miércoles, 26 de febrero de 2020

Papelera

Carmen Cano: “Quizá el poema/ tan sólo sirva/ para salvarse uno mismo/ del mundo y sus infamias”.

–¿Por qué no vas a la manifestación?
–Porque estoy en huelga.
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Cuando despertó, el centauro todavía estaba allí.
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Tú destruyes Faisalabad; yo arruinó Bangalore. Tú devastas Rawalpindi; yo borro del mapa Chennai. Tú aniquilas Multan; yo machaco Surat. Tú destrozas Peshawar; yo asolo Lucknow. Tú paras; yo me detengo.
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Si mi destino no es el cielo, que Dios se vaya al infierno.
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Me pidieron un microcuento de nueve palabras. Ya está.
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Diez de febrero.
Edredones tendidos.
Cambio climático.
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Según dicen, en el espejo de medianoche, el reflejo de muchos sueños, ecos y pesadillas perturba a los hombres. Al conde le gustaría saber si es verdad.
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Los diputados noveles acogieron asombrados la convocatoria para el Curso Práctico de Aplausos y Ovaciones.
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Aristóteles no le habló de la teoría de cuerdas y Alejandro no encontró mejor manera de deshacer el nudo gordiano.
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–Ya no te aguanto más. ¡Muérete!
–Pero al menos vendrás a mi funeral, ¿no?
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–Me volvió loco tu forma de ser.
–¿Mi forma de ser?
–Sí, la forma de tus piernas, de tus pechos, de tu cara…
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–Te voi a cojer!
–¿El diccionario?
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PARADOJA
Mataría por conseguir que dejaran de llamarme asesino.
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Me equivoqué, no lo haré más. No volveré a cazar elefantes para impresionar a mi amiga especial.
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Se quedó dormido un martes. La princesa le despertó con un beso el miércoles. Ciento treinta y siete años después.
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Se quedó dormido un martes 13. Tuvo buena suerte.
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Calcularon que cien millones de chimpancés podrían, en diez mil años, mecanografiar las obras completas de Shakespeare. Para las novelas y cuentos de Stephen King, calcularon, harían falta, al menos, mil millones de chimpancés durante sesenta y cinco mil años.
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–Esta noche, mi cama volverá a estar vacía.
–¡Qué bien! ¿Y dónde vas a dormir?
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El fantasma se llevó un susto de muerte cuando se vio reflejado en el espejo.
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La empleada de la papelería se ha casado y se ha mudado de ciudad. Ahora empleo todos los cuadernos que compré en escribir poemas de soledad.
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–¿Y a qué te dedicas?
–Tocó un instrumento de cuerda.
–¿La guitarra, el violín…?
–La horca.
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El dinosaurio despertó sobresaltado: un meteorito acababa de caer a diez mil kilómetros, en Yucatán.
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Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, recordó aquella tarde en la facultad, cuando no asistió a la conferencia de Juan Carlos Monedero.
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PARADOJA
El verdugo era un profano en la teoría de cuerdas.
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–¡Que no se mueva nadie! ¡Todo el mundo al suelo!
–¿En qué quedamos?
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–Cuando le veo, me entra el delirio. ¿Qué hago?
–Haz por no verle.
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PARADOJA
Napoleón salió de Córcega para no morir en una isla diminuta.
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Los alienígenas que aparecen en el último libro de John Scalzi no tienen ni pies ni cabeza.
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–¿Es fresca?
–La atropellé anoche cuando regresaba de la discoteca.
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–Toma, Sancho. Mis ojos.
–Pero… ¿qué…?
–Dáselos a la simpar Dulcinea y dile que cometieron el pecado de mirarla.
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El rey estaba cansado del adivino porque no acertaba nunca. Sin embargo, decidió darle una última oportunidad. Le preguntó:
–¿Qué voy a hacer?
–Vas a despedirme –respondió el adivino.
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–¿Qué tal el finde con Álex?
–Me asustó.
–¿Te asustó?
