martes, 12 de octubre de 2021

Papelera

Charles Bukowski: “El futuro no es más que una mala corazonada”.

Estaba harto de que Sebastián utilizara mis ideas para escribir sus cuentos. Por eso le conté esta historia: un grupo de afganos huía en una furgoneta de Kabul. Entre ellos había una prostituta, a la que todos desprecian. De repente, un control de los talibanes. El líder está dispuesto a dejarles pasar, siempre que la prostituta se acostara con él. Ella se niega, pero, presionada por los otros viajeros, acaba aceptando. Los huidos le deben la vida a la prostituta, pero la siguen despreciando. Sebastián, claro, escribió el cuento y ganó un certamen literario. 1.000 euros le dieron. Estoy harto de que los jurados de los certámenes literarios no hayan leído a Maupassant.
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Caperucita llamó a Just Eat para que le llevaran comida a su abuelita. Pobre repartidor.
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–Doctor, creo que tengo una intoxicación alimentaria.
–¿Qué es lo último que comió?
–Olla podrida.
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–¿Es cierto que usted elogió a Franco?
–Sí, señoría.
–Pero ¿cómo se atrevió?
–Me limité a decir que Franco nunca se fue de putas.
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El toro lo hizo tan bien que, en justa reciprocidad, pidió las dos orejas y el rabo del torero.
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Ella me dejó tan lleno el vacío.
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INESPERADO
–Pero, al final, ¿qué pasó con el experimento de Schrödinger? ¿Murió el gato o no murió el gato?
–¿No te enteraste? Murió Schrödinger. Al pobre se le cayó la ampolla de gas venenoso.
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La astróloga había descubierto un nuevo planeta, pero no que era el ordenanza quien le ponía todos los lunes flores frescas en su despacho.
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LA METAMORFOSIS
Cuando el candidato fue nombrado presidente, adquirió memoria de pez.
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El autor de cuentos infantiles fue acusado de un delito de odio porque en su último libro aparecía un lobo feroz.
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La plañidera se equivocó de sala en el tanatorio.
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Desconfía de lo sencillo.
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–¿Qué te parece, Adán?
–Hmmm… ¿No podrías…?
–¿No podría qué?
–¿No podrías ponerle más tetas?
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El Gobierno está contento: el humo del volcán de La Palma ha tapado todos los problemas del país.
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Lo único malo de vivir alegre es que no eres consciente de que lo estás.
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–He oído que John Sanderson se batió a duelo con un tal Clay Wesley.
–Así es. Ganó Wesley.
–¿Wesley? ¿No decían que Sanderson era el pistolero más rápido al oeste del Brazos?
–Pues Wesley desenfundó antes y le descerrajó un tiro a Sanderson en medio de los omóplatos.
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EL COLMO
En la historia de España, el periodo republicano más largo fue el régimen de Franco.
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–Dejadme pasar. Mi abuelo fue hecho conde por Luis XIII.
–Bah. Mi tatarabuelo participó en la primera cruzada.
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Le dio conversación. Le habló de peces lacustres, de embarcaciones, de aparejos de pesca. Y así fue cómo entró en el cielo.
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Bakunin no soportaba que sus seguidores respetaran su autoridad.
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Esculpió una estatua perfecta, tan perfecta que parecía viva, tan viva que le arreó un sopapo cuando le tocó el culo.
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–Buenos días, caballero. ¿Puede decirme qué hace ahí?
–Es que estoy pensando si tirarme o no del puente.
–¿Es este su vehículo?
–Sí.
–Pues, mientras se decide, puede retirarlo de la vía. Está interrumpiendo el tráfico.
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De cada cual según sus ganas de trabajar, a cada cual según sus ideas políticas.
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Salí a caminar bien temprano para ver si encontraba uno o dos microcuentos. Se ve que seguían dormidos.
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Robinson Crusoe se hundió en una almohada.
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–¿Viste algo interesante?
–Una iglesia construida en el siglo III antes de Cristo.
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Los miércoles y los jueves estoy pensando en el fin de semana. Los viernes no doy un palo al agua. Ni que decir tiene que sábados y domingos no hago nada. Los lunes me recupero. Las mejores ideas se me ocurren los martes.
