viernes, 31 de enero de 2020

Papelera

Jorge Luis Borges: “Habría que iniciar una campaña para sustituir el indicativo por el subjuntivo, para joder bien al idioma”.

Pienso, luego no existo para ellos.
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Piensa, luego le tratan como si no existiera.
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Era paciente. Le llevó mucho tiempo alcanzar la orilla; dominar la Tierra, otros cuarenta millones de años.
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Los bonsáis no dejan ver el jardín.
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El ministro de Bienestar Animal ha discutido con el de Energía Sostenible por culpa de las luciérnagas.
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Le acusaron de supremacista por perseguir el mercado negro.
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–¡Socorro, socorro! –gritó el bañista.
–Tranquilo, amigo. Nadie se ahoga dos veces en el mismo río –le respondió Heráclito desde la orilla.
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HERACLITIANA
Nunca se bañaba en el mismo río, pero siempre llegaba a la misma orilla.
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–¿Y quién ganará la Tercera Guerra Mundial, los estadounidenses, los chinos, los rusos, los norcoreanos…?
–Las cucarachas.
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DE LOS SOS OJOS TAN FUERTEMIENTRE LLORANDO
La literatura castellana empezó entre lágrimas.
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Noé calafateó el arca muy chapuceramente. Jehová tuvo que volver a crear a todos los animales y al hombre.
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–¿Te gustaría ser lo que eras hace diez años, Lucas?
–Bien sabes, Mario, que no puedo volver al pasado porque entonces era una persona diferente que se llamaba Lucía.
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¡Llegó el circo a Gordonston! Pero no había animales salvajes, que habían sido prohibidos por las autoridades, ni enanos, por lo mismo, ni payasos, que después de ciertas inefables películas asustaban a los niños, ni equilibristas, que provocaban nerviosismo a ciertas damas, ni hombres bala, porque en Gordonston están prohibidas las armas. Todos los habitantes de Gordonston acudieron intrigados al circo. ¿Qué espectáculo ofrecería?
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Está en el manicomio por responder al teléfono.
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Cangrejo le llamaban sus rivales políticos porque, según ellos, caminaba hacia atrás. Por eso, cuando ganó las elecciones, se sintieron tan sorprendidos como si en el fondo del mar hubiera zigzagueado un relámpago.
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–Fahad, estos europeos son gente rara, ¿no?
–¿Por qué lo dices, Musaad?
–Porque tienen las mismas leyes para hombres y para mujeres.
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–Nos jugamos a los dados lo que íbamos a hacer con él.
–¿Y qué pasó?
–El Cortao tuvo suerte, aunque él no lo vio así: no lo arrojaríamos al tiburón, pero tendría que comérselo crudo. Ahí sigue. No creo que, después de ésta, tenga ganas de comerse ni una sardina.
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Es un violinista frustrado y da clases de Música en un instituto. No puede evitar las malas notas.
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No puede evitar las malas notas. Es un violinista frustrado y da clases de Música en un instituto.
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Critica a los que la llaman gorda. Ella se llama a sí misma gorda.
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Buscó respuestas sobre el origen del universo, pero no se hizo la luz.
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Aristóteles decidió salir de la caverna.
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Escribieron un enorme HELP con piedras en la playa. A los bombarderos japoneses no les resultó difícil encontrarles.
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–Camina de puntillas.
–¿Es bailarín?
–Ladrón.
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Cuando los vieron llegar a la orilla, sacaron sus móviles, publicaron varias fotos en Instagram y siguieron tomando el sol.
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Se está retrasando. La esperaré otros dos días, pero ni un minuto más.
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No había entendimiento entre las dos orillas: una era nudista y la otra textil.
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El guardaespaldas del jorobado cobraba un extra.
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Lo único malo de ser jorobado es que tengo que pagarle un extra a mi guardaespaldas.
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–¿Le diste un beso?
–Yo que iba a darle un beso. Se lo vendí.
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No sé seguro si no sé nada.
