QUÉ DESGRACIA
Mi cuñado está a favor de la clonación.
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Celebró una fiesta tan salvaje que acabó convirtiéndose en su despedida de casado.
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El árbol era muy pequeño. Uno de los monos tuvo que bajar. El otro pensó que había salido ganando.
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En Hollywood han hecho cientos de películas cuyos héroes eran filibusteros y corsarios que abordaban navíos españoles. ¿Y ahora me voy a sentir yo culpable por piratear una película de Hollywood?
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–¿Nunca te has arruinado?
–No, no he tenido esa suerte. Siempre he sido pobre.
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–Señor.
–Sí, Wilson.
–Dolly, la ayudante de cocina…
–Sí.
–La hemos encontrado esta mañana en su habitación colgada de una cuerda.
–Qué desagradecida. Despídala, Wilson. Y dé de ella las peores referencias.
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El guardia civil observó a aquel extraño trío.
–¿No saben que Todoque y todo el área circundante son zonas restringidas? La lava puede llegar aquí en cualquier momento ¿Qué hacen aquí? –les preguntó.
–Íbamos en una barca que naufragó –respondió el profesor Lidenbrock.
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Finalmente, el coyote atrapó al correcaminos y se lo comió. Encontró su carne correosa.
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–¿Qué es lo que quiere?
–Cambiar de musa.
–Está descontenta con la que tiene.
–Ya le digo. Yo quiero ser conocido como autor de novelas inolvidables, pero sólo escribo microcuentos livianos.
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Hice una bola con la hoja en blanco y se la tiré a la musa, a ver si despertaba.
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Caperucita llamó a Just Eat para que le llevaran comida a su abuelita.
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–Acercaos. Os enseñaré nuestra ruta. Navegaremos en rumbo sursudoeste.
–¿Y por qué queréis navegar tan al sur? ¿Acaso por los vientos?
–¿Pues es que no veis que aquí en el mapa hay dibujada una serpiente marina?
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Pobre repartidor.–Ahora tengo un paciente con tendencias suicidas.
–¿Y qué has hecho?
–Le he obligado a pagar las sesiones por adelantado.
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A todos los que quieren escucharle, el cojo les cuenta la historia de cómo consiguió su bota de piel de cocodrilo. Diez años atrás alquiló una barcaza y, armado con un rifle, entró en los pantanos porque quería unas botas de piel de cocodrilo.
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Pues sí, llevaba una capa con capucha y una guadaña, pero, como hablaba por los codos, no sospeché que era la Parca.
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Encendiendo un cirio, está matando dos pájaros de un tiro: le pide a San Judas Tadeo que baje la factura de la luz y no pasa la velada a oscuras.
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El escorpión, que leía fábulas, picó a la rana cuando llegaron a la otra orilla.
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Mi gato es tan despierto que se pasa todo el día tumbado.
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POBRECILLA
La gota que colma el vaso siempre se lleva toda la culpa.
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De tanto oír historias de escuderos, Sancho Panza vino a perder el juicio y quiso convertirse en uno, por lo que convenció a un hidalgo paisano suyo, un tanto corto de entendederas, de que se hiciera caballero andante.
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Llevé mi cuento al taller literario. Me dijeron que costaría mucho arreglarlo, que era mejor declararlo siniestro total.
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Estoy harta de que la gente desconfíe de mí, de que haga un gesto de asco cuando me ve. Estoy cansada de que me acusen de torticera, de que ni siquiera hagan el esfuerzo de leerme. No soporto ser letra pequeña.
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POR PRECAUCIÓN
Sentaron separados a los dos ganadores del Nobel de la Paz.
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BELLO DURMIENTE
Olga Borísova, que había logrado eludir las estrictas medidas de seguridad, no pudo contener las lágrimas porque, después de darle un beso de verdadero amor, Lenin no despertó.
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Mi mujer está muy desengañada de la política, tanto que me ha dicho que en las próximas elecciones puede que me dé libertad de voto.
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–¿Le pillaste copiando?
–Sí.
–¿Y le aprobaste?
–Pues claro. No me puedes negar que demostró cierto interés por la asignatura.
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Hoy he comprado un libro muy interesante: Cómo dejar de ser un procrastinador. Mañana mismo comenzaré a leerlo.
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Mi mujer está muy desengañada de la política, tanto que me ha dicho que en las próximas elecciones puede que me dé libertad de voto.
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Llegué adonde estaba la Bella Durmiente. La verdad, era muy hermosa. Con cuidado le quité el collar de perlas y dos anillos de oro. Por supuesto, no se me ocurrió darle un beso.
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–Yo no voy a dar 2° de ESO.
–Yo tampoco.
–Yo soy el que tiene más antigüedad.
–Pues yo lo di el curso pasado y éste no me toca.
–Hagamos la ronda.
–Vamos a entendernos, chicos.
–No, no. La ronda.
–Yo tengo que dar 2° de Bachillerato. Siempre corrijo selectividad.
–Veremos.
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–Voy a crear un Ministerio de Necedades.
–¿Un Ministerio de Necedades, presidente?
–Sí, para que el resto de ministros, dejando de lado las necedades, se dediquen de lleno a sus asuntos.
