viernes, 13 de julio de 2018

Papelera

Adolfo Bioy Casares: “Escribir lo que no has de publicar no es escribir. Escribir borradores no es escribir. Corregir no es escribir”.

SUICIDA
Los médicos le dieron dos meses de vida. No quiso aceptarlos.
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Hemos analizado el semen: no era de Aarón Loewenthal. Tendrá que responder algunas preguntas en comisaría, señorita Zunz.
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BUROCRACIA
–¡Hágase la luz!
–¡Alto ahí! ¿Tiene cédula de habitabilidad? –preguntó una voz.
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El policía de la secreta se lanzó como un lobo sobre la Caperucita Roja.
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MORALEJA
Si Prometeo, en vez de robar el fuego, hubiera aprendido a encenderlo, podría asustar al águila.
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Cuando Monterroso despertó, El dinosaurio todavía estaba allí, así que decidió incluirlo en Obras completas (y otros cuentos).
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–Estás en la Tierra. No hay cura para eso.
–¿No? Hay muchas. Una pistola, una cuerda, seguir recto en una rotonda, comer hamburguesas todos los días...
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El VAR lo confirmó: no había sido orgasmo.
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Rumio, luego soy una vaca.
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Al desconocido, el aliento le olía a alcohol y tabaco. La Bella Durmiente tuvo la precaución de no abrir los ojos.
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¡Qué salvajes sois despellejando al perdedor! Nosotros, los habitantes de Mayab, somos mucho más civilizados: sacrificamos al vencedor.
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El príncipe azul me estropeó la ropa de la lavadora.
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El viajero en el tiempo, que tenía complejo de Edipo, visitó a su madre antes de que conociera a su padre.
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ANALFABETO DIGITAL
Vendió por ochocientos euros la biblioteca que su padre había tardado cincuenta años en reunir. Con el dinero se compró un teléfono inteligente.
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A todos les entregaba un ovillo de hilo: les hacía concebir esperanzas. Por eso, cuando vio regresar a Teseo, le costó disimular la sorpresa. Y el dolor.
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RESISTENCIA
Entró en la cárcel, pero no dimitió.
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–Por ti no perdería ni un segundo –le dijo Katarína.
Acabó perdiendo dos horas y media, porque Štefan se tiró a las vías de la línea de metro que Katarína cogía todas las mañanas.
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Descubrió que era más fácil crear analfabetos que quemar libros.
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OMNISAPIENTE
–¿Aristóteles?
–Sólo sé que no sé nada.
–Eso lo dijo Sócrates. Aristóteles lo sabía todo.
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PARADOJA
Los zombis gozan últimamente de una salud envidiable.
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Toro Sentado no puede desenterrar el hacha de guerra porque no recuerda dónde la enterró.
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PERSEVERANTE
Le dio varios besos, pero no logró nada. Tuvo que llevar al sapo a la clínica estética para que lo convirtieran en un príncipe.
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CÍNICO
Diógenes alardeaba se ser capaz de renunciar a todo. Renunció a su tonel, a su escudilla, pero no a su mujer.
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Hansel y Gretel estaban muertos de hambre. Tuvieron que desandar el camino y comerse las migas de pan que habían ido arrojando al suelo.
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Era tan republicano que, cuando jugaba al ajedrez, al rey lo llamaba presidente del Poder Ejecutivo.
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Aquel martes en la piscina se dio un baño. Luego se acostó en la tumbona. Desgraciadamente, el conde se quedó dormido.
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MASOCH
Añadí picante al biberón de Marquitos. Ahora sí tendría motivos para llorar.
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Felipe II, siempre necesitado de dinero, aprobó un impuesto per cáspita.
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Jugó con la Muerte una larga y disputada partida de ajedrez. La ganó gracias a una magistral jugada. La Muerte estaba tan cabreada que le cortó la cabeza de un golpe de guadaña.
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ANTÍFRASIS
–Buenos días –dice el presentador del noticiario matinal. Y a partir de ese momento comienza a contar por qué no son buenos días.
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¡R2! ¡R2! ¡Oh, cielos, R2! Nunca me haces caso. Te dije que tenían que ponerte las pilas.
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¡Qué informal este Godot!
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–Bienvenido a Cronoviajes, señor Martín. ¿A qué época le gustaría ir?
–Es mi primer viaje. Me gustaría ir 35 años atrás. Visitar la ciudad donde vivían mis padres.
–Excelente elección, señor Martín. Necesito su número de cédula de identidad.
–3456TG98D.
