Ingmar Bergman: “¿Sabe usted lo que es hacer cine? Ocho horas de duro trabajo cada día para obtener tres minutos de película”.
El embajador Ka-Muntu observó cómo la nave aterrizaba. Con precisión, el piloto la posó en la pista. Estaba nervioso, pero al mismo tiempo esperanzado: después de todo, en todas las culturas sopla el mismo viento y se escuchan las mismas voces. El embajador descendió de la nave. Una lanza se le clavó en el tórax. El neandertal se acercó para rematar a aquella extraña criatura.
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Estaba tan avergonzado de mi árbol genealógico que tuve que talarlo.
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Aquel microcuento era magnífico. Merecía ganar. Le dio su voto. Entonces, al releerlo, advirtió que le faltaba una tilde.
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Cuando le dijeron que tenía que infiltrarse entre aquellos friquis informáticos, se tocó los granos y comprendió por qué le habían elegido.
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EL COLMO
Lot tenía hipertensión.
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–¿Me han condenado a muchos años?
–A ti te gustaba Stephen King, ¿no?
–Sí.
–Pues podrás releerlo tranquilamente en la cárcel.
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Aquel caballero era guapísimo. Le guiñé un ojo al dragón para que se dejara vencer.
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–¿Cómo le aguantas?
–Bueno, el cura dijo que estaríamos juntos hasta que la muerte nos separase, no toda la eternidad.
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–Ayer estuviste en la reunión de Litigantes Anónimos, ¿no?
–Sí.
–¿Bien?
–Pues, la verdad, no. Estaba hablando y un tipo muy grosero me interrumpió. Tuve que demandarle.
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–Goethe murió enmendándole la plana a Dios.
–¿Sí? ¿Qué hizo?
–Pidió más luz.
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–Casémonos.
–¿Casarnos? ¿Es que no estamos así bien? ¿Qué nos falta?
–Si no nos casamos, no podremos divorciarnos.
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Fabulistas y filósofos coinciden: las tortugas siempre ganan.
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Dejó el ejército. Se hizo historiador militar. Ahora gana todas las batallas.
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–Hablo en sueños.
–No importa. A mí no me gusta escuchar.
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Se dice a sí mismo que sigue una dieta estricta. Así no se preocupa por no tener nada que comer.
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Renbo Kama, el curandero, me dijo que tenía que vigilar mi alimentación. Me aconsejó que fuera vegetariano el próximo explorador que me comiera.
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LA SOLEDAD DEL VELOCISTA
Iba tan rápido que no le daba tiempo de conocer a sus rivales.
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Grabé en el tronco un corazón, su nombre y el mío. Por supuesto, no me esperaba que me llamara torturador de árboles.
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EL COLMO
El heredero al trono tuvo que entregar dos provincias en concepto de impuesto de sucesiones.
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Mi cuñado no es un 75 % agua, sino mala leche.
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Lo malo de ser un cabezón es que siempre se te está rompiendo la goma de la mascarilla.
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Conociendo a mi cuñado, estoy seguro de que le vendió su sentido del humor a alguien.
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QUEMADA
El vibrador se cortocircuitó.
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Empezó a hacerme preguntas. ¿Te gusta escribir? (Sí.) ¿Escribes? (No mucho.) ¿Te gustan los paréntesis? (Pues claro.)
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EL COLMO
Para la literatura castellana, el Quijote fue un paso de gigante.
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Cuando los barcos, después de un travesía interminable, llegaron a unas islas que sus hostiles habitantes llamaban Jaguay, Colón ordenó virar y regresar a Castilla.
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El bot me ha troleado.
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El sultán ordenó que le cortaran la cabeza a su catador, que estaba cada vez más gordo, mientras que él pasaba hambre.
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MEMORIA DEMOCRÁTICA
Agapito García Atadell era un demócrata; Melquiades Álvarez, un fascista.
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LA PATA DEL MONO
Yo seré manco, pero ya veréis que mala suerte tendréis vosotros.
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TODO TIEMPO FUTURO
Cualquiera sabe cómo será.
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Había tantos pecados que expiar que necesitaron tres chivos.
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La vida es ensueño.
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Los narcos le ofrendan una buena cantidad de cuerpos. Tláloc les favorece.
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Nadie se decidía a besar a la Bella Durmiente. Sus labios estaban resecos, agrietados.
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Fue un error cultivar maíz con ADN humano: ahora las mazorcas se atacan entre sí.
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–Houston, tengo un problema.
–Pues cuando aterrices pide cita con el psicoanalista.
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Le di un abrazo y me emocioné tanto que no pude evitar besarle. El árbol me golpeó con una de sus ramas.
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Cuando el rastreador me llamó para preguntarme si había tenido contacto con Rosana Fernández, le dije que sí, que por supuesto que éramos amigas. ¿Quién sería esa Rosana Fernández?
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Leí: Visita el ático, enamórate. Lo hice, pero el enamoramiento acabó cuando vi el precio.
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Proverbio chino: Gato bien alimentado no mata ratones.
