lunes, 4 de febrero de 2019

Papelera

Javier López: “¡Apunten! ¡Disparen! ¡A mí no, cabrones!”

–Levántate y anda.
–¿Y quién eres tú para darme órdenes?
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Anubis y Bastet se llevaban como el perro y el gato.
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Cruel, me sonríe para decirme que no.
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El suicida tacaño murió de hambre.
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Terrible. El peluquero me ha dicho que va a empezar a cobrarme menos.
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–Nunca estaré con alguien que trabaje para la administración. Nunca estaré con alguien que no se cuide. Nunca estaré con alguien que tenga esos dientes de caballo. Nunca…
–Vale, vale. Lo he pillado.
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La empresa de demolición se llamaba Lobo Feroz.
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Le dije al taxista que me llevara a Atocha. Me dijo que le venía a trasmano, por lo que me llevó a Chamartín.
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–¡Que te jodan!
–Pero ¿en el buen sentido o en el mal sentido?
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HERACLITIANO
–Nadie se baña dos veces en el mismo palacio –dijo Luis XIV.
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Pat Garrett se justificó: Billy, que sin duda había perdido completamente la cabeza, se acercó a él caminando de espaldas.
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Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a la sede del partido liberal. En el último instante lamenta no haberse afiliado al partido conservador.
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Un hombre va al casino, gana un millón, vuelve a casa, se suicida: sabe que sólo pobre habría podido escribir otro libro como El idiota o Los endemoniados.
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EFECTO PIGMALIÓN
Noblesse oblige.
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Sufre un trastorno de identidad disociativo. A veces es un dios bondadoso. En ocasiones, un dios iracundo. Por momentos, un dios recóndito. Frecuentemente, el demonio.
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Estanislao Aguirregomezcorta Santamaría estaba predestinado a escribir haikus.
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Adán, que no tenía carácter, se dejó convencer por Eva.
Dios creó a Adán a su imagen y semejanza.
¿Dios no tenía carácter?
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–Entonces, madre, debo echar en la marmita pelos de gato, veneno de escorpión y hojas de tejo, ¿no?
–Sí.
–¿Y se lo doy?
–No, niña, ¿quieres matarle? Le amenazarás con dárselo si se empeña en no amarte.
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Poco después de la explosión nuclear que acabó con todo, unas palabras aparecieron en el cielo: INSERT COIN. Desgraciadamente, nadie pudo leerlas.
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Un hombre va al casino, gana un millón, vuelve a casa, se suicida. No soporta la idea de tener que dejar el trabajo.
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ALMODOVARIANA
El partido de tres letras cuyos votantes tienen dos neuronas.
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Un hombre va al casino, gana un millón, vuelve a casa, se suicida después de dejar una carta para Chejov: ¡Hala! A ver lo que escribes ahora.
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Me gusta compartir sueños contigo. Anhelo tu compañía. Disfruto de la más mínima caricia tuya. Y sin embargo, tú no sientes pasión. No hay nada que te haga vibrar. ¿Entiendes ahora por qué tenía este juguetito sexual en el cajón?
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Era tan machista y anticuado que tuve que darle permiso para que me metiera mano.
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LITERAL
Perdió la cabeza por Ted Bundy.
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–¿Qué tal todo con Mijalis?
–Regular. Una noche me dijo que no le gustaba alguien con una cabeza como la mía.
–¡Qué brusco! ¿Y qué hiciste, querida?
–¿Qué quieres que hiciera? La siguiente vez que quedamos acudí con una cabeza nueva.
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Estaba harta de aquella ciudad, así que abrió el paraguas y se alejó volando.
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PARADOJA
Siendo un demonio, logró convertirse en un ángel de Victoria's Secret.
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–Hemos visto varios platillos volantes.
–Por aquí cerca debe estar celebrándose una boda griega.
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El profesor apagó el fuego de la papelera, limpió la clase y les dijo que no había deberes para el día siguiente.
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Le echaron de Twitter porque no gorjeaba, sino que graznaba.
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–Dame tu paraguas –me dijo.
Y se lo di, no porque estuviera apuntándome con una pistola, sino porque según las previsiones dejaría de llover en diez minutos.
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La bruja cogió su cabeza y salió volando del patíbulo mientras lanzaba maldiciones a todos los presentes.