–A ver… Señor Martín. Tenemos un problema. Aquí dice que sufre usted un agudo complejo de Edipo. No podemos permitirle que visite a su madre en el pasado.
–¿Cómo?
–No se preocupe, señor Martín. En Cronoviajes tenemos ofertas especiales. ¿No le interesaría visitar el carnaval veneciano de 1746. Quien va repite, se lo aseguro.
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CAPERICITA ROJA Y EL LOBO FEROZ
Abuelita, ¿qué es ese bulto que hay en mitad del colchón?
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No podían soportar el hambre. Lobos, leones y leopardos se amotinaron. Noé tuvo que sacrificar una pareja de bórboros.
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Cuando Elrond entró en la habitación de Frodo para hacerle una cura, reconvino a Gandalf. ¿Qué hacía fumando allí?
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PARADOJA
No me río de ti, me has hecho gracia.
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Después de devorar una camioneta Chevrolet del 68, tres frigoríficos, cinco bicicletas, un bidón vacío de gasoil y otras cien toneladas de distintas basuras, el pantano decidió probar una delicatesen: cuatro jóvenes se emborrachaban en una balsa.
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Sortearon un problema. Me tocó a mí.
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–Sigue tu estrella. Alcanza tus sueños. Arrójate al camino. Toma la senda que te lleve a donde quieres ir –me dijo.
–Vale, vale –le respondí–. Pero voy a esperar a que afloje el calor.
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ESCRUPULOSO
Le parece un asco dejar la toalla en el suelo de la habitación del hotel. Y por eso tiene que secarse con toallas sucias.
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LEANDRO MURIÓ AHOGADO
Todas las noches, Hero encendía una linterna para guiar a Leandro. Sin embargo, éste, totalmente agotado después de atravesar a nado el Helesponto, siempre se quedaba dormido. Hero estaba harta. No pudiendo aguantarlo más, una noche apagó la linterna y llevó a su lecho a Temistio, un vecino que estaba enamorado de ella. Leandro se desorientó.
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Su cuñada es caótica. Le tiró un cuchillo a la basura. Tuvo que ir a El Corte Inglés para encargar otro. Tardaron tres semanas en traérselo. Le costó 18,75 euros. No soporta a su cuñada.
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–A mí me gustaría ir a Sudamérica. Y tú, ¿dónde querrías ir de vacaciones?
–Preferiría quedarme en casa.
–¡Uf! Ni para ti, ni para mí. ¿Por qué no nos vamos a Canarias?
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4′33″
–¿A quién dedica esta obra? –le preguntó el periodista.
–A Beethoven, por supuesto –respondió John Cage.
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EL CIELO
Su mujer rezó por él, hizo que le dieran la extremaunción y encargó un tricenario de misas por la salvación de su alma. Acabó consiguiendo que lo admitieran el Cielo. El ateo está desesperado: deberá soportar a Dios por toda la eternidad.
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–Voy a curar tu cojera.
–Mejor, no, Jesús. A mi edad no voy a ponerme a trabajar.
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–Colorín colorado…
–¿De vergüenza?
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El escritor terminó el primer borrador. Contó las palabras; le habían salido cuarenta mil. Ahora comenzaba la parte más difícil: pulir, corregir y eliminar todo lo superfluo. Después de dos meses pudo, por fin, publicar su microcuento de cuarenta palabras.
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–Dime, Señor, ¿por qué no tengo un hijo?
–Oligoastenozoospermia, Abraham, oligoastenozoospermia.
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–Monsieur Doré, ¿me puede explicar qué hace Caperucita sin ropa en el lecho con el lobo? –preguntó el magistrado.
–Mire, lea: “Caperucita Roja se desnudó y fue a meterse en la cama”. Soy fiel a Perrault.
–¡A mí no me venga con cuentos! ¡Dibújele un camisón!
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–¿Un escarabajo? No. Mi hijo es un zángano –dijo el señor Samsa.
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–Los españoles son unos salvajes.
–¿Por qué lo dice, Reichsführer?
–Me ofrecieron comer un brazo de gitano, Reinhard, ¡un brazo de gitano!
–¡Puaj!
–Exactamente. Nosotros somos más civilizados: matamos a los gitanos, pero no nos los comemos.
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TRANSGÉNERO
Gregorio Samsa, anodino viajante de comercio, se sentía una cucaracha.
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TRABAJO TERMINADO
Después de quemar la biblioteca, quemaron a todos los escritores.
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¿LA SAMARITANA O CARMEN MARTÍNEZ-BORDIÚ?
