Charles Bukowski: “Soy un tipo peligroso cuando se me deja solo frente a una máquina de escribir”.
En este mismo momento, Stephen King está escribiendo su enésima novela, Arturo Pérez-Reverte está acabando su artículo dominical, Juan Eslava Galán está leyendo un libro, Ana María Shua está imaginando un microrrelato, yo estoy perdiendo el tiempo.
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El hombre al que amé se ha convertido en fantasma. ¿Sabrá quién le envenenó?
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Que él me dejara fue una suerte para los cientos de migrantes a los que atendí en Lesbos.
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La Iglesia está a favor de la indisolubilidad del matrimonio y, por eso, en contra de la separación de Iglesia y Estado.
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LA SUERTE ESTÁ ECHADA
Se ahogó cruzando el Rubicón.
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En esta mañana de nubes de algodón de azúcar, le dedico esta frase a Flaubert.
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Juzgad y condenad, y no seréis juzgados y condenados.
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Me perdí el expreso de las diez. Estaba llena de guiris la cafetería a la que habitualmente voy.
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IGLESIA, MAR O CASA REAL
Hijos míos, para vivir en la España de hoy tenéis que cobrar el ingreso mínimo vital, ser funcionarios o haceros políticos.
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EL COLMO
El present perfect se utiliza para referirse a una acción que no es presente, que, en realidad, ya ha pasado.
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Lo que más desearía el peón es escaquearse.
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–Y, dígame, ¿cuáles son las ventajas de ser un microcuentista famoso?
–Pues mire. Cuando viajo en metro, nadie me reconoce.
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Cuando Agamenón le preguntó a sí quería acompañarle a la expedición contra Troya, Aquiles se apresuró a decirle que sí: estaba harto de correr detrás de una maldita tortuga a la que nunca lograba alcanzar.
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ÚLTIMA HORA
El Gobierno dará un vale por 500 kilómetros de autovía a todos los conductores noveles.
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Trataron de convencer al león de que comer gacelas era antiecológico.
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¿Tú también, Labieno?
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–¿Existe Utopía?
–Claro. Y éstas son sus coordenadas: 92º 98’ N, 184º 110’ O.
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–Pero ¿qué va a hacer vuesa merced?
–Luchar contra esos gigantes.
–¡Qué locura!
–¿Acaso vas a decirme que no son gigantes?
–Pues claro que son gigantes, muchos gigantes. Es una locura luchar contra tantos.
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Úrsula se unió a nuestro grupo de paseo de las once. Ella era un poco más joven que nosotras. Y más alta. Daba pasos largos e iba muy rápido. Le dijimos que fuera más despacio, que nos iba a matar. Pero no nos hizo caso. Por eso tuvimos que hacerlo.
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La segunda vez, Jack no cometió el mismo error: la mató antes de abrirle el vientre.
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¿Tenía razón San Demetrio de Nicomedia cuando afirmaba que lo único que diferenciaba al cielo del infierno era que aquí no podían ver a Dios? El ateo es escéptico. Está claro que hay algo después de la vida, pero quizá, después de todo, si no ve a Dios es porque no existe.
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Hernán Cortés finalmente permite que doña Marina, para cumplir una peregrina venganza o un extraño rito, devore el corazón de Moctezuma, pero la obliga a hacerlo en secreto.
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Mahoma fue a la montaña que estaba a las afueras de La Meca, pero no le pareció lo suficientemente alta. Recorrió Arabia, Siria, Mesopotamia, Persia buscando una montaña elevada. Ninguna le satisfizo. Ahora se dirige a la India. Le han dicho que al norte existe una cordillera que acaricia el cielo.
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–¿Y tú por qué quieres que liberen a Barrabás?
–Porque tengo que trabajar.
–No lo entiendo.
–Yo antes era ciego y vivía de las limosnas. Entonces tuvo que llegar ese maldito galileo.
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BIBLIOTECA PÚBLICA
–¿Qué es lo que quiere, un CD, un DVD, la clave del wifi? También tenemos talleres de escritura, de nuevas masculinidades, de costura…
–Quería un libro.
–¿Un libro? Pero, hombre, libros no tenemos aquí.
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EL COLMO
Etiopía es lo más lejos que existe de Utopía.
