miércoles, 31 de octubre de 2018

Misión polar

No lo entendía. Los informes de los exploradores que habían recorrido aquella helada región indicaban que era un pueblo amable y cordial, plácido y sencillo, inocente y pacífico. Sin embargo, él había observado que aquellos salvajes no paraban de blasfemar, mentir, robar y fornicar. Y cada vez iban a peor. Incluso se habían producido ya algunos homicidios (algo que, al parecer, no había ocurrido jamás). No paraba de recordarles que todo eso era pecado, pero sus prédicas caían en saco roto. No sospechaba el misionero que los esquimales estaban haciendo lo posible para ser merecedores del fuego eterno del infierno.