sábado, 1 de abril de 2023

Papelera

Paul Theroux: “Empecé a comprender que la expresión más verdadera de la vida era el humor, sobre todo el más inquietante”.

Pero ¿estás ciego o qué? ¿No ves que esos pájaros que estás criando son cuervos?
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–Tía, ¿cómo te va con el robot ese?
–¿Henry? Una maravilla. Tiene el pene regulable y, además, recita poemas de Emily Dickinson.
–Pues el mío, Tony, es aún mejor. Es capaz de cambiar bombillas y también de arreglar la cisterna del baño.
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Pues sí, maté a mi marido, pero espero que usted, señor juez, sea indulgente conmigo, una pobre viuda.
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Él consiguió camelarse en 4º a Ilke, la Erasmus, y yo le pregunté en el oral quiénes reinaron en Asturias y León en los siglos IX y X.
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Existo porque hay alguien que me odia.
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Aquella noche, Esther Sanz conoció a un hombre en la disco y lo llevó a la casa. Cuando le pidió que la penetrara, él la detuvo. Era agente secreto de la Policía de la Moralidad.
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–Creo que vamos avanzando, Bernardo. El instituto ya no te genera tanta tensión. Creo que debemos vernos en tres semanas.
–Ah, no.
–Pero puedes retroceder.
–No, no voy a venir más.
–Sería fatal para el desarrollo de tu patología, Bernardo.
–No, ni mucho menos. Dentro de dos semanas estaré curado.
–¿Curado?
–Me habré jubilado.
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Mis más sinceras felicitaciones al Fútbol Club Varcelona por la consecución de título de liga.
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El comunismo norcoreano es el socialismo real. Hasta ahora, han gobernado el abuelo, el padre y el nieto como reyes absolutos.
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–¿Qué te parece que Elon Musk haya comprado Twitter?
–Que, ya puesto, podía haber comprado Instagram y dejarnos en paz.
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COMIENZO DE UN CUENTO
Cuando don Hilario entró en el aula de 3º D, ni se me pasó por la cabeza que diez meses después, una noche de sábado, le quemaría el coche.
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Los chinos, que son muy inteligentes, saben que el sexo distrae; miren, si no, lo que les sucedió a los conquistadores castellanos. Por eso, al frente de la flota del tesoro estaba Zheng He, un eunuco.
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Cuando ella me clavó aquel puñal en la espalda, me alegré: hasta entonces siempre había estado ignorándome.
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Yo, Dámaso Pérez, creo en los universos paralelos. Me reconforta el pensamiento de que, en otro universo, otro Dámaso Pérez lleva una vida aún más miserable que la mía. Abrigo la esperanza de que, en otro universo paralelo, otro Dámaso Pérez es inmensamente feliz.
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Ante las protestas de la Asociación Estatal de Invidentes, en las nuevas ediciones del Lazarillo, no aparecerá el primer capítulo.
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–Entonces, ¿no te fías de las encuestas del CIS?
–De ninguna.
–Pues acaba de salir una en la que dice que el 87 % de los encuestados se fían poco o nada de las encuestas del CIS.
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A mí no me regalaron el título de la ESO. Mi trabajo me costó obtenerlo. Tuve que denunciar en la Delegación a los ocho profesores que me habían suspendido.
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Pues sí, ha sido un hombre sobrio, recto, ecuánime, temeroso de Dios, pero San Pedro no se decide a dejar entrar a Mahoma.
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Kristóf Székely, que llevaba las blancas, se comió un caballo. Ígor Ivánovich, con negras, le salvó la vida practicándole la maniobra de Heimlich.
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COMIENZO DE UN CUENTO
Ayer, al salir de casa, se encontró una caca de perro en la puerta. La limpió. Después de eso, el día no hizo sino empeorar.
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–¿Tienen pollo de Kentucky?
–¿Qué? No; nosotros somos un restaurante serio, sostenible. Tenemos saltamontes de Colorado, langostas de Nuevo México y grillos de California.
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El presidente puso la primera piedra del hospital comarcal. Ocho años después, volvió a colocar la primera piedra.
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Álex, su amante, le dijo a Herminia que tenía que hablar con su marido para pedirle el divorcio, pero a ella le daba miedo coger el toro por los cuernos.
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Felipe IV es un buen rey: no sabe borbonear.
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A él, que tantas calles les quitó a los del antiguo régimen, no le dedicaron ni una sola calle.
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Era una vez. Ya no soy.
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–¿No te preocupa que se hunda Credit Suisse?
–Bueno, un poco. Pero, la verdad, la mayor parte de mi dinero lo tengo en el Deutsche Bank, que es un banco muy sólido.
