miércoles, 17 de agosto de 2016

Santiago de la Espada

Cuando salieron los destinos, Lydia necesitó un mapa para encontrar Santiago de la Espada, el pueblo al que la habían enviado. Trató de consolarse con la idea de que sólo pasaría allí uno o dos cursos.
Seis años después, sigue esperando que el concurso de traslados sea generoso con ella: todavía sueña con un destino en la capital. Sin embargo, siente que necesitaría un milagro. Su novio, el boticario, que llegó hace diez años, le dice que en Santiago de la Espada tampoco se vive tan mal. 

Lydia teme que su situación no tenga remedio. De hecho, todos la tratan ya como una santiagueña más.

Microrrelato seleccionado para su publicación en el Certamen En el Fin del Mundo