jueves, 13 de agosto de 2020

Papelera

Enrique Anderson Imbert: “Alégrate. Tu deseo ha sido otorgado. Escribirás los mejores cuentos del mundo. Eso sí: nadie los leerá”.

El patriarca de Constantinopla llega al cielo. Dios le pregunta:
–¿No quieres saber si el Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo o sólo del Padre?
–Bah, ya me da igual.
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–A usted nunca parecen faltarle las ideas. ¿De dónde le viene la inspiración?
–Del aire.
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No le gustaba dejar las cosas a medias. Como no conseguía terminar el libro, arrancó el árbol y mató a su hijo.
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AL FIN Y AL CABO
–Te gusta irte por las ramas, ¿no?
–Bueno, soy un primate.
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RESURRECCIÓN, DE LEV TOLSTÓI
Él la arrojó al agujero, pero ella prefirió quedarse allí.
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En el país de los ciegos, el tuerto pasa desapercibido.
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No te amo. Amo tu plan de pensiones.
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PARADOJA
La abolición de la esclavitud hundió las ventas de La cabaña del tío Tom.
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DICCIONARIO
Compatriota: persona con la que no tengo casi nada en común.
Dinosaurio: animal que acecha a los durmientes.
Marqués: descendiente de alguien que masacraba infieles o limpiaba el orinal del rey.
Monárquico: individuo que defiende que alguien ha nacido mejor que él.
Revolución francesa: zapatiesto que se armó para quitar el poder a un hombre al que sólo le preocupaban los relojes.
Suicida: impaciente.
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A Liliuokalani, la reina de Hawái, no le gustaba la postura del misionero.
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–Pero, hombre de Dios, ¿de dónde sacó la idea de comerse a Amancio Ortega?
–Dijeron en la tele que tenía muchas propiedades.
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Mi editor me ha dicho que el mes pasado mi libro sólo vendió setenta y cinco ejemplares. Este mes compraré cien.
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TRAGEDIA GRIEGA
Ariadna le entregó a Teseo un hilo demasiado corto.
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CARITATIVO
–Deja de gritar –le dice el lobo al cordero–. Te estoy librando de la enfermedad y de la vejez.
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Aquella mañana, Grete Samsa bajó corriendo al supermercado a comprar Cucal.
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No dejes para mañana lo que quieras hacer hoy.
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Cuando estuvo encerrado en la Bastilla, Voltaire se dijo a sí mismo que escribiría libros que llevarían a la gente a asaltar la Bastilla.
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En los evangelios apócrifos se cuenta la más maravillosa curación de Jesús, la de Daniel de Betania, que era hipocondríaco.
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Nos invitó a sus bodas de plata. Llevaba veinticinco años felizmente casado con su trabajo.
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NO HAY MAL…
Los batanes curaron el estreñimiento de Sancho.
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Oliver Cromwell, que sabía lo que le había pasado a Will Tyler, decidió no cometer el mismo error.
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Problemas para la bruja: la casita de chocolate atrajo a los osos.
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Monarquía electiva e invasión árabe. La pregunta nos dejó helados. Esperábamos algo más sencillo: el Imperio carolingio, el Califato omeya, el Feudalismo. Don Marcial sonrió al advertir nuestra turbación. Aquel examen final dejó muchos esqueletos.
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Empezó como una ocurrencia para deshacerse del último cadáver. Su primera exposición fue un éxito arrollador. Sus obras alcanzaron altas cotizaciones. Cada vez le iba mejor. Hasta que a aquellos torpes operarios se les cayó y rompieron una de sus estatuas.
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En el ejemplar de Mandeville que leyó Colón, el viajero inglés, después de visitar China, regresó a su país navegando hacia el este.
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APOCALIPSIS 23, 1
Elohim despertó. Sí, todo había sido un sueño.
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Franco, para castigar a una provincia donde se había producido una huelga, nombró como gobernador civil a un antiguo inspector fiscal.
