sábado, 6 de mayo de 2023

Papelera

Julio Verne: “Mientras el corazón lata, mientras la carne palpite, no me explico que un ser dotado de voluntad se deje dominar por la desesperación”.

–¿No vas a ir a su funeral?
–No. Seguro que él no vendrá al mío.
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Nunca lo tendrá porque lo quiere ya.
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¿Y nadie me agradece que no haya escrito una novela?
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–¿Cómo te ha ido hoy en el instituto?
–Nada mal. Hoy me han insultado, sí, pero no me han robado el bolígrafo.
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Su marido le hace la colada y la compra, que es lo único que hace buenamente regular. El amor se lo hace Raúl, el del 4º D.
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Prohibidos los animales y los enanos, ahora le ha llegado el turno al hombre bala quedarse sin empleo. El lanzador de cuchillos se pregunta cuándo le tocará a él.
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Cuando Dédalo llegó al suelo, enjugó sus lágrimas y se puso a trabajar. Necesitaba una cola que no se deshiciera con el calor del Sol.
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Probó a infringirse una herida para mitigar, de algún modo, aquel insoportable dolor que sentía en el alma. Por eso se cortó Vincent la oreja.
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–Te amaré hasta que te mueras.
–¿Sólo?
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–¿Qué te ha dicho el otorrino?
–¿Qué?
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PESIMISTA
Escribe sin descanso y sin esperanza.
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No podía vengarme de todos. Pero podía vengarme de uno. Para sentirme bien. Así que no te lo tomes como algo personal.
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HACE CUATRO AÑOS Y MEDIO
Se apuntó a la aplicación pública para encontrar pareja.
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–Argentina es un país pionero.
–¿Un país pionero?
–Sí, ahora todos hablan del crecimiento cero. Argentina inició ese camino hace noventa años.
–¿Cómo?
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–Ese camino por el que vas no lleva a ningún sitio.
–Allí es precisamente donde quiero ir.
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No pudo escapar del laberinto: en un cruce ficcional, se encontró con un dinosaurio.
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–A mí me gusta mucho leer.
–Ah, ¿y qué lees?
–Novela histórico-romántica.
–¿Sólo novela histórico-romántica?
–Pues sí.
–Vamos, el taylorismo aplicado a la lectura.
–¿El taylorismo? ¿Eso qué es?
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La Segunda Guerra Mundial empezó siendo una guerra de broma. Curioso, ¿no?
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Me gustaban sus piernas. Asadas al horno estaban deliciosas.
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Era un crítico muy serio, un convencido de que el público no podía divertirse.
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Se han apuntado a Tinder y el logaritmo les ha emparejado. Dejan pronto la cafetería donde se han citado y se van a un hotel. Hace años que no lo pasan tan bien.
Aquella noche, en casa, ninguno comenta lo que ha pasado.
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Silver Kane no sabía si esa semana tocaba una novela del Oeste o de terror, así que escribió Rancho Drácula.
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Todos me dicen que últimamente he engordado y, al respecto, he decidido hacer algo: voy a ir al Carrefour a comprar ropa de una talla más.
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El presidente Narciso se miraba en las encuestas que había encargado elaborar y, claro, se acabó ahogando en las elecciones.
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Entra con paso firme y saluda a los dos ancianos.
PRESIDENTE.— ¿Cómo estáis?
PEPE.— Pues bien. Tirando.
JUANA.— Viendo La 1.
PRESIDENTE .— Eso me gusta.
JUANA.— Antes teníamos que estar toda la tarde con la tele apagada y sin calefactor.
PRESIDENTE.— Ah, vaya.
PEPE.— Pero con la subida de la pensión, ya no.
PRESIDENTE.— ¿Os da?
JUANA.— Nos da para darnos un caprichito de vez en cuando.
PRESIDENTE.— (Sonriendo a la cámara.) Eso está bien.
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Lo vemos de manera diferente. Para ella, no ha estado mal. Para mí, ha sido un completo desastre.
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Stephen tenía a la musa enfadada: cada vez que ella venía, le sorprendía escribiendo como un poseso.
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OPTIMISTA
Escribe sin esperanza y sin descanso.
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CHASCO
A mí me gustaban los microcuentos, pero a los microcuentos no les gustaba yo.
