sábado, 25 de diciembre de 2021

Papelera

Charles Bukowski: “Las ideas son buenas, pero no sé abrirme paso, no sigo las normas”.

–¿Éste es su currículo?
–Sí.
–¿Sólo tiene el título de la ESO?
–Sí.
–¿Nada más?
–Estuve dos meses en Bachillerato, pero vi que aquello no era para mí. Los profes estaban empeñados en que había que estudiar. ¿Se lo puede creer?
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–¿No estabas participando en un torneo en línea?
–Sí, pero me han expulsado.
–¿Te han expulsado? ¿Por qué?
–Porque me negué a vacunarme.
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Una interina de Sanidad rechazó a un funcionario de Educación.
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Si ahora doy de comer a los peces del acuario, tendré que darles de comer siempre. Si ahora no doy de comer a los peces del acuario, se morirán y no tendré que preocuparme por darles de comer nunca.
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En ocasiones echo de menos la soledad de cuando estaba casada.
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–Estás en desacuerdo conmigo.
–No, no es verdad.
–Has visto. Estás en desacuerdo.
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Es un pretencioso: cuando habla, utiliza un montón de subjuntivos.
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Pues mire: en el contrato se decía claramente que él me compraba catorce cabezas de ganado. Por ningún lado se mencionan los cuerpos.
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–¿Te robaron todo?
–No, sólo el dinero y las joyas.
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Para tener un final feliz, tuvieron que hacerse carnívoros.
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Era una persona muy querida. Se suicidó porque estaba sola.
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Francis Drake quería ser rico a toda costa. Peruana, panameña, andaluza.
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–El presidente debe tener el estómago revuelto.
–¿Por qué lo dices?
–Ha tenido que tragarse tantas promesas.
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Le he pedido tantos favores que he decidido dejar de ser su amigo.
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P es amigo de R, que es amigo de S. P es mucho más culto que R, que es mucho más culto que S. P trata con condescendencia a R, que trata con condescendencia a S.
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–P le ha quitado la novia a R.
–¿Y ella se ha dejado?
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–¿Por qué prefieres Krause a Nietzsche?
–Porque es más fácil escribir su apellido.
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–A mí me gustaba ponerme arriba y a él no le gustaba estar abajo.
–¿No os poníais de acuerdo?
–Sí, estábamos de acuerdo en que no nos gustaba hacerlo de lado.
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No quiere escribir una novela. No quiere no haber intentado escribir una novela.
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ESCRIBA SENTADO
–¿Qué hace, papi?
–Escribe.
–Escribe. ¿Y dónde está el teclado?
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Aladino tenía un lamparón.
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VERGÜENZA FAMILIAR
Los Samsa decidieron que nadie vería a su hijo. Así nadie sabría que no se había transformado en escarabajo, sino en mariquita.
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SÓLO POR ESO
A mí no me gusta votar, odio la política y a los políticos, pero, como sé que mi ex vota a Vox, para anular su voto, acudiré a las urnas para votar a Podemos.
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Cuando el dinosaurio despertó, estaba en el museo de historia natural.
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He sorprendido a los del 4º B hablando despectivamente del perro del vecino. Pero yo no tengo perro. Aunque quisiera, no podría permitirme tener una mascota. Serían tantos gastos. Y yo no tengo trabajo ni, la verdad, ganas de trabajar.
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A ver, estoy un poco bebido, pero no ciego, agente, porque le veo perfectamente.
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El patito feo se convirtió en vicepresidenta segunda.
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He dado orden de que me entierren en un nicho. A ver quién es capaz de bailar sobre mi tumba.
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Cuando el novelista se acabó la tercera botella de vino, fue incapaz de seguir la línea narrativa.
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Antes de ser fusilado, pidió que le dieran un chicle de nicotina.
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Si no estoy aquí es que me he ido.
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El cuento de Caperucita es inclusivo. Incluye a comedores y comidos.
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El cardiólogo me habló con el corazón en la mano.
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Donde manda marinero no manda patrón.
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–¿Qué es lo que miras tanto en el Mancha Real Viva?
–Las esquelas.
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El rey destronado añoraba llevar corona. Fue al dentista.
