sábado, 16 de enero de 2016

Kant

Fiándose de su puntualidad, talleres, iglesias y comercios han contratado a Kant para que pase por delante de sus puertas a una hora convenida: las doce de la mañana, las tres de la tarde, las cuatro de la madrugada. Kant siempre está en la calle, pasando a la hora fijada, sin retrasarse ni adelantarse un solo minuto, por la puerta de talleres, iglesias y comercios. Le gusta pasear. Piensa mientras pasea. Sin embargo, ya no tiene tiempo de escribir. ¿No se han dado cuenta de que Kant no ha publicado un nuevo libro desde hace más de doscientos años?

Microrrelato seleccionado en el III Certamen de Microrrelatos de Historia Francisco Gijón