–¿Me estás diciendo que falta dinero? ¿Cómo ha podido suceder?
–En sentido estricto, no falta dinero. Todos los gastos están justificados, pero desde que llegamos aquí hemos reducido los ingresos.
–Te nombré tesorero porque confiaba en ti. Lo sabes, ¿no?
–Sí, lo sé.
–Quiero que resuelvas el problema de manera inmediata. Inicia una campaña de captación de fondos, exige a nuestros seguidores que paguen una cuota… Haz lo que sea necesario.
–Lo haré.
–La próxima vez que me rindas cuentas, Judas, quiero que este desajuste presupuestario de 30 monedas de plata se haya solucionado.
–Sí, rabí.
Microrrelato que llegó las deliberaciones finales en la categoría en castellano de la convocatoria de diciembre de 2018 de La Microbiblioteca