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Por fin plenilunio. Hace una reverencia a la luna. Le agradece que esta noche podrá dedicarse a su afición favorita: cazar hombres lobo.
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La culpa del genocidio de los habitantes de América es de las castellanas, castas, hurañas, insufribles, que obligaron a los castellanos a lanzarse a los peligros del océano para buscar los cálidos brazos de las indígenas.
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Crucigrama difícil el de hoy, piensa. Se ha alargado más de la cuenta. Le falta una palabra. Dos letras. Pide otro café. Qué cola se estará formando delante de su ventanilla. Bah. ¿Cuál es la respuesta? ¿Cuál? Lo contrario al ocaso.
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El fantasma era yo.
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Fue poner el teléfono en modo avión y llamarle el comandante.
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–¿Para qué quiero esto? –le pregunté.
–Lo que tú llamas esto es una llave para caño –me dijo.
–¿Y qué hago con ella?
–Emplea tu imaginación.
Es lo que hice. Le di un golpe en la cabeza. Nunca más me llamaría inútil.
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Furiosos, mataron a la esfinge por llamar animal al hombre.
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Recibimos un país muy atrasado. Y no lo digo para justificarnos. El país estaba muy, muy mal. Con decirle que la gente tenía que trabajar para conseguir vivir y que no tenía acceso a la vivienda si no se gastaba al mes un mínimo de 200, 300 euros. 
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Gracias a la mascarilla, nadie sabe que no tiene ni boca ni nariz.
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El motorista que llevaba el sobre con la destitución tuvo un accidente. Fue por eso que el lunes llegaron dos ministros a la sede del ministerio. Los funcionarios al principio se extrañaron, pero mantuvieron la boca cerrada. Acabaron pensando que era una nueva ocurrencia del presidente. En el Consejo de Ministros a nadie le llamó la atención la presencia de dos ministros del mismo ramo que, en ocasiones, presentaban propuestas antagónicas. La situación duró cinco años, hasta que el presidente hizo otra nueva remodelación ministerial. Al antiguo ministro, como premio a sus servicios, le entregó otra cartera. El nuevo fue destituido; el motorista le entregó el cese sin contratiempos.
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Librero, voy a viajar a América Latina. ¿Tiene un buen diccionario latín-castellano?
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–¿Usted entró la noche del pasado lunes en Martínez Palacios, 37?
–No, yo no. 
–No lo niegue. ¿No advirtió que el osito de peluche tenía una cámara?
–Vale, lo admito, pero no me llevé nada.
–Lo sabemos. Pero mire, mire: usted iba sin mascarilla. ¿No le da vergüenza?
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EL COLMO
Le levantaron una estatua al famoso iconoclasta.
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–¿Usted es el tuitero de guardia?
–Sí. ¿Qué es lo que quiere?
–¿Podría arrancarme una sonrisa?
–Ah, no. Imposible. Yo sólo me ocupo de la actualidad política. Como mucho podría arrancarle una palabrota.
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–Nada nuevo en el frente occidental.
–Sí, sí, pero ¿en el occidental qué?
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Cuando nos divorciamos, yo me quedé con los perros. Eran suyos. Yo los odiaba. Los sigo odiando. Pero me quedé con ellos. No soporto tener que sacarlos dos veces al día. Es complicado. Debo hacerlo por la mañana, medio muerto de sueño, antes de ir al trabajo, y por la tarde, cuando regreso cansado. Me enfurece tener que recoger sus mierdas e ir con una botellita de agua con lejía para echar en todos los sitios donde cagan y orinan. Me enfado cada vez que en el supermercado compro su comida –los malditos comen mejor que yo– o que los llevo al veterinario. Mi único consuelo es que mi ex se quedó sin sus malditos perros.
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Así que, doctor, es terrible despertar cada mañana y que el dinosaurio (mi dinosaurio) no esté allí.