–No tengo marido.
–Has dicho muy bien que no tienes marido, porque maridos has tenido cinco, y el que tienes ahora no es tu marido.
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GOOOOOOOL
Dribla, caracolea, avanza, regatea, levanta la cabeza, chuta… ¡Se libra de ir a la cárcel por evasión de impuestos!
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–¿Por qué no dejas de mentir, Pinocho?
–Yo jamás he mentido.
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Esta tarde se impartirá el seminario Convivencia con enanos. Estrategias para promover interacciones, articulaciones, alianzas e integraciones. Se encargarán de las ponencias Blancanieves, Bilbo Bolsón, Legolas Thranduilion, C-3PO, Madmartigan, Tasslehoff Burrfoot y Shae.
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–Voy a dejarme la piel –prometió a sus seguidores.
Y cumplió su palabra: fue despellejada por sus rivales políticos.
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Llegó entonces una mujer de Samaria a sacar agua. Jesús le dijo:
–Dame de beber.
–¿Tú es que estás manco?
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Tranquilos. Vuestro disfraz no ha sido descubierto. ¿Quién va a hacer caso de un loco? Os repito que el programa de protección de gigantes es infalible.
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A Gimli le ponía nervioso pasear por el bosque de Fangorn. ¡Tantos árboles y no poder derribar ninguno!
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BODA FUGAZ
–Yo, Raimonds, te recibo a ti, Karlīna, como esposa y me entrego a ti, y prometo serte fiel en la prosperidad y en la adversidad, en la salud y en la enfermedad, y así amarte y respetarte el día de hoy.
–Yo, Karlīna, te recibo a ti, Raimonds, como esposo y me entrego a ti, y prometo serte fiel en la prosperidad y en la adversidad, en la salud y en la enfermedad, y así amarte y respetarte el día de hoy.
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PRAGA BESTIAL
–Soy un enorme escarabajo–dijo Gregor Samsa.
–Bah, eso es nada. Yo soy una figura de arcilla gigante –dijo el Golem.
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HISTORIA DE HORROR
Su suegra pone en el centro de la mesa la fuente de salmorejo, lo mueve con el cucharón, lo llena, se lo lleva a los labios, hace un gesto de aprobación y comienza a servir los platos.
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Aquel martes sonó tu canción en la radio cuando iba en el coche. De pronto recordé todos los buenos ratos que habíamos pasado juntos. Los malos, en comparación, me parecieron banales. Fue entonces cuando decidí llamarte.
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Nos ganaron el partido, pero no nos quitaron la pelota.
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–Canta, oh Musa, la cólera de Aquiles, hijo de Peleo, cólera funesta que causó infinitos males a los aqueos y precipitó muchas almas al Hades.
–¿Y tú qué, no vas a hacer nada?
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–Y sin embargo, se mueve.
–¿Qué?
–No he dicho nada, eminencia.
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ERRATA
Su comandante escribió 50 años en vez de 50 días. Cuando Nguyen Dai Phuc abandonó el túnel y se adentró en la ciudad para cumplir su misión, le sorprendió encontrar tantos vehículos y carteles y turistas estadounidenses. ¿Acaso los imperialistas habían ganado la guerra?
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DEMASIADO PESCADO CRUDO
Pobre Gollum: no sólo ha perdido su tesoro, sino que también sufre una infección por anisakis.
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Cuando despertó, no perdió la calma: sabía que su mujer era muy tacaña. Unos pocos golpes bastaron para romper la tapa del ataúd. El albañil, sin embargo, había hecho su trabajo a conciencia.
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AGOSTO
La Muerte se va de vacaciones en agosto. Durante ese mes, dejará al cargo a una interina. Ahora precisamente la está formando. Una dura enseñanza. Su sustituta debe ser firme, despiadada, inflexible. Aunque a la Muerte no le preocupa que baje el número de fallecidos. La verdad, se trabaja bien en agosto, sin complicaciones, porque la mitad de los médicos está de vacaciones y la otra mitad está pensando en ellas.
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–Mi hermano me llamó, inspector, para decirme que había escuchado un extraño sonido metálico.
–Sospecho que, antes de morir, el ruido de una pistola amartillada fue lo que le pareció escuchar.
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Pierdo cabello. No sería una desgracia si no me costara tanto recuperar todos los pelos que se me caen: continuamente tengo que poner anuncios en el periódico.
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Dios no juega a los dados porque no le dejan: sospechan que hace trampas.