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HAIGA
Le dijo al fontanero que no quería agua corriente. Prefería que fuera de Vichy.
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–¿Y a qué dices que te dedicas?
–Cuento palabras.
–¿Cuentas palabras?
–Sí, soy microcuentista.
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Soy un filósofo de aldea. Mi cultura es muy basta.
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Cuando me ella me dice que no quiere que le regale nada, en realidad me está pidiendo que le haga un regalo muy especial.
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El doctor Frankenstein puso el reloj a las cuatro de la mañana, la hora en la que el precio de la luz era más barato.
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TU CASA SEGUIRÁ SIENDO TUYA
Es decir, tu casa será del banco.
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Yo no quería comerme a Hansel y Gretel. ¿Por quién me toma, por una caníbal? Yo sólo quería hacer jabón con sus cuerpos.
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Lo siento, señor: el mundo no puede parar. Si quiere bajarse, tendrá que saltar en marcha.
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El lobo se llevó un chasco. Caperucita, esa misma mañana, estrenaba gafas.
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Salí tan alterada que, cuando unos minutos después regresaba a casa, y Pilar me llamó, ni siquiera la escuché.
–¿Qué te pasa? –me preguntó.
–Nada. Hay uno de Vox en el trabajo y no puedo con él.
Martina me preguntó si quería tomarme un café. Aunque eran las doce pasadas, le dije que sí. Pero pedí una manzanilla: necesitaba tranquilizarme.
–No puedo con él tía. No puedo. Es tan facha y tan carca.  
Pilar había pedido, además del café (con leche desnatada), un cruasán. No le pregunté por su régimen.
–Dime lo que ha pasado –me dijo.
Con el cuchillo y el tenedor, empezó a atacar el cruasán.
–Ha salido el tema de Juana Rivas.
–Pobrecilla.
–Pues eso. Es lo que yo estaba diciendo. Entonces ha saltado ese imbécil. No vas a creerte lo que ha dicho.
–¿Qué?
–Ha dicho que las feministas defendemos a Juana Rivas, pero, a su hijo, que le den por culo y no precisamente en sentido figurado. ¿Te lo puedes creer, tía?
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ÚLTIMA HORA
Biden ha anunciado que en las nuevas monedas pondrá: In Gosh We Trust.
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Para no seguir confundiendo a los pobres bachilleres (y a algunos universitarios), la RAE establece que la forma correcta es híato. 
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Colón fue un pionero, el primero que le dijo a su mujer que iba a buscar tabaco.
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El doctor Yangming dejó atrás todo escrúpulo moral cuando supo que, con aquel corazón, salvaría la vida de su hijo y la del presidente.
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Don Leandro nos pegaba. Nos daba con la regla cuando no llevábamos los ejercicios. Nos soltaba un tortazo cuando interrumpíamos la clase. En ocasiones nos castigaba sin motivo. Nos decía que la vida era así de dura. Tenía razón.
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Barro y friego toda la casa, limpio los baños, doy a los azulejos de la cocina, raspo las manchas de pintura que hay en la azotea. Cuando termino, recuerdo que todavía no he hecho la maldita llamada de teléfono.
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No era capaz de acordarse de su nombre; se había incorporado al pelotón esa misma mañana. Lo eligió para que les cubriera la retirada.
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Hay un propósito para el año nuevo que siempre cumplo: afanarme un almanaque.
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–Paula y Lucía son insoportables.
–Estoy de acuerdo contigo: son insoportables.
–¿No te has dado cuenta de que una siempre repite lo que dice la otra?
–Sí, es verdad. Una siempre repite lo que dice la otra.
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Mi hijo me ha dicho que tiene un amigo imaginario cisgénero. ¿Debería preocuparme?
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–¿Cáncer de pulmón? Pero ¿cómo podido contraerlo, Watson?
–Elemental, querido Holmes. Siempre está usted fumando.
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Los hombres fueron a la guerra. Las mujeres descubrieron que eran felices solas. Algunos hombres regresaron de la guerra. Las mujeres los mataron y arrojaron sus cuerpos al Volga, río que corría a unas pocas verstas de la aldea.
