jueves, 7 de septiembre de 2017

El día menos pensado

Es una tirana: me trata mal, como si fuera su sirviente. Cuando necesito cariño, me ignora, pero me obliga a estar siempre pendiente de sus caprichos. A veces, muy de vez en cuando, es ella la que exige que la mime. Se pone muy violenta cuando algo no sale como quiere. Tiene toda la casa perdida. En uno de sus últimos arrebatos, me destrozó el sofá. Fue ella, lo sé, la que rompió el jarrón antiguo que Daniel me trajo de Roma. No puedo soportarla más. El día menos pensado la llevo a la protectora y me compro un perro.