Mi cuñado está a favor de la clonación.
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Celebró una fiesta tan salvaje que acabó convirtiéndose en su despedida de casado.
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El árbol era muy pequeño. Uno de los monos tuvo que bajar. El otro pensó que había salido ganando.
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En Hollywood han hecho cientos de películas cuyos héroes eran filibusteros y corsarios que abordaban navíos españoles. ¿Y ahora me voy a sentir yo culpable por piratear una película de Hollywood?
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–¿Nunca te has arruinado?
–No, no he tenido esa suerte. Siempre he sido pobre.
--
–Señor.
–Sí, Wilson.
–Dolly, la ayudante de cocina…
–Sí.
–La hemos encontrado esta mañana en su habitación colgada de una cuerda.
–Qué desagradecida. Despídala, Wilson. Y dé de ella las peores referencias.
--
El guardia civil observó a aquel extraño trío.
–¿No saben que Todoque y todo el área circundante son zonas restringidas? La lava puede llegar aquí en cualquier momento ¿Qué hacen aquí? –les preguntó.
–Íbamos en una barca que naufragó –respondió el profesor Lidenbrock.
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Finalmente, el coyote atrapó al correcaminos y se lo comió. Encontró su carne correosa.
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–¿Qué es lo que quiere?
–Cambiar de musa.
–Está descontenta con la que tiene.
–Ya le digo. Yo quiero ser conocido como autor de novelas inolvidables, pero sólo escribo microcuentos livianos.
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Hice una bola con la hoja en blanco y se la tiré a la musa, a ver si despertaba.
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Caperucita llamó a Just Eat para que le llevaran comida a su abuelita.
--
–Acercaos. Os enseñaré nuestra ruta. Navegaremos en rumbo sursudoeste.
–¿Y por qué queréis navegar tan al sur? ¿Acaso por los vientos?
–¿Pues es que no veis que aquí en el mapa hay dibujada una serpiente marina?
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Pobre repartidor.–Ahora tengo un paciente con tendencias suicidas.
–¿Y qué has hecho?
–Le he obligado a pagar las sesiones por adelantado.
--
A todos los que quieren escucharle, el cojo les cuenta la historia de cómo consiguió su bota de piel de cocodrilo. Diez años atrás alquiló una barcaza y, armado con un rifle, entró en los pantanos porque quería unas botas de piel de cocodrilo.
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Pues sí, llevaba una capa con capucha y una guadaña, pero, como hablaba por los codos, no sospeché que era la Parca.
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Encendiendo un cirio, está matando dos pájaros de un tiro: le pide a San Judas Tadeo que baje la factura de la luz y no pasa la velada a oscuras.
--
El escorpión, que leía fábulas, picó a la rana cuando llegaron a la otra orilla.
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Mi gato es tan despierto que se pasa todo el día tumbado.
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POBRECILLA
La gota que colma el vaso siempre se lleva toda la culpa.
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De tanto oír historias de escuderos, Sancho Panza vino a perder el juicio y quiso convertirse en uno, por lo que convenció a un hidalgo paisano suyo, un tanto corto de entendederas, de que se hiciera caballero andante.
--
Llevé mi cuento al taller literario. Me dijeron que costaría mucho arreglarlo, que era mejor declararlo siniestro total.
--
Estoy harta de que la gente desconfíe de mí, de que haga un gesto de asco cuando me ve. Estoy cansada de que me acusen de torticera, de que ni siquiera hagan el esfuerzo de leerme. No soporto ser letra pequeña.
--
POR PRECAUCIÓN
Sentaron separados a los dos ganadores del Nobel de la Paz.
--
BELLO DURMIENTE
Olga Borísova, que había logrado eludir las estrictas medidas de seguridad, no pudo contener las lágrimas porque, después de darle un beso de verdadero amor, Lenin no despertó.
--
Mi mujer está muy desengañada de la política, tanto que me ha dicho que en las próximas elecciones puede que me dé libertad de voto.
--
–¿Le pillaste copiando?
–Sí.
–¿Y le aprobaste?
–Pues claro. No me puedes negar que demostró cierto interés por la asignatura.
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Hoy he comprado un libro muy interesante: Cómo dejar de ser un procrastinador. Mañana mismo comenzaré a leerlo.
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Mi mujer está muy desengañada de la política, tanto que me ha dicho que en las próximas elecciones puede que me dé libertad de voto.
--
Llegué adonde estaba la Bella Durmiente. La verdad, era muy hermosa. Con cuidado le quité el collar de perlas y dos anillos de oro. Por supuesto, no se me ocurrió darle un beso.
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–Yo no voy a dar 2° de ESO.
–Yo tampoco.
–Yo soy el que tiene más antigüedad.
–Pues yo lo di el curso pasado y éste no me toca.
–Hagamos la ronda.
–Vamos a entendernos, chicos.
–No, no. La ronda.
–Yo tengo que dar 2° de Bachillerato. Siempre corrijo selectividad.
–Veremos.
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–Voy a crear un Ministerio de Necedades.
–¿Un Ministerio de Necedades, presidente?
–Sí, para que el resto de ministros, dejando de lado las necedades, se dediquen de lleno a sus asuntos.