miércoles, 12 de julio de 2017

Lufu

Meses antes de la visita anual del rey, la señora de Ithilien pedía a los mercaderes de Pelargir que le trajeran elegantes vestidos, encargaba deslumbrantes joyas en el Lejano Harad y hacía traer los más seductores perfumes de Rhovanion. Vivía sólo para el instante en que el monarca le acercaba la mano para que se la besara. Después, cuando ella levantaba la cabeza, sus miradas se cruzaban. Entonces el rey de Gondor le recordaba los ya lejanos sucesos del abismo de Helm. 

Por su parte, Faramir fingía no darse cuenta de que Éowyn, su esposa, seguía enamorada de Aragorn.