martes, 22 de diciembre de 2015

Oro, incienso y mirra

El Niño se cabreó cuando aquellos viejos le dieron oro, incienso y mirra. ¡Vaya mierda de regalos!

Acabó llevando el oro a la tienda de empeños, encendió el incienso en su dormitorio para enmascarar el olor a marihuana y, confiando en que algún gilipollas le encontrara alguna utilidad, subastó la mirra en eBay. 

Microrrelato presentado al Concurso de Microrrelatos Navideños "La Cara Oculta II" de El Círculo de Escritores