Adolfo Bioy Casares: “Cada frase es un problema que la próxima frase plantea nuevamente”.
BIOGRAFÍA BREVE
A aquella foca se le pasó el tiempo volando.
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Confeti y más confeti. ¿Es que no tienen otra manera de celebrar la victoria? A mí me cuesta limpiarlo lágrimas y más lágrimas.
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Sueña que no duerme, que tiene insomnio. Lo peor es que no consigue despertarse.
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Me decía que cada línea tenía que superar a Faulkner. Tuve que alejarme de él para poder escribir en paz.
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Era malhumorado, autoritario, descalificador, egocéntrico. No hicieron nada para que Lutero regresara al seno de la Iglesia.
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Pablo de Tarso viajó a Roma a costa del Estado.
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–Era una mujer tóxica.
–¿Por qué lo dices? ¿Era manipuladora, agresiva, crítica, pesimista?
–No, trató de envenenarme.
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Siempre estaba encima de mí, me lanzaba continuos reproches, coartaba mi libertad. Estaba harto de Él. Me hice ateo.
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La oficina estaba llena de gente tóxica. Por eso llevo mascarilla.
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ALOTOPÍA
Los soldados de Herodes mataron a Jesús ben José. Nerón echó la culpa del incendio de Roma a los tracios. Constantino convirtió el mitraísmo en la religión oficial del Imperio.
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“No todo me ha salido tan bien como esperaba. Y no creo que las cosas mejoren.”
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Mi marido fue muy llorado. Para su funeral contraté a cuatro plañideras.
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Después de que en la tele hayan estado insistiendo durante tres horas en que no hay motivos para alarmarse con el coronavirus, me han convencido.
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La atracción que Plácido Domingo sentía por la mezzo que interpretaba a Carmen fue su perdición.
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PARADOX
We both are a minority of one.
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CONCILIO VATICANO I
No había más opciones: o proclamaban la infalibilidad del Papa o la falibilidad del Espíritu Santo.
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Me dijeron que me alejara de aquel vampiro energético. Preferí clavarle una estaca en el corazón.
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Los bolcheviques aplicaron a todos los capitalistas la pena capital.
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Cenicienta perdió su virginidad. El príncipe no quiso saber nada más de ella.
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–He dejado a Mario.
–Ah, ¿sí? ¿Por qué?
–Era una persona tóxica. No paraba de decirme que su mujer, en la cama, era mejor que yo.
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Por fin tuve una epifanía: nunca ganaré el Nobel de Literatura.
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BUENAS NOTICIAS
Ayer había 67 infectados de coronavirus. Dos enfermos han muerto en las últimas horas. Pero no todo son malas noticias. Ahora sólo hay 65 infectados.
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Desde que empezó la terapia, lo veía todo cada vez más negro. Cambió de psicoanalista.
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Desde que era niño le gustaba contemplar las estrellas. Cada vez hay menos. Sospecha que se están perdiendo estrellas. Pero lo que está perdiendo es la vista.
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Stephen King: “Me mataría si tuviera la seguridad de poder conseguir que pareciera un accidente”.
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Resucitó al tercer día y, para decepción de sus discípulos, volvió a morir una semana después.
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La tribu de caníbales fue diezmada. Un misionero tóxico.
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Dante fue acusado de molestar a una menor. La Divina Comedia fue prohibida.
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Me despidieron por ser tóxico. Demandé, claro, a la empresa. Gané en el Juzgado de lo Social, pero perdí en el de lo Penal.
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El doctor Zhao nunca supo que el virus que había creado en su laboratorio fue un fracaso. Dejó viva al dos por ciento de la humanidad.
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Gracias a Napoleón tenemos la enseñanza secundaria, el sistema decimal, el Código Civil, Alemania, Italia, Trafalgar Square, la Tercera Sinfonía de Beethoven, la obertura 1812, Guerra y paz, Rojo y Negro, La Cartuja de Parma, la fiesta de la Comunidad de Madrid…
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Urwa ibn Shaddad robó unos versos de Abu Ahmad. El cadí ordenó que le cortaran la mano derecha.