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Los libros de Lengua, de Sociales, de Naturales, de Matemáticas, los cuadernos de ejercicios de Inglés, las libretas, la calculadora, el estuche, la botella de agua, el bocadillo. Y luego le dan bombo a Sísifo, que tenía que llevar una piedrecita de nada.
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Como esto siga así la gala de los Goya se va a celebrar en Burdeos.
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Algo ha llegado a la orilla. Al náufrago se le cae el alma a los pies cuando descubre lo que es: la botella que lanzó al mar hace diez años.
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–No hay mal que cien años dure.
–Cataluña.
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La policía le pidió al asesino que reconstruyera el crimen. Ahora se le acusa de dos muertes.
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PARADOJA
Plagió el manifiesto antiplagio.
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Le prometí que nunca le partiría el corazón. Por eso le partí la cabeza.
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PAGAPILAS
–¿Álvaro? He pensado en ti.
–Sí, Lorena.
–Se me han acabado las pilas del satisfáyer. Y hace tanto frío…
–¿Quieres que vaya a pasar la noche?
–¿Qué? No, no. ¡Aaj! Quiero que me traigas pilas AAA. Porfa. Hasta puede que te dé un besito.
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–El tiempo se ha vuelto loco. Hace treinta grados y estamos en enero.
–Lo que estamos es en Argentina
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Los árboles no dejan ver el bosque de bonsáis.
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Tengo la cerveza de que no me encontrarán.
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Hay un señor en la orilla del mar con una caña en la mano que está pescando nudistas.
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Nadie rescató al náufrago que estaba a la orilla de la autovía.
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Cuando arriban a la orilla, les están esperando.
–¡No sois bienvenidos! –les gritan.
Noé está atónito.
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–La Tierra es como Vulcano.
–¿Como Vulcano? No lo entiendo.
–Pues claro. No le gusta que Marte y Venus estén juntos.
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–¿Piedra, cuchillo, pistola…? ¿Qué quieres utilizar?
–Lo que sea. Venga. ¡Rápido!
–Creo que lo mejor es la piedra. Más silenciosa. Pero hay que golpear sin vacilaciones, con fuerza.
–Chis. Calla. Demasiado tarde. Ha despertado de la siesta.
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La pandemia comenzó un martes. El domingo había matado al ochenta y cinco por ciento de los habitantes del país, entre ellos al científico que había creado el virus. Murió satisfecho por el éxito de su experimento.
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La pandemia comenzó un martes. El jueves se hizo viral. El domingo, sin embargo, las redes ya la habían olvidado.
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Aún recuerdo cuando me rechazaste. Fuiste tan grosero. Ahora no puedes impedir que te traiga flores al cementerio. Ya ves. He conseguido que tu mujer –no sé qué demonios viste en ella– haya pensado a sospechar que fuimos amantes.
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PARADOJA
El Oscar a la mejor canción no está cantado.
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Él me robó todos los ahorros. No se puede decir de otra manera. Pasé meses trabajando y en un par de horas se quedó con todo mi dinero. Tenía un aspecto ingenuo, fácil de engañar, incluso tonto. ¿Cómo podía sospechar que era un tahúr?
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–¡Qué vulgar, Laura! Con ese vestido se te ven los pechos.
–No exageres, Mónica. Pero si ni siquiera se me ven las aureolas.
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Pasó días escribiendo. Semanas. Años. Cuando terminó su libro, descubrió que ya no hablaban latín, sino una jerigonza que llamaban francés.
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PARADOJA
Al animalista no le gustan los toros.
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–Ciudadano Robespierre, ¿cuándo van a acabar las ejecuciones?
–Nadie ha cogido la cabeza después de cortársela y se ha ido caminando del cadalso, ciudadano Mignet. Entre los guillotinados no hay ningún santo.
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La nave alienígena no pudo aterrizar en Madrid. No llevaba distintivo ambiental.
