domingo, 22 de mayo de 2016

Francesca y Paolo

Como todos los domingos por la mañana, Francesca va a leer al parque. Espera a su Paolo, que siempre se sienta junto a ella y observa por encima del hombro el libro que ella sostiene en sus manos. La semana pasada estuvo a punto de hablarle. No terminó de decidirse. 

Abre el libro y comienza a leerlo. A pesar de que se lo sabe casi de memoria, siempre encuentra algo nuevo. Pasa mucho tiempo. Francesca piensa que hoy quizá no vendrá. Anoche llovió y el suelo está húmedo. ¡Bah! Sigue leyendo. Por fin, cuando ya está a punto de irse aparece. Sin embargo, el Paolo de esta semana está en la sesentena y no es muy atractivo. Después de echarle varias miradas de refilón, Francesca decide que no le dirá nada. Quizá el Paolo del domingo próximo sea más interesante.