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JUICIO DE SALOMÓN
Los dos hombres alegaron que eran padres del niño. Como era imposible saber la verdad, Salomón decidió que a cada uno de ellos le correspondían dos semanas y media de permiso por paternidad.
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Tocaba la guitarra porque no podía tocar la espalda de una mujer.
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Aquel martes sonó tu canción y lamenté no ser sordo.
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El ciclista del Festina rompió el reloj. Le despidieron.
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–¿Cara o cruz? –preguntó Pilato.
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PRISA
Se hacía tarde, estaba a punto de terminar su turno y tenían ganas de regresar a casa, así que remataron a la víctima y pudieron, por fin, hacerle la autopsia.
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–Victoria Beckham tiene razón: los españoles le echan demasiado ajo a la comida –dijo el conde–. ¡Puaj!
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–Anoche tuve una epifanía.
–¡Qué curioso! Yo hace dos años salí con una Estefanía.
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Tomó una curva donde había una recta.
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MENTIRAS
–Nunca te amé.
–Todas mis eyaculaciones eran fingidas.
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Harto de que le mostraran crucifijos, Drácula se hizo budista.
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Aquel martes en la piscina su padre le dio la última lección de natación.
–Estás preparado –le dijo–. Mañana mismo la lleno de agua.
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El banquero le hizo una contraoferta al demonio: un alquiler con opción a compra si ambas partes estaban satisfechas.
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SUICIDA GAFE
¡Clic! La pistola no tiene balas. ¡Zas! Se rompe la cuerda. ¡Rapapapapa! El coche no arranca.
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RESETEO
Hágase la luz.
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–¿Preveías que iba a ocurrir esto? –le pregunté al adivino.
–Sí –me respondió arrogante–. Y sé lo que te pasará en la cárcel.
Apenas medio minuto después de disparar, cuando aún tenía la pistola en la mano, llamaron a la puerta. Era la policía.
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Vlad Tepes demandó a Bram Stoker por difamación: él jamás había bebido sangre humana o animal. Pidió al juez que condenara al novelista a ser empalado.
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–Yo sé hacer frente a los altibajos –dijo Procusto.
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Precavido, siempre dejaba miguitas de pan por el camino. Los pájaros se lo agradecían.
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TERCER GUERRA MUNDIAL
El secretario adjunto del Departamento de Agricultura y el viceministro de Minas y Energía –máximos dirigentes de sus países– negociaron una tregua de dos horas.
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Contra los colmillos de los vampiros, dientes de ajo.
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El anuncio de la movilización general rusa fue recibido con satisfacción: significaba la guerra. Por fin ajustarían cuentas con ellos; el Imperio se fortalecería. Los oficiales del Cuartel General austrohúngaro brindaron entre gritos y alegrías.
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Cuando murió su marido, dejó de tener chismes en casa.
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Creyeron condenarle cuando expulsaron al australopiteco del árbol.
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ME BASTA
–¿Me quieres?
–Te quiero bastante.
–¿Y eso que significa?
–Que te quiero lo suficiente.
–¿Lo suficiente? ¿Lo suficiente para no dejarme?
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Abro el hilo.
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Entro.
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Contemplo con aprensión las paredes manchadas.
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El pasillo se estrecha.
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Camino a oscuras.
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Aferro la espada.
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Me sobresalta un sonido lejano.
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Me encomiendo a la diosa de mi ciudad.
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Advierto que el ruido es una especie de ronquido infernal.
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Me trastabillo en la oscuridad.
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Caigo.
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Me doy cuenta de que el suelo está cubierto de huesos.
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He tropezado con una calavera.
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No oigo nada.
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De repente, algo me golpea.
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Mi brazo izquierdo arde.
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Delante de mí oigo una respiración alterada.
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Levanto la espada.
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Me preparo para morir.
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La criatura me embiste.
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La espada me es arrancada de la mano.
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Espero el ataque final de la bestia.
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Sólo escucho mi propia respiración.
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Palpo el suelo con la mano.
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Tendida, yace la criatura.
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Libero la espada, que se ha clavado profundamente en su cuello.
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¡He derrotado al monstruo!
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Comienzo a enrollar el hilo.
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Al otro extremo me espera Ariadna.
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–Un pequeño paso para…
–¡Corten! Hazlo más intenso, Neil, y más rápido.
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STEFAN DE ULEÅBORG
Yo, Stefan de Uleåborg, escribo esta carta por encargo de Hüvä, caudillo de los vepsos. La haré llegar, por mediación de mi leal siervo Matti, al obispo de Helsingfors, que me envió a esta áspera región…
(continuará)