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Tías, me dijo que era un rebelde. Y me lo creí. Pero su rebeldía radicaba en no poner otro rollo de papel higiénico cuando se terminaba.
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–¿No ha leído el cartel?
–No.
–No se puede entrar en pijama.
–Pero si yo voy en bata.
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–¿Qué fue de Antonio Fernando?
–Se acabó suicidando.
–¿Y cómo lo hizo? ¿Se ahorcó? ¿Se pegó un tiro?
–Comía muchos carbohidratos de mala calidad.
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–Presidente, la colada vuelve a dar problemas.
–A ver, ¿qué ha hecho esta vez Ayuso?
–¿Ayuso? No, presidente, me refiero a la colada magmática del volcán de La Palma.
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Séneca no necesitaba mucho para vivir feliz: una casa en Roma y otra en el campo, una esposa joven y un poco tonta, medio centenar de esclavos, cinco o seis platos en cada comida…
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La joven era preciosa, pero, a través de los zapatitos de cristal que llevaba, el príncipe advirtió que tenía las uñas de los pies negras.
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¿Sabes, Álvaro? A veces me pregunto si soy una fracasada porque me casé contigo o si me casé contigo porque soy una fracasada.
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Me dieron largas instrucciones para abrir los armarios de cocina. De unos había que tirar hacia arriba; de otros, hacia abajo. Un armario, mejor no abrirlo. La primera noche, a las tres de la mañana, me levanté a beber un vaso de agua. Fue entonces cuando sufrí el accidente.
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Era la segunda vez que el explorador sacaba los pies del plato. El caníbal comenzaba a ponerse de los nervios.
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Los libros estaban tan bien ordenados en los estantes y yo tenía tan poca pinta de que me gustara leer que la bibliotecaria se negó a prestarme la novela que le pedí.
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¿Se puede decir que Cervantes fue un sabueso de la Agencia Tributaria?
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EL COLMO
Descubrieron que el responsable de comerse el rollo de la Torá había sido el chivo expiatorio.
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La primera invasión fue un completo fracaso. Para que no se repitiera, en la segunda, todos los marcianos se habían vacunado.
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Holmes llegó a la conclusión de que todos los crímenes habían salido de la cabeza del doctor Doyle.
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DON GIOVANNI
Basándose en la historia del sevillano don Juan Tenorio, el francés Molière escribió un drama que el italiano Lorenzo da Ponte adaptó y musicó el austriaco Mozart.
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–Los psiquiatras dicen que no hay dos depresiones iguales.
–Y estoy de acuerdo. La depresión del Ebro no se parece en nada a la del Guadalquivir.
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Le hicieron el análisis de ADN a Isaac y saltó la sorpresa: no era hijo de Abraham sino de uno de sus pastores.
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Franz Kafka. Autor checo. En 1937 trató de emigrar a Palestina. Acabó muriendo en Theresienstadt.
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Cuando el nuevo ministro pidió un haiga, el viejo chófer no sabía a qué se refería.
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–Así que Christian te invitó a comer, ¿no?
–Sí.
–¿Y estuvo bien?
–Un desastre, tía. Le echó salchichas a la paella.
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Se arrojó desde la duodécima planta, en la que vivía. Decidió hacerse un vídeo en directo mientras caía al vacío. Nunca supo que a partir de la planta octava su teléfono dejó de pillar la señal de wifi de su piso.
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El autor de poesías religiosas no confiaba en la musa, sino en el ángel de la guarda.
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Habiendo sido rechazado su proyecto por los reyes de Portugal y Castilla, Christophe Colomb se dirigió a Carlos VIII. Es por eso por lo que en el nuevo continente, de norte a sur, se habla francés.
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DIOS CALVINISTA
El octavo día imaginó lo que iba a pasar hasta que llegara el apocalipsis.
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El nuevo embajador estadounidense se negó a quitarse la gorra de los Red Sox cuando entregó las cartas credenciales.
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Mi musa siempre llega de madrugada, cuando estoy muerto de sueño.
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Cuando el candidato fue nombrado presidente, descubrimos que tenía memoria de pez.
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–¿Qué te dijo la quiromántica?
–Que me lavara bien las manos después de limpiarme el culo.
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Es mentira que Stanley Kubrick filmara la falsa llegada a la Luna. Se negó. Dijo que sólo estaba dispuesto a filmar la falsa llegada a Marte.