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–¿Su mujer le pega?
–Sí, pero sólo cuando viene cabreada del trabajo.
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–¿Qué le pasa a Lorenzo? Me he dado cuenta de que muchas veces se le quedan los ojos en blanco.
–Es que le gusta mirar hacia su interior.
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Anteayer, al abrir la ventana, vimos árboles. Nos quedamos mirando todo el día, hasta que escuchamos el aullido de un lobo y la cerramos. Ayer vimos el océano. 
–Mamá, ¿puedo bañarme?
–No, hijo.
Pero no me hizo caso.
Hoy no me decido a abrir la ventana. Sigo esperando que regrese mi hijo.
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De vez en cuando le gusta estar mal acompañado, porque así, más tarde, disfruta más de la soledad.
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La vacuna española estuvo lista en 2025. Era casi tan buena como la de Pfizer.
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–¿Cómo descubriste que era un replicante?
–Fácil. No me planteó ningún problema.
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Como le dijo el hada, Cenicienta dejó caer un zapatito de cristal en la escalera y echó a correr, tan rápido que no advirtió que se rompió.
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–¿Por qué pones esa cara? ¿Qué pasa? 
–Algo terrible.
–¿Otra ciudad ha sido destruida?
–No, no. Nada de esto era verdad. Todo era mentira. Mentira. Los marcianos no nos han invadido.
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¿Ser doctor en Teología es no ser nada?
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Si los alemanes hubieran seguido el imperativo categórico de Kant, Koenigsberg seguiría siendo una ciudad alemana.
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Le gustaban los cócteles, así que mezcló AstraZeneca con Pfizer.
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La marquesa salió a las cinco del Primark, cargada de bolsas y rezando para que ninguna de sus conocidas la viera.
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–Murió en el intento.
–¿Y qué es lo que intentaba?
–Vivir al límite.
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Siento la presión de mi editor. No quiere que escriba otra novela en verso.
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–Anda, pero si eres tuerto.
–Pues mírame de perfil.
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La marquesa salió a las cinco de la mañana del trabajo. Aún podría echar un sueñecito antes de llevar a sus hijos al cole.
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Y pagar la entrada para acceder a él le parecía abusivo, por lo que se quedó en la puerta. Todos los demás entramos. Nos quedamos maravillados por lo que vimos dentro. Inenarrable. Valía el dinero que nos había costado. Pasamos cuatro horas recorriéndolo. Como iban a cerrar, tuvimos que ir a la carrera. 
Cuando salimos, él seguía en la puerta, todavía enfurruñado. Volvió a repetirnos que todo aquello se había hecho con nuestro dinero. Sin embargo, pronto quedó olvidado.
Y quedaría olvidado si, dos días después, el templo no hubiera ardido…
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La conquisté con mis poemas. Me dijo que saldría conmigo si no escribía ninguno más.
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La marquesa salió a las cinco. Nunca había madrugado tanto y, claro, como iba camino del cadalso, nunca más se daría otro madrugón igual.
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–Mira. Diez coches oficiales. ¿Quién irá en ellos?
–Pedro Sánchez.
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Sacher-Masoch, puesto a elegir entre una mujer que no le quería y otra que le odiaba, eligió, claro, la segunda.
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Para celebrar el final de la guerra y haber sobrevivido sin recibir ninguna herida grave, Édouard Rancourt abrió una botella de champán. A sus nietos les contaría muchos años después que perdió el ojo derecho por culpa de una granada alemana, en la segunda batalla del Somme.
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–En Lepanto, maté a cincuenta turcos.
–Ya serían menos, amigo Cervantes.
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Si publicara una historia licenciosa, el marqués de Sade sabe que hará sufrir a su esposa.
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–Las flores nunca huelen igual los martes –me dijo el florista.
–¿Recuerdas lo que me dijiste ayer? –le pregunté.
–¿Ayer? No.
–Ayer me dijiste que las flores nunca huelen igual los lunes.
–Pues ya te puedes imaginar lo que te diré mañana.
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–¿Cómo se te presentan estos últimos días del año?
