Escribir en su diario todo lo que le pasaba se había vuelto tan aburrido que procuraba que no le pasara nada.
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PARADOJA
El microcuentista pidió un milhojas.
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PERO VALIENTE
Nosotros somos 300 y tenemos enfrente a 300.000 persas. Cada uno de nosotros tiene que matar a… ¿Alguien ha traído un ábaco?
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El lunes me levanté ronco. El martes me dolía la espalda. El miércoles estaba resfriado. El jueves tenía tortícolis. El viernes, como no se me ocurría nada, ni siquiera llamé para decir que tampoco iría a trabajar.
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El psicólogo me ha aconsejado que introduzca pequeños cambios en mi rutina diaria. He decidido hacerle caso. Hoy, en vez de bajar a la calle por el ascensor, saldré de casa por el balcón.
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–¿Vas a dejar de responderme con monosílabos?
–Sí.
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Expulsaron del arca al pasajero que quería viajar sin pareja.
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Sobreviví a tu tacañería. Convertiste mi infancia en un infierno. Nunca me hiciste un regalo. Ni uno solo. Siempre vestía ropa vieja. Jamás me llevaste al cine. Eras una roñosa, madre. En tu tumba pondré lirios, tulipanes, orquídeas. Haré que te revuelvas.
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El trasplante de riñón le costó un ojo de la cara.
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Tatúate cuervos y no te sacarán los ojos.
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El editor está cansado, hastiado, exhausto, desfallecido, extenuado, maltrecho, aniquilado, deshecho, agotado, harto de quitar adjetivos.
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El cura se negó a casar los calcetines.
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Las normas son inflexibles. Como el octavo pasajero no tiene tarjeta de embarque, lo arrojan al espacio.
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PARADOJA
Lo más razonable es ser un loco.
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Las palmeras no dejan ver el desierto.
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FE DE ERRATAS
El señor Halász no falleció el pasado lunes, como publicamos ayer, pero probablemente morirá uno de estos días, asesinado por un redactor de notas necrológicas al que no le gusta que le griten.
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–¿Qué es lo que peor llevas de ser un poeta romántico?
–El tener que suicidarme.
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Sucedió lo inevitable: Set, Enós, Cainán, Malálel, Jared, Enoc, Matusalén y Lamec hundieron el sistema de pensiones.
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Los lobos denunciaron a Hobbes por injurias y calumnias.
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POR FIN
Aprobó las oposiciones. Y dos meses después se jubiló.
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–Francisco, ¿qué te ha pasado en la mano?
–El hermano lobo, que es un poco arisco.
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–La policía le detuvo por escribir una columna.
–¿En qué periódico?
–¿Periódico? Era una columna de la catedral de Jaén.