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Sueña que visita una librería de viejo. Allí encuentra varios libros que llevaba años buscando. El sueño se convierte en pesadilla: no tiene dinero para comprarlos todos.
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–A ver, déjame que te explique. En el Califato había árabes, dimmíes y muladíes.  Los dimmíes eran cristianos. Los árabes odiaban especialmente a los muladíes, es decir, a los conversos.
–Pero si yo te he preguntado por las mujeres y los trans.
–Pues eso: árabes, dimmíes y muladíes; mujeres, hombres y trans.
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España, 2038. María piensa que el trabajo de ser madre no tiene fin. La clínica de reproducción asistida. La elección del donante. La medicación. La transferencia. El éxito a la quinta vez. Y, luego, el embarazo de riesgo. Pero ahora todo eso acabó. Ya ha tenido a Alma y ha resuelto todo el papeleo. Bueno, sólo le falta un documento: el reconocimiento de familia numerosa.
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–Te he comprado un libro por tu cumpleaños. ¿Espero que te guste?
–A ver… Consejos para un procrastinador. ¿Y esto?
–Pensé que te vendría bien.
–Ah, bueno. Gracias. Mañana mismo me pongo a leerlo.
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La República del Rif, Estado que existió en el norte de Marruecos a principios del siglo XX, trató de crear una administración moderna. Contrató a un médico. Sin embargo, ante las protestas de los ciudadanos, también tuvo que contratar a un curandero.
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Para celebrar que su partido había logrado sacar adelante la ley que prohibía la prostitución, se fue de vacaciones a Tailandia.
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Por enésima vez, se equivocó votando telemáticamente. Le castigaron nombrándole ministro de Educación.
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Don Tomás siempre hablaba orgulloso de sus nietos: de Nieves, la jueza, de Carlos, el endocrino. Pero nunca mencionaba a Luis, el diputado.
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En su currículum tuvo la precaución de no mencionar los cuatro años que había sido diputado.
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Hay en el mundo unos cuatrocientos millones de mujeres solteras que tienen su misma edad, pero él está solo.
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–Pero, señor presidente, ¿qué le diría a toda esa gente que protesta por la reforma de las pensiones?
–Que el sistema es insostenible y que hay que trabajar más años –respondió el presidente, que, ofuscado, golpeó la mesa con su reloj de 80.000 euros.
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CROSSOVER
No se había estudiado el tema de los godos, así que, muy educadamente, se despidió de los examinadores hasta dentro de dos años.
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Pues, sí, Iñaki: hace dos cuatro años voté en sentido contrario, pero eso no supone que haya cambiado de opinión.
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Ejemplo de antífrasis: Tesoro Público.
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Harto de que los taxistas le pusieran esRadio a todo volumen, el diputado siempre pagaba las carreras de su propio bolsillo.
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Expulsado el dictador, aquel país necesitaba alcanzar los estándares occidentales: celebraron elecciones libres y construyeron alcantarillas.
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BARÇA
Tenemos que demostrar nuestra categoría dentro del campo. Y también fuera. Por eso compramos a los árbitros.
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En las alcantarillas encuentro de todo: toallitas, somieres, ropa, perros muertos… La verdad, están deliciosos; los prefiero a las ratas.
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ENTERRADO
Ya tardan en volver para desenterrarme. Lo haría por mí mismo, pero esta cadena me lo impide. ¡Qué ingratos! ¿Por qué tuvieron que ponérmela? Nunca les hice daño. Y ¿qué querían, que los turcos no tomaran represalias? Supongo que ahora que todo les va bien no quieren saber nada de mí. Pero se me está acabando la paciencia. Estoy furioso. Y sediento. Supongo que, cuando vuelvan a necesitarme, me sacarán y, melosos, me dirán: Sálvanos. Y les salvaré, sí, aunque esta vez no dejaré que vuelvan a enterrarme inmovilizado con una cadena de plata.
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Aquel policía consideraba normal cobrar un plus. Después de todo, trabajaba en un lugar insalubre, las alcantarillas del Estado.    
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Lo metí en bolsas y lo tiré a la basura,  pero su mente, que era muy sucia, la arrojé a la alcantarilla.
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Para que no le acusaran de especista, mantenía relaciones sexuales con animales.
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Tenía una mirada muy sucia. Sus ojos eran tapas de alcantarilla.
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No soportamos pasar al lado de una tapa de alcantarilla, porque los hijos que no tuvimos se esconden en las cloacas.
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Aquel país no tenía cloacas y, claro, todos los políticos apestaban.    
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El opositor suspendió la penúltima prueba eliminatoria: no consiguió superar el nivel principiante del buscaminas.