–Sí, me asustó. El domingo por la mañana comimos en casa. Preparó tostadas con tomate, tostadas con piñones, huevos revueltos, beicon, tortitas americanas, alubias, cruasanes… Y a eso lo llamó desayuno improvisado.
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–¿Qué tal el finde con Marco?
–Me asustó.
–Sí, me asustó. El domingo por la mañana comimos en casa. Preparó tostadas con tomate, tostadas con piñones, pasas, frutos secos, huevos o revueltos, beicon, tortitas americanas, alubias guisadas, cruasanes hojaldrados… Y a eso lo llamó desayuno improvisado.
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–Desde que estoy con ella, sé lo que es sentir el dolor: me ha alcanzado y no me va a soltar.
–¿Por qué no la dejas?
–¿No has escuchado lo que te he dicho? Porque me hace sentir.
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Ejemplo de antífrasis: Ciencias Políticas.
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–Quería una costilla.
–No la vendemos por piezas. ¿O entera o nada?
–Vale, bien. Pero me puedo quedar aquí mirando, ¿no?
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Ha llegado la hora. Va camino del banco. Tiene la esperanza de que todo lo malo que le ha pasado durante el día quede atrás. Las malas palabras. Los desprecios. Su vida es una hoja en blanco. Una noche más, se acostará en el cajero y echara a volar sus sueños.
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PROACTIVO
El presidente tenía cuentas en bancos nacionales, suizos y del Caribe.
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Caminante es lo que era antes. Iba sin rumbo. Ahora me he profesionalizado. Soy un pasador.
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–Ven. Te llevaré a la exposición. Domina con maestría la escultura hiperrealista en piedra.
–¿Y cómo dices que se llama?
–Kaklamani, Medusa Kaklamani.
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¿Qué fueron antes, los locos o los libros de caballerías?
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Era la segunda vez que los diputados de la oposición aplaudían al ministro. El presidente tuvo que cesarle.
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Cuando el señor Hitomi quiso comprar entradas para el Concierto de Año Nuevo, no se las vendieron. En el último, sus aplausos estaban descompasados.
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Era un freudiano escrupuloso. Me estuvo dando la murga dos años con el complejo de Edipo. Tuve que confesarle que había matado a mi madre a los trece años. Sí, lo que todos pensaron que había sido un accidente.
Ahora ha pasado a decirme que sufro complejo de Orestes.
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–Halifax, usted no sería un buen primer ministro.
–¿Por qué, Churchill?
–Porque le falta mano izquierda.
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La interpretación fue magnífica. Sin embargo, el director se fue enfadado al camerino: los aplausos estaban descompasados.
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¿Qué madre llama Orestes a su hijo?
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PARADOJA
Lo dijo todo con su silencio.
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Los niños ya no se interesaban por pistoleros e indios. Los vendedores de juguetes tuvieron que inventar los dinosaurios.
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Me volvió loco tu forma de ser, así que encuentro lógico que tú me pagues el psicoanalista.
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No quisieron venderle al señor Nishimura entradas para el Concierto de Año Nuevo. En el último, sus aplausos estaban descompasados.
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¿Qué fueron antes, los alienígenas o las historias de ciencia ficción?
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Cuando Jorge de Capadocia despertó, el dragón todavía estaba allí.
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La vida en Siberia era difícil, dura. Aplaudió al secretario general hasta que comenzaron a sangrarle las manos.
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El preso emprendió una fuga de Bach.
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Estaba cantado. El alcalde de Wuhan fue la última víctima del coronavirus.
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Dios es bondadoso: no se les aparece a los ateos para no darles un disgusto.
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Dios es tan bondadoso que no se les aparece a los ateos para no darles un disgusto.
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Fue una locura declararles la guerra a los lunáticos.
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El psicoanalista me dijo que no podía comprometerse a tratarme. Tenía planeado jubilarse dentro de cinco años.
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No entiendo por qué dicen que esta casa está maldita. Es tan grande y luminosa. Cada habitación que recorro hace que me guste más. Hay innumerables. Por los menos veinte dormitorios, cinco cocinas, doce cuartos de baño, tres bibliotecas. Lo que no encuentro es la salida. Y llevo aquí un mes.