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Comenzó a tomarse en serio el cambio climático cuando tuvo que visitar su casa de veraneo en traje de buzo.
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¿El dónut tiene un agujero para reducir costes?
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Regresó inesperadamente en medio de la noche. En el dormitorio, encontró a su mujer en brazos de otro hombre.
–¿Qué es esto, hideputa? –preguntó.
–No hay dos sin tres –respondió Teresa Panza, a la que también le gustaban los refranes.
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Había comenzado a proyectar apartamentos en Jaén a cien metros de la orilla del mar. Era un adelantado a su tiempo.
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Muchos años después, frente a la guillotina, María Antonieta habría de recordar el día en que rechazó casarse con el aburrido conde de Reuss-Schleiz-Gera.
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EL COLMO
Después de planificar tantos asesinatos, a Conan Doyle no se le ocurre cómo matar a Sherlock Holmes.
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–¿Cuánto cobraste por su último encargo?
–Lo hice por cien euros.
–¿Sólo cien euros?
–La ley de la oferta y la demanda la llaman. Fue curioso. Me dijeron que tenía que parecer un suicido.
–¿Y a quién mataste?
–Al que me pagó.
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Yo te deseo. Yo te merezco. Yo te quiero. Yo te necesito. Tú me ignoras. Yo te maldigo.
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Los filósofos no salen de la caverna.
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Se ahogó a diez metros de la orilla y a quince de un socorrista que estaba fortaleciendo sus abdominales.
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Se miró en un espejo de aumento. Vio poros abiertos, puntos negros, arrugas minúsculas y horribles, vello que no había sospechado que estaba ahí, una cana en la ceja. Narciso dejó de quererse.
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Le dispararon en el pecho. Por supuesto, el guardaespaldas no hizo nada.
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Entró en el Partido para que no le llamaran grafómano, sino estajanovista.
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–¿Qué sería necesario para poder dialogar con la otra orilla?
–Un megáfono.
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La última voluntad del grafómano fue escribir una carta a los líderes de la revolución. La contrarrevolución estalló antes de terminarla.
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–Cesto, pelota, jugadores, unas reglas sencillas. ¿Qué más necesitamos?
–Una asociación.
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“Dejémoslo en su revuelto mundo.”
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–¿Sabes cuál es la combinación ganadora?
–Tónica con ginebra, ¿no?
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–El film justifica los medios –dijo el famoso director.
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Lo peor no era la grafomanía, sino que los diez mil folios de su primera novela estaban desordenados.
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Me miré en el espejo. Era perfecto. Me refiero, claro, al espejo.
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Trataba de escapar de su monótona vida. Llegó a la playa donde estaba P. T. Barnum. La sirena tuvo mala suerte.
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Me estás molestando. No mires hasta que termine de robarte.
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Consiguió disimular su grafomanía inventando más de 300 heterónimos.
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Consiguió que su grafomanía pasara desapercibida inventando más de 300 heterónimos.
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Tenía tal hambre que se comió sus palabras.
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Todos los espejos me odian: no reflejan la imagen que tengo de mí mismo.
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–Perdone por todas las molestias.
–No se preocupe, señor. Ponga ahí la cabeza. Y no se mueva. Trataré de cortarle el cuello de un solo golpe.
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Sísifo arroja a la basura por las mañanas todo lo que ha escrito en sus noches de insomnio.
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–¿Te molestan los ladridos del perro por la noche?
–¿Molestarme? No, claro que no, pero mi marido ha comprado raticida y carne picada.
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–Perdones las molestias, señores conquistadores, pero no tenemos oro.
–Eso se avisa.
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Se hacía tarde, así que tuvieron que arrancarle la pluma de la mano y conducirle al patíbulo.
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FRACTAL
Lo que más me molesta de ti es que siempre me estés preguntando qué es lo que más me molesta de ti.
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No sé por qué me regalas tu libro. Ya sabes que no me voy a tomar la molestia de leerte.
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–Toma. Beatlejuice.