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Tía, me dijo que le gustaban los libros. Le dije que se casara con ellos.
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PSICOLOGÍA INVERSA
Le dijeron a Pandora que abriera la caja.
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GÉNESIS
Al principio, el Big Bang despertó a Dios.
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–¡Qué cara tienes!
–Sufrí una intoxicación en el trabajo.
–Ah. ¿Y qué la causó?
–Mi jefe.
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Érase un país donde los corruptos, por ley, eran gente honrada.
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En Escocia, por culpa de la Ley Trans, todavía es más difícil saber qué llevan los escoceses debajo de la falda.
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–¿Cuál es el propósito de esta campaña? ¿Ganar votantes?
–No, no. Tenemos votantes muy fieles.  Lo que queremos convencer a los votantes de nuestro rival que se abstengan.
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–Pues no puede ser.
–¿Cómo que no puede ser? Esta dieta que le recomiendo le vendrá bien.
–Doctor, he dicho que no.
–Pero ¿por qué no, señorita O’Hara?
–Porque hace muchos años puse a Dios por testigo de que no volvería a pasar hambre.
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La única solución a la inflación, la muerte. Después de todo, Caronte era el único que no había subido los precios.
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¬–¿Qué has hecho durante el puente?
–He visitado la Ciudad Condal.
–¿Barcelona?
–Barcelona, no. Aranda de Duero.
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Medusa le dijo a la peluquera que ni se le ocurriera tocarle las puntas.
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Bueno, vale, si os ponéis así, elevaré la pena a los violadores.
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CAUSA DE DIVORCIO
A Elsa Astete le gustaban los espejos y la cópula.
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Hasta que no abra la caja, Schrödinger no sabrá si su mujer se enfadara o no.
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–¿Y a ti qué se te da mejor?
–Hacer tonterías. Fíjate que vote a Sánchez.
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–Ballesteros, ¿volvisteis a fracasar?
–Sí, capitán.
–No me lo explico.
–Es por culpa del soldado Cuesta.
–¿Cuesta?
–Es que es un gafe, capitán.
–¿Y qué hacemos con él?
–Creo que su familia vive en Albacete. Si consiguiéramos que se pasara a los rojos…
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LEBRON JAMES
Acabó ganando más dinero que anillos.
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Al final, en las reuniones de Antitaurinos Anónimos, alguien acababa lamentando que se hubieran prohibido las corridas de toros.
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Cuando Steven Spielberg despertó, el dinosaurio todavía estaba allí.
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Maldita RAE. Ahora que había empezado a escribir únicamente.
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RAZÓN DE PESO
–A ver, no adelgazó porque me preocupa el medio ambiente.
–¿Qué? No lo entiendo.
–Pues está claro. Si perdiera peso, tendría que comprarme ropa nueva y tirar toda la vieja.
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–¿No acabará saliendo en la prensa ninguna mordida?
–Claro que no, presidente. Yo soy muy decente. En el sexo con prostitutas me limitó a la penetración.
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–Pero ¿por qué has dibujado a ese vikingo con cuernos?
–Porque ha regresado al hogar después de tres años y se ha encontrado a su mujer amamantando a un bebé.
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El conde murió porque estaba en el ajo.
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–¿Tú sabes por qué Mia Farrow nunca compra muebles en el Ikea?
–Pues no.
–Para no tener que utilizar una llave Allen.
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–Eurofobia, xenofobia, homofobia, aporofobia, gerontofobia, ecofobia… Creo que hemos castigado todos los delitos de odio posibles.
–Ah, no. Falta una: la pena por odiar los delitos de odio.
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–Tus novelas son famosas por los truculentos crímenes que en ellas aparecen ¿Cómo se te ocurren?
–Pues ese es el problema, que no se me ocurren. Todos están basados en hechos reales.
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Le echaron de Microcuentistas Anónimos porque le sorprendieron tomando notas en una libreta.
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¡PUAJ!
Ronroneamos y lamemos nuestros pelajes cariñosamente una noche más. No adivinamos que será la última, no tenemos ni la más mínima sospecha, porque ellos hacen esas cosas repugnantes que nos molesta contemplar. Llegamos a pensar, por un momento, que se han reconciliado, como otras veces. También nosotros discutimos, sólo para hacer las paces después. ¿Quién iba a decir que nos llevaríamos tan bien? La primera vez que nos vimos, los dos nos pusimos de uñas. Pero aquella fue nuestra última noche. Y, lo peor, lo inimaginable, fue que dos meses después ella se encamaría con el dueño de un perro.
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Pasan los medos.
Es su agitada cara
un mar de lágrimas.