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Él le pidió que se desnudara. Ella se apresuró a complacerle, contenta, porque creía que pronto se convertiría en mujer. Él admiró sus formas. Y comenzó a pintarla.
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FRUTA PROHIBIDA
Eva le dio una fresa a Adán.
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Desde que murió su padre, publica un libro todos los años.
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Tuvieron que pagarles una multa a los bomberos porque estos no pudieron quemar ningún libro: no tenían.
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CALMA
Había diez enfermos. Y dijeron que no había que preocuparse. Eran setenta y tres los infectados. Y solicitaron tranquilidad. Había ya doscientos tres positivos y tres muertos. Y aseguraron que no había que caer en el pánico. Cuando los infectados alcanzaron los mil trescientos veintitrés y ya eran treinta y seis las personas muertas, cerraron colegios, centros comerciales y estadios. Y pidieron calma.
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Después de leer el Kamasutra, compartieron posturas.
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Su psiquiatra demostró en el juicio que había matado a su madre en defensa propia.
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PARADOJA
Aunque nunca ha ido a ninguna parte, está de vuelta de todo.
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–Estoy de vuelta de todo.
–Pero si nunca has ido a ninguna parte.
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–Soy como tú, presidente.
–Lo sé, lo sé. Por eso tengo que pedir que dimitas. Eres tóxico.
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Se puso la caracola al oído. Escuchó el mar de Tetis.
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PARADOJA
Hannibal Lecter encontraba deliciosas a las personas tóxicas.
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Cuando me dijo que le gustaba Paulo Coelho, me fui al servicio y no volví.
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–¿Y esa mascarilla? Para protegerte del coronavirus, ¿no?
–Pues no. Para protegerme de la gente tóxica.
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Bartomeu no quiere que el barco del Barça se vaya a Piqué.
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¿Qué fue antes, la Atlántida o Platón?
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Dios quiso castigar a la chismosa. La condenó a estar rodeada de almas cándidas. La envió al Cielo.
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AMANTES
Davinia tenía ideas raras. Sostenía que la Providencia había castigado a los chinos con el coronavirus por sacrificar todos los años más de quinientos mil burros. En la cama era de ideas más ortodoxas.
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Ningún niño admitió haber roto de un balonazo el cristal de la casa del burgomaestre. Todos los chiquillos fueron enviados a trabajar a las minas de sal durante un mes.
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Después de que César incendiara la Biblioteca de Alejandría, los eruditos tuvieron que reescribir todos los libros. Tardaron siete años.
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La médium consiguió que hablara mi marido, lo cual resultaba extraordinario, porque Paquito era sordomudo.
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Le pidió a la bailarina de strip-tease que se lo quitara todo, todo. Se quitó las extensiones de cabello, los implantes en el pecho y en los glúteos, la dentadura postiza.
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–Me pidió una lluvia dorada.
–Y tú, por supuesto, le dijiste que no.
–Le dije que, si tantas ganas tenía, que lo hiciera con su mujer.
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EL COLMO
Cenicienta se convirtió en madrastra de Blancanieves.
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–¡Me ha tocado la lotería!
–Pobre. Los bancos te acosarán, tendrás que pagar una fortuna a Hacienda y pronto se te acabará el dinero.
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EL INSENSATO Y EL SABIO
El filósofo aconsejó al rey que no maltratara a sus súbditos. El rey aconsejó al filósofo que se callara. El filósofo siguió el consejo del rey. El rey siguió el camino del exilio.
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Me hice donjuán y me persiguieron. Me hice cazador de focas y prohibieron la caza de focas. Me compré un camión diésel y prohibieron el gasoil…
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En el bar se reúnen los practicantes de oficios ya prohibidos: el donjuán, el cazador de focas, el torero, el político corrupto, el productor abusivo, el boxeador, el defensa mamporrero… Lo mal es que sólo pueden beber agua.