– Beetlejuice. Te dije Beetlejuice, Bee-tle-juice. Ah, pobre Paul.
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–Deme un periódico.
–¿Cuál?
–Cualquiera que no sea antitaurino. Lo quiero para correr el encierro.
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Se divorció de él porque, a pesar de que estaban casados y vivían en la misma casa, le seguía escribiendo dos cartas diarias.
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ANTIBORGIANA
Los espejos y la cópula son admirables, porque multiplican el número de las mujeres.
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No sé por qué me regalas tu libro. Sabes que quiero que sigamos siendo amigo. Por lo tanto, no voy a tomarme la molestia de leerte.
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La última voluntad del grafómano fue escribir una carta de disculpa. La contrarrevolución estalló antes de terminarla.
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No voy a tomarme la molestia de leer la última novela de Vargas Llosa.
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Mi padre estaría orgulloso de mí. Hoy salgo en el periódico. En las necrológicas.
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Lucrativo resultó el temporal. No lo esperaba, la verdad. La compañía de seguros me indemnizó con ciento cincuenta mil euros. ¡Qué suerte tuve de que a mi marido se lo llevara la lluvia!
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Comentó la gala de los Goya, la entrevista al ministro, el accidente aéreo, el temporal, la forma abrupta en que le había dejado su mujer.
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Me he tomado la molestia de comprarle un regalo.
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Tenía la ilusión de volar en libertad, sentir el viento en su rostro, perderse en una nube, acercarse al sol... Pobre hijo mío, pobre Ícaro.
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–Tengo una noticia bomba que darte: don Fernando ha aparecido hoy en clase con una acelga en el bigote.
–Con lo atildado que es él.
–Sí. Estaba hecho un adefesio. Pero la alegría continuó.
–No me digas.
–¿Recuerdas que hace unas semanas le buscó las cosquillas a la directora?
–Claro que lo recuerdo. Empezaron a pelearse y tal.
–Pues precisamente hoy ha venido a visitarnos. Estaba muy sonriente. Ha hablado con don Fernando, le ha quitado la acelga del bigote y le ha sonreído.
–¿Así que don Fernando se ha hecho vegano?
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–¿Carmen?
–Sí.
–No quiero buscarte las cosquillas ni pretendo meter el bigote donde no me importa, pero…
–Pero ¿qué? Suelta la bomba.
–Esta acelga está cruda.
–Pues el chuletón de ayer sangraba y no dijiste nada. ¡Con qué alegría te lo comías!
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¿La herencia genética no paga impuesto de sucesiones?
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El Gobierno ha decidido que la herencia genética pague impuesto de sucesiones.
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Llave, llave, ¿dónde estás? No te escondas, llavecita. Eres como mi ex: me dejas en la calle cada vez que cojo la botella.
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En la vida del astrónomo había un gran agujero negro.
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Cada vez que el conde se mira en el espejo teme verse.
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Bota una barca robada. Después de una semana, alcanza la orilla. Está de nuevo en Argel. Cervantes comprende que debe aprender a navegar.
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Regresaron los crímenes de la calle Preciados. Los escaparates han vuelto a llenarse de falsas rebajas.
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Antes de salir de casa, siempre me pongo gafas de sol para ocultar mis grandes ojos y una chaqueta con la que escondo mi cola de gato y mi caparazón de tortuga. Sí, lo admito: tengo un aspecto horrible, pero es que mi vida es complicada desde que escapé de una serie anime.
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El presidente del Gobierno utilizó el helicóptero de rescate para buscar su popularidad perdida.
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–¿Hoy no has leído el periódico?
–Ni ayer.
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–Espejito, espejito, ¿quién es la madrastra más mala de este reino?
–Camilla Parker Bowles.
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El faraón está harto. No puede descansar. Un buen día le va a dar un buen susto a los turistas.
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Mi herencia genética es muy pobre: soy un adefesio.
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PARADOJA
Se encontró a sí mismo en aquel lugar de perdición.