lunes, 17 de agosto de 2020

Papelera

Inscripción en la espada de un dragón de cuera: “No me saques sin razón, no me envaines sin honor”.
 
Lutero llega al cielo. Dios le pregunta:
–¿Qué crees que te ha salvado, la fe o las obras?
–Bah, ya me da igual.
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–¿Y Dios por qué no contesta?
–Se encuentra allí arriba, en el cielo.
–Ah, está en modo avión.
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Cenicienta llevaba un vestido de cintura alta, con falda ancha y manga inflada. Todo el mundo se quedó mirándola. ¡Qué ridícula estaba con esa anticuada ropa! Pocos pudieron contener las carcajadas.
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El médico lo deriva al veterinario. Éste, al psicólogo animal quien, después de diez sesiones, está empezando a descubrir cuál es el problema de Samsa.
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El corazón necesita razones que la razón no entiende.
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Odio a los niños. No los soporto. Pero quiero tener uno para devolvérsela a mi vecino. Que vea los molestos que son los continuos lloriqueos de un bebé.
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CORRECCIÓN
El perro del hortelano no deja comer para comer.
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Cuando a la lechera se le cayó el cántaro, no lo lamentó mucho. Después de todo, dos tercios de lo que se le había derramado era agua.
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–Nuestro matrimonio funciona como un reloj.
–¿Y cómo lo consigues?
–Doy cuerda a mi marido.
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En la primera frase te juegas al lector. En la última lo pierdes.
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ILÍADA
Los griegos desembarcaron al amanecer. Hubo fuertes combates, pero al mediodía la lucha continuaba estancada. Hacia las seis, pensaron que el cerco se alargaría, pero no. Cuando llegó la noche, empleando un hábil truco, entraron en Troya y la conquistaron.
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–Perdona que te interrumpa.
–¿Qué?
–Son las once y media. Tengo que ir al servicio y luego pasear durante cuarenta minutos.
–¿No puedes esperar? Iba a terminar de contarte que…
–No, no. Me marcho. Ya nos veremos otra vez el próximo miércoles a las once en punto. Recuérdalo. A las once en punto. No vayas a llegar como hoy, a las once y veintidós. Hasta luego.
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Después de perder las dos piernas en un accidente, anda con pies de plomo.
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Le pedí que me diera algo para comer. Me dio unos cubiertos.
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–Núñez, ¿qué es ese molesto ruido?
–El silbido de las balas, mi general.
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Se comieron una aceituna. ¡Una aceituna! Les expulsé del Jardín del Edén por tontos.
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Estaba harto de aquellos malditos okupas. Creían que todo lo que había allí era gratis, que se había conseguido sin esfuerzo, que no necesitaba mantenimiento. Me dio igual que apelaran a no sé qué leyes. ¡Leyes a mí! Con cajas destempladas, les eché del Jardín del Edén.
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¡Qué pesadilla de insomnio!
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Se nos pasó el arroz, pero como teníamos hambre atrasada nos lo comimos igual.
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Hoy, en la reunión de Carnívoros Anónimos, se me hizo la boca agua cuando el recién llegado nos habló del chuletón de medio kilo a la brasa que se comió ayer.
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Nicolás II (San Petersburgo, 1868 – Constantinopla, 1951). Zar de Rusia. En 1905 comenzó la democratización de su país. En 1920 fue coronado solemnemente emperador del Imperio bizantino. Le sucedió su hija, la zarina Anastasia.
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PARÁSITO
Mis amigas creen que te pasas todo el día delante del ordenador y fumando. ¿No podrías fingir que haces algo más?
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Rod Blagojevich tenía una ambición desmedida. Quería ser diputado estatal, gobernador, quizá presidente. Les narraba estas aspiraciones a sus compañeros de prisión.
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No consiguió ningún gato. Schrödinger mismo tuvo que meterse en la caja. Una vez dentro, advirtió que no había lugar a paradoja ninguna: era claro que estaba… Oh, no. Acababa de golpear accidentalmente la botella de gas venenoso.
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–¿Cómo es Juan?
–Es el típico hombre de Vitruvio.
–Ah, ¿es guapo?
–¿Guapo? No, no. Quita, quita. Juan vive encerrado en su círculo y es muy cuadriculado.
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–Santiago, ¿tienes algo que explicarme?
–No te entiendo, Pedro.
–Voy a ser claro. ¿Por qué te llaman el Matamoros?