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Les dijo que el primer disparo sería al aire, que contaría hasta diez y que dispararía otra vez. Todos se prepararon. Disparó al aire. Los atletas echaron a correr en todas direcciones. Diez segundos después sonó un segundo disparo.
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KAFKIANO
Desde que murió su padre, publica un libro todos los años.
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–¡Qué magnífico microcuento! ¿Cómo has conseguido la idea?
–Por arte de birlibirloque.
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–¡Qué magnífico microcuento! ¿Cómo se te ha ocurrido la idea?
–Por arte de birlibirloque.
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–Las mujeres no me encuentran tan atractivo como a Tony Curtis.
–Nadie es perfecto.
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PARADOJA
La bailarina de strip-tease oculta su nombre.
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Cuando Vespasiano subió al poder, Quinto Sulpicio Larcio decidió retirarse de la vida pública y vivir tranquilamente los últimos años de su vida. Se compró una domus en Pompeya.
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El cazador de focas que llevó a su hijo para enseñarle el oficio apareció con la cabeza destrozada por un golpe.
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Gerges Perec edeebe les vequeles.
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Siempre debía estar pendiente de él. Le trataba con condescendencia, cuando no con desprecio. Watson decidió alejarse de Sherlock Holmes.
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FOCHIANA
Mi estilo es lamentable; mis argumentos, triviales. Me ordeno a mí mismo seguir escribiendo.
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Cuando Mary le dijo que había tenido un aborto espontáneo, Ernest puso en venta en eBay un par de zapatos de bebé sin usar.
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Estoy harta de mi psicoanalista. No hace nada más que quejarse de los jungianos.
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El doctor Frankenstein hizo de tripas corazón.
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El diplodocus pisó accidentalmente una mariposa. Los australopitecos nunca abandonaron los árboles.
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Ceniceros tengo por toda la casa. Mi sobrino Alvarito me los traía de sus viajes. Ya no sabía dónde colocarlos. Sospecho que me alentaba para que siguiera fumando. ¿Quería heredarme? Quizá. Y lo habría conseguido si no se hubiera caído tan tontamente por la escalera.
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Ceniceros tengo por toda la casa. Mi sobrino Alvarito me los traía de sus viajes. Sospecho que me animaba a seguir fumando porque quería heredarme. Y lo habría conseguido si no se hubiera caído tan tontamente por la escalera.
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Finalmente no hicieron la serie sobre el asesino en serie.
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El compositor contrató al director de orquesta para ejecutar la partitura que acababa de componer.
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Después de ejecutar dos sinfonías de Beethoven y tres conciertos de Mozart, Hannibal Lecter se comió al nuevo director de la Sinfónica de Baltimore.
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Le contrataron para ejecutar la rutina. Introdujo la diversión en la oficina.
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Kulitak y Atka eran focas volubles y ligeras. Fueron expulsadas de la bandada.
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–¡Ladrona!
–¿Ladrona yo?
–Sí, tú. Me has dejado sin aliento.
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No es cierto que no adivinara nada de lo que iba a ocurrir. Pronostiqué que su llamada le saldría muy cara.
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Puedes atravesar el mar o esconderte al otro lado del universo. Nuestro destino es estar juntos. Regresa. Tu amor por ese príncipe troyano es un ensueño. Iré a por ti, solo o acompañado. Vuelve, Helena.
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–¿Por qué tengo que ser yo el verdugo?
–Alguien dijo que eras bueno con la cuerda.
–Con las cuatro cuerdas. Soy violinista.
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–¿Qué lees?
–Un libro.
–¿Sobre qué?
–Sobre cómo tratar a los que preguntan demasiado.
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–Dígamelo. Quiero saberlo. ¿Qué tengo, doctor?