–Se lo advertí, eminencia –le dijo el verdugo al inquisidor–: teníamos que haberla quemado.
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–Bonitas piernas. Creo que voy a ejercer el derecho de pernada –dijo Gilles de Rais.
Y comenzó a comerse los muslos de la campesina.
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Está muy solo: nadie le pía en Twitter.
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DÍA COMPLICADO
Margot salió de casa con un paraguas multicolor, pero regresó con uno negro.
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Norma Jean era tan lista que se dio cuenta de que haría carrera si se convertía en una rubia tonta.
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–¿Qué te ha parecido el poemario que te regalé?
–Está muy bien editado.
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Yo también ayudé a ganar esta guerra. Tenían que vigilarme y alimentarme. ¿No crees que fui un valiente y no un cobarde dejándome capturar?
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–Levántate y anda.
–Eh, que yo soy ciego.
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Vi algo maravilloso un martes: un grupo de adolescentes iba por la calle charlando. Ninguno miraba el móvil.
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Seamos amigos. No nos regalemos libros.
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No se atrevió a levantar la mano. Por su culpa, todos tuvieron que hacer un trabajo sobre la Ilíada. Menos mal que nadie se enteró.
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Juré venganza a mi ex, así que me hice fotos desnuda, las publiqué en internet y le denuncié.
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Aseguraba que había renunciado a todo, pero no había renunciado a creerse en posesión de la verdad. Diógenes era un cínico.
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Anoche invité a cenar a un ogro. Los de su especie tienen buena boca. Acabó con todas las sobras que tenía en el frigorífico.
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El gallo ponía huevos de oro. Lo denunciaron por trans y lo sacrificaron.
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–¡Don Cástulo!
–¿Manuela?
–Mejor será que me llame Alina… ¿Y qué quería?
–Ya sabes… Un poco de compañía. ¿No estabas en la universidad?
–Ya ve, don Cástulo. Trato de pagar las tasas... Me pidió un conjunto de Andrés Sardá, ¿no?
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Mi marido estaba empeñado en tener un niño. Tuve que regalarle para su cumpleaños un bebé de silicona.
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Por fin encontró venganza. En el tomo 34 de la enciclopedia.
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INFORME SOBRE LOS TERRÍCOLAS
A primera vista, son los humanos la especie inteligente en el planeta Tierra. Nada de eso. Los terrícolas viven camuflados como mascotas en las casas de sus sirvientes. He podido descubrir eso porque los terrícolas obligan a sus sirvientes a limpiar sus deposiciones intestinales. Por cierto, una curiosidad: los sirvientes humanos llaman perros a sus amos.
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INFORME SOBRE LOS TERRÍCOLAS
Los terrícolas utilizan cosmonaves poco fiables; suelen lanzar al espacio a sus fieles sirvientes. Fue una terrícola llamada Laika el primer ser enviado al espacio. Murió. Desde entonces, ningún otro terrícola ha viajado fuera de la estratosfera. Prefieren seguir enviando a sus sirvientes, que llaman humanos.
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–¡Deja de pintar! –le gritó su musa.
Para no oírla, Vincent se cortó la oreja.
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TALIÓN
G me regaló un libro de poemas. Le denuncié. Después de mucho reflexionar, Hammurabi me dijo que invitara a G a comer mi crema de calabacín.
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El año anterior los Reyes no le habían traído el barco vikingo. Este año Alvarito se lo hará pagar: le ha echado anticongelante a la leche que ha dejado para ellos.
La mañana del 6 de enero, va a abrir los regalos. Para su sorpresa, allí está el barco vikingo tan largamente esperado. Emocionado, llama a su padre:
–¡Papá! ¡Papá! ¡PAPÁ!
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De vez en cuando voy al cementerio para recordarle que sigo esperando su venganza.
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Mi venganza tuvo que esperar tres meses, el tiempo que me llevó escribir un libro de poesía para regalárselo.
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El poema no sangra, pero el poeta sí.
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El banquero puso los pies encima de la mesa de café. El presidente del Gobierno fingió que no se había dado cuenta.
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–¿De qué te sirve ver todos esos programas de bricolaje? Pero si nunca has cogido un taladro.
