miércoles, 11 de octubre de 2017

Marcos 10, 25

Desde luego, le costó una fortuna, pero si algo le sobraba era el dinero. Pidió, incluso, que fuera más grande de lo necesario. Cuando estuvo lista, el camello no tuvo ninguna dificultad para pasar por el ojo de la gigantesca aguja. El rico sonrió satisfecho. Se había ganado el cielo.