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IDEA PARA UN CUENTO
Poco después del divorcio, empezó a arreglar la casa que había heredado de una tía suya. Construyó una piscina, trajo la cocina de Polonia. Una maravilla. Por fin, poco después de jubilarse, se opera de las molestas hemorroides que le han estado molestando toda la vida. Pilla una septicemia. Muere.
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Comprende por qué le va tan mal cuando descubre que vive en una ucronía inventada por algún escritor perturbado.
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IDEA PARA UN CUENTO
Pide una barra de pan y paga con un euro. El panadero le entrega la vuelta: una moneda de veinte céntimos y cinco monedas de un céntimo. Va a casa. Suelta el pan. Saca del fondo del cajón del armario del dormitorio la pistola. Regresa a la panadería.
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–Pero ¿usted ha leído a Benet?
–Pues claro que he leído a Benet.
–¿Qué libro? ¿Qué le pareció?
–No recuerdo el título. Estaba en una librería, cogí una novela, leí un párrafo y, como no me enteré de nada, acabé comprando un libro de cuentos de Maupassant.
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CUATRO AÑOS Y UN DÍA
Le daré tiempo. Seré paciente y esperaré a que comprenda que soy la mujer de su vida. No me precipitaré, ni le gritaré. No volveré a perder los nervios, aunque salga con otra mujer. ¿Acaso podría ofrecerle una mala pécora todo lo que yo estoy dispuesta a entregarle? Si tiene hijos, ¡bah! Cuando finalmente se eche en mis brazos, les acabará dando de lado. Volveré a insistir dentro de cuatro años y un día, tan pronto como salga de la cárcel.
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Ya tardan en volver para desenterrarme. ¿Se habrán olvidado de mí? No, no lo creo. Dejé instrucciones claras. Regresarían y me devolverían a la vida. No puedo esperar. Tengo ganas de ponerme de pie. Echo de menos recorrer el desierto en un carro y flechear gacelas. Me apetece volver a recorrer las populosas calles de Tebas disfrazado de médico caldeo y observar a mis súbditos. Quiero construir otro templo al gran Amón. Convocaré al ejército y atacaré a los perversos hititas. Y volveré a derrotarles. Pero ¿por qué no me sacan de aquí? Cuatro mil años son ya suficientes.
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ALURA.— ¿Ya no te ves con el chico ese?
NIURA.— ¿Xael? No, ya no.
ALURA.— ¿Qué ha pasado?
NIURA.— Se tirabas pedos, chica, y, para pedorro, ya tengo a mi marido.
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LOS MARROQUÍES
Voy a quitar del catálogo lo de leer la mente de las personas. Estoy harto de que me llamen para que me incruste en el séquito oficial y adivine lo que piensan los dirigentes extranjeros para que, luego, después del esfuerzo, me paguen mal y tarde, no me paguen. Y está ese incidente con los marroquíes. Bueno, creo que eran marroquíes. Menudo susto me dieron. Tuve que fingirme enfermo, lo que no evito llevarme todas las culpas. Nada, diré que he perdido esa facultad y me contentaré con seguir trabajando en la tele, simulando que echo las cartas del tarot.
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Soy corto de oído, como mi madre y mi tío Pablo, así que no oí el coche. Vi las estrellas cuando me golpeó justo por debajo de la rodilla de la pierna izquierda. Caí al suelo y pude tomar la matrícula. Bueno, fui capaz de leer los dos primeros números: 64. O quizá fueran 67; mi vista no es tan buena, algo que ya le pasaba a mi abuelo Juan, que se quedó completamente ciego poco después de jubilarse.
Fui a urgencias y el médico me preguntó lo que me había pasado. Se lo conté. Repasó el historial familiar y descubrió que lo más parecido era lo que le había ocurrido a mi bisabuela Lola. Ella, a la que nunca conocí, tenía artrosis y fue operada de la rodilla. La operación me la realizaron al cabo de dos semanas.
La rehabilitación va bien, pero la pierna, allí donde me golpeó el coche, me sigue doliendo y ha empezado a ponerse negra.
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Hoy me han visitado las Brigadas de la Moralidad. Al parecer, alguien me ha denunciado. Por lo menos no me han llevado a la comisaría. Me han interrogado en casa. Creo que he conseguido convencer a las agentes. Les he dicho que llevo años sin practicar el sexo por penetración y que masturbo tres veces a la semana. En ocasiones, cinco. Una de las agentes, que llevaba el pelo teñido de verde, me ha dado su número de teléfono y me invitado a ir a su piso. Por supuesto que no he caído en la trampa. Cuando regresó Carlos, se lo conté todo y acordamos que la llamaría de forma inmediata. Hemos quedado este viernes por la noche.