–¿Y de que te sirve a ti seguir a Marie Kondo en Instagram?
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No se calla ni debajo de las sábanas.
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Aburrido, el séptimo día creó a un ser grotesco, con rabo y cuernos al que llamó Samael. Luego, lo lanzó al abismo y se olvidó de él.
Durante siglos, el odio le permitió sobrevivir. Un día, Samael consiguió salir a la luz y regresó para cobrar venganza.
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No se decidía a pegarse un tiro en el pie, así que lo sacó por encima de la trinchera.
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CATÁSTROFE CULTURAL
–Durante la batalla, la biblioteca de Alejandría ardió.
–Profe.
–Sí.
–¿Qué es una biblioteca?
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–¿Vio al hombre que entró en su casa a robar?
–Sí que lo vi.
–Usted es pintor, ¿no? ¿Podría hacernos un retrato del ladrón, señor Pollock?
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Alexia, quiero que me consigas una cita para esta noche con un hombre guapo, educado, divertido, que sepa cocinar y al que le guste Isabel Coixet. Y que sea real.
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–¡Vete al demonio!
–Me tendrás que decir cómo.
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Aplaudió a Stalin hasta que éste pidió que cesaran los aplausos.
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Los muppets derrotaron al ratón Mickey.
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–Venceréis, pero no convenceréis.
–Bah. Dejaremos con vida sólo a los convencidos.
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Los hebreos crearon a Yavé a su imagen y semejanza.
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El conde se miró en el espejo. Se vio como siempre.
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Le lancé una mirada y una sonrisa. Me pasé la lengua por los labios. Nada. No se acercó. Mi pistola le intimidaba.
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–¡Doña Ángela!
–¿Andrés?
–Mejor será que me llame Andy… ¿Y qué quería?
–Ya sabes… Un poco de compañía. ¿No estabas en la universidad?
–Ya ve, doña Ángela. Trato de pagar las tasas... Me pidió que me pusiera unos suspensores de Calvin Klein, ¿no?
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La tardía llamada le sorprendió. Era Géza.
–Tienes que venir para la cena.
–¿La cena? Creía que se encargaría Mátyás.
–Le surgió un problema.
György estuvo a punto de preguntar qué había pasado, pero se contuvo.
–Bien –se limitó a decir.
Sin embargo, le corroía la curiosidad. Mientras conducía hacía la Gruta pensaba en lo que podía haberle ocurrido a su amigo.
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Aterrado, se acercó a los soldados alemanes para rendirse. Estos, al verle, levantaron las manos y le dijeron:
–Nosotros, tus prisioneros.
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–¿Qué le has traído para su cumpleaños?
–Un payaso.
–Vale, pero no quiero que le duela el estómago mañana, así que asegúrate de que le quita toda esa pintura antes de comérselo.
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Perdía 2-0. Faltaban quince minutos para que acabara la final. Sentó en el banquillo al delantero y sacó otro defensa.
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El presidente del Gobierno no fue capaz de pedirle al banquero que quitara los pies de encima de la mesa de café.
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Te di lo que me pediste: tiempo, distancia y libertad. Ahora que han pasado diez años (y dos desde mi última carta) tengo la esperanza de que regreses. No soporto más la soledad, ni esta vida llena de silencios. ¡Vuelve! ¿O es que quieres que vaya a por ti?
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–¿Qué tal la crema de espárragos? –le preguntó su suegra.
Se tomó tiempo para responder.
–Deliciosa.
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Un muñeco no se mueve ni habla. Se pasa el día acostado en la cama o tirado en el suelo. Es aburrido. Un teleñeco se mueve, saluda, habla, ríe, bosteza e incluso puede enseñaros la diferencia entre un muñeco y un teleñeco.
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–¿Blanco o rojo?
–Hoy, te lo advierto, estoy borracho de amor.
–Entonces, mejor el blanco, ¿no?
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Veinte mil años es lo que le ha llevado a la humanidad pasar de las cavernas a los antros.
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Pasaron cuatro años: le dio tiempo a subir el IVA, pero no para eliminar las SICAV.
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AD HITLERUM
El vegetarianismo es malo.
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Diez años de guerra arruinan a cualquiera. Arcas vacías fue todo el botín de los griegos.
