actor que interpretaba a Godot, no se presentó. Nadie le echó de menos.
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Hamlet sentía que su padrastro le trataba como la madrastra a Blancanieves.
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He escrito microrrelatos sobre Dios, el diablo y la muerte, sobre otros mundos y universos paralelos, sobre sueños y alucinaciones, sobre vampiros, zombis y licántropos, sobre dioses primigenios y ancestrales, sobre castillos encantados y lugares malditos, sobre Adán y Eva, sobre Huitzilopochtli y Tlaloc, sobre Amaterasu y Shangdi, sobre autómatas y androides, sobre espejos y dobles, sobre dinosaurios y dragones, sobre enanos y pigmeos, sobre laberintos y cavernas, sobre viajes en el tiempo, sobre máscaras y muñecos, sobre matusalenes e inmortales, sobre el día y la noche. Y ahora, la verdad, no se me ocurre nada.
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El tiranosaurio era mucho de darse golpes en el pecho.
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Es muy infantil. Cree que puede triunfar como actor de cine para adultos.
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Antonio García jaleó a Franco en la Plaza de Oriente. Un par de años después votó a Adolfo Suárez. Más tarde asistió a su primer mitin de Felipe González, al que votó cuatro veces. Antonio García votó a Aznar en 1996 y 2000. Estaba en una cafetería cuando informaron de que habían estallado unos trenes en Atocha. Unos días después votó por Zapatero. Estuvo en la Puerta del Sol en mayo de 2011, pero acabó votando al PP. En las dos últimas elecciones, Antonio García votó a Pedro Sánchez. Todavía no sabe a quién votará en las próximas.
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–Puedo prometer y prometo que cambiaré el país.
–Pero ¿a mejor o a peor?
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El juzgador anda todo el día etiquetando a la gente. Éste es un fingidor, que alaba cuando están presentes a personas a las que atacó en secreto, ese es un charlatán, que le narra a un desconocido el sueño que tuvo la noche anterior, aquel es un cobarde, que confunde una oveja con un ejército enemigo. Así está todo el día el juzgador. En ocasiones también escribe libros, en los que zahiere a todos, excepto a sí mismo.
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–Vuestro marido luchó contra diez agarenos. Los derrotó a todos, pero fue mortalmente herido. Sus últimas palabras fueron para vos.
–¿Os entregó la llave?
–¿Qué llave?
–La del cinturón de castidad.
–No.
–Ese imbécil, en vez de soltar tantas ternezas, debió entregaros la llave.
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El hombre es un judas para el hombre.
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El 19 de marzo, Jesús no le regaló nada a José.
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Cuando King Kong le vio vestida con un monoquini, se enamoró de ella.
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–El amo Jefferson me ha manumitido.
–¡Qué bien! Eres libre.
–¿Libre? No, no. El amo Jefferson me ha mitido la mano por debajo de la falda.
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El caballero tuvo que esperar. Encontró el castillo vacío. La princesa había sacado el dragón a pasear.
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A los pocos días de desembarcar, un terrible terremoto asoló el lugar. Los castellanos, muertos de miedo, regresaron a Cuba.
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Murió en una liquidación de IVA.
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Dios no pudo expulsarles del Edén. Adán y Eva contrataron a un tal Olbaid, abogado experto en desahucios.
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–¿Le pasa algo, señor Bierce?
–La cabeza, Pancho. Me duele. ¿No tendrá una aspirina?
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Cuando tenía 48 años, la edad de jubilación estaba fijada en 60 años. Cuando cumplió 52 años, el Gobierno fijó la edad de jubilación en 65. Su cumpleaños número 55 coincidió con el anuncio de que la nueva edad de jubilación sería de 70. Acababa de cumplir 60 años cuando se fijó la edad de jubilación en 75 años. Calcula que, cuando tenga 83 años, la edad de jubilación será de 97 años.
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–Profe, ¿saber que Isabel II sentía simpatía por los moderados sirve de algo?
–A ti no, pero a alguno de tus compañeros, que son más trabajadores e inteligentes que tú, seguro que sí.
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Platón prefirió guardar el secreto de los entretenidos diálogos que mantuvieron Sócrates y Jantipa.
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Los alejandrinos que en el siglo IV pertenecían a una secta cristiana eran más pacíficos y contenidos que los votantes de Podemos, del PSOE, de Vox.
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Felipe II traslada la capital a Lisboa. En 1640 los nobles castellanos se levantan contra el rey de España. Eligen rey de Castilla a Fernando de Villanueva, descendiente por parte de madre de Juan II.
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–Chazkel, tengo una cabeza. ¿Qué haría sin mi mujer? Lo encuentra todo.
–¿Y por qué no le pides que busque las tribus perdidas?
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Diego de Baeza y cuarenta castellanos llegaron a Matlatz y exterminaron a todos los matlatzincas. Luego, enfermos de furia, los castellanos se mataron entre sí. Diego fue el único superviviente. Lo encontró Alvarado en la expedición de 1526. Ordenó que fuera degollado.
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Siempre quiso ir a misiones, desde que era un niño. Le gustaban las historias que le contaban en el colegio de misioneros que habían ido al otro lado del mundo a ayudar a los nativos, a civilizarlos, a llevarles la fe de Cristo, a sacarlos de la pobreza material y espiritual. Por fin, a los 24 años, después de formarme como sacerdote, Kamuntu Wamala se fue a las misiones, a Europa.
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PROACTIVA
La madre no le permitía que saliera de casa, le prohibió llevar esa caperuza tan llamativa, no dejó que le fuera a llevarle la comida a la abuela. La niña murió electrocutada porque su madre, que la había dejado sola, había ido a visitar a su abuelita para llevarle la comida.
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–Quiero un castillo con foso.
–¿Con foso? ¿Para qué?
–Para protegerme de los inspectores de Hacienda.
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Pues yo iba a expulsar únicamente a Eva, pero esa artera mujer me dijo:
–Recuerda, Elohim, que no es bueno que el hombre esté solo.
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Después de ordenar derribar todas las estatuas, el presidente del Gobierno ordenó que le levantaran una estatua.
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–Hace dos años dimos vivas a China. El año pasado, no. ¿Qué hacemos este año, camarada alcalde?
–Camarada tractorista, te falla la memoria. Este año, como los dos anteriores, debemos lanzar maldiciones contra China por traicionar la revolución.
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LA LECCIÓN DE ANATOMÍA
Este cuadro es un completo desastre. El brazo derecho es más corto que el izquierdo y las piernas parecen las de un acondroplásico. Mynheer Rembrandt, me temo mucho que tengo que suspenderle en anatomía.
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–¿Qué es lo que lleva usted?
–Un cinturón de explosivos.
–Pero eso está demodé, amigo mío.
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El séptimo día, Dios creó la semana.