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Vamos a ver, payaso. Si en una mano tengo la correa y en la otra el móvil, ¿con qué mano quieres que recoja la caquita del perro?
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Repite continuamente los mismos errores porque ni siquiera se da cuenta de que son errores.
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Prohibieron el matrimonio entre personas con diferente coeficiente intelectual.
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Los 57 espectadores se convirtieron en estatuas. Veían una película experimental: Medusa derrota a Perseo.
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La ministra de Vivienda va a todos sitios con su guardaespaldas. Le molesta tener que darle detalles de su vida, dónde va a estar el sábado por la tarde, quiénes son sus amigas, por qué pasa tan poco tiempo con su marido. Lo más curioso del asunto es que, cuando la ministra de Vivienda va por la calle, nadie se fija en ella; es una perfecta desconocida, pero todos miran a su guardaespaldas, que es joven, alta, atractiva.
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Van Helsing despertó dentro del oscuro ataúd. La tapa estaba bien atornillada. En principio se sintió destrozado. Entonces se tocó el cuello y advirtió que no había sido mordido. Menos mal. ¿Qué dirían de él si se hubiera convertido en un vampiro?
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Ayer, en la reunión de Lectores Anónimos, le dieron la medalla de las seis semanas. Todo un logro. Del que no se siente merecedor porque, cada vez que va al supermercado, no puede evitar pasarse horas y horas leyendo la composición de los alimentos.
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–Sé por qué me cuentas eso.
–¿Sí? ¿Por qué te lo cuento?
–Porque sabes que no puedo guardar un secreto.
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Alguien salió al escenario y anunció que el inicio de la ópera se iba a retrasar media hora. Cuarenta y cinco minutos después, el público estaba furioso. Cuando empezó a sonar a todo volumen una canción de Iggy Azalea, los espectadores gritaron, bufaron, tiraron los programas al escenario. Y se demostró que la música no siempre amansa a las fieras.
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Un monárquico en el siglo XXI está tan fuera de lugar que un republicano romano en tiempos de Constantino.
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María le dio el prepucio de Jesús a Juan, que se lo entregó a un discípulo, que se lo legó a otro. Y así, en cadena continua, hasta llegar a mí, Bernardo de Cruchard, que lo traje de Tierra Santa y ahora lo donó a la iglesia de San Torcuato de Lisieux junto a este documento, escrito en lengua siriaca, que certifica su autenticidad.
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Alemania gana la guerra. Spengler reescribe su libro. Lo titula El apogeo de Occidente.
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Mishima y Salgari asisten a un cursillo sobre seppuku impartido por Oishi Yoshio.
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Un vendedor de enciclopedias muy perseverante llamo a mi puerta. Le dije que no estaba interesado, pero no pude sacármelo de encima. Me dijo que ponía a mi disposición la mejor enciclopedia que se había hecho jamás. Continuamente actualizada. Escrita en muchos idiomas. Y todo por el módico precio de 12.000 euros. La acabé comprando.
Supuse que me ocuparía toda una pared. Por eso, cuando finalmente me llegó, me quedé sorprendido. Estaba en lo que se llama una tableta, que, para los que no sepan lo que es, parece un móvil grande. El vendedor tenía razón: es una enciclopedia increíble. Está todo. Lo único que no me gusta mucho es su nombre. Se llama Wikipedia. 
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La pajita más corta.
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ALEXANDRIA OCASIO-CORTEZ (Nueva York, 1989). Política norteamericana. En 1989 se convirtió en miembro de la Cámara de Representantes por Nueva York. Dirigió la refundación del Partido Demócrata, que pasó a llamarse Partido Socialdemócrata. En 2028 ganó la nominación a la presidencia. Bajó su mandato se aprobó la XXVIII Enmienda, que cambió el nombre del país a Estados Sociales de América. No pudo evitar la secesión de Texas y del centro del país, ni la invasión china.
