viernes, 7 de diciembre de 2018

Mesalina

A mi madre no le gustaba Mesalina. Nunca le gustó. Siempre se estaba quejando de ella. Sin embargo, nunca sospeché que se atreviera a apuñalarla. Entró en mi dormitorio y le asestó a mi querida Mesalina una, dos, cinco puñaladas. Perdí la cuenta. Mi madre estaba como una loca. Hasta temí que siguiera conmigo. Lloré. Lloré mucho cuando vi a Mesalina tendida en la cama. ¡Qué grandes momentos habíamos vivido! Pero hay que seguir adelante. Metí a Mesalina en una bolsa y la metí en el armario. Más tarde, entré en Internet y encargué otra muñeca hinchable. A esta la llamaría Estelle.