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EL COLMO
A los 73 años, jubilado, cuando ya no lo necesita, Aurelio Pérez ha conseguido vivir del cuento.
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PRINCIPIO DE UN CUENTO
Había publicado ya cinco novelas policiacas que nadie leyó, pero todavía creía que su momento acabaría llegando.
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–¿Y tú por qué estás en la cárcel?
–Porque me negué a leer las obras de Shakespeare generadas por inteligencia artificial.
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–¿Qué extaño? Me dijeon que te habías quedado manco.
–¿Manco?
–Sí, que te habían quitado el bazo.
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Había sido su prisionera durante tantos años que conocía todas sus debilidades. Por eso, cuando él llegó, le dijo lo que tenía que hacer y le resultó fácil matarlo. Luego, ella dejó que él se llevara todo el mérito por haber matado al dragón.
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–El lobo se comió a la estúpida abuelita.
–¿Estúpida?
–Pues claro. ¿A quién se le ocurre vivir sola en medio de un bosque?
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El príncipe recogió el zapato de Cenicienta. Olía a rayos. Lo volvió a dejar en el suelo.
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A Hansel y Gretel les tiraba más lo salado, así que pasaron de largo.
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–¿Te gustan los niños?
–Pues claro.
–Decidido, entonces. Pediremos al camarero que nos ponga uno.
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–¡Qué ruido hay aquí!
–¿Qué?
–He dicho que qué ruido hay aquí.
–Puedes hablar un poco más fuerte. Aquí hay mucho ruido.
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Cuando la quiromántica vio aquellas manos tan suaves, que no habían trabajado nunca, con aquellas uñas tan cuidadas, cuando vio aquel enorme anillo de oro con ese elaborado sello, supo que se hallaba ante el hombre de su vida.
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–Ahora, con la inflación, ir al prostíbulo me sale más caro.
–¿Han subido la tarifa?
–No, ellas no. Ha subido el Viagra.
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–Nadie habla del milagro económico argentino.
–¿Milagro económico?
–Sí, claro. Éramos uno de los países más ricos de América y ahora somos uno de los más pobres.
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–Me dijo que le hablara con respeto y que le llamara de don.
–¿Y lo hiciste?
–Por supuesto. Le llamé don nadie.
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Para los lobos, el de Caperucita es un cuento erótico.
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EL COLMO
Su fama como médico era tal que tuvo que retirarse, porque ya sólo le llegaban los enfermos que habían sido desahuciados por otros médicos.
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–Reza un Padrenuestro y tus pecados serán perdonados –le aseguró el sacerdote.
Empezó.
–Padre nuestro, que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga a nosotros tu reino. Hágase tu…
El verdugo no le dejó terminar. Abrió la trampilla y le mandó directamente al infierno.
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Todas las tardes, cuando llegaba a casa, entraba en el cuarto de baño y emprendía la laboriosa labor de quitarse la máscara que había llevado durante el día y ponerse la otra, la de la sonrisa.
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Cuando le metieron en el ataúd, ellos le siguieron insultando, lo que agradeció, porque demostró una vez más que eran unos miserables.
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–¡Eh!, que sigo escribiendo –le dije.
Pero él continuó ignorándome.
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TODO LO QUE SÉ SOBRE EL ARTE DE SEDUCIR A LAS MUJERES

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PIE DE FOTO
Pedro Sánchez trata de convencer a un grupo de empresarios de que en España hay seguridad jurídica.
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¿Y no se puede criticar a Ferrovial, que se va, y al Gobierno, que le obliga a irse?
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INAUDITO
–¿Sabes lo que hizo Jiménez el otro día?
–No, no me he enterado.
–Pues le llegó un paciente con ecoansiedad que quería un volante para el psicólogo y Jiménez…
–¿Qué?
–Jiménez le recomendó que leyera Estado de miedo.
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DIECISÉIS VECES YA
Miguel Delibes se ha reencarnado en codorniz.
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Veinte años después pudo producirse una situación incómoda cuando, a la tienda que había puesto en Roma con el dinero de la recompensa, entró uno de sus antiguos compañeros. Afortunadamente, Pedro no reconoció a Judas.