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Se niega a madurar. Sigue escuchando a Mozart como cuando era joven. Sólo ama a Mozart. Si me sorprende escuchando un cuarteto de Beethoven, me regaña. Si supiera que, cuando no voy con nadie en el coche, pongo a Bruckner a todo volumen.
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Le gusta pasar de vez en cuando una semana en un hotel con desayuno bufé.
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EFECTO MARIPOSA
Un pangolín cae en la red de un cazador de la provincia de Hubei. El PIB español cae un 22 %.
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Prometo que, si hay algún problema que os agobie, daré solución a un problema en el que ni siquiera pensabais.
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EL PATITO FEO, DE HANS CHRISTIAN ANDERSEN
Sven el Vago nació en Aalborg. Hasta llegar al instituto, no llamó la atención de nadie, no destacaba, era invisible. Pero algo pasó por su cabeza a los diecisiete años, tomó la resolución de no trabajar. Desde luego, el Estado ayudaba a los jóvenes a emanciparse e, incluso, les daba un sueldo hasta conseguir un empleo. Sven el Vago se acogió a esas ayudas y vivió despreocupadamente hasta que salió un artículo hablando de su peculiar forma de vida en el periódico Jyllands-Posten. Pronto, todos en el país le conocían. Cuando paseaba por la calle, la gente le señalaba y decía: “Mirad, es Sven el Vago”. Llegó un momento en que se hartó. Fue por eso por lo que decidió mudarse a España, donde a nadie le llama la atención.
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Asa Akira estaba en plena fase anal.
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El club de la lucha: “Compramos cosas que no necesitamos  para impresionar a personas que no nos caen bien”.
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Dios no juega a los dardos.
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Me retó y me dejó elegir las armas. Le dije que teníamos que quedarnos sentados uno enfrente del otro, y que perdería el primera que se moviera.
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Llamaron a la puerta y me invitaron a firmar una petición contra la guerra.
–¿Contra qué guerra? –pregunté.
–Contra la guerra en general.
–Ah, no. imaginen que nos invaden los alienígenas. Yo no podría estar en una guerra contra ellos.
Me miraron raro. Quiero decir más raro que cuando les abría la puerta sólo vestido con unos viejos calzoncillos (por el calor). 
Se fueron sin mi firma. Por la mirilla vi cómo llamaban al 5º B, que no les abrió. Sí abrió la del 5º C, que les invitó a pasar. Supongo que ella firmaría, aunque está en guerra contra mí desde que llegué al bloque.
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Levantaron una estatua a la paloma que se cagó en la estatua del dictador.
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–Ojalá fuera jabón para estar entre tus manos –me dijo.
E hice realidad su deseo. Incluso, para darle gusto, me demoro cuando me enjabono todo el cuerpo. ¿Será feliz? Aunque no por mucho tiempo: se me está empezando a acabar la pastilla. 
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Me dijo que todos sus orgasmos eran fingidos. No me explicó por qué fracasó cuando quiso ser actriz.
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El profesor de Matemáticas les hizo caer en la cuenta. Suspendieron.
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Siete meses después, Schrödinger no sabe si, cuando abra la caja, el gato estará momificado o se lo habrán comido los gusanos.
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MALA SUERTE
Narváez murió a los 68 años. Primo a los 60. Franco cuando estaba a punto de cumplir 83.
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Se me cayó el alma a los pies. Estaba tan desfallecido que ni siquiera me agaché a recogerla.
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Los internos votaron para destituir al director del manicomio.
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¿Los evangelios plagian a Lawrence Durrell?
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Su padre le hablaba en inglés; su madre, en francés. La criada le hablaba en portugués; la au pair, en chino. Sus abuelos maternos le hablaban en catalán; los paternos, en gallego. Él no entendía nada.
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Eran unos bebés cuando partimos hacia Tierra 5. Yo era el único adulto. Ocuparse de ellos fue complicado. Sobre todo los primeros años. Luego mejoró. Les acostumbré a llamarme Dios. Y me trataban como a tal. Excepto unos pocos. Desde luego, a esos ateos les traté severamente.