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En el cielo no existe el tiempo. Kant se siente en el infierno.
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EL COLMO
Después de hacer frente a la primera ola, Fernando Simón se va a surfear.
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A los quince años leyó la Biblia: qué aburrida. La releyó a los veinticinco: cuánta acción. Volvió a ella a los cincuenta: qué sabiduría.
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–¿Por qué tienes dos cepillos de los dientes eléctricos?
–Me siento tan sola, mamá.
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Perro ladrador, Quijote cabalgador.
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Si existe la transmigración de almas, espero que la mía tenga mejor suerte.
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–Querubín, ¿qué te pasó?
–Ya sabes: yo guardaba las puertas del Edén, pero cuando Elohim lo cerró me quedé sin trabajo.
–Ah.
–He hecho de todo. Jornalero, minero, batelero… Ahora no estoy mal.
–¿Qué haces?
–Conduzco un taxi.
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¿Cómo iba a sospechar que acabaría en el infierno por gastarle una broma inocente a Dante?
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Camino de Damasco, Saulo se cayó del caballo, se rompió el cuello y murió.
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A los robots no les gusta que se cosifique a los vibradores.
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–¿Y Pescatore?
–Con los peces.
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Nerón tocaba la lira. Fernando Simón buceaba.
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Tenía las manos sucias. Comenzó a lavárselas. Descubrió con horror que se las había borrado.
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Los militantes de Podemos son perfectas marionetas: se mueven sin hilos.
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“Podemos estar inmensamente felices con nuestra vida hasta que descubrimos que alguien que ni siquiera nos cae bien tiene más que nosotros.”
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LAS RAZONES DE JUDAS
Pudo hacerlo. Transformó el agua en vino. Multiplicó los panes y los peces. ¿Qué le hubiera costada convertir los denarios en áureos? ¿Tan difícil le habría resultado multiplicar los sestercios?
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–¿Sabes que quemaste un retablo del siglo XVI?
–Sí.
–¿Por qué lo hiciste?
–Para calentarme los pies.
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Después de que el presidente le prometiera llevar el AVE a Teruel, releyó los presupuestos y los encontró aceptables.
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–Deseo que contraigamos matrimonio.
–¡Qué ilusión, Gauzlino! Edificar una vida juntos. Compartir experiencias, recuerdos.
–Calla, calla. Lo has malinterpretado, Regina. Si nos casamos, podremos divorciarnos.
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–¿Lo arreglaste?
–Sí.
–¿Soborno?
–Cuchillo.
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Cuando repitió que había releído El Capital varias veces, comprendió que era un caso perdido. Lo envió al Gulag.
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Destruyen el antiguo templo y allí mismo construyen una iglesia. Los fieles rezan. A Huitzilopochtli le resultan extrañas las oraciones: no sabe por qué le llaman Jesús.
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La NASA admite que ha encontrado más vida bacteriana en una mascarilla usada que en Venus.
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–Querubín, ¿dónde dejaste las alas?
–Las olvidé en casa.
–¿Y ahora cómo te vas a mover, en Uber?
–Tampoco tengo móvil. Tendré que llamar a un taxi.
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–Guardamos una reliquia: el brazo incorrupto de San Lorenzo.
–¿A San Lorenzo no lo quemaron?
–Es una reliquia milagrosa.
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–Querubín, qué guapo.
Su tía no paraba de manosearle, de besarle. Ya no pudo aguantar más. Tenía que regresar a casa de sus padres, que le ignoraban. Llamó a un taxi.
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–Estoy enamorada de esa pared.
–Pero, chica, que está aquí delante tu novio.
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LA SUERTE DE LA FEA
Encontró un cirujano plástico genial.
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Perdió cinco años en el ejército, los mejores años de su vida. Y ahora está muerto.
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Cuando le dijeron que el autor era Cela, el jurado releyó la novela y la encontró más interesante.
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Al rey le gustaba tanto navegar, viajar, el lujo que dejó de ser rey.
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GUARDAESPALDAS
–Señor Mancuso, seré su sombra.
–Pues como no pierdas algo de barriga no te contrato.
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Pedro Sánchez no tiene ética, pero sí moral.
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En el colegio se burlaban de él. Le costó encontrar trabajo. Pero estaba agradecido al acné. Gracias a él se había convertido en escritor.
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LÓGICA PROPOSICIONAL
1. Pedro Sánchez lamenta el suicidio de un terrorista.
2. Mohamed Atta fue un terrorista que se suicidó.
3. Pedro Sánchez lamenta la muerte de… No, no puede ser.
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A don Agapito le gustaba vivir peligrosamente: siempre cruzaba la calle cuando el muñequito verde empezaba a parpadear.
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–¿Por qué estás en la cárcel?
–Se me ocurrió decir que el pasto es verde.
–¿Cómo pudiste?
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–Diga.
–¿Es Spider-Man?
–Sí, pero ¿cómo ha conseguido este número?
–Eso no importa. ¿Podría ayudarme?