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TRADUTTORE, RESCRITTORE
El original:
And the red winds are withering in the sky!
La traducción:
¡Ya no brama en la esfera el hórrido Aquilón!
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Me tenía en el bolsillo, pero eso no tiene mérito ninguno: soy tan pequeño.
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El sitio de Troya se alargó. Murió Príamo y Héctor se convirtió en rey. Murió Agamenón y vino Orestes a liderar a los griegos. Murieron Menelao, Paris, Ulises, Aquiles, Helena. La guerra continuó interminable. Cuando las tropas persas pasaron por el valle del Escamandro, Darío preguntó quiénes eran esos que combatían. La verdad, nadie pudo responderle.
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–Pero ¿vas descalzo?
–Sí. Lo que ahorro en zapatos.
–Y en lustrabotas.
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En objetos perdidos no encontré la esperanza.
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Su empresa pasó de ser ruinosa a tener éxito, cuando pasó de producir pañales para bebé a fabricar pañales de incontinencia urinaria.
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EL COLMO
Quemé mi ejemplar de Fahrenheit 451.
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–¿Usted abatió a Bill Hickok?
–Sí, yo soy.
–Dicen que Wild Bill era rapidísimo con el revólver y que donde ponía el ojo ponía la bala. ¿No sintió miedo?
–No, en absoluto.
–Así que usted desenfundó antes que Hickok, ¿no?
–Sí.
–¿Fue difícil?
–Nah.
–¿Y dónde le hirió usted?
–Le disparé dos veces. Y acerté. Las dos balas le entraron en el centro de la espalda.
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Querido lector, respecto a su carta del pasado 10 de agosto, en la que lamentaba que el periódico costara lo mismo a pesar de tener menos páginas, queremos comunicarle que no se debe, como usted sugiere, a la falta de personal por encontrarse de vacaciones, sino a nuestro intento de que nuestros suscriptores y lectores puedan aprovechar mejor el verano por lo que concentramos, condensamos las noticias en menos espacio. Esperando haber dado respuesta a su consulta, le saluda atentamente...
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GUERRA DE TRINCHERAS
Al David francés le resultó fácil abatir al Goliat alemán.
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Mi peine siempre se cobra de peaje algunos pelos.
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PASAJE A LA INDIA, DE E. M. FORSTER
Yo sí te creo, mensahib.
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Yang Huo no tenía los seis yuanes que costaba la bala. El juez tuvo que anular la ejecución y ordenar que fuera puesto en libertad.
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–¿Cuarenta? ¿No podríamos dejarlo en tres?
–Veinticinco.
–Que no, que veinticinco son muchos. ¿Qué tal cinco?
–Veinte.
–Siete.
–Quince.
–Que siguen siendo muchos. ¿No serían mejor nueve?
–Mira, Moisés: los dejó en diez mandamientos, pero ni uno menos.
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Dios no juega a los soldados.
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Annabelle, la muñeca maldita, salió a visitar y darle una sorpresa al padre Schumer, que hacía semanas que no iba a rociarla de agua bendita.
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Reseteó el mundo. Cuando se reinició, se dio cuenta de que nada se había solucionado.
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Dejé el teléfono en manos  libres encima de la mesa de la habitación de estar. Fui a la cocina. Bebí agua. Recogí los platos. Doblé varias bolsas y las guardé. Corté un trozo de queso y me lo comí. Cuando regresé a la habitación de estar, mi madre todavía estaba hablando.
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Para acabar con mis miedos, cerré los ojos. Me forcé a creer que era la mujer a la que, en mis sueños, hacía el amor. Creo que lo conseguí. Fue sensacional lo que sentí cuando me acarició. Luego, al abrir los ojos, la vi dormir extasiada. Por supuesto huí.
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Muchos años después, frente a la hoja en blanco, Gabriel García Márquez había de recordar aquella tarde remota en que leyó a Faulkner por primera vez.
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Sí que se ven a lo lejos humaredas guerreras. Va a ser una batalla dura. Espero que no me obliguen a escoger bando. Va a ser duro el combate entre mi mujer y mi madre.
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Confusión. No se sabe si los soldados rodean a los rebeldes o los rebeldes rodean a los soldados.
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Así que, doctor, es terrible despertar cada mañana y que el dinosaurio (mi dinosaurio) no esté allí.
