jueves, 20 de junio de 2019

Papelera

Jaime Muñoz Vargas: “Fracasé. Soy, como todo mundo lo sabe, un perfecto desconocido”.

ECLESIASTÉS 12, 12
Nunca se acaba de escribir más y más microcuentos.
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OCHENTA AÑOS DE PAZ
El abuelo les contaba las batallitas del tatarabuelo.
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Compré una estantería en el Ikea. Tuve que pasarme al libro digital.
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No me habría importado que Marco me mordiera, pero cuando se convirtió en zombi quedó muy desmejorado.
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Dios no tuvo que castigar el orgullo y la soberbia de los hombres porque estos, en su estupidez, encargaron el diseño de la torre de Babel a Santiago Calatrava.
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–Frgg tenía un puño infalible. ¿Cómo pudo perder?
–Porque Httkmn tenía una Smith & Wesson Modelo 29.
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Cuando el exiliado español escuchó la explosión del Popocatépetl y vio la columna de humo, se sintió por fin como en casa.
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Yo vi el mundo antes de que hubiera bestias. Yo vi aparecer las primeras bestias. Yo vi a los hombres surgir de las bestias. Yo vi al primer hombre que talló una piedra, al primero que inventó una historia, al primero que imaginó a un ser parecido a mí.
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Al despertar una mañana después de un sueño, la verdad, bastante tranquilo, Yézhov se encontró con la sorpresa de que Stalin decía de él que era un repugnante piojo.
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Yamuja (1162, Mongolia – 1220, Bujará). Gur Jan (‘soberano universal’) de los mongoles en 1201, después de derrotar a Temuyín, caudillo de los jamag, emprendió campañas que le llevaron a conquistar el norte de China. En 1220, cuando atacaba el Imperio corasmio, resultó muerto mientras sitiaba la ciudad de Bujará. El Imperio de Yamuja se descompuso rápidamente.
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–¿Qué ha dicho el rey Príamo?
–Que lo entremos en la ciudad.
–¿Y para qué lo queremos?
–No lo sé. El rey se ha limitado a decir: Caballo grande, ande o no ande.
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–O sales de esa secta o hemos terminado –me dijo.
–Hemos terminado –le respondí.
Por nada del mundo estaba yo dispuesto a renunciar a Twitter.
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–¿Por qué estás triste, PT56?
–Soy un robot.
–Ánimo. Yo soy un español.
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–¿Dónde viajarás este verano?
–Estaba pensando ir a los países escandinavos o Rusia, pero finalmente he decidido viajar al interior de mí mismo.
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Le alegró saber que la habían elegido para hacer el papel de Desdémona. No sabía que era una película snuff.
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Este fin de semana viajaré al más oscuro pasado: iré a visitar a mis padres.
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–¿Qué hace Carlos brincando sobre esa mata de alcachofa?
–Saltándose la dieta.
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–Pérez, ¿cuántos agentes necesitas para detener a Jareño?
–Ocho o nueve serán suficientes, comisario. Jareño es un matasiete.
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Cuando el famoso escritor anunció que iba a publicar un libro de poemas, el negro subcontrató a otra negra.
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–¿Usted es…?
–Un rico, sí.
–¿Y quería…?
–¿Qué voy a querer? Entrar en el cielo.
–¿Y ese camello es para…?
–Precisamente. Quiero demostrarle que he hecho los deberes. Mire, mire. Le he atravesado el ojo con una aguja.
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–Esa secta va a estropearte el cerebro –me dijo. Y desintonizó el canal de tertulias políticas.
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Ariadna está intranquila: Teseo no regresa. Una de dos: o el Minotauro ha acabado con él o no debería haber comprado el ovillo de hilo en los chinos.