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Cuando se ausentaba de casa, Maru salía de su escondrijo. Iba al cuarto de baño y se adecentaba. Luego se dirigía a la cocina y desayunaba. Bebía un sorbo de leche y, si la bolsa de galletas estaba abierta, se permitía devorar dos o tres. Había muchos libros en la casa, pero a Maru no le gustaba leer. Ponía la tele y se quedaba toda la mañana viéndola. Siempre se cuidaba de dejar sintonizado el mismo canal que él había estado viendo. Al mediodía procuraba comer algo. Abría una lata de atún o terminaba algún resto de comida. Por la tarde esperaba a las cinco a oírle regresar para, en el último momento, volver a esconderse en el falso techo del armario empotrado.
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–Me dijo que había estado con Zeus.
–¿Con Zeus? ¿Y qué tiene eso de extraño? Zeus es un mujeriego, Anfitrión. Se habrá acostado con miles de mujeres. A mí María dijo que había sido visitada por el Espíritu Santo. ¡El Espírito Santo!
–Por todos los dioses, José. Sí, lo tuyo es peor.
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Dentro de la tarta de cumpleaños había escondida una sorpresa. Fue demasiado para su viejo corazón.
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A los 50 años, la presbicia le impidió seguir leyendo libros de caballería. Por eso Alonso Quijano decidió vivirlos.
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PARADOJA
Pasan lo mejor de su vida en un antro de mala muerte.
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–¿Puedo pasar la página?
–No, no te muevas.
–Llevo tres horas leyendo lo mismo.
–¡Calla! Y trata de poner cara de interés.
–Como si fuera posible. Déjame pasar a la siguiente página. Me estoy durmiendo.
–¡No bosteces! ¡Quieta!
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Hola, queríamos una pizza… No, no. Da igual… Vale. La hawaiana… Oiga. ¿Podría traérnosla aquel chico del pelo negro…? Sí, Chadli… Le esperamos…
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–¡Feliz cumpleaños, Cthulhito!
–Oh, casi me había olvidado.
–Es tu cuatrocientosmilésimo cumpleaños, ¿no?
–¡Qué va! Mi seiscientosmilésimo.
–Quién lo diría. Se te ve tan joven.
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–No podemos permitirlo. Debemos darles una lección a esos malditos troyanos.
–Estoy de acuerdo con mi hermano. Por mi parte, añado que la familia es muy importante: no dejaría que nadie tocara ni un solo cabello de mi querida hija Ifigenia. Demasiado sufrimos en la vida como para no tener paz y tranquilidad en el hogar. Si tengo algo que agradecerle a los dioses es haberme concedido una esposa fiel.
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De pronto se dio cuenta de que todo aquello eran molinos de vino, cueros de vino tinto, rebaños de ovejas, un ventero, una sirviente ordinaria, un rocín flaco, una bacía de barbero. ¡Qué prosaica era la vida con gafas!
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–¿Cómo estuvo la conferencia?
–Muy bien. La ponente estaba preparada. Hasta nos dio un handout.
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Comencé a utilizar una bombilla LED, pero no conseguí que se me ocurriera ninguna idea brillante.
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–¿En quién piensas?
–En Francesca.
–Pero ella te dejó hace veinte años.
–No, no me dejó.
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Inevitable. El hombre-araña cazó al hombre-mosca.
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Poe fue obligado a emborracharse y votar por el concejal Blackburn, que, una vez elegido, ordenó a la policía que limpiara Baltimore de borrachos, entre ellos Poe.
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TRAMPA
De vez en cuando, para que el artista del hambre estuviera cómodo en su jaula, le echaban paja, que era lo que comía cuando nadie miraba.
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Al abrir la caja negra del avión salieron a la luz los males de la compañía aérea.
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–¿Y cuándo descubriste que eras coulrofóbico?
–En la fiesta de mi sexto cumpleaños. Gracias a mi padre.
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Le dicen que van a tratar el conflicto del taxi, el problema de los alquileres, la situación política de Zimbabue, la Electra de Cacoyannis. El tertuliano les tranquiliza: claro que domina todos esos temas.
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–¿Y ese ojo?
–La segunda botella de champán.
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Hoy me siento bien, un Bartleby; no me apetece escribir.