sábado, 22 de julio de 2017

Microrrelatos

AVANZA IMPLACABLE
Devora viñedos, arrasa huertos, demuele caseríos centenarios, desgarra robles y pinos, allana colinas y montes, tritura rocas que han resistido un millón de años de ventiscas, heladas y aguaceros, devora millones de toneladas de tierra, salta ríos y arroyos, lacera el paisaje, ahuyenta a miles de criaturas. Avanza, avanza implacable.

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BLOQUEO
Aunque lleva horas y horas delante del ordenador, no ha sido capaz de escribir nada. No encuentra un tema. No sabe qué punto de vista utilizar. No hay forma de colocarle obstáculos al protagonista. No hay planteamiento ni nudo. El desenlace: cuando su mujer le avisa para comer, suspira aliviado.

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EL SABIO FRESTÓN
La enfermiza obsesión que el sabio Frestón sentía por don Quijote le hizo inventar aventuras apócrifas del caballero manchego. Utilizó el pseudónimo de Cide Hamete Benengeli. El libro, que un tal Saavedra tradujo del árabe, tuvo tanto éxito que las hazañas reales de don Quijote acabaron cayendo en el olvido.

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EL POLÍTICO SIN SOMBRA
Había una vez un político corrupto cuya sombra, abochornada, le abandonó. Durante un tiempo, el político corrupto vivió sin sombra. "¿Para qué la necesito?", se preguntaba. Sin embargo, un día, inaugurando una rotonda, advirtió que todos le señalaban y murmuraban. Acabó comprando una sombra china cuya desvergüenza estaba plenamente garantizada.

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ÚLTIMAS PALABRAS
Subí los crujientes peldaños tratando de no trastabillarme. Cuando llegué arriba, pensé aliviado que acabaría pronto. Me preguntó si quería decir unas últimas palabras. Negué con la cabeza. Me colocó bien la cuerda. Antes de tirar de la palanca que abría la trampilla, el verdugo me dijo:
—Ánimo y suerte.

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PASAJEROS DE PRIMERA
El tren se quedó sin carbón. El maquinista jefe ordenó arrancar la madera de los vagones de carga para seguir alimentando la locomotora. No fue suficiente. Hubo que recurrir a los vagones de tercera clase. No se molestó a los pasajeros de primera, que siguieron viaje como si nada pasara.

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HERMANN K.
—Hay un bicho en el dormitorio —me dijo mi mujer.
—¿Un bicho? ¿Y qué quieres que haga?
—Está claro lo que quiero que hagas.
Fui al dormitorio y allí lo vi, correteando indiferente. Imaginé que era Gregorio Samsa y que Gregorio Samsa era mi hijo. Y lo aplasté sin contemplaciones.

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DESEO CUMPLIDO
Me llamó la atención el título. Lo saqué del anaquel y comencé a hojearlo. Era un libro de cuentos. Leí uno. La mujer paseaba cuando vio una rana. La besó. ¡Plof! Sorprendentemente aparecí yo. Miré a la mujer: era guapa. La besé. ¡Plof! Apareció un libro. Seguí leyéndolo en casa.

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OTROS
Otros caen bien al profesor y sacan las mejores notas. Otros hablan con las más guapas de la discoteca. Otros consiguen mejores trabajos. Otros cobran más. Otros tienen bodas fastuosas. Otros viajan a sitios de ensueño. Otros tienen hijos, hijos que caen bien al profesor y sacan las mejores notas.

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MARGARITA VENGADORA
Cuando terminé de deshojar la margarita, me agaché para tomar otra. Sin embargo, fue la margarita la que se las apañó para cogerme a mí. Mientras me arrancaba orejas, nariz, dedos, manos, pies, piernas, brazos, no paró de preguntarme:
—¿Te parece divertido? Responde. ¿Te parece divertido? ¿Sí? ¿No? ¿Sí? ¿No?

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EL HETERODOXO DEL AÑO
Como todos los años, se ha celebrado el Certamen Internacional de Teología. Filósofos de todo el mundo presentaron sus propuestas de divinidad. El ganador recibió el Premio a la Ortodoxia. Al perdedor, declarado Heterodoxo del Año, le quedó el consuelo de protagonizar la clausura. Fue quemado lentamente en la hoguera.

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CAJA SORPRESA
El niño preguntó a su tía qué le había traído. Ella le dijo que un coche deportivo, un trasatlántico y un reactor, leones y tiranosaurios, una casa de ladrillo y un castillo almenado. El niño se apresuró a abrir la caja. Dentro sólo había un estuche de lápices de colores.

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EL HOMBRE QUE MATÓ A DON QUIJOTE
Dos veces había herido Selim Pamukoğlu al comandante de los arcabuceros enemigos. Una bala le había destrozado la mano. La coraza había amortiguado la otra. Selim apuntó cuidadosamente y disparó una última bala. El proyectil se estrelló en la cabeza de Miguel de Cervantes, que ya nunca imaginaría el Quijote.

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PERDIDOS EN EL LABERINTO
Encontré a alguien que también se había perdido en el laberinto. Trabamos conversación. Era ateniense. Por alguna razón, no le dije que era de Creta. Durante días, recorrimos los pasillos, buscando una salida. Fue un buen compañero. Animoso. Lástima que el hambre me obligara a devorarlo. Como a los otros.

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QUIERO DISFRUTAR
—¿Vas a confesarte, hijo? —preguntó el sacerdote.
—No, padre.
—Si no confiesas tus pecados, si no te arrepientes, podrías acabar en el infierno. Y allí permanecerías para siempre.
—¿Qué encontraré en el infierno, padre?
—Fuego eterno, tortura, pena, dolor...
—No me confesaré, padre. Quiero disfrutar —dijo Leopold von Sacher–Masoch.

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CATWOMAN
Estoy harto de la del quinto. Por las noches se escuchan en su piso voces, gemidos y toda clase de ruidos diabólicos. De su tendedero siempre cuelgan trajes de látex y algún látigo.
A mi hijo he tenido que engañarle: cuando me pregunta, le digo que nuestra vecina es Catwoman.

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UNA PARÁBOLA
No hizo caso cuando le tocaron las patas y la panza. Soportó imperturbable que le palparan las orejas y la cola. Pero cuando comenzaron a manosearle la trompa, ya no aguantó más. Por mucho que supiera que sólo se trataba de una parábola, el elefante aplastó a todos los ciegos.

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DESFALLECIDO
Siempre que me leía un cuento de buenas noches, mi padre se quedaba dormido y me dejaba solo en un país de pesadilla enfrentándome a dragones feroces, ogros sanguinarios, gigantes crueles, brujas pérfidas, madrastras antipáticas y duendes malévolos. Mi madre no entendía por qué todas las mañanas me levantaba desfallecido.

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INSOMNIO SEVERO
No conseguía conciliar el sueño. Pasaba las noches deambulando por los pasillos. Tuve que acudir al médico.
—Sufre insomnio severo —me dijo—. ¿Recuerda cuándo comenzó a padecerlo?
—No sé, doctor. Creo que la misma noche en que sorprendí a un ladrón en casa.
—¿Qué sucedió?
—Sólo recuerdo que me disparó.

Microrrelatos publicado en Cincuentapalabras.com