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Cuando me dijo que sería mejor que durmiéramos en dormitorios separados, no sospeché que el mío estaría en el piso de Jaén y el suyo en el apartamento de Roquetas.
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Colón se dio cuenta de que aquello no era la India. Advirtió que se trataba de un nuevo continente. Eratóstenes, y no Ptolomeo, tenía razón. Se hizo el tonto, a ver si nadie más se daba cuenta.
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Ordenó bombardear la ciudad. Así la salvaron de los insurgentes que la habían ocupado.
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–¿Cómo va la heladería? 
–No va mal, pero me gustaba más mi antiguo trabajo.
–¿Su antiguo trabajo?
–Sí, el que tenía antes de que empezara esto del cambio climático.
–¿Y cuál era?
–El de castañera.
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Le darán la beca cuando ya no le importe si se la dan o no.
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No soporto al novio de mi madre, aunque, la verdad, tampoco es que soporte mucho a mi madre.
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Cada día publicaba un microrrelato. Un día falló, y otro, y otro… Ninguno de sus seguidores le preguntó si le pasaba algo.
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Hace dos años, mi asesor financiero me dijo que no podía jubilarme; me aconsejó trabajar hasta los 74 años y ahorrar un poco más. Hoy me he enterado de que mi asesor financiero se ha jubilado; tiene 51 años.
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–Pérez, tendrá que trasladarse.
–Espero que no sea a una región con muchas lenguas cooficiales.
–Por supuesto, Pérez. Le enviaremos a una región donde sólo hay tres lenguas cooficiales.
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Treinta y cinco años tardó el cigarro en fumarse al hombre.
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–Te condeno al infierno.
–Bien. Pasaré la eternidad en buena compañía.
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Tuvo un hijo para que sus vecinos comprendieran que tener como vecinos a una familia con un bebé era insoportable.
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–¿Y tú por qué te has casado?
–Porque luego no quería lamentarme por no haberme casado.
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Tanta gente de ciudad se mudó al campo que el campo parece una ciudad.
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Le dio un ataque de risa cuando leyó la autobiografía de su ex.
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Tengo unos vecinos tan insoportables que no me decido a cambiar de piso.
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A Gregorio Samsa le alegra haberse convertido en cucaracha. Ya no es un bicho raro, sino uno muy común.
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Bukowski tuvo que rechazar la propuesta del editor de escribir su autobiografía.
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Los elohim crearon el mundo en seis días. El séptimo, sortearon quién se quedaría como encargado. Un tal Jehová tuvo mala suerte y le tocó a él.
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Aquel perfecto desconocido publicó su autobiografía. Tuvo mucho éxito como novela de aprendizaje.
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Marcianos y venusinos se llevaban tan mal que pusieron tierra por medio.
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El presidente tuvo una última duda. Si firmaba, la prostitución quedaría abolida. Y su suegro se arruinaría.
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Después de publicar sus diarios y sus memorias, nadie le conocía.
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Le gustaría escribir un microcuento que no tratara sobre nada, como éste.
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OJO POR OJO
Accidentalmente, Huru le vació un ojo a Zidu. El verdugo Kurum le vació un ojo a Huru. Sigga, el verdugo suplente, le vació un ojo a Kurum. Duruna, verdugo interino, le vació un ojo a Sigga y, como no encontraron a nadie más, se vació a sí mismo un ojo.
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El médico receta Nasotil a los pacientes por su bien: la empresa farmacéutica le ha regalado un fin de semana en Ibiza.
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Después de leer su autobiografía, el editor le dijo que, mejor, escribiera sus memorias.
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–Han roto la mesa de negociación.
–No pasa nada. Compraremos otra en el Ikea.
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–¿Cómo controlan la calidad de los ojos biónicos que producen?
–Tenemos cuervos.
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La famosa directora de orquesta rompió con su novio, que siempre iba prestissimo. 
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El editor dijo que era una obra soberbia, pero tenía que recortar las primeras cien páginas, en las que contaba su vida antes de casarse con el famoso escritor.
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A los 16 años, cumplida la mayoría de edad, pudo elegir la especie y el género. 