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Odio ducharme con agua fría. Me gusta haberme duchado con agua fría.
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–Alejandro tuvo fácil conquistar el Imperio persa.
–¿Fácil?
–Sólo tuvo que cortar un nudo.
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LA DECADENCIA DE OCCIDENTE, DE OSWALD SPENGLER
La venda antes de la herida.
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Muchos emigraron al norte a trabajar. Los que se quedaron eran bastante perezosos. Tuvieron que venir inmigrantes del sur a trabajar.
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De tanto leerla, El señor de los anillos se convirtió en una novela negra.
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Mi padre, que no confiaba en mis habilidades, llevó a la quiebra la empresa familiar.
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Poseidón no paraba de perseguir a Ulises: buscaba su caballo.
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Stephen King (Portland, 1947 – Nueva York, 1986). Escritor de novelas y cuentos de terror. Entre sus libros destacan Carrie, El misterio de Salem’s Lot, Cujo. Después de divorciarse de su primera mujer en 1984, se mudó a Nueva York. Murió a consecuencia de una cirrosis alcohólica.
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Los residentes, que son autistas, tienen que marcharse apresuradamente. Al centro son llevados inmigrantes ilegales argelinos que han dado positivo por coronavirus. En medio de la noche, ayudados por un traductor marroquí que es chófer de la Cruz Roja, escapan. Odio ducharme con agua fría. Me gusta haberme duchado con agua fría.
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Era un prócer menor. De él sólo había un busto en un almacén municipal.
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EL COLMO
Juan Carlos está en un cementerio de elefantes.
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Aeropuerto de Las Vegas. Frío gélido por culpa del aire acondicionado. Se tapan con las mantas de un hospital de Atlanta.
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–¿Quiere ayudarme en mi empresa?
–Claro que sí.
–Pues traiga leña, un caldero y métase en él.
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ESTO, YO HABÍA ENTRADO AQUÍ PARA… ¿ME PUEDEN HACER UNA FOTOCOPIA?
Buenos días. En nuestro despacho encontrará, sea cual sea su problema, el apoyo humano y profesional que necesita en su asesoramiento jurídico y legal. Nos esforzamos por tener un lugar de trabajo dinámico y estimulante, en el que primen la permanente búsqueda de la excelencia, la solidaridad, el compañerismo. Hace un par de años, para fortalecer nuestra presencia en esta ciudad, formamos una alianza con el Bufete Muñoz-Ogállar a fin de complementarnos y poder dar servicio en todas las áreas del derecho. Además, pertenecemos, entre otros, al grupo PR Global, lo que nos permite cooperar con otros prestigiosos bufetes europeos. Nuestro despacho atiende situaciones en las que muchas veces se necesita una visión objetiva de los hechos, apoyo y acompañamiento. Estamos aquí para servirle. ¿Qué es lo que quería?
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CÉSAR, DE ADRIAN GOLDSWORTHY
Un libro que estás deseando acabar para empezarlo otra vez.
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–Mi otorrino me ha recomendado beber cerveza.
–¿Sí? No me lo creo.
–De veras. Me ha dicho que los acúfenos se deben al estrés y que debo hacer lo que sea para acabar con él.
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–¿Y qué derecho cree que le asiste a recibir el ingreso mínimo?
–El derecho de haber nacido.
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Franco, presidente foral de España.
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–¿Por qué te expulsaron de la logia?
–Porque me atreví a decir que el Gran Arquitecto hizo algunas chapuzas.
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LA RIQUEZA DE LAS NACIONES, DE ADAM SMITH
Trata de la fabricación de alfileres o algo así.
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QUÉ POCO VALGO
Antes de disparar, el sicario me dijo que le habían pagado dos mil euros.
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Isaías, Jeremías, Ezequiel, Daniel, Oseas, Joel, Amós, Abdías, Habacuc… ¿No está Yavé enviándonos demasiados profetas?
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Solicitó una indemnización millonaria a la empresa, que finalmente sólo tuvo que pagar una corona de flores.
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Cocinero, ¿y tu mascarilla?
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–Así que usted es explorador, ¿no?
–Sí, señora Frediani. He explorado el Amazonas, el Congo, el Hadramaut.
–¿Y tenéis pensado explorar algo más?
–Esta noche, señora Frediani, esperaba explorarla a usted.
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Franco, para castigar a un ministro que había demostrado ser un inútil, le nombró embajador en Paraguay.