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¿Por qué dicen que esta casa está maldita? Es tan grande y luminosa. Cada habitación que recorro hace que me guste más. Por los menos veinte dormitorios, cinco cocinas, doce baños, tres bibliotecas. Lo que no encuentro es la salida. Y llevo aquí un mes.
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Malinterpretaron a Narciso. Realmente estaba enamorado de aquella laguna.
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¿Riguroso? No, ni mucho menos. Tuve que expulsarles porque el Jardín del Edén era una demo.
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¿Qué fueron antes, los zombis o las novelas de zombis?
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UN ERROR
Lo admito: me dejé llevar por su palabrería. Ese fue mi error. Me aseguró que su sueño era promover el crecimiento de una comarca marginada, en la que no había ningún otro trabajo productivo, nada. Lo que hacía, claro, era ilegal. De momento. Siempre añadía ese de momento. Incluso sacó a relucir mi orgullo de mujer. Indicó que él, a diferencia de los otros, era inclusivo, que por eso contrataba a una abogada. Aceptar el empleo que me ofrecía sabiendo a lo que se dedicaba, lo repito, fue un error. Ahora yo estoy en la cárcel y él está en su chalé de Tánger, dado a la buena vida.
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Añejo problema era éste. ¿Utilizar cebolla en la tortilla de patatas o no? Tomé una resolución, que desde entonces me corroe la conciencia.
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Añejo conflicto era éste. A mí me tocaba dirimirlo. Hiciera lo que hiciera, la resolución recaería sobre mi conciencia.
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¿Añejo este whisky? No lleva en las barricas ni dos semanas. Me lo voy a beber, pero lo que le pase a mi estómago recaerá sobre tu conciencia.
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Añejo whisky es lo que le sirve todas las noches para tranquilizar la conciencia.
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Añejo whisky, Neto. Antes de ir a la cama. Es mi recomendación. Verás como tranquilizas la conciencia.
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Ejemplo de oxímoron: monarquía republicana.
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El murciélago salió de su cueva un martes. Fue capturado. El miércoles lo compró el señor Feng, que el viernes se preparó una suculenta sopa de murciélago. El domingo, el señor Feng tenía tos, estaba cansado, sentía escalofríos.
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El murciélago salió de su cueva un martes. Fue capturado. El miércoles lo compró el señor Feng, que el viernes se preparó una suculenta sopa de murciélago. El domingo, el señor Feng comenzó a toser.
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Del tiempo y del espacio imposible el engrane. Hay a otro que huir astro. Un fracaso ha, señoría, la máquina sido.
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¿Caminante? ¡Quia! Soy un trasnochador que llegó a casa y se encontró la puerta cerrada. Mi mujer no me abre, ha echado el pasador.
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PARADOJA
Lo dejaron libre porque estaba loco de atar.
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Mi cuñado me ha dicho que se va a tomar un baño sabático.
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Los sahuat se llevaron una decepción: mataron al misionero, pero éste no resucitó al tercer día.
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Ayer era un escritor fracasado; hoy, un suicida fracasado.
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Don Juan Tenorio es tan enamoradizo que ha dejado de grabar corazones con el nombre de sus amantes. Se le han acabado los árboles.
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Devolvieron al bebé: venía sin manual de instrucciones.
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José está loco de contento: con el oro que le han regalado a Jesusito aquellos extranjeros tan raros va a montar una carpintería.
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Le entregué mi alma a Dios y mi cuerpo al diablo. ¿Colará?
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Isaak Lewi está muy cabreado: no le han permitido afiliarse al partido nazi.
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Se comieron a Jesús en la última cena.
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Sospechan que el flautista de Hamelín le puso el cascabel al gato.
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–Veo que has pescado un marido.
–Sí, pero no me convence. Voy a devolverlo al agua.
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–Yo soy el alfa y el omega.
–Pues yo creía que eras judío, no griego.
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Capturaron a un terrícola. Sólo les dijo: “Miau”. Regresaron para capturar a uno de sus cuidadores. Sólo les dijo: “Mi gato. ¿Dónde está mi gato?”.