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JUAN CARLOS I
Sus súbditos no le perdonaron que fuera poliamoroso.
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El Sueño de una noche de verano le ayudó a sobrellevar la pesadilla de un día de trabajo.
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Comenzó a sentirse mal cuando advirtió que caminaba por un suelo empedrado de buenas intenciones.
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La vida le ha dado muy malas cartas, así que va de farol.
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TODO LO CONTRARIO
Si el traje no es para mí, ¿por qué me sienta tan bien? Se ajusta perfectamente. Cuando me miro al espejo, me veo fenomenal. Un poco ridículo con esos colores tan brillantes, pero magnífico. Una excelente forma de pasar desapercibido; por lo menos no se me ve la cara. Y, aunque no sé cómo es posible, me da una fuerza descomunal y me permite volar. Sólo espero que la gente no me confunda con el estúpido superhéroe que lo llevaba antes. Porque soy todo lo contrario.
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ASQUEROSO
–¿Te has hecho vegetariano?
–Pues sí.
–¿Y eso?
–Por culpa de mi cuñado.
–¿Por culpa de tu cuñado?
–Cada vez que lo visitamos pone arroz con conejo.
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Érase un funcionario al que destinaron al negociado de administración electrónica porque siempre perdía los papeles.
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El 17 de octubre de 2009, agobiado por las dificultades, se compró una cuerda. La crisis pasó, pero no tiró la cuerda, que acabaría utilizando el 22 de julio de 2023.
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Querida, llega un momento en que no necesitamos ponernos minifalda. Y también llega el momento en que no debemos ponérnosla.
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La vida empieza cuando te jubilas.
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–Pues me he enterado que Óscar, el de informativos, recurrió a un escritor de alquiler para su novela.
–Vamos, que recurrió a la escritura subrogada.
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¿A quién vas a creer, a mí o a Eurostat?
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Acabarán prohibiendo los subjuntivos.
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Pero ¿acaso creen que porque no me lean yo voy a dejar de escribir?
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Escribió más de diez libros criticando al Dios de los católicos. No dedicó ningún libro a Zeus, ni a Tláloc, ni a Viracocha. Curioso, ¿no?
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Pasando lo que pasa en el mundo, es mejor que Dios no exista.
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Mi hijo no sabe que ha roto lo que he roto.
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Una vez le mentí y ya no puedo creerle.
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Dejó la docencia porque los alumnos no se levantaban cuando entraba en el aula.
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EL COLMO
Colocaron los cajeros automáticos a ras del suelo, de manera que había que arrodillarse para sacar dinero.
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Tuve mala suerte: cuando me tocó subir al ascensor social, estaba estropeado.
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ESPAÑA INCREÍBLE
En Baleares, oficialmente, hay 20.000 parados y 40.000 personas que cobran el subsidio de desempleo.
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Pues se habría comido el mundo si no hubiera sido por ese cáncer de garganta.
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Para dejar atrás la polarización, decidieron hacerse terraplanistas.
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–Puedes hacerme tres preguntas.
–¿Tres preguntas?
–Sí.
–¿Las contestarás?
–Claro que sí.
–¿Cualquier pregunta?
–Por supuesto.
–¿Qué acciones crees que debe…?
–Lo siento. Ya me has hecho las tres preguntas.
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El médico me ordenó que comiera cosas verdes. Por eso devoré a aquel alienígena.
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HALLOWEEN
El último hombre sobre la Tierra está sentado a solas en una habitación. Llaman a la puerta.
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Cada vez que llueve, el operario de objetos perdidos coge uno de los paraguas que allí hay.
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EL ARMARIO
Armario o cornisa. Le pregunté qué es lo que quería primero. Me respondió que la cornisa, que estaba en el salón. Era una simple cornisa de escayola y, con un martillo y un escoplo, sólo me llevo unos minutos echarla abajo. Tuve cuidado, claro, de no estropear el techo. Cuando acabé, me llevó varios viajes al contenedor de basura que estaba en la calle. Me fumé un cigarro al acabar. Ahora sólo quedaba el armario y el piso estaría despejado para empezar a pintarlo. Era extraño que fuera el único mueble que quedara allí. Descubrí por qué cuando lo abrí.