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Fedor von Bock (Küstrin, 1880 – Germania, 1961). Mariscal de campo alemán. Durante la Primera Guerra Mundial fue condecorado con la Pour le Mérite. En 1941, como comandante del Grupo de Ejércitos Centro, fue el encargado de recibir la rendición de Moscú. Cuando acabó la guerra, Bock entró en el recién formado Consejo Áulico del Tercer Reich, puesto al que renunció en 1956 por estar en desacuerdo con la declaración de guerra contra Estados Unidos. Los últimos años de vida los pasó en sus posesiones de Pomerania.
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Entró en la secta para acostarse con Christian. Veinte años después, cuando por fin ascendió los cien escalones de superación, lo que menos le apetecía era acostarse con aquel gordo y medio calvo en que se había convertido Christian.
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–¿Vendrás este verano?
–No, no podre. Tengo que estudiar. Suspendi la selectibidad.
–Entiendo.
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Quedaron conmocionados cuando su líder les dijo que todo había formado parte de su trabajo de fin de carrera para obtener la licenciatura en Publicidad y Relaciones Públicas.
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¡Qué triste retirar la publicidad electoral del que ha perdido!
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Borges acudió por curiosidad a la consulta de psicoanalista. No volvió. No le gustó nada lo que aquel tipo le dijo de su madre.
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–Alejandro, deja ya de decir tonterías sobre tu padre. No eres hijo de Zeus.
–A ver, mami, ¿papá era tuerto?
–Sí, claro.
–¡Mi papá es Odín!
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Una mañana, después de un sueño intranquilo, el Gran Líder se miró al espejo y se vio convertido en un asqueroso cerdo. Sin embargo, sus conciudadanos se habían dado cuenta años ha de su transformación.
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Quizás también de este verano quede el recuerdo de una caricia, el olor del mar, la luz de la mañana bañándonos en la cama.
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Sólo se puso para acostarse Chanel nº 5. Amaneció resfriada.
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Se dio el lujo de tomarse un Dom Perignon 1887 con corazoncitos de oro que habían sido fundidos con el metal encontrado en una tumba egipcia del año 1250 antes de Cristo.
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ECLESIASTÉS 12, 12
Mucho Twitter desgasta.
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–Le dije a mi mujer que salía a comprar tabaco.
–¿Y…?
–Que yo no fumo.
–¿Y…?
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SUICIDIO LITERARIO
El personaje interesante se volvió tan rebelde que el escritor hizo que se suicidara en el capítulo cuarto. Los restantes noventa y seis resultaron tan aburridos que la novela fue un completo fracaso.
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El mono que expulsó al protohomínido del árbol creyó que había ganado.
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–¿Cómo te va con el robot de cocina?
–Fatal. He ganado cinco kilos.
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PARADOJA
Con su manía de blanquearse la piel, los Jackson consideran a Michael la oveja negra de la familia.
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La única solución que propuso el mediador fue cortar a los beligerantes por la mitad.
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El jardinero me dejó plantado.
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BIOGRAFÍAS BREVES
Durmió con 10.000 mujeres. Todas se quejaron de que se movía demasiado en la cama.
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–Aquiles ha vuelto a entrar en cólera contra Agamenón.
–¿Qué ha pasado esta vez?
–El rey le invitó a cenar, le sirvió sopa de tortuga y le dijo: Ya ves, Pélida, que cocinero no tuvo problemas para atraparla.
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El faraón encargó a Santiago Calatrava la construcción de una gigantesca pirámide. Tuvieron que enterrar al faraón en un hipogeo.
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–Bébeme.
–No. Has bebido.
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–Me he comprado un robot sexual.
–¿Y…?
–Me recita los libros de E. L. James.
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–¡Qué preciosidad! ¿Sabes hablar?
–Yo, robot sexual.
–Pues empezamos bien.
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El robot fabricado en Cataluña se saltó todas las leyes.
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Inventó una religión en la que eso no fuera pecado.
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Del poco dormir y del mucho leer libros de entomología, a Gregor Samsa se le secó el cerebro, de manera que vino a perder el juicio y a creerse un escarabajo.
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–A mí me gusta Kokoschka.
–¡Qué gustos más raros! A mí me gusta Koshka.