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La familia de la novia no salía de su asombro cuando vieron al novio aparecer vestido de caballero jedi.
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Demasiado tarde, Yavé comprendió que debió haber creado a Eva obediente.
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Amaba a doña Clotilde porque me compraba regalos y me compraba regalos porque la amaba. En definitiva, nuestra relación había entrado en un círculo vicioso.
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–¿Qué tomas para combatir el síndrome de Bartleby?
–Mucho alcohol.
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Penélope, sólo he vuelto para decirte que quiero el divorcio.
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El presidente se empeñó en ir en helicóptero a la boda de su cuñado. La carpa acabó volando por los aires.
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–¿Y tú por qué estás aquí?
–Los doctores me dijeron que por una rama.
–¿Una rama? ¿No sería un brote?
–Eso.
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Le he vuelto a decir a mi mujer que tiene que vacunarse para que podamos ir a visitar a mi madre.
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EL MONSTRUO
El bosque estaba ahí, esperando. Era tan grande. Gigantesco. ¿Acabaría alguna vez? Recordaba que, cuando era niño, le habían contado historias de horribles criaturas que vivían en el bosque: ogros, brujas, duendes malignos. Dio un resoplido. Tenía que empezar, así que salió del coche y lo preparó todo. Se puso los guantes y las gafas de protección. Encendió el motosierra.
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Zeus vio a su águila comer de la mano de otro. Ante tamaña deslealtad la condenó a comerse eternamente el hígado de un tal Prometeo.
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–¿Te comiste la receta que te pasé?
–¿Comérmela? No, no me gusta comer papel.
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¿Que por qué lo dejé? Para que lo entiendas, tía: quería pintar la casa de gotelé.
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¡Qué mentiroso es Carlos! Me dijo que había pasado el verano en Yoknapatawpha y ese sitio no aparece en Google Maps.
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A nadie sorprendió que la lista de boda de la Jenni estuviera en Multiprecios Pianyi.
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Su padre, el conde, solucionó el problema rápidamente: a ella la recluyó en un convento; al lacayo lo cargó de cadenas y lo arrojó al foso.
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Al principio, las amazonas se cortaban el pecho derecho para poder disparar mejor el arco. Pero acabaron comprendiendo que dominarían mejor a los hombres si les mostraban los dos pechos.
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Por mostrarse dispuesto a satisfacer sus deseos, la reina le nombró conde.
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EL COLMO
Al conde le mordió una garrapata.
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El director de su periódico le dijo que tenía que hacer una crítica favorable de la novela del ex ministro. Prefirió no leerla.
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Si nos reconciliásemos, yo perdería mucho porque, con total seguridad, tú podrías odiar a otro como me odias a mí, pero a mí no me odiaría nadie como tú me odias.
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–Roxana, ¿qué te ha pasado en la cabeza?
–Choqué con el techo de cristal.
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En 1610, Cervantes encontró en la Alcaná de Toledo unos papeles en árabe. Lástima no poder traducirlos: el año anterior habían sido expulsados los moriscos.
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POR ENÉSIMA VEZ
Sin poder superar su muerte, volvió a casarse. Sin embargo, no conseguía olvidarse de su primera mujer, tanto que le resultaba insoportable estar casado con otra. La mató. Pero tampoco soportaba la vida de soltero. Henri-Desiré volvió a casarse por enésima vez.
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Las ensaladas saben mejor los martes, después de un fin de semana de excesos y un lunes de Almax.
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Es tan cuadriculado que se niega a formar parte de ningún círculo de amigos.
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–¿Sabes que Gregor se ha convertido en una cucaracha?
–No me extraña; en la familia Samsa siempre ha habido bichos raros. Sin ir más lejos, su tío Johann era un zángano.
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El conde encontró agrio a Van Helsing.
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Anteayer, al abrir la ventana, vimos árboles. Los estuvimos contemplando hasta que escuchamos el aullido de un lobo y la cerramos.
Ayer vimos el océano.
–Mamá, ¿puedo bañarme?
–No, hijo.
Pero no me hizo caso.
Hoy no me decido a abrir la ventana. Sigo esperando que regrese mi hijo.
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–¿Te has enterado? Ramiro murió electrocutado.
–No me extraña. Siempre le gustó derrochar el dinero.