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El tenor tenía ganas de irse rápido al hotel, donde se había citado con la joven mezzosoprano. Soltó un gallo al final del tercer acto.
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Era el alma de la fiesta. El resto de invitados estaban muertos.
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Me aseguró que le había gustado mucho el libro, pero me preguntó por qué no había pedido un tique regalo.
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Le llevo flores al cementerio. Ya no puede rechazármelas.
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PARADOJA
Al hombre del Klan le gusta el humor negro.
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Me hice el loco. Me llevaron al psicoanalista. Me hice el tonto.
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Se había convertido en toda una experta en lenguas muertas. Ninguno de sus ex sabía hacer un cunnilingus.
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Cuando me dijo que era mi alma gemela, le abandoné. No me soporto a mí misma.
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Le dije que me arrancara la ropa. Cuando acabó, le dije que cogiera la aguja y el hilo y que me la cosiera.
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Aunque Caperucita se hizo la tonta, no logró salvarse.
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Un día iré a una papelería, me compraré una libreta y un bolígrafo y me convertiré en una auténtico escritor.
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Penélope anunció a sus pretendientes que se casaría con el primero que leyera el Ulysses de Joyce.
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EMPATÍA
El psiquiatra me ha convencido de que no me suicide: hundiría su carrera.
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NÉMESIS
No soy de escribir un microcuento.
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Le vi tan triste, tan solo, tan desvalido en el andén que le di un empujoncito.
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Él me deseó buenas noches. Yo se las di.
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IRONÍA
Napoleón salió de Córcega tan pronto como pudo. No quería morir en una pequeña isla.
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PERSPECTIVA
Desde que nado entre ballenas he dejado de verme gorda, gruesa, obesa.
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–He dejado de verme gorda, gruesa, obesa.
–Ah, sí. ¡Qué bien! ¿Cómo lo has conseguido?
–Salgo a nadar entre ballenas.
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–¿Qué hacéis los seis subidos en el banco?
–Pues si serás tonta, mujer. No ves que sentados sólo cabríamos tres.
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Trance problemático tenía el cazador. Poco, no le haría nada; mucho, le mataría. La dosis correcta de tranquilizante era difícil de calcular.
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Trance problemático tenía la cazadora de hombres. Poco, no les haría nada; mucho, les remataría. La dosis correcta de alcohol era difícil de calcular.
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Lento fue el cocinero, insoportablemente lento. Yo tenía ganas de que acabara, pero era un chef minucioso. No tenía prisa. Me obligué a no pensar más en el calor y a esforzarme en liberarme de las ligaduras y en escapar de la cacerola.
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¿Y no será que el mono desciende del hombre?
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Carnaval era cuando conseguí convencerle de que fuera a mi casa. Llevaba meses con el plan preparado. La verdad, los dos estábamos un poco ridículos vestidos de tal guisa. Pero no iba a desaprovechar la oportunidad. Vengarme de Fortunato, lo admito, fue una carambola.
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Carnaval era cuando sucedió. Llevaba meses con el plan preparado. La verdad, los dos estábamos un poco ridículos vestidos de tal guisa. Pero no iba a desaprovechar la oportunidad. Vengarme de Fortunato, lo admito, fue una carambola.
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UCRONÍA
El Muro de Berlín se abre. Miles de alemanes occidentales entran en la RDA. La RFA colapsa. Las dos Alemanias se reunifican. La CDU desaparece y Helmut Kohl es confinado en la isla de Poel. El SPD es absorbido por el SED.
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Mi ex era tan tacaño que, con tal de no comprarme un Satisfyer, aprendió a hacer el cunnilingus.
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Ella está sola. Ella está bien acompañada.
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El forense le hizo la autopsia a la lengua muerta. Estaba llena de barbarismos.
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–¿Qué hacéis ahí?
–Jugamos al banco. Pierde el primero que se canse y baje.
–¿Y qué tendrá que hacer?
–Casarse con la viuda negra.
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¿Qué es mejor, escribir una novela o mil microcuentos?
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Pienso, luego me callo.