sábado, 9 de enero de 2016

Evasión

Mi nuevo compañero de celda me ordenó que dibujara una ventana en la pared.

-No soy tan buen pintor -le dije.

-No importa -me replicó-. Sólo quiero una ventana sin barrotes.

Me esmeré todo lo que pude. A través de la ventana se veían árboles, prados, un río. Al fondo dibujé montañas nevadas. Mi compañero de celda pareció satisfecho.

Una mañana, al despertarme, me encontré solo. Mi compañero de celda había desaparecido. Su fe en mi arte le había permitido fugarse por la ventana.


Microrrelato publicado en la revista Aldaba 28