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–¿Dónde está el guardián del ano?
–Majestad, ordenasteis arrojarlo a los cocodrilos.
–¿Yo? ¿Cuándo?
–Durante el ataque agudo de hemorroides que tuvisteis hace dos semanas.
–Y, visir, ¿todavía no habéis nombrado otro?
–No abundan los candidatos, majestad.
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En la reunión de Estrategas Anónimos no dejó de pensar en la mejor manera de salir de allí.
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El donjuán se hacía el amor a sí mismo.
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Es excesivo, injusto, cruel, arbitrario que afirmes que abuso de los adjetivos.
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–Joe, ¿has pensado en ser menos cariñoso?
–Yo soy así, Kamala.
–Mira, dejemos las cosas claras: entre nosotros vamos a guardar la distancia social.
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Desnudos todo el día. No había quién lo aguantara. Tuve que tramar algo para ponerle fin. Y no es porque hiciera frío; la verdad, allí se estaba muy bien. Era porque Adán, sin ropa, era un cardo.
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Hay quien lee una página y escribe cien. Yo soy de los que necesitan leer cien páginas para escribir una.
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–Eso es un abuso de confianza.
–Te equivocas. Son gases.
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Cuando tuvo un hijo y advirtió que no sólo no sabía leer ni escribir, sino ni siquiera hablar, Lamarck comprendió que su teoría estaba equivocada.
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Plagio: homenaje voluntario.
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Concluyó que, si Eurasia tenía trescientos setenta millones de habitantes, era imposible que el Gran Hermano les estuviera mirando a todos.
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Expulsado de la tribu arapajó, perdido su empleo de explorador del ejército, Caballo Cojo se ha convertido en rastreador de Covid.
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–Ayer no viniste.
–¿Y qué importa el ayer? Lo importante es que hoy estoy aquí.
–Bueno, esto. Lo que quería decirte es que, como no viniste, me encontré con Andrea y pasamos la noche en un hotel.
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–¿Usted está comprometido con el éxito de nuestra empresa?
–Claro que sí.
–Bien. Entonces no nos denunciara si le despedimos, ¿no?
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Desperté recién tatuado.
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Después de que Buffalo Bill matara todos los bisontes de Norteamérica, viajó con su circo a Polonia, donde habría matado a todos los bisontes del bosque de Białowieża si no se hubiera quedado sin balas.
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El abad del monasterio de San Francisco de los Andes escribió una carta al virrey del Río de la Plata que le respondió el presidente de la República Argentina.
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Escribió un famoso poema celebrando a los héroes que lucharon contra los franceses. Le dedicaron un busto en su ciudad natal. Ese, ese que está junto al monumento dedicado al finalista de Got Talent Spain.
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Cuando la dirigente del Partido de la Igualdad dio a luz, dejó en blanco, siguiendo su programa político, la casilla de género.
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El cargo es una sobrecarga.
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Desperté. Vi al forense.
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–Nos estamos volviendo locos buscándole. Unos dicen que está en América. Según otros, se oculta en Portugal. Hay quien dice que ha sido visto en Asia. ¿Qué opina usted, monsieur Dupin?
–Creo que no se ha movido de su casa.
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Todos supusimos que aquel fanfarrón nos estaba contando un cuento. No le creímos cuando relató cómo devoró a la vieja y, luego de vestirse con las ropas de ésta, se comió también a la nieta.
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Hoy, en la reunión de Opositores Anónimos, no he hablado. Ni siquiera escuchaba a los que hablaban. Estaba repasando mentalmente el tema 42: Ordenanzas fiscales en el marco de lo establecido en la Ley de Haciendas Locales.
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La ministra de Vivienda va a todos sitios con su guardaespaldas. Le molesta tener que darle detalles de su vida, dónde va a estar el sábado por la tarde, quiénes son sus amigas, por qué pasa tan poco tiempo con su marido. Lo más curioso del asunto es que, cuando la ministra de Vivienda va por la calle, la gente mira al guardaespaldas y luego a ella, y piensan que él está con ella por dinero, lo que en cierto sentido es verdad.
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Esta noche salgo con Nicanor, al que conocí en Célibes Anónimos. ¿Tendremos que ir a la reunión de mañana?
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LA PAJA EN EL OJO DE DIOS, DE  LARRY NIVEN Y JERRY POURNELLE
Los alienígenas tenían poca mano izquierda.