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Al ratón de biblioteca no le gustaba la sección de Literatura. Prefería las enciclopedias y los manuales de Ciencias.
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Aunque no sabe utilizar la brújula, el Holandés Errante es un navegante muy famoso.
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–¿Qué le ocurrió a Mukisa?
–Murió por no llevar puesto el casco.
–Ah, ya veo: un accidente. ¿Y dónde ocurrió?
–En la Luna.
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–¿Ya no eres amigo de Carlos?
–No.
–¿No? ¿Por qué?
–Porque escribió un libro de poemas y me lo regaló.
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Le expulsaron del Círculo Mercantil porque tenía una mente cuadriculada.
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Francisco Fernández Cobo, fundador y presidente de la fábrica de vidrio FERCOSA, le alegró que su nieto Fran le dijera que le gustaba hacer botellones.
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EL COLMO
Los asistentes a la charla sobre las ventajas de la dieta vegana advirtieron que el ponente no paraba de mirar una chuleta.
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Los harapos pudieron engañar a algunos, pero finalmente le descubrieron porque llevaba sin cortar la uña del meñique.
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Soñó su muerte en la mascarada. Fortunato iba disfrazado de payaso y él, mediante engaños, lo conducía a su bodega. Allí… Pero ¿por qué diablos no lo intentaba?
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La infanta declaró a la prensa que le hubiera gustado nacer en una familia normal. El monarca se apresuró a retirarle la asignación real.
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El conde de Allendeduero consiguió salvar el castillo familiar casándose con la hija de un promotor inmobiliario.
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Fue al Palentino y le pidió una gaseosa Olmos.
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El segundo día en alta mar, Colón descubrió que la brújula no apuntaba en dirección de Asia.
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Era un viajero tan perezoso que le gustaba que le hicieran los kilómetros.
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–¿Qué armas elegís? ¿Sable?
–No sé esgrimirlo.
–¿Pistola?
–¿No sé disparar?
–¿Sabéis hacer algo?
–Sé nadar.
–Pues nademos.
–¿Con este frío?
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Cayo Trebonio participó en el atentado contra César por motivos literarios. No le gustaron los libros sobre la Guerra de las Galias, consideraba mal escritos los libros sobre la Guerra Civil y no soportaba la idea de que publicara un volumen sobre la Guerra Pártica.
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El sargento les dijo que dejaran de quejarse, que les quitaran los fusiles y las botas a los muertos.
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–No sé… ¿Puede enseñarme ahora el pie izquierdo?
–Doctor, es que…
–¿Es que qué?
–Es que ese no me lo he lavado.
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Ahora que había dejado las chaquetas, los chinos y los mocasines e iba en camiseta, vaqueros y deportivas, escribía mucho mejor.
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–¿Eres abierto?
–Por supuesto. Estoy abierto a una relación exclusiva.
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Me dejó vacío porque, me aseguró, no la llenaba.
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Sorprendió que en el programa para las elecciones madrileñas prometieran asistencia dental gratuita para todos los castellanomanchegos.
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EL COLMO
El crítico sufría bloqueo.
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PUES VALE
Quizá sea mejor no llevarles la contraria. Después de todo, ¿a quién importa todo esto? A un puñado de locos que miran el cielo. A nadie más. Al resto del mundo le resultan indiferentes estos problemas. ¿Acaso quieres que te encierren en una celda o, peor, acabar en la hoguera? Así que, Galileo, si ellos dicen que el Sol gira alrededor de la Tierra, pues vale.
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Desde que compré aquel libro de Stephen King, la librera no me sonríe.
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El novelista estaba atascado. Le recomendaron que tomara avena.
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El pensamiento de aquel filósofo era muy difuso. Triunfó, por supuesto.
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El primer día como alcalde, quiso ir en metro. Acabó en Vicálvaro.
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De tanto leer estúpidos libros de caballerías, Ignacio de Loyola recuperó la cordura y abandonó el ejercicio de las armas.
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EL COLMO
Koenigsberg es una ciudad rusa porque los alemanes no siguieron el imperativo categórico de Kant.
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Todos esperaban que, tratándose de una primera película, fuera cutre. Pero estaba magníficamente rodada. Fracasó, claro.
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De repente, durante el discurso de aceptación del Nobel de Literatura, el narrador oral se quedó sin palabras.
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Todo se acaba convirtiendo en un microcuento.