martes, 5 de noviembre de 2019

Papelera

Arturo Pérez-Reverte: “Una señora de buenas intenciones pero más pesada y plasta que una novela de Belén Gopegui”.

Destituyeron al alcaide porque se le escapó una risa.
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Pipino el Breve, cansado de que le echaran la culpa de todo, decidió dejar de ser mayordomo.
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El dictador dejó establecido que le enterraran en la tumba del soldado desconocido.
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–Me despidieron por seguir el consejo de Robert Greene de ser un perfecto cortesano.
–¿Qué pasó?
–Me reí de un chiste malísimo de mi jefe.
–¿Y?
–Resultó que no era un chiste.
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AMANTES
La ciudad tardó poco en cubrirse de cenizas. La gente corría en todas direcciones, tratando de huir. Amulio, sin embargo, no tenía intención de escapar. Buscaba a Gabinia. A empujones se abrió paso por las calles. No hizo caso de los ladrones que iban cargados con los tesoros robados en las casas vacías. Ignoró a los ancianos que pedían ayuda. Hizo oídos sordos a las madres que le rogaban que tomase a sus hijos y los llevase al puerto. A Amulio sólo le preocupaba encontrar a Gabinia. ¿Dónde estaba? Por un instante estuvo tentado de salir de la ciudad. Entonces la vio: la joven caminaba desorientada por la calle de los Ceramistas. Se había colocado una tela sobre la cabeza para protegerse de la ceniza. Se acercó a ella. La llamó. Gabinia le miró desconfiada. Trató de alejarse, pero Amulio no se lo permitió. Se abrazó a ella y dejó que la ceniza les cubriera. Gabinia protestó durante unos instantes. Luego, comenzó a toser. Tardó poco en morir. Amulio siguió abrazado al cuerpo inerte. Lloraba de felicidad sabiendo que dentro de miles de años, cuando encontraran sus cuerpos, contarían historias de los amantes que habían afrontado juntos la muerte.
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Cuando estalló la rebelión, el faraón estaba construyendo un enorme panteón. El usurpador está enterrado en él.
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El terraplanista adujo problemas de conciencia para no viajar a las antípodas.
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PARADOJA
Tanta mentira es verdad.
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–¿Qué es eso que has robado?
–Un bebé.
–¿Un bebé? ¿Y para qué sirve?
–Había dos mujeres hablando de él. Una le decía a la otra que estaba para comérselo.
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El profesor de Matemáticas dividió al claustro.
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Felipe es muy hermoso, pero es idiota: se ha casado con una loca que se llama Juana.
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–Oiga. Tengo que decirle que estamos muy contentos con su servicio de mensajería. Es excelente. ¿Qué medio de locomoción utilizan sus mensajeros? Supongo que irán en bici o patinete eléctrico.
–Con el tráfico que hay en la ciudad, imposible. Nuestros mensajeros van andando.
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LA FURIA DE PATROCLO
Cuando oyó decir a Aquiles que Briseida era el ser que más amaba en el mundo, Patroclo, muerto de celos, entró en furia.
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Hoy la he visto… La he visto y me ha mirado…. ¡Hoy creo en los fantasmas!
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Lucía me dio un beso. No supe qué hacer con él.
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–La esencia de la vida –dijo el vampiro echándose un trago de sangre.
–La esencia de la vida –dijo el escritor célebre bebiéndose un trago de whisky.
–La esencia de la vida –dijo el lector constante abriendo el último libro de Stephen King.
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–¿Maestro?
–Sí, dime.
–¿Cuál es la esencia de la vida?
–Tener siempre una respuesta para todo, aunque sea estúpida.
–¿De verdad?
–Claro.
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Buscando la esencia de la vida, leyó las novelas de Bukowski, El principito, libros de autoayuda de Donald Trump, las obras completas de Raimon Panikkar, todos los cuentos de Borges.
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Me regaló una muñequera rojigualda. Le regalé una flor amarilla. Me regaló un libro de Pérez-Reverte. Le regalé un libro de Quim Monzó. Me regaló gel lubricante. Le regalé un fin de semana en un mas de la Garrotxa. Paz.
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A pesar de hacerse prémium, los algoritmos seguían sin emparejarle con una rubia de ojos azules.
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MARCOS 9, 43
Cuando vio a aquella hermosa mujer, tuvo oscuros pensamientos. Decidió abrirse la cabeza y arrancarse el cerebro.
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En su testamento, dispuso que sus huesos descasaran en un panteón. Sus herederos lo tomaron al pie de la letra. Antes de enterrarle, le descarnaron.
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MARCOS 9, 43
Cuando vio a aquella hermosa mujer, tuvo oscuros pensamientos. Avergonzado, comenzó a darse cabezazos contra una pared. Quería romperse el cráneo para arrancarse el cerebro.
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Fue capaz de resolver la tabla del 9 sin utilizar la calculadora. Ganó la cátedra.
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Ana María Shua: “Me propuse escribir diez microrrelatos por mes”.
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PARADOJA
Eva lleva taparrabos.
