martes, 5 de marzo de 2019

Papelera

José Luis Zárate: “Cuando despertó, el dinosaurio seguía ahí, en la vitrina del museo de todo lo extinguido, que compartían”.

Lot no podía echarle sal a la comida.
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El alienígena verde se ha puesto gris. Algo debe haberle enfadado.
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El viajero fue el dios de la tribu de caníbales hasta que la linterna se quedó sin pilas.
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TESTAMENTO
Sólo dejo deudas. Pueden repartírselas como mejor les parezca.
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¿Todos los malos poetas son como Nerón?
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La última mujer del mundo está sola en el mundo. Llaman a la puerta. Es el robot cartero.
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Encendió la linterna del móvil. El conde se esfumó.
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ALDRICHIANA
Una mujer está preparando sola una fiesta de cumpleaños. Sabe que no hay nadie más en el mundo: todos los otros seres han muerto. Suena el timbre. Abrí la puerta y me sorprendió con una magdalena con su vela.
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La Iglesia condenó a Vlad Dracul por empalar a un joven turco.
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La última mujer del mundo está sola en el mundo. Llaman a la puerta. Es el pedido de Zara, por fin.
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Lope de Vega consiguió que Cervantes fuera condenado por plagiario: había introducido en su Quijote a Álvaro Tarfe, un personaje del Quijote de Avellaneda.
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El último hombre sobre la Tierra está sentado a solas en un restaurante.
–¿Qué va a tomar de primero? –le pregunta el camarero.
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Antonio Muñoz Molina se encuentra en el más allá a Miguel Delibes. Inevitablemente hablan mal de Camilo José Cela.
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ARCO
Ofreció 400.000 euros más IVA por quemar a aquel artista.
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POSTIZO
Tom Cotton acaricia el pelo de Marleny Josefina Gutiérrez y besa a la que será su esposa, Debbie Murkowski.
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Cuando vio a la Muerte vestida con una casaca, unos calzoncillos y unas calzas fucsias, se murió de la risa.
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El último hombre sobre la Tierra está sentado a solas en un restaurante. Espera impaciente a que le tomen la comanda.
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Pensé en una lámpara maravillosa. Imaginé que la frotaba. Me figuré que un genio salía de ella en medio de una gran nube de humo. Me dijo que podía elegir dos deseos. Deseé perder años y a Charlize Theron. Llamaron al timbre. Abrí la puerta y me sorprendió con una magdalena con su vela.
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PARADOJA
Colorado vota azul.
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Red Sonja le lanzó un beso. Durante días, Conan sufrió el síndrome de la boca urente.
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Teseo lleva en una mano la linterna y en la otra el ovillo. Necesitaría una tercera mano para llevar la espada que podría salvarle.
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–¿Un último deseo?
–Fumar un cigarrillo.
El capitán, solícito, se lo enciende y se lo pone a los labios. El condenado fuma. El capitán y los soldados del pelotón esperaron casi diez minutos a que el condenado terminara.
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CRIPTOMACHISTAS
Sé que piensan piropos cuando me ven pasar por la calle.
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Shlomo Gaut vel Hartman duda. ¿Nueva York o Buenos Aires? Finalmente se decide y, como consecuencia, Sergio Gaut vel Hartman nunca ganará el premio Hugo.
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IRONÍA
Marinetti es el pasado.
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Sólo escaparon del meteorito los dinosaurios que pudieron salir volando.
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Fernando VII juró la Constitución por imperativo legal.
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ARCO
Pintó Las meninas de blanco. El cuadro, sin embargo, pasó desapercibido.
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–¿No te disfrazaste en el Carnaval?
–Sí, sí que me disfrace.
–¿De qué?
–De hombre invisible.
–No te vi.
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El cirujano cortó el prepucio por lo sano.
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PRINCIPIO DE PETER
–En el día de hoy, compañeros, habéis perdido un buen general y habéis hecho un mal césar –dijo Saturnino.
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–¿Por qué no has ido a su entierro?
–Porque estoy seguro de que él no irá al mío.
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Diógenes se paró con su linterna delante de un espejo. ¡Por fin había encontrado a un hombre!
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Obama iba a cerrar Guantánamo y Sánchez iba a quitar las concertinas de Ceuta y Melilla.
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–César, los egipcios han apagado la luz del faro.
–¡Maldición! La flota de Quinto Marcio está a punto de llegar con los refuerzos. Los barcos van a chocar contra los bajíos… ¡Encended la biblioteca!
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RADICAL
Dio a su vida un giro de 540º.
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–Mamá, me aburro.
–Enciende la tele.
–Me dejas el mechero.
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Se comió una lechuza que se había comido un ratón que se había comido al barón Ludwig Joseph von Bömelberg. ¡Puaj!