–Pues claro. Diga. ¿Cuál es su problema?
–Tengo en casa una plaga de moscas.
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–Tamara, ¿por qué recomiendas tu novela?
–Porque me gustó tanto la primera vez que la leí que la releeré cuando saqué algo de tiempo.
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Aquel guardaespaldas era su sombra. ¡Qué incómodo resultaba tenerlo en la cama!
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Dice que le gusta leer, pero nunca ha querido leer mis labios.
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Después de aquel feo acto, mira con malos ojos al príncipe y lo convierte en sapo.
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–¿Por qué te hiciste abogado de robots?
–Por comodidad: sólo tuve que aprender tres leyes.
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–¿Te gusta García Márquez?
–Me parece un escritor excelente. ¡Qué manejo tiene de las palabras!
–¿Y Cela?
–Tiene páginas inolvidables.
–¿Y qué me dices de Vargas Llosa?
–Nada. Yo sólo leo a escritores muertos.
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PARADOJA
El pasado nunca pasa del todo.
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Después de releer cinco veces la carta del embajador japonés, se dieron cuenta de que preguntaba por las condiciones para la rendición.
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PARADOJA
La mujer de Lot era muy siesa.
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El 13 % de Juan Carlos Monedero es una neurona.
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Me ha regalado una Thermomix. ¿Es romántido o no es romántico?
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CABALLO VIEJO
Se casa a los 56 años con una mujer a la que conoció hace cuatro años. Tienen una hija de 3 años a la que reconoció hace uno.
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Después de que su hijo Friedrich, que había leído Werther, se suicidara, Johann Niemann presentó una demanda por responsabilidad penal contra Goethe.
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Harto de vivir entre sombras, se arrancó los ojos.
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UN MISTERIO
De su biblioteca había desaparecido un libro de Agatha Christie. No sabía qué libro era, ni quién lo había cogido.
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–Gómez, tráigame el currículum de Luis León. Voy a releerlo.
–Pero ¿no lo había descartado?
–Resulta que es el sobrino del director gerente.
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–¿Dónde está el gallo?
–Lo hemos sacrificado.
–¿Por qué?
–Ese degenerado puso un huevo de oro.
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Grey, 50 sombras, y yo, ninguna.
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Escribía 10.000 palabras todos los días. Siempre las mismas.
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Espetó a los indígenas que, enfadados, le espetaron y se lo comieron.
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CONVERSACIÓN EN LA SALA DE PROFESORES
–¿No decían que no iban a dejar huecos? Me han dejado cuatro horas de hueco.
–¡Qué suerte! A mí me han dejado cinco.
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El profesor del taller de novela le dijo que el inicio estaba bien, pero que la historia decaía demasiado pronto. Necesitaba introducir un conflicto.
Le hizo caso. Imaginó una serpiente, que convencería a la mujer de que comiera el fruto del árbol prohibido.
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EL COLMO
La desescalada fue en V.
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Y dijo:
–Sea la sombra.
Y la sombra fue. Y volvieron las tinieblas.
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CONVERSACIÓN EN LA SALA DE PROFESORES
–Es cortesía de los Departamentos dejar libros a los hijos de los compañeros.
–Es cortesía avisar a los jefes de Departamento de que se ha cogido un libro.
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Una vez más, Jerry escapó de Tom, pero no vio a la lechuza.
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–Algo le pasa a la licuadora. No funciona.
–¡Qué pena! Ya no podrás hacerme zumo de ortigas.
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CÓMO VENCÍ AL CORONAVIRUS, DE FERNANDO SIMÓN
Libro de fantasía.
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MINORÍA ABSOLUTA
No tiene ningún escaño en el Congreso de los Diputados.
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Satanás está desesperado: los hombres han convertido el infierno en un infierno.
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–Querubín, serafín, trono. Diga: ¿qué prefiere ser?
–Soy poco religioso.
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Romeo y Julieta discuten continuamente. ¿Por qué él es un Montesco y ella una Capuleto? ¿Por qué llevan casados veinte años?
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El emperador estaba descontento con el maestro de sombras. Ordenó que le cortaran los dedos.
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Las verdades de Hitler eran como bombas.
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Según el artículo 18 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, tengo derecho a la libertad de pensamiento y de conciencia. Y mi conciencia me dicta que no debo llevar mascarillaaaaaaaggggg
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–Necesitaba vacaciones. No daba para más.
–Y, si no daba para más, ¿por qué no se las tomó en enero?
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Si los del Real se metieran en una clase de la ESO, liarían la de la Bastilla.
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Dime de lo que presumes y te diré lo que mereces.
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Me contó que estudiaba dermatología. ¡Qué bien! –le dije–, porque yo tengo acné. Y ya no quiso seguir chateando conmigo.
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Tres años después, ordenando papeles, se encontró con el programa electoral del partido al que había votado. Releyéndolo, se echó a llorar.
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Kant recorre Koenigsberg todos los días para que sus habitantes tengan en hora sus relojes. Eso sí, lleva diez años sin escribir un libro.