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Esa una bruja. Me dijo un beso y me convirtió en un sapo.
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Confundió a su amo con un murciélago común. Renfield tenía que ponerse gafas.
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–Es un Alcibíades.
–¿Maltrata a los perros?
–No. Le gustan los viejos.
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Era martes cuando le sorprendió el ocaso lejos de casa. Le atraparon.
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No tiene ni un pelo de pobre.
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–¿Qué ve?
–Usted es piscis, ¿no?
–Sí.
–Veo que un cáncer le dará problemas.
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Los blancos no saben nada de matemáticas, Kimeni. Tres leones y una gacela no son cuatro animales, sino tres.
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CAOS
Cretácico, hace 73 millones de años. Un dinosaurio insectívoro devora una mariposa. Hoy mismo. Yo escribo esta tontería de microcuento.
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–Está muy gordo el pobre.
–No será tan pobre.
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Robó a un ladrón. El juez le condenó a 102 años y un día de cárcel.
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Sabía mantener la equidistancia entre aves y cuadrúpedos. El murciélago fue nombrado alcalde.
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Aquel replicante perdió su infancia.
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PARADOJA
Aquel replicante tuvo una infancia feliz.
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Era martes cuando le sorprendió el ocaso. Los dos soles se ocultaron en el horizonte. Nunca creyó que algo así pudiera ocurrir. Sintió pánico.
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Cruzó la línea roja. Le internaron en un CIE.
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–¿Truco o trato? –me preguntan.
¿A mí? Truco, por supuesto. Soy alta hechicera del Consejo de Maléficas, bruja de nivel A1. Les doy a esos mocosos unos caramelos impregnados de esencia de belsasar que, en poco tiempo, les convertirán en tristes adolescentes.
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El juez le condenó a tres husos horarios de alejamiento.
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Su ex era tan insoportable que se alejó de él tres husos horarios.
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CONTRAFACTUAL
Vargas Llosa es elegido presidente de Perú. Ahora está en la cárcel por corrupción.
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CONTRAFACTUAL
1990. Vargas Llosa gana las elecciones presidenciales peruanas.
2010. Cormac McCarthy gana el Nobel de Literatura.
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Un fantasma recorre Europa: el fantasma del consumismo.
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–Colecciono cabezas.
–¿Tienes la de Santa Anna?
–Santa Anna no tenía cabeza.
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Se puso un pintalabios especial para aquella copa de vino.
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Sí, me encontré con los tres sabios, pero no me solucionaron nada. Mientras les exponía mi problema, Üks parecía pensar, Kaks no paraba de tocar el laúd y Kolm fumaba en pipa. El único que dijo algo fue Kolmteist, su criado.
–Son quinientas coronas por la consulta –me soltó.
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Se vistió de gala aquella noche: tenía una cita con un Vega Sicilia.
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El profesor de Matemáticas no pudo despejar la incógnita: ¿quién le había rayado el coche?
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–Con las encuestas, quieren animar a votar a los ciudadanos, ¿no?
–No, más bien embotarlos.
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–¿Eunuco o asesinato?
–¡Glup!
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–¿Eunuco o gurripato?
–Pues...
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Se tatuó mi nombre. Me cambié de nombre.
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–¿Qué pasa si me tatuara tu nombre en el brazo?
–Me cambiaría de nombre.
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–¿Quieres subir a tomar café?
–¿Qué clase de café?
–Café especial de Costa Rica.
–¿Lo mueles en casa?
–Sí.
–¿Y qué cafetera tienes?
–Una Krups.
–¿Una Krups? Mejor no.
–¿Sabes? En realidad no te invitaba a tomar café.
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–Mira, hermana. Las tengo todas: sorpresa, miedo, suplica.
–¿Y esa cara de no enterarse de nada?
–No me vio venir. Era ciego.
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Los tripulantes de la Bounty votaron de manera unánime a favor de embotar al capitán Bligh.
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Mi marido es tan bruto que no necesita gafas de lectura.
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Era martes cuando le sorprendió el ocaso. Cuando miró el cielo, lo vio completamente negro. Decidió que el miércoles crearía las estrellas.
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PARADOJA
El microcuentista pidió un milhojas.
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El teólogo trató de entrar. Pedro no le dejó.
–Pero ¿por qué? –preguntó el teólogo.
–Ya sabes: quien al cielo escupe… –respondió Pedro.
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Está preocupada. Su hija ha llegado a una edad en que la noche no sólo servía para dormir.
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Bebo para olvidar que, por culpa de la bebida, perdí mi familia, mi trabajo.
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PERO VALIENTE
Nosotros somos 300 y tenemos enfrente a 300.000 persas. Cada uno de nosotros tiene que matar a… ¿Alguien ha traído un ábaco?
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Fue detenido por verter lágrimas de cocodrilo.
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Sí, me encontré con los tres sabios, pero no me solucionaron nada. Mientras les exponía mi problema, Üks parecía pensar, Kaks no paraba de tocar el laúd y Kolm fumaba en pipa. Fue Kolmteist, su criado, el único que dijo algo:
–Son quinientas coronas por la consulta.