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Estaba especializado en autobiografías. Ya había escrito seis. Dos de futbolistas, tres de presentadores de televisión y una de un Nobel de Literatura.
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Publicó su autobiografía cuando tenía 23 años. A los 67, quiso escribir la continuación, pero no encontró editor.
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–¿Eso ha sido un… cuesco?
–Sí. El médico me dijo que era bueno que escuchara a mi cuerpo.
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El microcuentista consiguió que su autobiografía cupiera en un solo tuit.
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ESO ES FE
No le importó llegar nadando al templo de los negacionistas.
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–Nací de sexo masculino, pero a los doce años decidí que mi género era el femenino. Luego, a los veintidós años, volví a sentirme hombre, por lo que de nuevo cambié de género.
–De modo que eres cisgénero, ¿no?
–Sí, cisgénero, pero con tetas y sin pito.
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Fue contratado para ilustrar las cajetillas de tabaco cuando dijo que era el autor de las portadas de una colección de novelas de terror.
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Sólo se vendieron un centenar de ejemplares de su autobiografía, pero él estaba contento, porque su cuñado dejó de hablarle.
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Vio aparcado en la puerta de casa el coche de su jefe. Esperó a que acabaran fumándose un cigarrillo. 
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Igual que el gato de Schrödinger y el perro de Pávlov, la oveja Dolly consiguió que la indemnizaran por daños y perjuicios.
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El duende malvado robará la Navidad, pero nadie la echará de menos: hace tiempo que ya nadie recuerda qué se celebraba en ella.
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No quiere a los hombres sin querer.
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Se indignó cuando le ofrecieron tres millones de euros por su silencio. Pero acabó aceptándolos cuando le ofrecieron también un programa en la televisión autonómica.
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EL COLMO
El Holandés Errante es de Güeldres.
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¿Cómo explicaría a los votantes que habían gastado dos mil millones para nada? El presidente dio su consentimiento para lanzar la bomba.
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CICERONIANA
No hay tontería que no haya sido dicha por un tuitero.
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No sabía si darle o no aquel paquete a su amigo, piloto del avión que llevaría al dictador.
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¿Qué país invadir? No se decidía. Sus asesores le pedían que actuara ya o pasaría su presidencia. Decidió invadir los dos países.
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Bioy hacía chistes sobre María Kodama. Borges no le veía la gracia.
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Después de escribir veinte páginas, abandonó su autobiografía, cuando descubrió que había llevado una vida muy triste.
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EL CAFÉ
Quien se tomó primero el café fue Marina. Estuvimos hablando de Gustavo, que fue el segundo que se tomó el café. Un par de días después conseguí que viniera Carlos, que quería té. De algún modo logré que se conformara. Afortunadamente se lo bebió todo. Sin embargo, no conseguí que lo hiciera Patricia. Se tomó un sorbo y dijo que tenía un sabor muy extraño. Claro, se empeñó en no echarle ni leche ni azúcar. Vomitó y me dejó el piso perdido. Menos mal que lo poco que bebió la dejó derrengada: no pudo defenderse cuando la ahogué con la almohada.
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En ocasiones escribo mejor que Stephen King cuando estaba completamente borracho.
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Se dijo a sí mismo que la hija del presidente bien merecía una oportunidad.
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Un pez grande iba a tragarse a uno pequeño cuando advirtió que éste sonreía. Intrigado, le preguntó:
–¿Por qué sonríes?
–Porque toda mi vida he temido que me trague un pez más grande y ahora, por fin, voy a quedar libre de preocupaciones.
El pez grande no se tragó al pez pequeño.
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No encontraban solución al dilema moral, así que el capitán cogió un hacha y agujereó el bote salvavidas.
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Hace varias semanas empezó a fumar. Es para que su mujer no sospeche cuando le diga que se va a comprar cigarrillos.
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Durante el confinamiento iba a escribir su autobiografía. Se reunió con su editor, que estaba resfriado.
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MACHADIANA
Los antivacunas tienes razones, pero no tienen razón.
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El noviete que trajo la niña a la cena estaba como un flan. ¡Qué dulce! ¡Cómo rechupeteamos los huesos!