miércoles, 5 de diciembre de 2018

Microcuentos

Se llevó un susto de muerte cuando advirtió que el reloj de pulso se le había parado.
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–Has construido castillos en el aire.
–Soy un genio, ¿eh?
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Apenas hubo estampado su firma en el documento, Fausto se sintió rejuvenecer, hasta el punto de que pudo leer la letra pequeña. Y entonces comprendió que no debía haber firmado.
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El rey se partió de la risa. Acusaron al bufón de asesinato.
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Se odiaban tanto que no podían vivir el uno sin el otro.
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Tengo insomnio. El hombre de mis sueños me ha rechazado.
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Mi hijo se está haciendo mayor. ¡Qué orgulloso estoy de él! Ya no sólo tiene un amigo invisible, sino también una amiga imaginaria.
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El mago no pudo sacar la paloma de la chistera. Le picó furiosa.
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El conde se encontraba muy bajo de ánimo. No le encontraba sentido a su vida. A mediodía salió a dar un paseo.
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Buscando una moneda en el bolsillo, metió la mano. Continuó con el brazo y pronto le siguió todo el cuerpo.
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DUELO A PISTOLA
Hubo que recurrir al VAR para saber quién había ganado.
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PARA VENGARSE
Enviaron a la sirenita a Ítaca.
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PARADOJA
Adán pasaba los días en el jardín del Edén mirándose el ombligo.
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–¿Qué viste en él, Bella?
–Vi el casoplón donde vivía.
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Mentuhotep III resucitó y, cuando vio que los saqueadores habían robado todo el oro que había en su tumba, comenzó a lanzar maldiciones.
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La quiromántica no lo veía nada claro. Le tuvo que pedir a su cliente que se lavara las manos.
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Después de largas disputas, jordanos e israelíes se han puesto de acuerdo: el mar Muerto será por fin enterrado.