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Juan de Blois guiaba la cruzada de los niños. Los turcos le pagaron cinco besantes de oro por cada docena.
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Menos vehículos, menos calefacciones y aires acondicionados, viviendas con certificado energético, reducir, reutilizar, reciclar… El psicoclimatólogo recetó un tratamiento de choque.
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Me habéis puesto entre rejas, sí, pero sois vosotros los que vivís encerrados en una cárcel.
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–Mataste a tu socio y a toda su familia. Quemaste la fábrica que teníais en común. Robaste un banco. ¿Cómo pudiste hacer todo eso y acabar en la cárcel?
–Es puramente cuestión de circunstancias.
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–A mí, lo que más me gustaba era la fantasía heroica.
–¿Cómo acabaste escribiendo microcuentos?
–Es puramente cuestión de circunstancias.
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–Su padre era tendero, señor Hitchcock. ¿Cómo acabó usted convirtiéndose en director de cine?
–Es puramente cuestión de circunstancias.
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Cansado de andar hambriento por el mundo, decidí comerme a mí mismo. Empecé por una pierna. Al cabo de unos días descubrí algo sorprendente y terrible: el miembro se estaba regenerando.
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–Laurita, ¿cómo pudiste quedarte embarazada?
–Es puramente cuestión de circunstancias, mami.
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–He devuelto al robot sexual.
–¿Por qué?
–Iba demasiado rápido.
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Thérèse está encantada: Henri Désiré acaba de decirle que su amor por ella será perenne.
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–¿Tiene una margarita?
–Pues claro. Aquí tiene.
–A ver. Me quiere, no me quiere, me quiere, no me quiere, me quiere, no me quiere, me quiere, no me quiere. Bah, no me vale. Tome.
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Los relojes suizos atrasan. Las mujeres sólo pudieron votar en 1991.
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–Di, hermano. ¿Por qué no vas al templo de Dagón? ¿Por qué no participas en los sacrificios al dios-pez? ¿Por qué nunca te unes a las oraciones? Responde.
–Te seré sincero, hermano. Yo soy más de carne que de pescado.
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Le puse la guinda a mi pastel un martes, lo cual es bastante triste, porque soy diabético.
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Le puse la guinda a mi pastel un martes y se lo di al editor, que le hizo ascos.
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Le puse la guinda a mi pastel un martes, lo que me alegró mucho. Le coloqué las velas, lo que me entristeció bastante.
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Le puse la guinda a mi pastel un martes y se lo di a probar. El viernes fue el funeral.
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Marie extraña a Meursault.
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Le puse la guinda a mi pastel un martes y se lo di a probar. El jueves ingresó en el hospital. El sábado fue incinerado. Por fin libre.
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Primero echó a su hermano de casa. Luego, a sus padres. Por último, a sus hijos. La casa se la quedó el Estado.
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Me habéis puesto entre rejas porque he tratado de liberaros de vuestra cárcel.
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–Me gustaría acostarme con un padre y con su hijo.
–¿Acaso te crees la mamá de Edipo?
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Aquella noche tuvo que suspenderse la función: no encontraron a nadie que interpretara a Desdémona. Se había corrido la voz entre las actrices que el actor que interpretaba a Otelo era seguidor del método Schreck.
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ACCIDENTE LABORAL
El actor que interpretaba a Otelo le dijo al juez que se había metido demasiado en el papel.
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Quedamos en una cafetería. Hablamos. Fuimos a cenar. Tomamos a una copa. Me llevó a su casa. Nos besamos. Pasamos la noche abrazados. Por la mañana, tuve que esconderme en el armario, porque su mujer regresó repentinamente. Todo eso ocurrió en nuestra primera cita.
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Como era un pervertido, a la Bella Durmiente el Príncipe Negro le dio un beso ídem.
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–¿Cómo es posible que aquel robot matara a un humano? ¡Se saltó todas las leyes!
–Fue fabricado en Cataluña.