–Espero terminar mi novela y empezar la siguiente, escribir diez o doce cuentos, publicar varias decenas de artículos, recorrer Argentina de norte a sur y releer a Tito Livio.
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Celebró una fiesta tan salvaje que acabó convirtiéndose en su despedida de casado.
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Encolerizado, Aquiles regresó a Ftía. Posteriormente, muchos le acusaron de la derrota de los griegos y de que los troyanos arrasaran Tirinto y Esparta. Otros, sin embargo, le echaron toda la culpa a Agamenón, que era muy prepotente.
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Pasó diez años en sus brazos, hasta que Circe se hartó de él. Sólo entonces volvió a casa e inventó una fantástica historia para explicar por qué había tardado tanto en regresar.
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–Quiero preguntarle a mis tertulianos qué opinan de la nueva oclusión de lava. Empecemos por Pablo.
–Pues no tengo ni idea. No soy vulcanólogo. 
–Algo tendrás en la cabeza.
–Nada.
–Vale, pero luego opinarás sobre la subida de la inflación.
–Pues tampoco tengo opinión.
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–¡Aaaggg! ¿Qué le has hecho al cuervo?
–Le he sacado los ojos.
–¡Qué cruel!
–Cruel, no. Proactivo. 
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En el mensaje de la botella, el náufrago, admirador de Verne, pedía un ejemplar de Escuela de Robinsones.
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Cuando la hermana de la princesa heredera se cambió de sexo, los expertos en derecho sucesorio de la corona se volvieron locos.
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–¿Tú qué eres?
–Pues yo sería socialista si no existieran los que se dicen socialistas, que, la verdad, no sé lo que son.
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Don Raimundo lleva puesto su mejor traje, que ha cepillado antes de salir de casa. Y, en el suelo, un sombrero, en el que la gente echa monedas.
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Leer Paradiso, de Lezama Lima, no me costó nada. Lo saqué de la biblioteca.
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Judas no puede aguantar más. Lo considera responsable de todo. Por su culpa, tiene que ser el tesorero, despreciado por todos, y no el primero de los discípulos, como le correspondería. Está harto. Por eso, en el huerto de los olivos, Judas se acerca y le da un beso a Pedro.
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ÚLTIMA HORA
Se rompe accidentalmente el único jarrón de la dinastía Ming que permanecía intacto.
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Ganó el recurso: demostró que era noble. Así pues, no le ahorcaron, sino que le cortaron la cabeza.
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LA METAMORFOSIS
Cuando el león entró en política, se convirtió en un camaleón.
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Le gustaba experimentar en la cocina. Por eso hizo un caldo con huesos de dinosaurio.
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–¡El lobo! ¡Que viene el lobo! –gritó Pedro.
Todos atrancaron las puertas e hicieron oídos sordos. ¿Qué van a hacer, matar al lobo y acabar en la cárcel?
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HAIKU
Tal vez he estado
con mujeres muy frías
porque yo soy frío.
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El califa Omar ordenó quemar la biblioteca de Alejandría: no tenía libros en árabe.
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Luis XIV recibió una educación esmerada. Aprendió idiomas, táctica, estrategia, a disparar con mosquete, a utilizar la espada, arquitectura militar, pero no aritmética. Amplió las fronteras de Francia, pero la arruinó.
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Si Rubén Darío viviera ahora, ¿se atrevería a titular Azul su libro?
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La rata de biblioteca se dio un festín con Tito Livio.
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Nada, que no le salía el nudo, así que tuvo que tirarse por la ventana.
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¿En qué mundo una mujer puede escribir en Twitter que acaba de dar a luz a su bebé muerto?
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Las flores nunca huelen igual los martes.
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–Queda usted detenido. 
–¿Por qué? 
–Por lo que piensa. 
–Pero si yo pienso lo mismo que usted.
–Precisamente.
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–¿Y cómo conseguiste salvar el castillo familiar?
–Me casé con la hija de un constructor.
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–¿Cuándo te actualizarás?
–Cuando tenga wifi.
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Desayunar sushi es lo mejor de los martes. Pongo dos cubiertos e imagino que Machiko me acompaña.
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–Señor.
–Sí, Wilson.
–Dolly, la ayudante de cocina…
–Sí.