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Los blatodeos podían respirar tranquilos. A pesar del catastrófico fallo en el disfraz, la infiltración no había sido descubierta. Nadie tomó en serio el relato periodístico que había escrito un tal Franz Kafka. Los humanos pensaron que la historia de Gregorio Samsa era fantástica, alegórica, falsa.
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–Diógenes, ¿para qué quieres esa linterna?
–Necesito encontrar hombres.
–¿Y no necesitarías también pilas?
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–¿Por qué dices que fue un gobierno flébil?
–Porque el presidente era débil.
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Necesitaron siete camisas de fuerza para reducir al hombre que sufría desorden de personalidad múltiple.
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Berliner Rundschau, 31 de enero de 1933.
Herr Hitler, el nuevo canciller, que ayer juró su cargo, manifestó a la prensa que en doce años a Alemania no la va a reconocer ni la madre que la parió.
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–¿Por qué no te casas?
–Espero a la mujer ideal.
–¿Y crees que llegará?
–Soy realista. Por supuesto que no.
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–Quien esté libre de pecado que tire la primera piedra.
Y diez fariseos se pelearon por tirar la primera piedra.
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Vino otra vez para volver a salvar a la humanidad. Le encerraron en Guantánamo.
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La policía le detuvo por estar armado de paciencia.
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IMPOSIBLE
Dadme un punto de apoyo y moveré esas torres de asedio romanas.
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El coronel, que perdió ambos brazos en la batalla de Nasguaitó, no tiene quien le escriba la solicitud de pensión.
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Era una playa textil. Estaba completamente cubierta de toallas.
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Ejemplo de redundancia: El último hombre sobre la Tierra está sentado a solas en una habitación.
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El espeleólogo decidió que, si salía de allí, no recomendaría en su Instagram aquella linterna que le había regalado el fabricante.
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PROFESIONALIDAD
El escritor de obituarios escribió el suyo.
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¿De qué se quejan los aztecas? Les tratamos de la misma manera en que los romanos nos trataron a nosotros, los celtíberos.
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–¿El restaurante?
–Delicioso.
–¿El cine?
–Entretenido.
–¿El pub?
–Encantador.
–¿La cama?
–Flébil.
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Creyó ver luz al final del túnel. Se engañaba. Al final del túnel había un espejo.
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–¿Qué estás leyendo?
–El libro de Michelle Obama.
–Te voy a destripar el final: Barack Obama no cierra Guantánamo.
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La Muerte no soporta a los que están llenos de vida.
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METAFOREANDO
El arco parlamentario nauseó una flecha deletérea al bolsillo de los españoles.
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–¿Qué hace ese traje ahí colgado?
–Mi decorador me dijo que tenía que vestir la pared.
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En venta: calcetín agujereado, sólo usado una vez.
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–Comandante Gagarin, ¿qué puede decirnos de su excursión espacial?
–He descubierto algo asombroso: la Tierra es redonda.
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EL COLMO
Sir Robin de Locksley ordenó colgar a todos los furtivos que cazaran en sus tierras.
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La muerte ya había llegado cuando la Muerte llegó.
–Me hago vieja –dijo.
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En venta: Biblia del emprendedor, sin usar.
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Noé, que no era carpintero, tuvo que encargar el arca a una empresa española. Lo peor no fue el sobrecoste, sino el incumplimiento de plazos. Noé, su familia y todos los animales terrestres se ahogaron.
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Mi hermano se cayó al pozo de la mina.
–¡Socorro! –gritó.
Le arrojé la linterna a la cabeza.
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En venta: prueba de embarazo, sin usar.
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PROMISCUO
Ha perdido la cuenta de todas las mujeres a las que no se ha llevado a la cama.
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La Muerte denunció al asesino por intrusismo profesional.
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Malthus se tomó Una modesta proposición en serio.
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–¿Y qué tal en la cama?
–Flébil.
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–Te fastidias. La lechuza llegó antes que tú –le gritó el ratón a la Muerte.
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Soy un genio: entre todas las decisiones posibles siempre elijo la peor.
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Schahriar, que había leído el Calila y Dimna, ordenó a la mañana siguiente decapitar a Scheherezade.
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Cuando nos encontramos a solas en la habitación, comenzamos a lanzarnos reproches. A gritarnos. De pronto, él acercó su boca a mis labios. Yo se los mordí. Me acarició la espalda. Le pellizque el brazo. Porque nos amábamos, éramos enemigos.
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Juan, el de la posición avanzada, me hizo señales con la linterna: ¡Ayuda! Decidí entender: Todo en orden.
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EL INMIGRANTE
–¿Algo que declarar?
–Nada.
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FIRST DATES
Él adoraba a Anubis; ella, a Bastet. No hubo una segunda cita.
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Cometió tantos pecados que su juicio final se hizo interminable.
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–¿Por qué estás aquí?
–Por culpa de una linterna sorda.
–¿Y cómo fue eso?