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PARADOJA
El próximo congreso de terraplanistas se celebrará en las antípodas.
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Se cortó la mano izquierda para no llevar reloj.
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Si el hábito no hace al monje, ¿el hábito de la lectura no hace al lector?
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Van Helsing estaba muerto de miedo: allí no había un vampiro, sino un fantasma.
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CUENTO DE TERROR
¿Dónde estás, musa?
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Messi ha regresado.
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Olvidé traer viagra.
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Tomó un viagra.
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No traje pilas.
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¿Y las balas?
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Ganó la ultraderecha.
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Ganó la ultraizquierda.
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Johnson, primer ministro.
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No hay aspirina.
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Uf, un escorpi…
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El viento frío le trajo el placentero aroma de madera quemada. Llegó a un claro donde crepitaba un alegre fuego. Un grupo de hombres se calentaban alrededor.
–¿Un ascua para un peregrino? –preguntó.
–Adelante –le invitaron-. Íbamos a cocinar.
–¿Qué?
–A ti.
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ALL THAT JAZZ
Aquella novia me dijo quizá no me convertiría en un gran amante, pero que, cuando me dejara, yo sería mejor amante que antes de conocerla.
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Curiosity killed the cat’s owner.
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LEXATIN
Vuelve a pedirme que le empuje, como todas las noches. Siempre lo hago, desde luego. Cualquiera sabe lo que podría ocurrirme si le ignorara; tal vez me volvería loco. Aunque, la verdad, admito que resulta fascinante verle caer agitando sus pequeños brazos; sólo echo de menos oír, cuando choca contra el suelo, el golpe que me estremeció la primera vez. Cuando todo termina, regreso al dormitorio donde Laura, gracias al Lexatin, duerme profundamente sin sospechar que su hijo ha venido de nuevo a molestarnos a la cama.
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–Pobre muchacho. ¡Qué audacia la suya! No se puede negar que era valiente. ¿Cómo decías que se llamaba, Athos?
–No recuerdo su nombre, Porthos. ¿Tú lo sabes, Aramis?
–Se llamaba Dargent, D’Anselme o D’Albertin.
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¿Quién fue el primer clon, Adán o Jesús?
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No hicieron caso de los avisos. El clima se volvió loco. Lo mismo llovía torrencialmente que no caía una gota en tres años. En su ingenuidad, creyeron que era un castigo divino. Preferían esa explicación a hacer caso a las advertencias de los sabios. Era la consecuencia de haber maltratado la naturaleza. Un día llegó la gran ola. Y se tragó la Atlántida.
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La noche acabó con un buenos días.
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–¿Cómo terminó la cita?
–Creo que muy bien. Acabó con un buenos días.
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Por principio no me gustan los hombres que me miran el escote.
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–Zeus.
–Sí, Dánae.
–Eres asqueroso. Te dije lluvia de oro, no lluvia dorada.
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Los gustos de mi vecina van degenerando. A su primer novio le gustaban Bach y Mozart. El nuevo es fanático de Camela.
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Leda tuvo que inventar una historia increíble para que el tribunal no le condenara por zoófila.
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JUSTICIA POÉTICA
Galatea amó al que le dedicó la égloga mejor escrita.
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Per culpa d'Espanya hem perdut el seny.
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Espanya ens roba la raó.
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–Le dije que iba a comprar tabaco.
–Pero si tú no fumas.
–Pensé que la echaría de menos. Así que acabé comprando tabaco de picadura.
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¿El dinero hace la felicidad del avaro?
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PARADOJA
El microcuentista era aficionado a la macroeconomía.
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Naufragó en un vaso medio lleno de vino.
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El sheriff puso un cartel a la entrada del pueblo: Quien mata, paga. En aquel pueblo no había tiroteos.
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–¿Qué tal tus vecinos?
–Fatal. El del 5º D es insoportable.
–¿Tiene perro?
–Peor. Le gusta el perreo.
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DENIVIANA
A menudo un alcalde es un activista que hizo carrera. A menudo un activista es un nini que no la hizo.
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San Pedro no le dejó pasar porque no fue capaz de mostrarle ninguna cicatriz.
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Aunque a veces se tome su tiempo, confió siempre en el olvido.
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PARADOJA
El rey Tritón desterró a la sirena.
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EL ENOJADO
Las más guapas se las quedan los funcionarios.
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Después de largas deliberaciones, el Sanedrín decidió que, en vez de crucificarle, Jesús tendría que volver a la carpintería.
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Los socialistas dejaron tranquilo a Franco 36 años en su sillón y 44 años en su tumba.
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Lo que más me gusta de Lorenzo es que me da mi espacio. Por ejemplo, hace tres meses me dijo que salía y aún no ha vuelto.
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Ulises se engañaba a sí mismo. Se decía que esa carne tan deliciosa que le daba a comer Circe todos los días era de cerdo.
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Escribir en su diario todo lo que le pasaba se había vuelto tan aburrido que procuraba que no le pasara nada.