viernes, 9 de agosto de 2019

Para la eternidad

Empuja. Empuja. Empuja. Cada paso le cuesta un esfuerzo supremo. Empuja. Sabe que la cima está cerca. Empuja. Empuja. Ya llega. Ya ha llegado. Espera. Algo insólito ocurre: la piedra se ha quedado inmóvil. Espera. No, no se mueve. Está sorprendido. ¿Qué está pasando? ¡Se suponía que el castigo era para toda la eternidad! Durante un instante, se queda mirando la piedra. Luego, hace lo que tiene que hacer: la empuja para que caiga colina abajo. La ve rodar. Aliviado, Sísifo baja para continuar.