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PAGAFANTAS
Todas las noches, Dídimo de Metridio tejía la mortaja de Laertes. Así –pensaba– su querida Penélope podía descansar.
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–¿A ti no te visitó el Otorgante de Talentos?
–A mí sí.
–¿Sí? ¿Y qué talento te otorgó?
–Escribir tuits que nadie liquea.
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–¿Usted es el Otorgante de Talentos?
–Sí.
–Quería ser el peor escritor del mundo.
–Eso es fácil… ¡Concedido!
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–¿Has dejado a Fran?
–Sí.
–¡Qué raro! Siempre o veía besándoos.
–Es que tenía poca conversación.
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–¿El Otorgante de Talentos?
–El mismo.
–Quisiera tener un talento.
–Serán seis óbolos.
–Sólo tengo medio dracma.
–Pues, lo siento mucho: no puedo darle nada.
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Aquel novelista apestaba a malas lecturas.
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Joseph Conrad, antiguo marinero, se esmeraba en el nudo de sus novelas.
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Llegarán las dos cajas de libros que compraste por internet. No te levantarás del sillón en todo el verano.
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Me abrí. Se lo di todo. Me desdeñó. Se entregó a Fada. Selló mi corazón, que nunca más entregaré tan alegremente a nadie más.
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Flaubert está ronco. Por hoy ya ha escrito bastante.
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Me dijo que me vería esta noche entre sus sábanas. ¡Qué fantasma!
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Se encontró una lámpara. ¿Y si es mágica?, se preguntó. La frotó y salió un genio:
–Te concedo un deseo.
–¿Sólo un deseo? ¡Puf! Pues quiero una lámpara mágica de la que salga un genio que me conceda tres deseos.
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HANNIBAL LECTER
Ella quiso hacerme una encuesta. Yo la hice al horno.
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INDIRECTA
Le compré a mi mujer un robot de cocina.
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Es como la ONU: sólo reprende a los buenos.
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–Menos mal que os habéis decidido. Ya no se me ocurría nada más para que me hicierais dios –dijo Calígula.
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La única arma efectiva que conozco contra mi madre es mi suegra.
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Visto que no iba a resucitar, Israel y Jordania enterraron el mar Muerto.
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Los ecologistas denunciaron a Ulises: por su culpa se habían extinguido las sirenas.
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–El robot sexual ha sido diseñado por un hombre.
–¿Cómo lo sabes?
–Porque se salta los preliminares.
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Puse música a medio volumen. Dejé la habitación a media luz. Le serví medio vaso de whisky, como a él le gusta. Le esperé medio desnuda. Me dejó a medias.
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Imposible liquidar sus deudas. Tuvo que liquidar a sus acreedores.
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Gracias a Schrödinger, todos los gatos están medio muertos.
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El apocalipsis ya ocurrió. Hace veinticinco millones de años. Él no previó que nada sobreviviera. Ni siquiera sospecha que existimos.
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Llevaban en procesión un Huawei. ¡Ignorantes herejes! Lo que hay que adorar es al iPhone.
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–Quiero comerte toda entera.
–Pues, con lo gordita que soy, vas a tener para varios días.
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PÓSTUMA
Noventa años después, están a punto de conseguir ganar la guerra civil.
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Los habitantes de Innsmouth están aliviados: Dagón ha devorado a los cien niños. El año será, sin duda, próspero.
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–Le mató una bala perdida.
–Entonces no estaba tan perdida.
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Nur-Sultán, 17 de junio de 2659. Zaguipa Aitimova, ministra de Recursos Hídricos, ha muerto a la prematura edad de 138 años.
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–¿Qué tal el robot sexual?
–Fatal. Se salta los preliminares.
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No le gusta el pescado. No adora a Dagón.
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Harto de sus editores, que le explotaban, Emilio Salgari cogió un cuchillo y se lo clavó en la barriga.
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PROVERBIOS 14, 23
El mucho escribir microcuentos conduce a la miseria.