–La llevaba un policía en la mano.
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BUSINESS AS USUAL
Mahoma trató de tranquilizar a los mercaderes de La Meca: las caravanas seguirían llegando a la ciudad.
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Para hoy se espera tiempo tranquilo y temperaturas agradables. Noé ha tenido que aplazar la salida.
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–¿Y cómo lo hacemos, Kong? –preguntó Ann Darrow.
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EL INMIGRANTE
–¿Trae algo?
–Sólo ilusión.
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Encendió la linterna debajo de las sábanas. Le dio un susto de muerte al monstruo de debajo de la cama.
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Muerto Han Solo y Rick Deckard, ¿cuándo le llegará el turno a Indiana Jones?
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Sólo un praguense sobrevivió a la explosión nuclear: Gregorio Samsa.
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–¿Ya no quieres vivir en la utopía?
–No, ahora prefiero la inopia.
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El mago llevó a su hijo a la playa y le hizo un castillo de arena en el aire.
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No le hizo gracia encontrarse un pez payaso en el plato.
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Lo único que encontraron del viajero en el tiempo fue su linterna, que estaba enterrada en una montaña de excrementos de dinosaurio.
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Como esto no mejore pronto, ser del Madrid va a ser lo mismo que ser del Atleti.
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Pierre Menard compuso la Quinta sinfonía de Beethoven. No logró estrenarla.
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–Houston, tenemos un problema.
–¿Qué pasa?
–Desde aquí arriba vemos que… ¡la Tierra es plana!
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EL MIGRANTE
Vengo de donde no querían que me fuera y voy a donde no quieren que vaya.
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–¿Le diste el corazón?
–¡Qué dices! Le di la espalda.
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El Cielo fue multado por no tener salida de emergencia.
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EFECTO PIGMALIÓN
Se hizo viejo porque le veían viejo.
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ZARATIANA
Cuando despertó, la enfermera sin rostro todavía estaba allí.
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–¿Y cómo considera su estilo?
–Flébil.
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¿La píldora poscoital es para situaciones embarazosas?
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Encendió una linterna y me convertí en un iluminado.
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Leí una novela de misterio, que hasta la última página no se desveló: era… yo.
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–¿Estado, señora Colau?
–Supongo que, de momento, España.
–Me refiero a su estado civil.
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El Novísimo Testamento estará escrito en chino.
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–¿Te dio el corazón?
–Casi. Me dio la espalda.
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Todas las mañanas, el papirofléxico dobla a su mujer y la guarda en el cajón de la mesita de noche.
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La luz de la linterna se acercaba. Me eché en el suelo. Comencé a temblar. El haz oscilaba. Pasó de largo... No.
–Policía. ¡No te muevas!
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–¿Qué hace ese traje de Armani ahí colgado?
–Leí en una revista de decoración que hay que tratar de vestir las paredes con estilo.
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Toqué inadvertidamente a aquel demonio. Sentí un dolor urente en la mano. Antes de que comprendiera que no era un disfraz, se había esfumado.
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Ha pasado ya tanto tiempo que la montaña es una colina, aunque Sísifo no se ha dado cuenta.
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–¿Qué te hace pensar que voy a aceptar tu invitación a tomar café?
–Leo a Nietzsche.
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El filósofo mezcló las preguntas y las respuestas.
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Dick el Irlandés me dijo que Jim Crapo le había preguntado mi dirección. Sospeché que no me había perdonado aquel asunto de los muelles, a pesar del soplo de las carreras que tanto dinero le hizo ganar. Quiero decirles, con todo esto, que estaba preparado para su visita. Cuando un día sonó el timbre, agarré la pistola. Abrí la puerta y me sorprendió con una magdalena con su vela.
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His toe is now a finger.
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–¿Qué te pareció El banquete?
–Sócrates no paraba de hablar. ¿Comió algo?
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Houston, tenemos un problema. Las tropas de Santa Anna rodean El Álamo.
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ROLES CAMBIADOS
Yo le regalé un libro de Lucia Berlin. Ella me regaló un libro de Charles Bukowski.
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Un poco antes de despedirnos, me rozó la pierna con la punta de sus dedos. Después de dos semanas, aún siento la urente sensación de su caricia.
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–Me atacó el sueño.
–¿Y cómo te defendiste?
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Para congraciarse con su madre, cogía un libro de Luis García Montero de la biblioteca y una linterna y fingía leer debajo de las sábanas.
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–¿Quieres algo?
–Una linterna.
–¿Acaso creer que una linterna va a ayudarte a salir de aquí, McGyver?
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UCRONÍA
Compró en oferta un iPhone XS Max. Sólo le costó 13 ducados y 9 reales.
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–Plácido, ve encendiendo el microondas.
–¿Dónde está el mechero?
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Y dijo:
–¡Hágase la oscuridad!
Y la oscuridad se hizo.