–Su DNI, por favor.
–Tome.
–Y el suyo.
–Aquí está.
–A ver… El suyo acaba en 37, pero el de su marido termina en 16. Él tendrá que abandonar la calle.
–¿Qué quiere decir?
–Ustedes no son de aquí, ¿no?
–No. Hemos venido a hacer las compras de Navidad.
–Hace poco el ayuntamiento aprobó una nueva ordenanza. Como esta calle se llena en diciembre, decidió que sólo podrían pasar por ella usuarios y usuarias cuyo DNI acabe en par los días pares y en impar los días impares.
–¡Absurdo!
–Quien incumpla la ordenanza podrá ser sancionado con hasta 600 euros. Usted puede continuar, pero su marido tiene que abandonar la calle.
–Hemos hecho 150 kilómetros para venir a hacer las compras navideñas y ahora me dice que…
–Da igual, Julia. Yo me meto en alguna cafetería y me pongo a leer el periódico.
–No, no. Voy a poner una reclamación.
–Señora, siempre pueden ir a un centro comercial. Ahora, circule.
–Esto no quedará así. Se van a enterar. Y tú, Jaime, borra esa ridícula sonrisa de tu cara.