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Alarico fue sepultado en el lecho de un río cuyas aguas habían sido desviadas. Luego, los visigodos dieron muerte a los romanos a los que habían obligado a hacer el trabajo. Más tarde fueron asesinados los visigodos que habían matado a los romanos. Los silingos ejecutaron a los verdugos. Los asdingos mataron a los silingos.
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Ya te dije yo que no los calmaría saliendo del país. Soy una presa de caza mayor y no se quedarán tranquilos, Felipe, hasta que me despellejen y cuelguen mi cabeza como trofeo.
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Charles Darwin (Shrewsbury, 1809 – Uphill, 1884). Clérigo inglés, nieto del famoso fisiólogo y médico Erasmus Darwin. Después de fracasar en su intento de ocupar el puesto de naturalista en el Beagle, aceptó hacerse cargo de una parroquia en Lincolnshire. Escribió libros sobre palomas, orquídeas, plantas carnívoras, prímulas, enredaderas y lombrices muy aplaudidos por los aficionados.
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Correos, eficiente como siempre, me entregó la propaganda electoral cinco días después de las elecciones.
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Por supuesto que Colón sabía que navegando hacia el oeste llegaría a una tierra no imaginada por Ptolomeo o Eratóstenes, ni por Marco Polo o por los consejeros de la reina de Castilla, que tenían que dar su consentimiento a su navegación. ¿Habría conseguido Colón emprender su travesía si hubiera dicho que su objetivo no era llegar a China o la India?
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Iba de pueblo en pueblo vendiendo sal. Lot supo sacar provecho de su desgracia. 
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VERANO
Miro todas las mañanas el correo spam.
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–¿Me podría defender? 
–Pues claro. 
–Estoy desesperado, desesperado.
–No se preocupe. Trataré de darle una solución a su problema. ¿Qué le sucede?
–Me acusan de blasfemia.
–Ah, ¿dijo usted algo injurioso contra Dios? 
–¿Qué? No, no. Critiqué al Gobierno.
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ALBERT RIVERA (Barcelona, 1979). Político español. En 2006 fundó Ciudadanos. En 2019 se convirtió en vicepresidente del Gobierno de España. Cuatro años después, fue elegido presidente. Siguió siendo presidente hasta 2031.
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Internet llegó al monasterio. Antes, los monjes que habitaban aquel perdido rincón del monte Athos, vivían alejados del mundo, todavía creyendo que un sultán otomano gobernaba en Constantinopla. Ahora no queda allí ningún asceta.
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ENCICLOPEDIA ESLAVA, DE JUAN ESLAVA GALÁN
Setenta años de curiosidad.
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Debo confesarlo: me gusta. Unas veces emplea estacas, otras balas de plata, rayos del sol, concentrado de ajo, agua bendita. Nunca repite. Disfruto las muertes que me tiene preparadas. Tengo una debilidad por él. Van Helsing es siempre distinto.
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Cuando le dije a mi psicoanalista que no podía dejar de ver películas de Nacho Vidal, me dijo que el mío era un caso típico de envidia de pene.
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Arrojé un suspiro. Amagó una caricia. Le lancé una mirada. Quiso –lo sé– comerme a besos. Era el momento de hundirme en el mar. Pero no me siguió. Otro que teme a las sirenas.
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LO MALO, SI BREVE…
Me dice que voy muy rápido, como si era fuera malo del todo.
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Begoña Villacís es vegana y tiene un coche eléctrico, Dalí tampoco.
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–¿Por qué le quita el cerebro a los muertos?
–Porque luego se convierten en zombis y me dejan el cementerio hecho un asco.
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Estaba ahí, desafiante, retadora. Probablemente su tamaño había asustado a muchos. Era enorme, gigantesca. Daba miedo, sí, pero yo, desde luego, no me amilané. Decidido, me enfrenté a ella. ¿Acaso creía la página en blanco que me iba a vencer?