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A sus alumnos les decía que leyeran a Faulkner. Él, en sus ratos libres, leía a Follett.
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Como su marido siempre perdía los paraguas, para su aniversario le compró un chubasquero.
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FUTURO IMPERFECTO
Ella me dejará.
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Las películas de Woody Allen no son para niños, ergo ¿son para cine para adultos?
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Soldado de reemplazo, es decir, carne de cañón.
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SEÑORA HITLER.— El leñador, entonces, mató al lobo. Se casaron y fueron felices y comieron perdices… Pero ¿por qué lloras?
ADOLFITO.— Lloro por el pobre lobo, mami.
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La reorganización del servicio de salud permitió no sólo ahorrar costes sanitarios, sino también reducir el gasto en pensiones.
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Aquel indepe se negaba a tomar pastillas que no fueran amarillas.
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LEVANTA LA VISTA
Tuvo tiempo de leer una frase escrita en el asfalto antes de que le atropellara el coche.
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A Ireneo Funes se le pasó el 12 de octubre de 1898 recordando que el 25 de noviembre de 1894 había estado recordando todo lo que había hecho el 2 de mayo de 1889.
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Te digo la verdad, cariño. No robé este paraguas. Ya sé, ya sé: parece increíble. Pero es cierto. Aquel tipo estaba cantando bajo la lluvia.
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El periódico cada vez tenía menos lectores, pero ingresaba más por publicidad institucional.
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EL COLMO
La hija del farmacéutico abrió una parafarmacia llena de remedios homeopáticos.
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–Isaías dijo que algún día el león y el cordero dormirían juntos.
–Menudo profeta ese Isaías. Ya no quedan leones.
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Faltaba un mes para que pasaran tres años sin que nadie lo sacara en préstamo, para que, en función de las normas de aquella biblioteca, lo arrojaran al contenedor.
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Asistió a la manifestación por la sanidad pública. Gritó. Saltó. Atendió a los medios. Su hijo nació en la Ruber.
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GANÉ
Ella comenzó a cantar el aria de la Reina de la Noche; diluvió al cabo de dos minutos. Pero fue coger yo el paraguas y parar la lluvia.
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–¿Y usted tiene el título de la ESO?
–Sí.
–Entonces, contratado. Firme aquí.
–Puedo hacerlo con la huella del dedo, ¿no?
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La rabia y el orgullo no soportaba estar pegado a La guerra de Nueva York, pero lo que peor llevaba era que, a pesar de que así podía pasar un par de semanas solo, alguien lo pidiera en préstamo.
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INICIO DE UN CUENTO
Quince minutos después de que la bomba atómica destruyera Portland, la ministra de Defensa compareció en televisión. Dijo que era poco previsible que se produjera un ataque nuclear contra el país. Tres minutos después, una bomba atómica cayó a un kilómetro del centro de Madrid. Se desató el pánico…
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Mientras ellos discutían, yo no paraba ni un instante. Ellos se tiraban los trastos a la cabeza y yo limpiaba, ponía la lavadora, preparaba la comida, hacía la lista de la compra y la pegaba con un imán en la nevera, aunque casi siempre, por la tarde, tenía que encargarme de llamar al supermercado para hacer el pedido. Se gritaban porque cada uno de ellos creía que la compra la había realizado el otro. La verdad, era agotador. Y, claro, ocurrió lo inevitable: la maestra llamó a mis padres para decirles que mis resultados habían bajado.
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Entre el tanatorio y la oficina de objetos perdidos, hizo una parada en la gestoría. Quizá allí estuviera el testamento.
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Entre el tanatorio y la oficina de objetos perdidos, hizo una parada en el bar, donde dejó olvidada la urna, sin duda, pues cuando lo llevaron al hospital ya no la llevaba.
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Gracias a papá soy una mujer resistente, dura. Me preparó para los golpes de la vida. Me ayudó a bastarme yo sola. Él hizo que no me fiara de nadie. Jamás. Gracias a él sé que el mundo es un lugar de desdicha y horror. Él me lo enseñó. Por él, no tengo miedo a nada, ni a nadie. Bueno, sólo a él, porque, ahora que mi abogado me ha dicho que va a salir de la cárcel después de quince años, estoy preocupada. Cada vez más.