Bastará decir que soy Juan Pablo Castel, el pintor que mató a María Iribarne. Han dicho muchas falsedades sobre mí, embustes y más embustes. Hay quien ha sugerido que sentía por ella un amor despechado. Todo es mentira. La maté porque era inaguantable: no paraba de moverse mientras la retrataba.
Microrrelato publicado en RELATOS EN CINCUENTA PALABRAS Y OTRAS MICROFICCIONES