–Impaciencia.
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Harta de que me llamaran foca, me puse a dieta. La llevé tan rigurosamente que en poco tiempo me volví flaca y ligera.
Ahora me llaman lagartija y he vuelto a comer.
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Miau, miau… No dormía por las noches. El maldito gato de la vecina. Pensé en librarme de él. Un bote de Whiskas con un poquito de matarratas. Pero pensé que, muerto el perro, se acabó la rabia. Mataría a la perra, que podría comprar otro gato. Un revólver.
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Miau, miau… No dormía por las noches. El maldito gato de la vecina. Pensé en librarme de él. Un bote de Whiskas con un poquito de matarratas. Pero pensé que, muerto el perro, se acabó la rabia. Sí, la mataría a ella. Un revólver.
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EL MEJOR DE LOS MUNDOS
Leibniz quería ganarse el Cielo.
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Ana Magra es, por supuesto, un anagrama.
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HAIKU
Solo en el parque,
rodeado de gente.
Leyendo un libro.
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La comida no sabe a nada. Le importa un comino.
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La epidemia se contuvo fácilmente en los medios. Sólo hablaban del escándalo sexual del ministro, que aceptó el sacrificio.
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VOY A POR TABACO
Y ella finge que se lo cree, aunque sabe que él no fuma.
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–Dentro tuyo se encuentran las llaves para no ser tan repulsiva y desagradable.
–Se dice “dentro de ti”, querido.
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–Dentro tuyo se encuentran las llaves que te permitirán ser libre.
–No debí haberte hablado de la película Saw.
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–Dentro tuyo se encuentran las llaves que te permitirán ser libre.
–Sí, eso me dijiste la semana pasada, pero es mentira. Pasé por un detector de metales y no pitó.
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–La sirena murió sola y avergonzada.
–¿Por culpa de un marinero?
–Por culpa de un gallo.
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Perdió la memoria. Olvidó que estaba a favor de la eutanasia.
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–Pereyra, ¿qué puede decirme del Niño de la espina?
–Que debería usar zapatos.
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La viceministra de Medio Rural, que había tenido que asumir la presidencia interina, dio razones para el optimismo: la mortalidad sólo era del 98 % por ciento. La epidemia estaba remitiendo.
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PARADOJA
El exorcista resultó ser un pobre diablo.
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Sé que Pedro es tóxico, pero, si le dejara, ¿a quién le echaría la culpa de todo?
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–A ver, repítamelo.
–Le digo que vengo del futuro y que tiene que admitir a Adolf Hitler en la Escuela de Arte.
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ALOTOPÍA
Hitler entró en la Escuela de Arte. La URSS invadió Polonia en 1947.
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Adriano encontraba a Suetonio demasiado chismoso. Le prohibió que pasara de Domiciano.
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PALABRAS ALTERADAS
Paraguas: Objeto que los japoneses utilizan para protegerse del sol.
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PARADOJA
La palabra propincuidad es poco propincua.
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Se encerró en sus aposentos para no ser contagiado. Murió de hambre, pero no a causa de la epidemia.
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Su vida era una obra de arte deconstructivista.
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PARADOJA
El indigente pasó la cuarentena en casa.
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A Penélope, decente y casta, le enfurece que la comparen con la señora Bloom, frívola y casquivana.
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Escribía en sueños. Era ágrafo.
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Ponle coronavirus a un libro:
• Cien años de coronavirus.
• Yo, coronavirus.
• Coronavirus el Bárbaro.
• Mr. Coronavirus.
• El pozo y el coronavirus.
• Las 33 estrategias del coronavirus.
• La fiesta del coronavirus.
• La ciudad y el coronavirus.
• La tía Julia y el coronavirus.
• El coronavirus y las visitadoras.
• Las travesuras del coronavirus malo.
• El coronavirus en el agua.
• Historia de un coraviricidio.
• El coronavirus del fin del mundo.