–La hemos encontrado esta mañana en su habitación colgada de una cuerda.
–Qué desagradecida. Despídala, Wilson. Y dé de ella las peores referencias.
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Por los servicios que le había prestado, la reina le nombró conde.
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Un poco antes de morir,  Genjiro Motegi comprendió su error: un samurái no era más que cien campesinos.
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–¡Disuélvase! –le gritó el guardia del califa.
Y el efrit se disolvió.
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POBRECILLOS
Los marcianos vinieron sin vacunar.
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Colocaron al antiguo emperador como jardinero. No era muy buen jardinero, pero, la verdad, había sido peor monarca.
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Los hutus se sentían complacidos de que los blancos les despreciaran a ellos tanto como a los tutsis.
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–Os recibimos como hermanos. Enseñadnos vuestras costumbres y nosotros os mostraremos las nuestras. Respetad a nuestros dioses y nosotros respetaremos a los vuestros –dijo Moctezuma. 
–Dice, don Hernando, que os vayáis por donde habéis venido o su cólera caerá sobre vosotros. Y os exhorta a partir hoy mejor que mañana –dijo doña Marina.
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Quiso regalarme la Luna. ¡Qué cicatero! 
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Cuando le comunicaron la sentencia, le dijeron que podía elegir la forma de ejecutarla. Eligió, claro, al arlequín: mejor morir de risa que decapitado.
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–¿Por qué te expulsaron de Versistas Anónimos?
–Porque se me escapó un endecasílabo.
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Cuando regresó a casa, Robinson Crusoe cumplió la promesa que se había hecho en la isla: nunca más se subió a una embarcación.
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El hombre de las patas de chivo asustaba a todo el mundo, así que tuvo que cambiar las prótesis.
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Paris, 4 de marzo de 1789. 
Querida esposa: 
Una excelente noticia. Su majestad el rey Luis XVI por fin me ha ennoblecido. 
Tu querido esposo.
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Pidió permiso a su jefe para ausentarse. Ese viernes había una reunión de miembros del Gotha.
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Le pusieron un nuevo cerebro. Ya no le quedaba nada humano.
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FEDERALISMO
Las autonomías donde hay lobos están a favor de permitir su caza. Las autonomías donde no hay, en contra. Como éstas son mayoría, se prohíbe la caza de lobos.
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“What’s up?”
“It was lie, a broadcast.”
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En realidad, Cervantes escribió el Quijote para demostrar que no sabía matemáticas y que era un despistado, para tratar de convencer a sus contemporáneos que, como recaudador de impuestos, no actuó de mala fe, que no merecía la cárcel.
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El rey estaba desnudo. Así pudo confundirse entre la multitud que asaltaba el palacio real.
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El marqués de Fontanar, que siempre se sentaba en la primera fila en la iglesia, fue de cabeza al infierno.
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El conde de  Cadeville se ganaba la vida tan bien como ebanista que se quedó en Alemania cuando Luis XVIII fue restaurado.
Envidió a sus siervos cuando el rey le convocó a luchar contra los fieros ingleses.
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Mató al dragón, se casó con la princesa y se pasó la vida pensando en lo feliz que era cuando pastoreaba las ovejas de su padre.
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DERECHO DE PERNADA
El conde  Villequier era un peculiar, tanto que quiso acostarse con el novio. 
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EL CONGRESO
Y pagar la entrada para acceder a él no extrañó a nadie, ni que todo tuviera precio: los desayunos y las comidas, el acceso a los baños, las sillas, las banderolas, los encuentros con los candidatos, el derecho a presentar una ponencia. Lo que resultó chocante fue que también hubiera que pagar para votar. Aunque luego nadie se sorprendió que el nuevo presidente del Partido Neoliberal fuera el famoso inversor multimillonario Gregorio Arenas.
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El conde de Closet, cuyo tataratatarabuelo había luchado en las Cruzadas, despreciaba al marqués de  Maisonrouge, cuyo padre había sido ennoblecido por Luis XIV.
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Sí, sí, ya sé que un antepasado tuyo luchó en Las Navas de Tolosa, pero lo que quiero saber es cuándo me harás estas fotocopias