–¿Tiene el modelo 450, señor Jespersen?
–Aquí está.
–¿No falta nada? Bien. ¿El certificado de penales?
–Tome.
–¿El testamento firmado ante notario?
–Aquí.
–Bien. Sólo nos falta una carta cerrada para los familiares, en la que les explique lo que tenga que explicarles, y la declaración jurada.
–Tome.
–A ver… Creo que está bien. Enhorabuena, señor Jespersen. Lo tiene todo. Hemos terminado. Dentro de unos minutos, cuando el supervisor firme el permiso, le llamaremos.
–Gracias.
Egil Jespersen no podía creérselo: había conseguido terminar todo el papeleo. Después de trece largos meses. Sólo había un problema: ya no le apetecía suicidarse.